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Quemar a las víctimas hasta la muerte: Una práctica muy común

Fuentes: The Intercept

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández


La última atrocidad del Estado Islámico -publicando además un video de cómo quemaron vivo al piloto de un caza jordano- provocó ayer un debate importante acerca de esta forma tan particular de salvajismo. Es preciso indicar que quemar de forma deliberada a una persona hasta que muere es algo que puede conseguirse por todo tipo de procedimientos:

«Living Under Drones: Death, Injury and Trauma to Civilians From US Drone Practices in Pakistan«, NYU School of Law and Stanford University Law School, 2012 [«La vida bajo los aviones no tripulados de EEUU: Muerte, heridas y trauma de los civiles pakistaníes»]:

«La consecuencia más inmediata de los ataques con aviones no tripulados (drones) es, desde luego, la muerte y las lesiones que sufren los atacados o quienes se encuentran cerca del lugar del ataque. Los misiles lanzados por los drones matan e hieren de diversas formas, incluida la incineración i , los impactos de metralla y la liberación de las potentes ondas explosivas que destrozan los órganos internos. Los que sobreviven a los ataques de los drones sufren a menudo heridas que les desfiguran e impactos de metralla, amputación de miembros, así como pérdida de visión y de oído…

Además, debido a que los misiles Hellfire disparados desde los drones incineran a menudo los cuerpos de las víctimas y las hacen pedazos, convierten en imposible cualquier proceso de identificación y enterramiento tradicional. Como Firoz Ali Khan, un tendero al que habían destruido la casa de su suegro, describió de forma gráfica: ‘Esos misiles son muy potentes. Destrozan a los seres humanos… No queda nadie vivo ni entero. Sólo pedazos. Lo que queda son solo pequeños trozos de órganos y tejidos’. Un doctor que trataba a las víctimas de los drones describió cómo ‘la piel queda de tal modo abrasada que no puedes distinguir un animal de un ser humano’. Cuando otro entrevistado habló del lugar del ataque que había matado a su padre dijo: ‘Todo el lugar había quedado completamente quemado, hasta las ropas de las víctimas se habían quemado. Y todas las piedras de los alrededores aparecían calcinadas’. Ahmed Jan, que perdió un pie el 17 de marzo en un ataque contra la yirga , habló de los retos a que se enfrentan quienes rescatan a los atacados para poder identificarles: ‘La gente intenta reunir partes del cuerpo. Encontramos partes del cuerpo de algunas personas pero en determinadas ocasiones no encontramos nada’.

Un padre explicó que tuvieron que saltarse aspectos importantes del enterramiento de su hijo como consecuencia de los graves dañados sufridos por su cuerpo. ‘Tras el ataque, los campesinos se acercaron y llevaron los cuerpos al hospital. No vimos los cuerpos. Estaban en ataúdes, en cajas. Los cuerpos estaban destrozados y quemados’. Idris Farid, que resultó herido y perdió a varios de sus familiares en el ataque contra la yirga del 17 de marzo, describió cómo, después de ese ataque, los familiares ‘tuvieron que recoger trozos de los cuerpos y los huesos y enterrarlos como estaban’. La dificultad de identificar cadáveres individuales hacía también difícil separar a las personas en tumbas diferentes. Masud Afwan, que perdió a varias familiares en el mismo ataque, describía cómo enterraron a los muertos del ataque: ‘Se celebró un mismo funeral para todos, en el mismo lugar. Los cuerpos habían quedado destrozados y desperdigados en pequeños trozos… No pudieron identificarles…’.»

Mirza Shahzad Akbar, The New York Times, 22 de mayo de 2013:

«En cambio, pocos días después del discurso inaugural de Obama, un dron operado por la CIA lanzó misiles Hellfire sobre la casa de Fahim Qureishi, al norte de Waziristan, matando a siete miembros de su familia e hiriendo gravemente a Fahim. Tenía solo 13 años y le dejaron con un solo ojo y con metralla en el estómago…

Se espera que el Sr. Obama pronuncie hoy un discurso importante sobre los drones en la Universidad de la Defensa Nacional. Es probable que cuente a sus conciudadanos que los drones son precisos y eficaces matando combatientes.

Pero sus palabras van a consolar poco a Nabila, de 8 años, quien, el 24 de octubre, tras regresar a casa del colegio se puso a jugar en un campo de los alrededores con sus hermanos y primos mientras su abuela recogía flores. A las 2:30 pm, un misil Hellfire salió del cielo impactando justo delante de Nabila. Su abuela estaba gravemente quemada y sucumbió a las heridas; Nabila sobrevivió con graves quemaduras y heridas de metralla en el hombro.

