Hace unos días se cumplieron dos años de la muerte de Milosevic. Juzgado en La Haya por el Tribunal Penal Interacional para Yugoeslavia (TPIY), este proceso tendrá que figurar entre los que han hecho Historia. Nos recuerda constantemente al juicio a Dimitrov, en lo que tiene de allanamiento más descarado de los derechos legales más elementales, y en la defensa heroica y cargada de razón realizada por el propio acusado. Al final, en todos estos juicios, la Historia ha condenado a los que los han promovido y ha absuelto a los que fueron acusados. El caso de Milosevic no es una excepción.
INTRODUCCION
«La OTAN arrojó sobre Yugoslavia 25.000 toneladas de bombas y misiles, incluyendo más de 50.000 proyectiles que representan más de 20 toneladas de uranio empobrecido y 152 proyectiles contenedores de 35.000 bombas de racimo, asesinando premeditada y deliberadamente a cientos de personas civiles, destruyendo sistemáticamente la economía e infraestructuras del país, incluyendo refinerías y plantas químicas, produciendo daños de guerra evaluados en más de 100.000 millones de dólares. Esta agresión fue un verdadero terrorismo aéreo. Mientras tanto, los terroristas de a pie provocaron otros cientos de víctimas civiles durante la agresión y continuaron sus crímenes incluso después que la OTAN tomara el control sobre Kosovo. En esas fechas destruyeron más de 100 iglesias cristiano-ortodoxas, muchas de ellas monumentos de la época medieval patrimonio de toda la humanidad. » (Comité Internacional de Defensa de Slobodan Milosevic, 260202)
«El TPIY, siendo un «tribunal» esponsorizado por la OTAN, nunca ha presentado cargos contra ningún líder de la Alianza Atlántica o piloto de la misma por crímenes de guerra, negándose a responder ante las acusaciones de diversos organismos, como el grupo de procuradores canadienses dirigidos por el magistrado Michel Mendel o Amnistía Internacional. Ninguno de los líderes terroristas identificados en Kosovo ha sido acusado. Pero el Sr. Presidente Slobodan Milosevic fue ilegalmente detenido y secuestrado. Su crimen fue la real defensa de su país frente a agresiones externas y al terrorismo interno. No hay en este «proceso» ninguna justicia ni igualdad.» (Comité Internacional de Defensa de Slobodan Milosevic, 260202)
Carla Del Ponte se negó en el 2000 a abrir siquiera una investigación sobre la eventualidad de crímenes de guerra de la OTAN en su agresión a Yugoeslavia el año anterior. «Jamie Shea, portavoz de la OTAN: «El TPI, afirmó, sólo investigará [los crímenes de la OTAN] si nosotros se lo permitimos». Recordemos que la Presidente del Tribunal también agradeció a Madeleine Albright su ayuda calificándola de ¡»mamá del Tribunal»!. Por último, Louise Arbour, la fiscal que redactó el acta de acusación contra Milósevic, había acudido poco antes a recibir instrucciones de Clinton y Blair. Participó en actividades públicas con generales de la OTAN. Junto al general Wesley Clark que dirigió los bombardeos sobre Yugoslavia figura como integrante del consejo de redacción de una importante revista norteamericana conservadora. Esta revista, desde luego, alaba a la OTAN.» (Resumen Latinoamericano, Michael Collon, 210202)
«Para una vasta mayoría del voto popular, Milosevic es el presidente electo de la Federación Yugoslava y de la República de Serbia en las elecciones de 1990. Fue reelegido en la consulta de 1992. Después, ante las presiones externas sobre su país y la amenaza de las guerras civiles en la vecindad, constitucionalmente decidió extender su mandato hasta las consulta de 1997, donde de nuevo fue elegido presidente de la República Federal de Yugoslavia. Bajo su administración, el pueblo ha sido llamado a consultas, elecciones y referendums en seis ocasiones. Su política siempre ha estado refrendada por el consenso popular y democrático. El señor Slobodan Milosevic es fundador y presidente del Partido Socialista de Serbia, el cual siempre ha gobernado en coalición con otras fuerzas políticas. El presidente Slobodan Milosevic y su partido evocan la igualdad de los pueblos, los individuos y los grupos étnicos en el marco de una sociedad democrática y justa. Por defender estos valores y por proteger la soberanía política y económica de su nación se convirtió en el mayor enemigo de aquellos que provocaron la violenta descomposición de la antigua Federación de Yugoslavia usando los nacionalismos extremos y el terrorismo. «(Comité Internacional de Defensa de Slobodan Milosevic, 260202)
