Recomiendo:
0

República Dominicana

Reelección infinita

Fuentes: Rebelión

Cada vez que llega el período electoral me recuerdo del checo Víctor Lustig y del escosés Arthur Furguson. El primero logró vender la torre Eiffel dos veces y el segundo la estatua de la Libertad. Lo primero que aprendió Lustig fue determinar con claridad su víctima. Haciéndose pasar por un ministro del gobierno francés ( […]

Cada vez que llega el período electoral me recuerdo del checo Víctor Lustig y del escosés Arthur Furguson. El primero logró vender la torre Eiffel dos veces y el segundo la estatua de la Libertad. Lo primero que aprendió Lustig fue determinar con claridad su víctima.

Haciéndose pasar por un ministro del gobierno francés ( él hablaba perfectamente alemán, francés, inglés e italiano) envió una carta a cinco compañías de fundación de metales diciendo que la torre Eiffel sufría de daños de la guerra ( la segunda) que la hacían irreparable por lo que la vendían como chatarra. André Poisson y su compañía fueron elegidos para la venta y en una reunión especial este le entregó a Lustig el primer monto con el que el checo desapareció.

Furguson encontró un turista americano de Iowa en Londres y contemplando la estatua de Nelson, le dijo que estaba en subasta con una buena lista de gente para su compra. El turista rico, cayó en el gancho y compró la columna. Luego se supo que intentó vender el Palacio Bunckingham y el reloj famoso del Parlamento inglés conocido como el Big Ben.

 

Años despues se fue a Estados Unidos donde encontró un incáuto texano para alquilarle la Casa Blanca por $100 000 dólares al año. Luego conoció un australiano rico a quien le explicó que había un programa para agrandar la entrada del Hudson de Nueva York y que tendrían que eliminar la estatua de la Libertad la que estaba en venta por el módico de cien mil dólares.

Con la reeleccion de Leonel el tema vuelve a pornerse en primera desde aquellos innumerables »vuerve y vuerve» de Balaguer. Todo el mundo habla de ella, hasta el cura de Higuey. Incluso Hipólito, y claro, no está de acuerdo. Ríease el que pueda.

Un periodista contó algo así como 54, las veces que el Mangolo de Gurabo dijo que no iba a reelegirse.

A mi, particularmente no me parece que el problema sea o no de reelegirse como criterio. Creo que el asunto esta en el sistema partidario, creado para que todo cambie cada 4 años y que todo siga igual. Y eso es lo mas normal del mundo porque nuestro sistema político es una copia, como los relojitos chinos de la Duarte, del sistema norteamericano. Alli »todo el mundo puede elegir y ser elegido» , así de bonito, con su cachaza de lugar. Para ello es bien sabido, que tienes que postularte vía los partidos existentes y no por la vía Láctea. Si ganas tienes que dejar todo tal como está : Los bancos que sigan ganando millones y trillones, el ejército que siga invadiendo todo lo que haya que invadir, los impuestos que afecten lo menos posible a los ricos, los inmigrantes que sigan siendo inmigrantes, el combate a las drogas que está destruyendo a la juventud, que siga siendo un simulacro; que la tortura sea un hecho y la fachada sea una mentira; que la política exterior siga siendo de control total del resto del planeta al que se considera un traspatio y a partir de la valla fronteriza. Si ganas y pretende cambiar algo, correrás la misma suerte que Kennedy.

En la era de Balaguer se habló mucho de crear una ley antireeleccionista buscándose cualquier pretexto para salir de aquel muñequito de cartón piedra y no de papel, como se ha creído.

Pero en los pueblos hay una cuestión que se llama liderazgo, muchas veces mezclado con lo de caudillo. Aunque creo que la dirección de cualquier cosa, debe ser colectiva, no se puede negar que hay personas que recogen el sentir popular y se erigen en líderes. Normalmene estos líderes responden o debieran responder a los programas elaborados por la colectividad de sus partidos. Y, cuando un partido logra tener un líder fuerte, sería poco lógico que se deshaga del mismo, continuando con la idea de que él mismo siga las líneas de su partido.

Un caso, para mi muy curioso, ocurrió aquí en Quebec hace pocos años: al presentarse el momento de elegir al primer ministro de la provincia, el Partido Liberal no tenía un líder conocido ni de arrastre, por lo que Jean Charest, dirigente del Partido Conservador, decidió pasarse a aquel y así llenar el vacío dirigencial lo que le valió que ganara las elecciones.

Para mi fue curioso, porque aunque sé en teoría que los partidos en este sistema »democrático» son iguales, no pensé nunca que eran tan iguales.