Al Jazeera, «Yemenis seek justice en wedding drone strike», 21 mayo 2014 [«Los yemeníes buscan justicia tras el ataque de un dron contra una boda»]:

«Musid al-Taysi iba viajando en un convoy de boda para celebrar el casamiento de un primo cuando un misil llegado del cielo impactó violentamente contra ellos. Todo lo que recuerda son brillantes colores rojos y naranja, después la visión espeluznante de una docena de cuerpos quemados y los gritos de los heridos a su alrededor.

Musid sobrevivió al ataque del 12 de diciembre en la provincia de al-Baydah, en el centro de Yemen, al parecer lanzado por un dron estadounidense, pero su proceso de recuperación física y psicológica está tan solo empezando. De confirmarse, sería el ataque con drones más mortífero en el país en más de un año… Tras hablar con las víctimas y los familiares en la zona, estaba claro que era una mayoría de civiles quienes integraban el convoy de boda atacado y masacrado…

Los civiles que tienen que vivir bajo la acción de los drones dicen que viven con el temor constante de que les ataquen de nuevo. ‘Mucha gente en nuestro pueblo está aterrada ante la idea de otro posible ataque’, dijo Sulaimani. ‘Cuando los niños oyen un avión, dejan de trepar a los árboles y buscan el lugar de donde procede el ruido. E inmediatamente todos corren hacia sus casas’.»

CNN, 23 diciembre 2011:

«Tiene pestañas pero no cejas. Tiene todos los dedos pero le faltan cuatro uñas. La piel de su rostro está tan tensa que no puede fruncir el ceño. Pero aún puede sonreír.

Su rostro nos habla de una historia de sufrimiento. Su nombre, Shakira, nos cuenta la historia de un nuevo viaje…

La pasada semana, Shakira, de 4 años de edad, llegó a EEUU para lo que su cuidadora, Hashmat Effendi, confía en que sea el comienzo de una nueva vida. Shakira, rescatada en Pakistán con graves quemaduras, será sometida a una operación de cirugía reconstructiva en enero… Todo lo que pudieron decir es que hubo un ataque estadounidense con drones, aunque los oficiales de EEUU dicen que los drones no habían atacado objetivos en la provincia de Swat.»

The Independent: «The fog of war: White fosforous, Falluyah and some burning questions», 15 noviembre 2005 [«La niebla de la guerra: Fósforo blanco, Faluya y algunas preguntas candentes»]:

«Desde el pasado noviembre, cuando las tropas de EEUU limpiaron Faluya de insurgentes, se ha afirmado en repetidas ocasiones que las tropas utilizaron armas ‘inusuales’ en un ataque que destruyó hasta los cimientos la ciudad iraquí. En concreto, la controversia se ha centrado en los proyectiles de fósforo blanco, un arma incendiaria utilizada habitualmente para ocultar los movimientos de tropas pero que igualmente puede desplegarse como arma ofensiva contra un enemigo. El uso de tales armas incendiarias contra objetivos civiles está prohibido por los tratados internacionales…

El debate se reavivó la pasada semana cuando un documental italiano aseguraba que civiles iraquíes -incluyendo mujeres y niños- habían muerto asesinados a causa de las terribles quemaduras del fósforo blanco. El documental: ‘Faluya, la masacre escondida’, de la cadena estatal RAI, citaba a un defensor de los derechos humanos de Faluya que informaba de que los residentes contaban que en la ciudad ‘había caído una lluvia de fuego…’ Las afirmaciones contenidas en el documental de la RAI han obtenido una estridente respuesta oficial de EEUU…

Aunque expertos militares han apoyado algunas de esas críticas, un examen efectuado por The Independent de las pruebas disponibles sugiere lo siguiente: que los proyectiles de fósforo blanco fueron disparados contra los insurgentes, que los informes procedentes del campo de batalla sugieren que las tropas que disparaban esos proyectiles no siempre sabían dónde golpeaban y que hay numerosos informes de civiles que sufren graves heridas por quemaduras. Aunque los comandantes estadounidenses insisten en que siempre tratan de evitar las víctimas civiles, la historia de la batalla de Faluya pone de relieve la dificultad intrínseca de ese empeño.

