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Apuntes sobre la historia de la lucha social en Perú

Perú: La Izquierda Unida y la táctica de la «oposición consentida». II Parte

Fuentes: Rebelión

Aquí una breve radiografía electoral de IU. En nombre de la democracia y de la «lucha popular» apoyaron a Alan García Pérez. Después se pasaron a trabajar con Alberto Fujimori. Se subieron también al carro electoral de Javier Pérez de Cuellar, ex secretario de la ONU, y finalmente aterrizaron en las filas del grupo de […]

Aquí una breve radiografía electoral de IU. En nombre de la democracia y de la «lucha popular» apoyaron a Alan García Pérez. Después se pasaron a trabajar con Alberto Fujimori. Se subieron también al carro electoral de Javier Pérez de Cuellar, ex secretario de la ONU, y finalmente aterrizaron en las filas del grupo de Alejandro Toledo. Pero en esta segunda parte no concluye esta historia. Faltan aún aspectos fundamentales que tratar y ello saldrá a la superficie en los próximos artículos. La trayectoria política de esta izquierda, enseña que en Perú o en cualquier parte de América Latina la lucha de liberación es obligatoriamente en dos frentes: Uno, contra los grupos de poder locales y las potencias imperialistas, y otro contra las organizaciones y partidos políticos que desde el interior de las masas colaboran con los enemigos de los trabajadores.

El apoyo de Izquierda Unida (IU) al gobierno de Alberto Fujimori, en 1990, mostró lo lejos que había ido esta izquierda en su práctica política de acomodarse al poder de turno. El gobierno que surgió de las elecciones de 1990, y que contó con el apoyo de IU, aparte de haber sido representante de la crema y nata de los grupos de poder locales, trabajaba directamente con la CIA americana. Fue con el apoyo de los servicios secretos de los Estados Unidos (la CIA y DEA), que el gobierno fujimorista, hizo grandes negocios con el narcotráfico y el contrabando de armas. Las autoridades americanas cerraron los ojos cuando la mafia de Fujimori y Montesinos convirtieron al Perú en una caricatura de sociedad democrática, donde no existieron leyes ni ningún respecto por la vida de la mayoría de los peruanos. Cerca de 70 mil muertos y un país hecho trizas testimonian el paso apocalíptico de ese gobierno. La historia es la historia, y nadie borrará de la cabeza de los humildes ciudadanos peruanos, que esos grupos que en Perú se llaman de izquierda (El viejo Partido Comunista del Perú ex pro soviético, el Partido Unificado Mariateguista-PUM, los maoístas de Patria Roja, Unir, el Partido Socialista Revolucionario, etc.), y que utilizan grandes discursos en las campañas electorales han convivido y sostenido los más sanguinarios regímenes del Perú.

¿Y que ha dicho Izquierda Unida (IU) de esta etapa negra en la historia política del país y de su colaboración con el régimen de Fujimori?. Después de la debacle de este gobierno, la izquierda legal recurrió a su estilo de golpearse el pecho y declaró hipócritamente estar arrepentida de sus actos. Arrepentimiento, que como se verá más adelante no fue para corregir pecados y cambiar de rumbo, sino más bien para prepararse y repetir el plato con Alejandro Toledo en el año 2000 y 2001.

Henry Pease, máximo dirigente de Izquierda Unida, dijo que habían sido estafados y en forma lastimera señaló: «Nosotros y otros más votamos por Cambio 90 en la segunda vuelta…Somos parte de un pueblo estafado» (1). El Partido Unificado Mariateguista (PUM) liderado por Javier Diez Canseco, en un evento interno del año 1991 hace un «balance autocrítico» de su voto por Fujimori y la crisis de IU, y señala «…el partido voto por Fujmori en la segunda vuelta de las elecciones generales…gran parte de la izquierda legal se mantiene paralizada después del grave error de haber autorizado a sus militantes a participar en el co-gobierno con Fujimori…». (2).

