La crisis entre Rusia y Georgia por la detención de cuatro supuestos espías rusos en Tbilisi no remite. Ambos países se amenazaron ayer mutuamente, mientras la Policía moscovita ha incrementado considerablemente la presión sobre los georgianos en la capital. Vladimir Putin advirtió ayer a Georgia de que no continúe provocando a Moscú y acusó al […]
La crisis entre Rusia y Georgia por la detención de cuatro supuestos espías rusos en Tbilisi no remite. Ambos países se amenazaron ayer mutuamente, mientras la Policía moscovita ha incrementado considerablemente la presión sobre los georgianos en la capital.
Vladimir Putin advirtió ayer a Georgia de que no continúe provocando a Moscú y acusó al Gobierno de Tbilisi de recurrir al «chantaje». «No aconsejaría a nadie hablar a Rusia con el lenguaje de la provocación y el chantaje», dijo Putin ante los dirigentes de las formaciones parlamentarias.
Precisamente la Duma refrendó ayer el bloqueo impuesto a Georgia y amenazó con sanciones «más severas» si el Gobierno georgiano no abandona su política «anti-rusa». La declaración fue respaldada por 418 votos a favor, con una abstención y un voto en contra. El documento aprobado también resalta que la activación de la política anti-rusa en Tbilisi coincidió con la presentación en el Senado de EEUU de una iniciativa legal para el rápido ingreso de Georgia en la OTAN.
Asimismo, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, indicó que Rusia excluye toda mediación en la crisis, ya sea de la OSCE o de cualquier otro organismo o país. Lavrov dijo que está en manos del presidente de georgia, Mijail Saakachvili, la responsabilidad de reconducir la actual crisis.
Por su parte, Georgia amenazó ayer con bloquear el ingreso de Rusia en la Organización Mundial de Comercio (OMC), en caso de que Moscú no levante las sanciones. «Si Rusia no levanta las sanciones, Georgia podría bloquear el proceso de integración de Rusia en la OMC», dijo el presidente del Banco Nacional de Georgia (BNG), Román Gotsiridze.
El presidente del BNG dijo que las sanciones, «inadecuadas» e «infundadas», «pueden acarrear prejuicios para Rusia, tanto económico como en su prestigio internacional».