Está también clara la existencia de algunos elementos dentro del gobierno de EEUU que propagan información incorrecta sobre la batalla de Faluya, haciendo que sea muy difícil poder llegar a la verdad. Algunos, desde dentro del gobierno de EEUU, han emitido con anterioridad falsas afirmaciones sobre el uso en Iraq de otra controvertida arma incendiaria: el napalm…

Otro informe, publicado en el Washington Post, daba una idea del tipo de heridas que el fósforo blanco causa. Decía: ‘Se informa que los insurgentes han sido atacados con una sustancia que les derretía la piel, una reacción congruente con las quemaduras de fósforo blanco’. Un médico de un hospital local dijo que los cadáveres de los insurgentes ‘estaban quemados y que algunos se habían derretido…’

Pero hay otros informes independientes sobre civiles de Faluya que sufren heridas de quemaduras. Por ejemplo, Dahr Jamail, un periodista empotrado que recogió el testimonio de los refugiados de la ciudad habló con un doctor que le dijo que se había quedado allí para ayudar a la gente y que había recogido numerosos informes de civiles que padecían quemaduras muy poco habituales.

Un vecino le dijo que EEUU utilizó ‘bombas extrañas que provocaban un humo con forma de hongo» y que observó que «pedazos de esas bombas explotaban provocando grandes fuegos que continuaban quemando la piel aunque la gente se echara agua en las heridas». El doctor dijo que «había tratado a personas a las que se les había derretido la piel’.

Jeff Englehart un ex marine que pasó dos días en Faluya durante la batalla, dijo que había oído que la orden procediendo de una comunicación militar que decía que había que arrojar fósforo blanco. En el film de la RAI, Englehardt, ahora muy crítico de la guerra, dice: «Escuché la orden que decía que tuviéramos cuidados porque se iba a utilizar fósforo blanco en Faluya. En la jerga militar se conoce como Willy Pete [fósforo blanco en inglés es White Phosphorus]… El fósforo quema los cuerpos, en realidad derrite la carne hasta llegar al hueso… Yo mismo vi los cuerpos quemados de mujeres y niños…’

Durante la invasión inicial, se utilizó napalm en varias ocasiones

El coronel Randolp Alles, comandante del Grupo Aéreo 11 de los Marines, comentó durante la invasión inicial de Iraq en 2003: ‘A los generales les encanta el napalm, tiene grandes efectos psicológicos’.

Lindsay Murdoch, The Age, (Australia), 19 marzo 2013:

«No fui consciente de que el Pentágono me había llamado embustero…

Un editor de Sidney cogió la llamada que le hacía desde el Pentágono el comandante del ejército Jeff Davies, un día después del inicio de la guerra terrestre en Iraq hace diez años. Dijo que mi informe para Fairfax Media al comienzo de las hostilidades, que se refería al uso del napalm durante la era Vietnam, era ‘completamente falso’…

No fue hasta que los pilotos de combate del Cuerpo de Marines de EEUU empezaron a volver de la zona de guerra en fechas posteriores a 2003 cuando el engaño del Pentágono quedó patente en las entrevista realizadas por el San Diego Union Tribune.

Los pilotos describían cómo habían lanzado bolas de fuego que llamaban napalm sobre las fuerzas iraquíes cuando los marines luchaban camino de Bagdad. El 4 de agosto de 2003, un portavoz del Pentágono admitió que las fuerzas estadounidenses utilizaron los artefactos incendiarios «Mark 77», reconociendo que eran «notablemente parecidos» al armamento con napalm.

Los Mark 77 utilizaban una mezcla de combustible y gel que era similar al napalm, admitió.

Al preguntarle sobre Safwan Hill, el coronel de marines Mike Daily dijo: «Puedo confirmar que se utilizaron bombas incendiarias Mark 77 en ese área».

También se arrojaron bombas incendiarias en abril de 2004 cerca de los puentes que cruzaban el canal Saddam y el río Tigris, según revelaron oficiales que regresaban al país.

‘Lanzamos napalm sobre ambos puentes’, dijo el coronel Randolph Alles, que dirigía el Grupo Aéreo 11 de Marines durante la guerra. ‘Había soldados iraquíes allí. No es una forma muy agradable de morir’.

‘El coronel Alles añadió que el napalm tenía ‘grandes efectos psicológicos’ sobre el enemigo. ‘A los generales les encanta el napalm’, dijo.»

Haaretz, («Israel admits using phosphorus bombs during war in Lebanon») 26 octubre 2006 [«Israel admite haber utilizado bombas de fósforo durante la guerra contra el Líbano»]:

«Israel ha reconocido por vez primera que atacó objetivos de Hizbollah con proyectiles de fósforo. El fósforo blanco causa quemaduras químicas muy penosas que son a menudo letales para el que las sufre aunque, hasta hace muy poco tiempo, Israel mantenía que solo utilizaba esas bombas para marcar objetivos o territorio…

Durante la guerra, varios medios extranjeros informaron que los civiles libaneses sufrían heridas características de un ataque con fósforo, una sustancia que arde cuando entra en contacto con el aire. En un informe de la CNN se vio a una víctima con graves quemaduras en el hospital del Sur del Líbano. En otro caso, el Dr. Hussein Hamud al-Shel, que trabaja en el hospital Dar al-Amal de Baalbeck, dijo que había recibido tres cadáveres «enteramente resecos con la piel ennegrecida y verdosa», un fenómeno característico de las heridas producidas por el fósforo.

