Pocos en Occidente recuerdan el hecho de que China fue el primer país en entrar en lo que se convertiría en la Segunda Guerra Mundial, y que fue aliado de Estados Unidos y Gran Bretaña desde poco después de Pearl Harbor en 1941, y hasta la rendición de Japón en 1945, dijo un experto de […]
Pocos en Occidente recuerdan el hecho de que China fue el primer país en entrar en lo que se convertiría en la Segunda Guerra Mundial, y que fue aliado de Estados Unidos y Gran Bretaña desde poco después de Pearl Harbor en 1941, y hasta la rendición de Japón en 1945, dijo un experto de Oxford.
En un artículo titulado «¿Aliado olvidado? Papel anónimo de China en la Segunda Guerra Mundial», publicado el martes en la página web de la red estadounidense de televisión CNN, Rana Mitter, profesor de Política e Historia Moderna de China en la Universidad de Oxford, explicó el papel de China en la Segunda Guerra Mundial.
Dado que China celebrará un importante desfile militar en Beijing el jueves para conmemorar el 70º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, «la memoria de China sobre la guerra se está haciendo más, no menos, importante», escribió el experto.
«El sufrimiento de China durante la guerra no está en disputa», añadió, refiriéndose al hecho de que durante la resistencia de China contra la agresión japonesa desde 1937 a 1945, el fuego de guerra azotó la mitad del territorio chino, dejando a unos 260 millones de chinos involucrados en en el conflicto y a más de 35 millones de personas muertas o heridas. La pérdida económica directa alcanzó unos 100.000 millones de dólares estadounidenses de aquel entonces.
EEUU y China fueron aliados durante la Segunda Guerra Mundial y más de 250.000 estadounidenses sirvieron en lo que se conoció como el campo de batalla «China-Birmania-la India», como bien mostraron muchas fotografías.
El 7 de julio de 1937, las tropas japonesas atacaron el Puente Lugou, también conocido como el Puente de Marco Polo, un acceso crucial a Beijing. Este fue el comienzo de la guerra de resistencia de ocho años de China contra la agresión japonesa a gran escala. Un año después, hacia mediados de 1938, la situación militar china era desesperada.
Muchas ciudades orientales y centrales chinas, incluidas Shanghai, Nanjing y Wuhan, cayeron en manos japonesas. Varios observadores extranjeros supusieron que China no podría mantener la resistencia, y lo más probable sería una victoria japonesa sobre China.
Sin embargo, China se negó a rendirse, se retiró al interior y siguió resistiendo. «Esta decisión cambió el destino de Asia», manifestó Mitter.
Si China se hubiera rendido en 1938, Japón habría controlado China durante una generación o más. Las fuerzas japonesas podrían haberse dirigido hacia la Unión Soviética, el Sudeste Asiático o la India, dice el artículo.
Las guerras europea y asiática podrían nunca haberse unido como lo hicieron tras Pearl Harbor en 1941.
Con la resitencia china y después de Pearl Harbor, la guerra se volvió global. Los aliados occidentales y China se unieron en su guerra contra Japón.
Las contribuciones de China fueron muy importantes a los esfuerzos de guerra. China contuvo a un gran número de tropas japonesas en su territorio y actuó como ejemplo para otros países no occidentales, mostrando que era posible luchar contra el hegemonismo y oponerse firmemente al imperialismo, subrayó Mitter.