Ya mucho se ha dicho sobre la igualdad del PRD, PLD y el reformista, por eso no es extraño que cuando se hace campaña se lenvantan los tres padres de esos partidos por igual: Peña, Bosch y Balaguer.

Sin embargo, nosotros como país pequeño, traspatio y pobre; además de una gran producción de ñames, tenemos una gran producción de candidatos en la que todos quieren ser presidente, todos quieren ser diputados, todos quieren ser síndicos, como una forma de ganar, mas que prestigio, el glucoso metal, que al parecer no empalaga.

No entiendo como el PRD, se deshizo de su líder natural que era Hipólito, y que por cuestiones de niveles y cucharas, tenía una aceptación en nuestra población. Lo que los demas aspirantes debieron hacer es haberse puesto de acuerdo sobre programas y hasta de puestos claves, pero no deshacerse del Imán. A Maldonado se le ve en su rol teatral, mirando hacia el piso donde está el repetidor o soplador. El no tiene nada que decir.

Lo mismo le ocurre al PLD, que ya tiene su Iman, ¿Cómo se van a deshacer del suyo?

 

Cuando Danilo se lanza y dice que creará mas empleo y un sistema de prétamos similar al del Banquero de los pobres y premio Nóbel de economía , ¿no puede él hacerlo desde su partido?,¿ no puede plantear eso en el seno de sus dirigentes para que el partido lo incluya en su programa?

 

En el año 2000 había una ley que impedía la reelección por lo que Leonel no se presentó y le dio paso a Danilo y le dijo: »ahora te toca a ti». Y sabemos la pela que le dio Hipólito. ¿En dónde se metió el liderazgo?, ¿en dónde se metió el carisma?, ¿en dónde se metió el poder de convenciminento y persuación ? ¿Acaso no se puede considerar esta aspiración de Danilo como un acto reeleccionista al haber sido él ya candidato, y peor , haber perdido? ¿No habrá otro líder en esa corriente que le »toque su turno ahora» ?

Si Danilo estuviera planteando una línea política diferente a Leonel podría ser justificada la insistencia de querer ser presidente porque »ahora le toca a él». Si estuviera planteando que con él dejaríamos de ser el traspatio de Estados Unidos y que nos uniríamos al Bloque del Sur, podríamos hablar de una postura interesante y diferente a la del mandatario. Si él planteara que no defiende el Dr-Cafta por ser una política que solo beneficia a los gringos, entenderíamos su vocación; si hablara de sacar del país a las edes de la electricidad y proponer su estatización…

Y es lo que todo el mundo pensó que ocurriría por el rumor aquel de su militancia temprana en un partido comunista, y por la presencia a su lado de antiguos miembros de izquierda.

A Jean Charest lo eligieron por ser la cara mas conocida y no por ningún programa. Nadie ve programas. La diferencia estre esas elecciones y las nuestras es que aquí no hay caravanas, no hay concentraciones en el estadio, ni en ninguna plaza; los empleados del gobierno o funcionarios públicos, no pierden su empleo con el cambio de gobierno, salvo los ministros y sus »ventus» cercanos. De ahí que la votación no sea masiva, que nada ocurra de espectacular ni siquiera la elección misma, porque todos son iguales y comprometidos a dejar todo tal cual.

Nosotros en cambio, los grandes problemas se mantienen: pobreza, precariedad del servicio de salud, de electricidad, de transporte; los bancos siguen blandiéndonos sus cifras de ganancias en nuestros rostros, la corrupción seguirá reinando, el costo de la vida seguirá las huellas del último cohete de Cabo Cañaveral, y Roba-la-gallina, en cada carnaval, repetirá su eterno eslogan: el mejor colmado … el de aquí.

En la izquierda debe surgir de manera espóntanea un líder que represente el sentir del pueblo, no alguien prefabricado que haya que enviar cada dia a la prensa para que tenga presencia y se de a conocer. Que se conozca por su arrojo propio, por su combatividad cotidiana, por los valores cercanos a nuestra identidad como nación y nuestro continente, honesto, respetado y respetable. Mientras no aparezca ese líder, hay que seguir montado en el rodillo , aplastando , denunciando, educando… y cuando llegue, lo reeligiremos hasta el infinito.

Lo peor no es el asunto de las candidaturas en sí, porque todo el mundo »tiene derecho a elegir y ser elegido» lo mas gracioso, son los discursos antirreeleccionistas y las promesas. Muy parecidas a la del checo y al escosés. ¿No creen ?

Con cualquier candidato, todos somos Alicia.