El Presidente del Líbano Emile Lahoud afirmó también que el ejército israelí utilizó munición de fósforo contra los civiles libaneses.»

Human Rights Watch, («Israel: White Phosphorus Use Evidence of War Crimes») 25 marzo 2009 [«Israel: El uso de fósforo blanco demuestra que se perpetraron crímenes de guerra»]:

«El repetido lanzamiento por Israel de proyectiles de fósforo blanco sobre áreas densamente pobladas de Gaza durante su reciente campaña militar fue indiscriminado y constituye un crimen de guerra, alegaba Human Rights Watch en un informe publicado hoy.

El informe, de 71 páginas: Rain of Fire: Israel’s Unlawful Use of White Phosphorus in Gaza, aporta los relatos de testigos de los devastadores efectos que la munición de fósforo blanco tuvo sobre los civiles e infraestructuras civiles de Gaza…

‘En Gaza, el ejército israelí no sólo utilizó fósforo en áreas abiertas como pantalla para sus tropas’, dijo Fred Abrahams, investigador principal de emergencias en Human Rights Watch y coautor del informe. ‘Lanzaron fósforo blanco de forma repetida sobre áreas densamente pobladas, incluso cuando sus tropas no estaban sobre el terreno y cuando disponían de proyectiles de humo más seguros. Como consecuencia, los civiles sufrieron y murieron innecesariamente…’.

Israel negó primero estar utilizando fósforo blanco en Gaza, pero ante las cada vez más numerosas pruebas en sentido contrario, dijo que estaba utilizando todas las armas ajustándose a las normas del derecho internacional. Después anunció una investigación interna sobre algún posible uso inadecuado del fósforo blanco.

El ejército israelí sabía que el fósforo blanco plantea peligros que amenazan la vida de los civiles, dijo Human Rights Watch. Un informe médico preparado durante las recientes hostilidades por el ministerio israelí de sanidad decía que el fósforo blanco ‘puede causar heridas graves e incluso la muerte cuando entra en contacto con la piel, se inhala o se traga’. Sufrir quemaduras en menos del 10% del cuerpo puede ser letal debido a los daños que causa en el hígado, los riñones y el corazón, decía el informe. La infección es común y la absorción por el cuerpo de la sustancia química puede causar daños graves en los órganos internos, así como la muerte…

Todos los proyectiles de fósforo blanco que Human Rights Watch encontró habían sido fabricados en EEUU en 1989 por Thiokol Aeroespace, que estaba a cargo de la Planta de Municiones del Ejército de Luisiana… El gobierno de EEUU, que suministró a Israel esa munición de fósforo blanco, debería también llevar a cabo una investigación para determinar si Israel lo utilizó violando las leyes de la guerra, decía Human Rights Watch.»

Boston Globe, («Girl in famous Vietnam photo talks about forgiveness»), 14 febrero 2013 [«La niña de la famosa foto de la guerra de Vietnam nos habla de perdón»]:

«La niña de la foto -desnuda, llorando, quemada, huyendo con otros niños del fuego- se convirtió en el emblema del sufrimiento humano durante la guerra de Vietnam. Kim Phuc tenía nueve años entonces, una niña que tuvo que pasar los siguientes catorce meses en un hospital y el resto de su vida con la piel llena de ampollas a causa del napalm que envolvió su cuerpo y quemó sus ropas. Corrió hasta que no pudo más y después se desmayó…

Phuc salió de su casa y vio cómo el helicóptero iba acercándose, oyendo después el sonido de cuatro bombas estallando contra la tierra. No podía correr. No supo hasta más tarde pero las bombas contenían napalm, un tipo de gel incendiario que se aferra a sus víctimas mientras las va quemando.

‘De repente me vi envuelta en fuego’, recuerda. ‘En ese momento no veía a nadie, solo el fuego. De repente vi cómo ardía mi brazo izquierdo. Utilicé la mano derecha para intentar apagarlo’.