«En la Europa de después de la Guerra Fría, no había lugar para un vasto Estado socialista con pretensiones independientes y que resistiese a la mundialización» (senador George Kenney, alto funcionario para Yugoeslavia del Departamento de Estado de los EEUU)
MILOSEVIC FUE DETENIDO SIN PRUEBAS
A comienzos de 2001, a las pocas semanas de las elecciones que sacaron a Milosevic del gobierno, ya se habla insistentemente de procesarlo. Siguiendo las instrucciones de Washington, el premier yugoeslavo Zoran Djindjic hace que la policía vigile su casa las 24 horas del día. «Las reglas dicen que la condición de un jefe de Estado saliente constituye una cuestión de honor y de moral para el jefe de Estado entrante. La realidad es que no me siento seguro, ni veo segura a mi familia» (El Mundo, Esp., 040201), manifiesta Milosevic, quien tiene claro que lo que persiguen sus enemigos es extraditarlo al Tribunal de La Haya.
Se le acusa, sin pruebas, de robar del dinero del Estado. Pero Milosevic aclara: «No tengo ninguna cuenta en el exterior. Unicamente vivía de mi sueldo. Y, ahora, ni siquiera me queda eso» (El Mundo, Esp., 040201).
En febrero de 2001 comienza a cerrarse la tenaza en torno a Milosevic. Vojislav Kostunica y Zoran Djindjic declaran a una delegación de la UE en visita a Belgrado que van a modificar la Constitución para permitir la extradición de Milosevic al Tribunal de La Haya. La delegación de la UE recalca a los políticos yugoeslavos que el procesamiento a Milosevic es la condición para normalizar relaciones entre la UE y Yugoeslavia. El Congreso de los EEUU ha dado de plazo hasta el 31 de marzo para extraditar a Milosevic a cambio de una entrega de 100 millones de dólares en concepto de «ayuda». Por si había alguna duda del servilismo del TPI respecto a los EEUU, el 28 de febrero de 2001, Carla del Ponte, fiscal jefe del TPI de La Haya, da un plazo de un mes al gobierno yugoeslavo para que diga si quiere o no cooperar con la institución y si entregará a los «presuntos» criminales de guerra. Curiosamente, el plazo es el mismo que el que ha dado el Congreso de los EEUU.
El acoso y derribo al entorno del expresidente no cesa. En febrero de 2001 aparece muerto Zoran Sokolovic, ex ministro del Interior. Oficialmente ha sido un suicidio. A los pocos días, se anuncia el proceso a Dragoljub Milanovic, que dirigía la televisión cuando fue bombardeada por la OTAN; se le acusa de que no protegió a los empleados que murieron a causa de las bombas. También es detenido Rade Markovic, ex jefe de la policía secreta en la época de Milosevic y actualmene destituído de su cargo. Pocos días antes de la detención de Milosevic serán detenidos varios dirigentes del Partido Socialista de Serbia y de la Izquierda Unida Yugoeslava (dirigida por la esposa de Milosevic), acusados de robo y abuso de poder.
El Parlamento yugoeslavo aprueba que Milosevic sólo tenga un guardaespaldas. De esta forma su detención será más fácil. A finales de febrero de 2001, «The Independent» de Londres publica que una planta entera de la cárcel central de Belgrado ha sido evacuada y acondicionada para encerrar en ella a Milosevic y a sus colaboradores, citando fuentes de las autoridades yugoeslavas.
Pero los nuevos gobernantes no tienen pruebas para detener al expresidente. Por eso, se ha abierto una investigación para tratar de culpabilizar a Milosevic en la desaparición de 173 kilos de oro hace unos meses. A pesar de no disponer de ningún motivo para detenerlo, un portavoz de la coalición en el gobierno declara que Milosevic será detenido como máximo el 10 de marzo.