Si la «autocrítica» de Henry Pease y de Javier Canseco, no fueron suficientes habría que mencionar la postura de Patria Roja que en la segunda vuelta electoral de 1990 llamó a votar por Fujimori, «a fin de bloquear y derrotar los planes de la ultraderecha» (3), y que hasta el «último cartucho» siguió creyendo que votar por Fujimori había significado un golpe contra «la derecha». Patria Roja entusiasmado con el nuevo gobierno hace fintas para santificar a Fujimori. Más cerca de la fantasía política que de la realidad, cree que el nuevo presidente peruano y su partido (Cambio 90) son inocentes de la desastrosa política que se aplicaba desde el Estado. Otros eran los malos, no Fujimori y su partido. Era el mes de agosto de 1990, y en nombre de ajustar la economía el régimen fujimorista lanzó un paquete económico hambreador y antipopular que elevó la miseria de 7 millones a 12 millones de personas. Este hecho no disminuyó los ánimos ni la fe casi cristiana que expresaba Patria Roja en el flamante inquilino de palacio de gobierno, señalando que: «Sería un graso error político tipificar a Fujimori y Cambio 90 como el enemigo principal…Ello implicaría tender un manto y esconder al verdadero enemigo principal del pueblo peruano» (4).

Sentirse «estafados» o declarar «traidor» a Fujimori como lo exteriorizaron muchas veces desde la izquierda legal, fue una forma también de encubrir los arreglos políticos deliberados entre IU y Fujimori con mucha anterioridad a las elecciones generales de abril de 1990. En plena campaña electoral, muchos antes de que Fujimori compita en la segunda vuelta electoral con Mario Vargas Llosa, diferentes informes periodísticos habían sacado a la superficie la catadura inmoral de Fujimori. Lo acusaban de ser un comerciante inescrupuloso en el negocio que manejaba en el sector inmobiliario, y que había fraguado sus declaraciones juradas para estafar al Estado. Lo denunciaron también de mantener vínculos secretos con el Vladimiro Montesinos, que en ese tiempo sólo se le conocía por ser un agente especializado de la CIA americana. Incluso, algunas revistas peruanas señalaron que Fujimori había nacido en Japón y no en Perú. En ese caso, de acuerdo a la constitución vigente en esos momentos, estaba impedido de ser presidente del Perú. Pero ninguna de estas denuncias, sirvió para persuadir a la izquierda legal de alejarse del candidato de las «multitudes populares», como dijeron ellos.

Pero no solamente fue el voto por Fujimori, sino también el comportamiento servil de esta izquierda durante los 10 años del régimen fujimorista. La izquierda legal, que no se perdió un solo proceso electoral constituyó parte del engaño, la corrupción y el chantaje con el cual Fujimori impuso su régimen dictatorial y sanguinario. IU, desde los municipios y las centrales sindicales que controla burocráticamente, fue una burda oposición de paja (Oposición Consentida) útil para presentar a la dictadura bajo una máscara de democrático y legalizar al mismo tiempo las más brutales acciones contra el pueblo. Aníbal Quijano, hablando del gobierno de Fujimori y de los partidos de oposición que se autocalificaban de izquierda, señaló en 1995 con bastante objetividad que lo «singular en el caso peruano es que acá no ha encontrado resistencia. …Los partidos de izquierda son apenas cáscaras burocráticas, que no representan ninguna idea, no organizan nada, no defienden a nadie» (5).

La historia política del país, muestra que la izquierda legal, no solamente no se opuso al régimen de Fujimori, sino que convivió y colaboró en todo el proceso de instauración y desarrollo de la dictadura implantada desde 1990 hasta el año 2000. El 5 de abril de 1992 Fujimori con el apoyo de la CIA americana y las fuerzas armadas fraguó un autogolpe militar. Se constituyó en dictador y disolvió el congreso. ¿Qué hizo la izquierda?. Hizo unas cuantas fintas y publicó algunos comunicados en «defensa de la democracia» y del «estado de derecho». Su «oposición al golpe» concluyo cuando los partidos y grupos de izquierda, juntos con una serie de agrupaciones de la derecha peruana, se movilizaron bajo el propósito de exigir al gobierno «Un Diálogo Genuino» con todas las fuerzas políticas, incluido naturalmente representantes del gobierno de facto. En el «Diálogo Genuino», se exigió la concretización de un pliego de reclamos que consideraba entre otras cosas, elecciones municipales en 1992, la elección de un Congreso Constituyente y el «reforzamiento de las medidas de seguridad y lucha antiterrorista». (6).

