Nos duele la situación de nuestro mundo, especialmente el genocidio de Gaza que no logramos parar, pero también los muertos y la destrucción de Ucrania que Estados Unidos y Europa sacrifican a sus intereses. También están la guerra en Sudán, las hambrunas en África, el saqueo de América Latina con los gobiernos neoliberales de Argentina, Perú, Ecuador, Chile, El Salvador… Y preguntamos “¿Hasta cuándo?”.
En Gaza se da lo máximo de la perversidad: Ya hay más de 35.000 civiles asesinados por bombardeos dirigidos contra ellos, más de la mitad siendo son niños y mujeres, con la complicidad de Europa y el apoyo de Estados Unidos. El gobierno de Israel ha pasado a ser el campeón mundial de ‘todas las categorías’ del asesinato en masa, porque supera a Hitler y Pinochet y es superior al bombardeo nuclear de Hiroshima en toneladas de bombas, dejando un país en ruinas con un millón de personas que nos sabe adónde adónde ir protegerse, huyendo a los desiertos de la muerte lenta y segura.
Sentimos que nuestra impotencia se vuelve complicidad… Firmamos peticiones, comunicamos informaciones, gritamos nuestra disconformidad… pero no paran los bombardeos. La ONU (Organización de las Naciones Unidas) y el Tribunal Internacional de Justicia se muestran totalmente impotentes. Poco a poco despierta la llamada “Comunidad internacional”. El papa Francisco grita su indignación y ofrece su intermedio para que las partes en guerra se sientan para hacer la paz. Las manifestaciones internacionales contra el genocidio de Gaza se multiplican, tanto en el mismo Israel como en la mayoría de los países. Las redes sociales están jugando un papel importante para comunicar la verdadera realidad que silencian los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales. Los jóvenes están despertando, comenzando en Estados Unidos, y los siguen los de Europa, Australia y varios países más. Desde varias regoiones del mundo, se están organizando decenas ‘flotillas para la paz’, con ciudaadanos decididos a llevar a Gaza alimentos, medicinas y esperanza… clamando por un masivo levantamiento internacional y una solidaridad efectiva para Gaza. ¿Dónde nos ubicamos? Otros rezan o rezamos… pero: “¡No basta rezar! Hace falta mucho más para conseguir la paz”.
Otros abogan por un ‘nuevo orden internacional’. Cada vez más se ve la necesidad de una ‘gobernanza mundial’ con una Constitución internacional cuyo cumplimiento cabal sea confirmado por los gobiernos y países. Mas allá de la ONU y de los Tribunales internacionales, tiene que redactarse las normas básicas de una ética intercultural asumidas por todos los países. Ya han surgido propuestas analizada por la misma ONU, pero que no avanza por la oposición de Estados Unidos y Europa. Citemos dos nombres: el del pastor negro norteamericano Martóin Luther King y el del jurista italianos Luigi Ferroli que han hecho aportes aportes valiosos y fuertes llamamientos por un acuerdo universal sobre los derechos fundamentales básicos y para una ética mínima universal, junto a propuestas de muchos organismos de defensa de los Derechos Humanos, Derechos de los Pueblos, Derechos de la Naturaleza…
¿Por qué hay tan pocos avances? No basta decir que está la oposición sistemática de los mal llamados ‘países desarrollados’ del capitalismo occidental. Es que nosotros mismos, por una parte, no terminamos de despertar ni nos interesamos lo suficiente en estos asuntos y, por otra, no integramos organizaciones de Derechos Humanos. ¿Por qué los cristianos somos tan poco ‘sal, luz y fermento’ en estos organismos? Las nuevas generaciones nos pedirán y ya no piden cuenta por la clase de mundo en ruinas que les estamos heredando. En el desastre ambiental hemos entrado en la ‘autopista’ de no retorno: la sexta extinción de la vida planetaria es irreversible desde 5 años. ¿Vamos a comenzar a reaccionar cuando se mueran de calor los recién nacidos o los mayores por miles de miles? ¿O cuando nos quemen los incendios inapagables o las inundaciones imparables? Tenemos ojos para no ver y corazón para no sentir.
Las cosas no avanzan porque nosotros no avanzamos lo necesario… y los que algo hacemos, démonos cuenta que no es suficiente. Si no dejamos nuestro confort individual y familiar, colaboramos a todos los genocidios que denunciamos. Si no cambiamos nuestra manera de vivir tan individualista, de trabajar tan poco solidaria, de organizarnos entre vecinos y amistades, de reunirnos para fortalecer alternativas en todos los campos de la vida cotidiana, ni para disminuir las consecuencias vamos a ser eficaces.
Los cristianos tenemos las propuestas del Pueblo de Jesús que comenzó a existir por la ruptura de Abraham y Sara cuando decidieron de dejar sus tierras, su país, su organización esclavista y su religión que todo lo justificaba. De un lado, rompieron con el pasado y emprendieron nuevos caminos de mayor libertad, igualdad, equidad, fraternidad y justicia… haciendo allí la experiencia de un ‘Dios con ellos’, cercano y amigo. Los cristianos somos los herederos de esta rebeldía de casi 4 milenios. Esta herencia fue retomada por Moisés y Miriam que lograron el éxodo de la esclavitud de Egipto, que dio nacimiento a la nación hebrea y les reveló a un Dios liberador con ellos. Luego llegó la confirmación de las y los profetas y de las y los sabios. Eso mismo asumió Jesús y lo llamó el Reino de Dios, desvelando a un Dios padre y madre. ¿Cuándo seremos coherente con nuestro nombre? ¿Qué más necesitamos? Juntos, hombres y mujeres de buena voluntad, organizados y decididos, sí lo podemos lograr… antes de que mueran decenas de miles más en Gaza y muchas otras partes.
Pedro Pierre: Sacerdote diocesano francés, acompaña las Comunidades Eclesiales de Base (CEB ) urbanas y campesinas de Ecuador, país adonde llegó en 1976.
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