Por si fuera poco, se hace público el informe de Justicia que señala que no hay prueba alguna que relacione a Milosevic ni a su entorno (policía secreta) con el asesinato del periodista Dragoljub Milanovic, con el expresidente del país Ivan Stambolic o con el atentado al líder de la oposición Vuk Draskovic.
Pero las pruebas no son necesarias para procesar a Milosevic. El viceprimer ministro Nebojsa Covic declara que para detener a Milosevic «las pruebas no son importantes» (El País, Esp., 070301) y que «lo único que cuenta para detenerlo es que fue un dictador, lo demás es irrelevante» (El País, Esp., 070301). Estas declaraciones las hace ante las cámaras de televisión acompañado de Zoran Djindjic, primer ministro.
Conforme se acerca el 31 de marzo la tensión aumenta. El 25 unas 10.000 personas (según la prensa occidental, que suele dividir por 10 cuando los números no le favorecen en lo que respecta a Yugoeslavia; por lo tanto, hemos de hablar de 100.000 personas) se manifiestan en Belgrado en defensa de Milosevic y al cumplirse el el segundo aniversario del inicio de los bombardeos por la OTAN. Del otro lado, una enorme campaña publicitaria llena de carteles las calles de Belgrado. » Bajo la pregunta «¿Quién es culpable?» presenta tres carteles diferentes. En uno se ven las estanterías vacías de un supermercado al lado de un billete impreso con la cifra de medio billón de dinares en recuerdo de la hiperinflación de 1993 junto a una foto de Milosevic. Un segundo cartel muestra cómo Milosevic se fuma un puro sobre un fondo de casas derribadas por las bombas y una fila de gente que las abandona con sus maletas en la mano. En el tercero se ve a un grupo de policías que golpea a un manifestante tirado en el asfalto con la foto de Milosevic por encima de la escena.» (El País, Esp., 290301). Según publica El Periódico, 310301, la campaña está financiada con dinero occidental.
El 31 de marzo de 2001 al mediodía es detenido Milosevic. Se le acusa de abuso de poder. Ninguna prueba. La detención es pacífica, aunque se han producido algunos incidentes violentos al intentar asaltar la casa en varias ocasiones. Milosevic ha querido evitar un derramamiento de sangre, pues cientos de sus seguidores estaban dispuestos a defenderlo hasta la muerte.
Tras la detención serán procesados Sinisa Vucinic, que organizaba la defensa armada en torno a la casa de Milosevic, acusado de insurreción armada, y la hija de Milosevic, que realizó cinco disparos al aire, y será condenada a 8 meses de cárcel en Belgrado.
«Los cargos de acusación y arresto incluso fueron redactados después de la detención del Sr. Presidente Milosevic, y nunca le fueron entregados, en una acción arbitrariamente escandalosa que contradice todos los preceptos del derecho. «(Comité Internacional de Defensa de Slobodan Milosevic, 260202). Por si había dudas, el ministro del Interior, Zoran Zivkovic, declara a comienzos de abril de 2001 que la detención se ha realizado por la presión de los EEUU.
La portavoz de Carla del Ponte, Florence Hartmann, se apresura a declarar que presionarán a Belgrado para que entreguen a Milosevic «en las próximas semanas o este año», a la vez que se pasa por el forro cualquier respeto por los procedimientos legales: «no estamos de acuerdo con el hecho de que no quieran entregar a Milosevic, ni a ningún otro ciudadano yugoslavo, antes de que se adopte una ley sobre cooperación con el tribunal de la ONU» (La Estrella Digital, Esp., 310301). Está claro que «el TPI está financiado por el gobierno de EEUU, por multinacionales norteamericanas y por el supermillonario especulador George Soros, que tanto en Yugoslavia como en el este ha financiado, a golpe de cientos de millones de dólares, a los media para atacar a Milosevic y a fundaciones para promover el capitalismo. También ha financiado a los separatistas albaneses. ¿Se puede ser a la vez juez y parte?» (Resumen Latinoamericano, Michael Collon, 210202)
Solana, representante de la UE para Política Exterior, promete más ayuda tras la detención de Milosevic: «Este desarrollo positivo facilitará nuestros esfuerzos por construir un futuro de paz y legalidad en los Balcanes». (Clarín, Arg., 020401)
EEUU desbloquea la ayuda financiera en 50 millones de dólares (mucho menos que el precio acordado), y advierte que bloqueará una conferencia internacional de donantes que se celebrará en las próximas semanas si Yugoeslavia no extradita a Milosevic al TPI. Sobre la ayuda financiera, el 10% de los 50 millones de dólares USA es incondicional; el resto depende de si Milosevic es extraditado a La Haya
Por su parte, la Comisión de la Unión Europea anuncia una ayuda de 150 millones de dólares a comienzos de abril.
