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India, Irán, y la bomba atómica

Nuestra bomba, vuestra bomba

Fuentes: Asian Age

Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Germán Leyens

Estaban todos presentes: representantes de los 3 de la UE, poderosas figuras del Departamento de Estado de USA, para asegurarse de que el gobierno de India no tuviera dudas sobre el envío de Irán al Consejo de Seguridad de la ONU y sobre el apoyo a una resolución a ese efecto en la reunión del Consejo de Gobernadores de la IAEA el 2 de febrero en Viena. «Estamos decididos a seguir ese camino,» dijo el subsecretario de estado para asuntos políticos de USA, Nicholas Burns, hablando de su misión: primero, asegurar el apoyo de India sobre Irán, y luego de discutir los planes para la separación de las instalaciones nucleares, civiles y militares. Pero esto último evidentemente figuraba en segundo lugar respecto a Irán, porque un diplomático usamericano más comunicativo declaró a esta columnista: «no habrá Congreso de USA ni aprobación de este acuerdo nuclear a menos que India apoye a los UE-3 respecto a Irán.»

Lo primordial está tan claro ahora, que hasta los evasivos funcionarios del Ministerio de Exteriores locales no pueden negar que el acuerdo nuclear está intrínsicamente vinculado a Irán. Y a menos que Nueva Delhi pueda demostrar que es un aliado dispuesto en cuanto a toda acción usamericana respecto a Irán, es poco probable que la energía nuclear civil siga su curso. El primer ministro Manmohan Singh fue a USA en julio pasado con dos puntos en su agenda. Uno era el acuerdo nuclear, el otro un escaño en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ahora emerge que hubo alguna discusión dentro de la administración Bush sobre los dos temas, y que decidieron conceder el primer punto y no el segundo, a pesar de un punto de vista alternativo de que la opinión nacional india se consolidaría más a favor de Washington si se presionaba para conseguir un sitio permanente en el Consejo de Seguridad. Posiblemente, los más astutos en el Departamento de Estado de USA comprendieron que el incentivo nuclear podría mantener tenso al gobierno indio en su intento de alcanzarlo, mientras que un asiento permanente aseguraría un nivel de independencia del país asiático que los administradores usamericanos no están dispuestos a conceder.

Existe un esfuerzo concertado de los UE-3 y de los usamericanos de aprovechar la personalidad no demasiado liberal del presidente iranio Ahmadinejad. Han lanzado con mucha efectividad una campaña para satanizar al líder y unir a la opinión internacional contra Irán. En realidad, lo han incorporado cuidadosamente como un componente clave en la guerra propagandística contra Irán que ahora suena como: «Ese tipo está loco. ¿Puedes confiar en un hombre que habla de la eliminación de naciones soberanas de la faz del mundo? Esos individuos son maniáticos y trabajan definitivamente hacia la bomba. Todo gobierno sensato nos apoyará para detenerlo, ya que armas de destrucción masiva en manos de estos individuos sólo puede significar caos y destrucción.»

¿Suena familiar? Sí, y créanme, es el núcleo del argumento que los periodistas en este país han recibido del Dr. Michael Schaefer, el personaje central alemán para los UE-3, que estuvo en Delhi para consultas, y del subsecretario de USA, Nicholas Burns, que se muestra categórico en que ahora no puede haber un aplazamiento para Irán. Si se reemplaza el nombre de Ahmadinejad por el de Sadam Husein, e Irán por la palabra Iraq, el resto es una historia familiar. Los usamericanos hablan de la opción militar, los 3 de la UE hablan de política y diplomacia, y a pesar de todo los europeos saben que si Washington se decide por la acción militar, hay poco que puedan hacer por impedirlo. El único factor que detiene a los usamericanos actualmente no es el sentido común ni el respeto por la soberanía de otra nación, sino que ya no dan más en Iraq y Afganistán y que no podrán justificar otra guerra ante su gente.

¿Qué crimen tan terrible ha cometido Irán? Firmó el Tratado de No-Proliferación Nuclear, ha firmado el intruso Protocolo Adicional que permite acceso ilimitado a los inspectores de la IAEA a sus instalaciones nucleares literalmente casi sin aviso previo. Ha abierto la instalación de Natanz después de declarar que sólo sirve a la investigación pacífica, y ha invitado a los inspectores de la IAEA para que supervisen toda su actividad. Ha expresado su disposición a discutir el tema, y ha abierto de buena fe consultas con Rusia. Pero los usamericanos y los 3 de la UE siguen convencidos de que Irán quiere desarrollar armas nucleares, una percepción deliberada que en realidad expresa su propia falta de fe en la IAEA y en su capacidad de asegurar que el programa nuclear pacífico no sea convertido, en algún momento, en el desarrollo de armas nucleares.