En noviembre de 1992, a menos de 3 meses después de la propuesta de «Diálogo Genuino» de IU, el gobierno convocó a elecciones nacionales para elegir 😯 representantes al Congreso Constituyente Democrático (CCD. Este evento se efectúo en noviembre de 1992, y en él no participaron el Partido Aprista Peruano (APRA), y un sector de la izquierda legal. Henry Pease, el candidato presidencial del IU en 1990, fue uno de los primeros que se anotó en la lista de postulantes de esta asamblea constituyente que la dictadura había programado para legalizar la dictadura y quedarse en el poder por muchos años. Pease lideró el Movimiento Democrático de Izquierda (MDI) que logró 4 asientos en la ilegal Asamblea Constituyente (7). La Constitución fujimorista aprobó la pena de muerte para los «terroristas», extendió la reelección presidencial, entregó poderes de un César romano al ejecutivo, eliminó la estabilidad laboral y liquidó la gratuitidad en la enseñanza.

Posteriormente, en 1995 la dictadura en uso de su Constitución fraudulenta convocó a elecciones presidenciales. ¿Qué hizo la izquierda legal?. No se hicieron de rogar, y si en el año 1992 parcialmente habían cuestionado la Constitución de la dictadura, ahora la aceptaban con gusto. Se lanzaron al ruedo electoral, pero ahora (a causa de su crisis y descomposición interna) participaban en forma marginal en dos frentes electorales. Unos se alinearon con los retazos de Izquierda Unida (IU) que encabezó Alfonso Barrantes Lingán, otros se prendieron de la cola de Javier Pérez de Cuellar, ex secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que al frente de Unión por el Perú (UPP) competía en la carrera presidencial del país. En estas elecciones IU apenas logró el 0.57% de los votos válidamente emitidos (42,704 votos), y UPP que no era otra cosa que un frente de burgueses, funcionarios internacionales, izquierdistas de todas las tiendas, y arrivistas de todo calibre, alcanzó el 21.81 de los votos válidamente emitidos (1,624,441 votos). Gracias a Pérez de Cuellar algunos «izquierdistas» lograron enchufarse una vez más en el parlamento del Perú. Henry Pease que hasta diciembre de 1990 había liderado IU, y Gustavo Mohme Llona otro líder de IU fueron los parlamentarios apadrinados por el grupo electoral del ex secretario general de la ONU. Izquierda Unida, con su ínfima votación logró llevar al parlamento a Javier Diez Canseco líder del Partido Unificado Mariateguista (PUM) y a Rolando Breña Pantoja del rojísimo Patria Roja que sólo logró 5,861 votos.

El 9 de abril del año 2000 Fujimori volvió a convocar elecciones generales. Los partidos y grupos de Izquierda Unida (IU), en el más bajo nivel del descrédito y en aguda descomposición, ya no pudieron organizar su propio «frente electoral». (Izquierda Unida había desaparecido). En esa oportunidad, al a no estar Javier Pérez de Cuellar en carreta electoral, se prendieron de las alas de Perú Posible que lideró Alejandro Toledo. Ahí repitieron el mismo discurso que habían empleado anteriormente con Fujimori, y dijeron que votar por Toledo era «cerrarle el paso a la derecha y al imperialismo». Le llamaron el «cholo» de todas las sangres

