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Putin para los pies a Clinton

Fuentes: Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

Para el ciclo noticioso (occidental), lo que se destacó en la visita de la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, a Rusia esta semana fue un «llamado a la cooperación» y un «desafío» a Rusia para que abra su sistema político, adopte la «diversidad» y dejé atrás el modo de pensar de la Guerra Fría.

¿Quién engaña a quién? No sería disparatado imaginar un torrente de carcajadas resonando por los corredores del Kremlin -para ser digeridas con excelente vodka Stoli- especialmente si se considera la pobre reputación actual de Washington en el mundo, así como esos sospechosos de costumbre, los «valores occidentales»; y el hecho de que la intelectualidad rusa ha estado señalando durante años que son los halcones de Washington los que en realidad están envueltos en la Guerra Fría. Es una lástima que la belicista respecto a Irán no haya cruzado su camino con el campeón de ajedrez Vladimir.

El primer ministro Vladimir Putin tenía algo mejor que hacer -estaba en Pekín para una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO). En Pekín, Putin dijo de modo terminante a EE.UU. que no intimidara a Irán, y subrayó que más sanciones eran «prematuras», que lo que se necesitaba era un «acuerdo». Hillary fue derribada por el experto en judo Putin -y ni siquiera lo vio venir-. Y, sin embargo, a Hillary le alcanzó el tiempo para pretender en la televisión estadounidense que si la «comunidad internacional» apruebase más sanciones contra Irán, Rusia las apoyaría.

No es lo que dijo Putin -o el ministro de exteriores ruso Sergei Lavrov- o lo que piensa la dirigencia en Pekín.

Lavrov, aunque un poco más diplomático que Putin, definió las sanciones como «contraproducentes.» Es esencialmente lo que piensa Putin -y Pekín. En cuanto al presidente ruso Dmitry Medvedev, puede haber implicado que no habría oposición a más sanciones -pero como último recurso y muchísimo más adelante, no para el inminente plazo en diciembre que brilla rojo en las mentes de Washington.

Lavrov fue directamente al grano, diciendo: «Queremos resolver todos los temas relacionados con el programa nuclear de Irán, para que ese país pueda hacer uso pleno de sus derechos como miembro no-nuclear del Tratado de No Proliferación, y de todas las oportunidades en relación con esto conectadas con el uso de la energía nuclear pacífica.» Esto significa que «se deben emplear todos los esfuerzos para mantener el proceso de negociación», y no avanzar una amenaza de un plazo estadounidense/europeo envuelto en la usual campaña de satanización de Irán.

Putin juega a «Ductistán»

Como arquitecto de la seducción de China por el monopolio ruso del gas Gazprom, Putin tenía cosas más urgentes que hacer en Pekín que escuchar el critiqueo de Hillary en Moscú. No fue un eufemismo cuando dijo que «China es un mercado colosal. La diversificación de suministros es una dirección muy importante para Gazprom.» Más que nadie, Putin sabe que el nombre del [Nuevo Gran] Juego es «Ductistán».

Gazprom está decidida a una cooperación estratégica total con Pekín. No sólo tiene que ver con que «Ductistán» se extienda a China, un conducto desde Siberia occidental, listo en 2015, otro desde Siberia Oriental, que necesita mucha inversión china. El plan incluye la expansión de proyectos conjuntos en Siberia e incluso en otros países.

Esto es parte de lo que se conoce en toda Asia como Red de Seguridad Energética Asiática. Un elemento clave de la red es lo que los rusos han llamado el Programa de Gas Oriental, gasoductos desde la producción al transporte, coordinados por Gazprom, no sólo a China, sino a todos los puntos en Asia-Pacífico. Otro frente es el oleoducto Siberia Oriental-Océano Pacífico.

Se ha hablado mucho de una desavenencia entre Moscú y Pekín sobre precios (Putin la descartó, anunciando un acuerdo inminente para fijar precios de gas según una canasta petrolera asiática). En todo caso, es sólo un problema técnico. En el ámbito geopolítico, el bocado más sabroso es la disposición de Gazprom a comprometer con China la mitad del volumen de gas que está exportando actualmente a Europa Occidental -y esto mientras los chinos también están terminando un gasoducto desde Turkmenistán-. A diferencia del petróleo -4 millones de barriles al día- China no importa mucho gas natural. Pero lo hará, porque lo necesita, y Rusia lo sabe.

Sin embargo, no todo es un lecho de rosas. Alexander Lukin, director del Centro para Estudios Asiáticos Oriental y de la SCO en la Universidad Estatal de Moscú para Relaciones Internacionales, advierte: «Rusia se convertirá en nada más que un apéndice para materias primas de China, como ya lo ha hecho con Europa.»

¿Cuál es la conclusión, por el momento? No más sanciones dirigidas por EE.UU. contra Irán es un consenso clave de la SCO, que entrelaza intereses rusos, chinos e iraníes, Irán es observador en la SCO. Para la SCO, la importancia de una Red de Seguridad Energética Asiática es fundamental. Vea «New Great Game revisited,» Asia Times Online, 25-26 de julio de 2009).

Esto va directamente contra los designios hegemónicos de EE.UU. en Asia Central e Irán impulsados por el Pentágono, al estilo de la dominación de espectro total. Fue Putin quien lanzó la idea de que Irán enriqueciera uranio en Rusia para comenzar, que ahora es una salida palpable para el impasse nuclear iraní. En cuanto a Hillary, más vale que ahogue en vodka su propio critiqueo.

Pepe Escobar es autor de «Globalistan: How the Globalizaed World is Dissolving into Liquid War» (Nimble Books, 2007) y «Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge«. Su nuevo libro, que acaba de publicarse, es «Obama does Globalistan» (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: [email protected]

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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Central_Asia/KJ17Ag01.html