Por otra parte, este desprecio total por la soberanía de un país se hace cada vez más intolerable. Muchos que apoyan actualmente la posición iraní, no lo hacen porque quieran que Irán produzca la bomba. Lo hacen porque la idea misma de que otros países cuestionen la palabra de un presidente soberano y desarrollen una sucia campaña contra una nación civilizada que valora su independencia, no puede ser aceptable para los que aprecian su propia soberanía. Los funcionarios de Bush afirman que actúan en función de sus propios intereses nacionales. No lo dudamos. El problema comienza realmente cuando esta afirmación se amplia a la determinación de los intereses nacionales de otros países. Después de todo, como Bush y sus colegas deben haber comenzado a comprender, mientras tratan de disfrazar el acuerdo nuclear con India para que cuente con la aprobación del Congreso de USA, que esos esfuerzos contribuyen crecientemente a crear aprensión dentro del considerable establishment político de India de que sus propios intereses nacionales están en peligro.

La política de los 3 de la UE y de USA incluye ahora dos aspectos: Preguntas incómodas sobre la manifiesta transparencia nuclear de Irán en la actualidad son enfrentadas diciendo: pero miren a Ahmadinejad, no se puede confiar en ese hombre. Y segundo: para lograr el apoyo ruso y chino ajustan la resolución propuesta de la IAEA de enviar el caso de Irán sin incluir sanciones al Consejo de Seguridad de la ONU. Las sanciones pueden venir más tarde. ¿Qué deberá ocurrir para que suceda? El Dr. Michael Schaefer se negó a responder, diciendo que habrá que verlo. Irán ha amenazado con retirarse de todas las negociaciones nucleares si es enviado al Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Será el disparador para las sanciones? No hay respuesta.

¿Y qué pasa con el presidente Ahmadinejad? El mundo está cometiendo un error importante al juzgar a este presidente que, a propósito, ha ganado más apoyo popular desde el comienzo de la actual crisis. Sus declaraciones no son demenciales, están dirigidas hacia un electorado dentro de Irán que es el pilar de la opinión nacional. La elite angloparlante en Teherán no refleja a la opinión pública y el presidente iraní, un hombre de la calle, lo sabe. Los iraníes se mostraron inicialmente escépticos ante su elección, ahora los impresiona cómo su presidente, con astutos consejeros, ejecuta un cuidadoso juego de política al borde de la catástrofe. No tiene un pelo de tonto, es un hombre inteligente que ha dejado en claro que, aunque su gobierno está dispuesto a discutir, no acepta amenazas.

Los usamericanos suenan cada vez más amenazantes y estridentes. Mucha bravuconería, mucha confusión, mientras las tasas de popularidad de Bush no muestran signos de mejorar, una triste comprensión de que los países pequeños siguen teniendo el coraje de enfrentar su poderío militar, y que las tácticas de «choque y sobrecogimiento» empleadas en Iraq han, en realidad, fortalecido la resistencia a la hegemonía de USA. Es una lástima que el gobierno indio no sea capaz de pensar por sí solo, y que esté tan cautivado por el capitalismo patrocinado por USA, que sus declaraciones de política exterior reflejan la misma bravuconería y arrogancia. Puede ser que Ali Larijani de Irán haya actuado sin respetar el protocolo diplomático, pero esencialmente, su observación sobre los dobles raseros que se aplican a India constituye un ejemplo de cosas que los congresistas usamericanos dicen a diario. Los propios indios cuestionan una política nuclear que afirma el derecho para algunos, pero no para todos, y que Occidente y sus aliados se conviertan en policías militares que otorgan certificados de «buenos», «malos», «delincuentes», a naciones soberanas en todo el mundo.

La respuesta es el desarme nuclear, la destrucción de esa arma anti-humana, horrible y maligna que el hombre inventó para destruirse. Pero hasta que USA y los Cinco Permanentes lo comprendan, países como India, Irán, Pakistán y otros, continuarán buscando el poder nuclear, algunos dentro del Tratado de No-Proliferación, otros fuera. Irán tiene un vecino hostil, Israel, más beligerante e irrestricto en sus declaraciones que el presidente Ahmadinejad. El primer ministro Manmohan Singh dijo que India no quiere tener estados nucleares en su cercanía. ¿Pero se le ocurrió – a él y a sus partidarios favorables a la bomba – que tal vez, sólo tal vez, los demás países en la región tampoco quieren tener a una India nuclear entre ellos?

http://www.asianage.com/main.asp?layout=2&cat1=6&cat2=44&newsid=204000&RF=DefaultMain