Borislav Milosevic, hermano del expresidente, declara a la televisión rusa que «se vende a un hombre por un puñado de dólares, pero él no reconocerá nada, ni tampoco a ese poder, que considera como un títere de la OTAN» (Lycos 010401).
LA CONDICION PARA QUE MILOSEVIC SE ENTREGASE FUE QUE NO SERIA EXTRADITADO A LA HAYA
A las pocas horas de la detención, el ministro del Interior, Dusan Mihajlovic, declara en rueda de prensa que su gobierno no extraditará a Milosevic a La Haya, pues ésa es la postura oficial del gobierno. Unos días más tarde, el ministro de Justicia, Vladan Batic, recalca que no hay planes de enviar a Milosevic a La Haya.
Cedomir Jovanovich, principal negociador gubernamental en la entrega de Milosevic, declara que las autoridades de Belgrado garantizaron al expresidente que no sería extraditado a La Haya: «Con el consentimiento de la cúspide estatal, di a Milosevic garantías de que no sería llevado al aeropuerto, sino al Penal Central de Belgrado» (Granma, Cu., 040401)
El 2 de abril, Carla del Ponte y el presidente del Tribunal de La Haya, Claude Jorda, piden de nuevo la extradición de Milosevic, porque Belgrado tiene la «obligación legal» de entregarlo. El presidente Kostunica se niega a ello y declara a la prensa que fue informado de la operación de detención a Milosevic 12 horas antes de iniciada; añade que no pondrá «un puñado de dólares por encima de la dignidad nacional» y que colaborará con La Haya si se juzgan los crímenes de guerra de la OTAN. Termina diciendo que los 50 millones de dólares que ha enviado los EEUU no son nada comparado con los daños de guerra ocasionados por la OTAN: «Se lo voy a recordar: 50 millones de dólares comparados con 30.000 millones de dólares (5,55 billones de pesetas) de daño total, según las evaluaciones del G17» (El País, Esp., 030401). El G17 es un grupo de economistas ultraliberales yugoeslavos. Respecto al TPI manifiesta: «La Haya no está en nuestros pensamientos, sobre todo en mis pensamientos, con todos los problemas que agobian a este país: Kosovo, Montenegro, la pobreza» (…) «El tribunal de La Haya se deja llevar por la justicia selectiva. La justicia selectiva no es justicia» (…) «La selectividad de la justicia, en este caso, radica en que ni una sola vez se planteó la cuestión de la responsabilidad de ninguna persona destacada ni de la parte croata, ni de la parte bosnia, ni de la parte albanesa, pero tampoco de la parte de la OTAN, porque la OTAN también es responsable de crímenes cometidos en 1999. Si se llegara a eso, se podría pensar en lo adecuado de la colaboración con La Haya» (El País, Esp., 030401).
Zoran Djindjic, primer ministro, dice a Le Monde que en uno o dos años Milosevic puede ser juzgado en Belgrado incluso por crímenes de guerra y que no es necesario extraditarlo a La Haya: «Si podemos juzgarlo correctamente en Belgrado ¿por qué debe ir a La Haya?» (La Estrella Digital, Esp, 030501) y que «decimos a Carla del Ponte (fiscal jefe del Tribunal Internacional para la antigua Yugoslavia) que todos los elementos que nos proporcione los utilizaremos de la misma manera que lo haría La Haya»(La Estrella Digital, Esp, 030501) . Por su parte, Carla del Ponte ha viajado a París para incrementar la presión internacional que permita extradictar a Milosevic.
