Presionados por el aumento del nivel del mar, la muerte de los arrecifes de coral y la disminución de las existencias de peces, los pequeños estados insulares en desarrollo volvieron a exigir a las naciones ricas que hagan más por su supervivencia. «Estamos viendo la amenaza del colapso de la pesca, del turismo y de […]
Presionados por el aumento del nivel del mar, la muerte de los arrecifes de coral y la disminución de las existencias de peces, los pequeños estados insulares en desarrollo volvieron a exigir a las naciones ricas que hagan más por su supervivencia.
«Estamos viendo la amenaza del colapso de la pesca, del turismo y de la pérdida de biodiversidad», dijo Rolph Payet, asesor especial de la Presidencia de Seychelles.
«Algunas personas creen que es cuestión de hacer caso omiso y seguir como siempre» emitiendo gases de efecto invernadero, pero «la información muestra que debemos estar preocupados, y que debemos actuar», señaló. «De hecho, deberíamos haber actuado ayer».
El experto hizo estos comentarios al participar de la 5 Conferencia Mundial sobre Océanos, Costas e Islas, que se realiza hasta este viernes en la sede en París de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). El encuentro atrae desde el lunes a 823 delegados de 80 países.
Cuando los participantes discutieron vías para preservar la biodiversidad marina y mejorar la administración de los océanos, las pequeñas islas reiteraron sus llamados hechos el año pasado en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para reducir las emisiones de carbono.
Esos recortes son necesarios para disminuir o estabilizar las temperaturas y detener la acidificación de los océanos, que científicos señalan afecta la vida marina.
Según estadísticas de la organización ambientalista Greenpeace, los océanos han absorbido alrededor de 70 por ciento de «la sobrecarga de carbono creada por los seres humanos» hasta la fecha, alterando el equilibrio químico del agua marina y haciéndola menos alcalina.
«La situación me provoca escalofríos, porque no muchas personas conocen las consecuencias de la acidificación de los océanos», dijo Payet. «Afectará a los hijos de nuestros hijos».
El experto indicó que Seychelles, un archipiélago de más de 100 islas, estaba siendo afectado por el recalentamiento de los océanos y el aumento en los niveles del mar, que causará el desplazamiento de personas y otros problemas sociales. Los países pobres no están equipados para poder afrontar estas dificultades, señaló.
La Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS, por sus silgas en inglés), conformada por 42 miembros y observadores, es responsable de apenas 0,3 por ciento de las emisiones de gases invernadero, pero sufre el mayor impacto del cambio climático.
«Necesitamos una acción de mitigación agresiva», dijo Leon Charles, representante de Granada y jefe negociador de AOSIS. «Necesitamos redoblar las campañas y usar el poder de la opinión pública», añadió.
Aun considerando las actuales promesas de reducir las emisiones, la ciencia «no puede descartar» un aumento de dos metros en el nivel del mar en el próximo siglo, afirmó William Hare, del Instituto para Investigación del Impacto del Cambio Climático, con sede en la occidental ciudad alemana Potsdam.
El instituto ha predicho incrementos en la intensidad de los ciclones tropicales, una «propagada mortalidad» de los arrecifes de coral y la acidificación de los océanos por concentración de dióxido de carbono, todas malas noticias para los estados insulares.
«Las preocupaciones y las perspectivas de las islas deben ser tomadas más en consideración», dijo a IPS Donna Spencer, portavoz del proyecto Integrando la Gestión de Cuencas Hidrográficas y Áreas Costeras en Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, financiado por la Organización de las Naciones Unidas.
«Somos muy vulnerables al cambio climático, y todo lo que afecte a los océanos nos afecta a nosotros», afirmó.
Otro de las amenazas es la creciente escasez de agua dulce.
Desde fines del año pasado, varios países caribeños han sufrido severas sequías, lo que ha afectado el saneamiento, la agricultura y el turismo, detalló Spencer. Los abastecimientos de agua subterránea se acaban, mientras los acuíferos están siendo invadidos por agua salada.
Es por esto que varios expertos exigieron que el problema del agua dulce fuera también tratado en la reunión de París.
«Había realmente una división entre la gente dedicada al agua dulce y la especializada en agua salada, pero ahora necesitamos unir fuerzas», dijo a IPS la secretaria ejecutiva de la intergubernamental Sociedad Global del Agua, Ania Grobicki.
La experta afirmó que alrededor de 1.000 millones de personas sufren escasez de agua potable, y las pequeños estados insulares pasarán a estar entre los más afectados.
No obstante, «las personas tienen una asombrosa capacidad de adaptación, y puedes lograr maravillas si obtienes voluntad política», dijo esperanzada Grobicki.