Si se observa a la izquierda legal peruana desde la óptica de las elecciones (su terreno predilecto de acción) se verá que en ese campo radica también uno de sus mayores fracasos. En 1978 (8) en las elecciones a la Asamblea Constituyente, el conjunto de esta izquierda logró el 29.3% de los votos 1,034,286 de votos. Por el volumen de votos obtenidos fue (hablando electoreramente) la «segunda fuerza política» después del Partido Aprista Peruano (APRA). En las elecciones generales de 1980 la izquierda tampoco pudo ponerse de acuerdo para lograr su unidad electoral. Sus mayores problemas, no fueron de carácter ideológico, político o programáticos, sino más bien a ambiciones para repartirse los puestos en el parlamento. En estos comicios se presentaron en diferentes agrupaciones. Lograron 582,836 votos o el 13.8 de los votos válidos. (9). En 1985, cuando se dio la famosa unidad de esta izquierda en torno a la figura de Alfonso Barrantes Lingan alcanzaron el 21.74% de los votos validamente emitidos. En 1990, la izquierda legal se presentó con dos grupos. Izquierda Socialista (IS) de Alfonso Barrantes que alcanzó sólo el 4.07% de los votos e Izquierda Unida (IU) con Henry Pease a la cabeza que obtuvo apenas el 6. 69%. En las elecciones de 1995, la cosa fue peor y cuando ya nadie podía parar la carrera al precipicio de esta frente electoral, las piltrafas que quedaban de Izquierda Unida (IU) solo lograron 16,610 votos o el 0.57% del electorado válido. En el año 2000 y 2001 ya no se presentaron con listas propias sino más bien buscaron refugio en las filas de Alejandro Toledo, otro candidato que como Fujimori surgió de las canteras de los grupos de poder y del imperialismo americano.

Bruselas, 15 de octubre 2004.

Bibliografía y notas

1. Henry Pease, Diez años de lucha con el pueblo, una visión autocrítica, noviembre de 1990. 2. I Conferencia Política Nacional del PUM, realizada en setiembre de 1991, Acuerdos y Resoluciones publicadas por El Mariateguista, N° 28. 3. Patria Roja, XII Pleno del Comité Central del Partido Comunista del Perú, agosto de 1990. 4. Patria Roja, «Cambio 90: posibilidad y perspectivas», 120 de julio-agosto 1990. 5. Aníbal Quijano, entrevista de César Lévano, revista SI, del 24 de abril 1995. 6. Comunicado público del 7 de agosto 1992 en el diario La República. Estaba firmado por el PCP pro soviético, el PUM, Patria Roja, PS, Unir, el APRA y otros. 7. Por orden de números de votos los elegidos fueron los siguientes: Gloria Helfer Palacios, Henry Pease García, Julio Castro Gómez y Julio Días Palacios. 8. Hemos considerado tres organizaciones: el Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular (FOCET) que estuvo liderado por Hugo Blanco. Logró 433,413 votos y el 12.3% del porcentaje total; el Partido Socialista Revolucionario (PSR) con 232,529 votos o el 6.6% de los votos; el Partido Comunista del Perú (pro soviético) con 207,612 votos o el 5.9% de los votos; y la Unidad Democrática Popular (UDP) con 169,741 votos o el 4.5% de los votos (Fuente: Jurado Nacional de Elecciones del Perú). En las elecciones a la Asamblea Constituyente no participó el grupo Patria Roja», que denunció estos comicios como fraude, pero en 1980 se integró al parlamento peruano, precisamente que se regía por la Constitución, que denunció Patria como fraudulenta.

9. Elecciones 1980. La izquierda se presentó en 6 listas. Hugo Blanco se presento con su partido el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y logró 160,713 votos (3.9%). Horacio Cevallos encabezó la Unidad Nacional de Izquierda Revolucionaria (UNIR) que formó Patria Roja para estas elecciones. Cevallos obtuvo 134,321 votos (3.2%. Leonidas Rodríguez, un militar que había sido uno de los jefes de la dictadura militar del general Juan Velasco Álvaro lidero el frente Unidad de Izquierda (UI) y logró 116,890 votos (2.8). Carlos Malpica se puso al frente de la Unidad Democrática Popular (UDP) y tuvo 98,452 votos (2.3%. Genaro Ledesma, antiguo socio de Hugo Blanco lideró el Frente Obrero Campesino Estudiantil y Popular (FOCET) y consiguió 60,853 votos (1.4%). Gustavo Mohme Llona, que más adelante sería uno de los dirigentes de Izquierda Unida encabezó Acción Popular Socialista (APS) y tuvo 11,607 votos (0.2%.