También se quemó la mano derecha. Sus ropas ardieron. Después, se sentiría agradecida de que sus pies no hubieran resultado afectados porque sí pudo correr, correr hasta que escapó del fuego. Vio también corriendo a sus hermanos, a sus primos y a algunos soldados. Corrió hasta que no pudo más… Dos de sus primos, de 9 meses y 3 años, murieron en el bombardeo. Phuc tenía las dos terceras partes del cuerpo abrasadas y no se esperaba que sobreviviera…».

* * *

A diferencia del Estado Islámico, EEUU intenta habitualmente (aunque no siempre) suprimir (en vez de publicar alegremente) las pruebas donde aparecen las víctimas de su violencia. De hecho, ocultar las historias de las víctimas del militarismo estadounidense es parte esencial de la estrategia del gobierno de EEUU para mantener el apoyo a su sostenida agresión. Por esa razón es por lo que, en general, los medios estadounidenses siguen la política de excluir e ignorar sistemáticamente a esas víctimas (aunque el hecho de hacerlas desaparecer de esa forma no va a realmente a convertirlas en inexistentes).

Uno podría argüir de forma verosímil que hay un distinto cálculo moral implícito en (a) quemar a un cautivo indefenso hasta la muerte frente a (b) quemar a civiles temerariamente hasta matarlos en las zonas que uno está bombardeando con armas diseñadas a propósito para incinerar seres humanos, a menudo con el máximo sufrimiento posible. Ese es el principio moral que hace de la tortura algo especialmente atroz: infligir sádicamente dolor y sufrimiento a un detenido indefenso es una forma extraordinaria de barbarie.

Pero hay sin embargo algo muy confuso en este amado ritual de denunciar las barbaries únicas del Estado Islámico. Es verdad que este parece haber asumido el objetivo -estrategia- de ser incomparablemente salvaje, inhumano y moralmente repugnante. Que el grupo es indescriptiblemente nihilista y moralmente grotesco está más allá de cualquier debate. Eso es exactamente lo que hace de la intensidad de esos repetidos rituales de denuncia algo desconcertante. Cualquier ser humano decente, por definición, entiende totalmente que el EI es repelente y salvaje. Aunque es comprensible que verte obligado a observar la barbarie en un video provoca fuertes emociones (aunque, repito, esconder la barbarie no la hace de hecho menos salvaje), es difícil evitar llegar a la conclusión de que la ritual repugnancia expresada tiene una utilidad definitiva.

La constante orgía de condenas hacia el grupo parece no tener otro objetivo que la autoafirmación tribal: no importa cuántos actos atroces perpetre nuestro gobierno, al menos nosotros no hacemos esas cosas, al menos no somos tan malos como ellos. Puede que sea verdad en algunos casos, pero incluso cuando es así, las diferencias son normalmente mucho más una cuestión de grado que una categoría (del mismo modo que las indignadas denuncias ante los suicidas-bomba taliban en el funeral de una de sus víctimas esconde el hecho de que EEUU está inmerso en sus propias prácticas de «doble rasero » bombardeando a quienes acuden a rescatar a las víctimas y en los duelos de funeral por las víctimas de sus aviones no tripulados). Teniendo en cuenta que esos rituales de denuncia nos hacen olvidar o nos esconden la brutalidad de nuestro propio gobierno -y de lo que parece ser el efecto predominante de esos rituales-, son peor que despreciables; son activamente perjudiciales.

Nota:

i Véase, e.g. Yancy Y Phillips & Joan T. Zajchuck: The Management of Primary Blast Injury, en Conventoinal Warfare: Ballistic, Blast and Burn Injuries 297 (1991) («El pulso térmico de una detonación puede quemar la piel expuesta, o puede que se inicien fuegos secundarios a causa de la detonación, con lo que se sufrirán quemaduras mucho más graves»); AGM-114N Metal Augmented Charge (MAC9 Thermobaric Hellfire, GlobalSecurity.org: http://www.globalsecurity.org/military/systems/munitions/agm-114n.htm (última visita el 17 agosto 2012) (La nueva ojiva [AGM-114N Thermobaric Hellfire] contiene polvo de aluminio fluorado en capas entre la carcasa de la ojiva y el relleno explosivo PBXN-112. Cuando el PBXN-112 detona, la mezcla de aluminio se dispersa y se quema rápidamente. La resultante mantiene una presión muy alta y es extremadamente eficaz contra las personas y estructuras enemigas»); Explosions and Blast Injuries: A Primer for Clinicians, Center for Disease Control and Prevention: http://www.bt.cdc.gov/masscasualties/explosions.asp (última visita 17 septiembre 2012) (destacando uno de los tipos de lesiones por explosión como «quemaduras (fogonazo, parcial y de espesor total»).

Fuente: https://firstlook.org/theintercept/2015/02/04/burning-victims-death-still-common-practice/