Milosevic es encerrado en una celda de 6 metros cuadrados.»Considero que el proceso contra mi persona está políticamente montado por orden de las nuevas autoridades, para que sea manchado y despreciado mi trabajo de muchos años y especialmente porque me he enfrentado a los poderosos del mundo en interés del Estado y del pueblo» (Efe 030401), declara. Las condiciones de encarcelamiento son pésimas. Branislav Ivkovic, dirigente del PS Serbio, declara: «La verdad es que en su celda hace mucho frío, le diría que terrible. Estaba vestido con un pantalón y una camisa gruesa de invierno, tenía también un jersey de invierno, una chaqueta y sobre todo ello un abrigo muy grueso. Está resfriado y tiene fiebre.» (El Mundo, Esp., 220401)
A finales de abril, Milosevic presenta una lista de 30 personas con las que quiere reunirse habitualmente en su celda. La petición es denegada porque no se puede transformar su cárcel en una oficina, le dicen.
Paralelamente, comienza el interrogatorio a los colaboradores de Milosevic supuestamente implicados en el desvío de fondos estatales: el exjefe de aduanas, Mihalj Kertes; el exjefe de los servicios de seguridad, Radomir Markovic; los exviceprimer ministros, Nikola Sainovic y Jovan Zebic. A la vez, el gobierno yugoeslavo pedirá a la Interpol una orden de captura internacional contra el hijo de Milosevic, al que se le acusa de estar relacionado con el crimen organizado. Actualmente está en paradero desconocido. También son detenidos en mayo dos responsables financieros del partido de la esposa de Milosevic, acusados de malversación de fondos.
En este momento, a pesar de la ausencia total de pruebas, se habla incluso de que puede ser condenado a pena de muerte, puesto que podría haber cometido crímenes aún más graves de los que ahora se le acusan, ha dicho el ministro del Interior, Dusan Mihajlovic. En una nueva falta de respeto a los procedimientos legales, manifiesta que «Tenemos noticias de que Milosevic está implicado en graves crímenes que conducen a la pena de muerte (…) Pero estamos hablando de investigaciones, y necesitamos pruebas: si las tenemos, le pediremos al magistrado que lo acuse».(Clarín, Arg., 040401). Hasta ahora los cargos que le imputan son: malversación de fondos públicos, destrucción de la economía yugoeslava, resistencia al arresto, complicidad al ataque a dos policías (por el tiroteo durante su detención). Insistiendo en la misma dirección, Zoran Djindjic dice que Milosevic será acusado en el plazo de dos meses del asesinato de enemigos personales y políticos; lo mismo se hará con su esposa, Mirjana.
La población se moviliza. Una manifestación de 8.000 personas (80.000, según la corrección matemática que mencionábamos antes) piden las libertad del expresidente. Otras 2.000 personas (20.000 según los mismos cálculos) entregan un pliego de 80.000 firmas al Palacio de Justicia; nadie sale a recibirlos y un policía les impide la entrega del documento. Manifestaciones de miles de personas se suceden por todo el país.
A los pocos días de su encarcelamiento, un tribunal de distrito de Belgrado rechaza la apelación de Milosevic en contra de su encarcelación preventiva. La detención fue de 30 días prorrogable a 180. A comienzos de mayo, un juez de instrucción prolonga dos meses más la prisión para Milosevic.
Por su parte, el TPIY anuncia a comienzos de abril que dentro de un mes tendrá preparada la acusación a Milosevic, basada en crímenes de guerra en Croacia y Bosnia.
MILOSEVIC ES EXTRADITADO A LA HAYA, PESE AL COMPRIMISO DE LAS AUTORIDADES YUGOESLAVAS DE TODO LO CONTRARIO CUANDO LO DETUVIERON
En mayo se destapan las verdaderas intenciones que hubo en la detención de Milosevic: la extradición. El 4 de mayo, un tribunal de Belgrado entrega a Milosevic el acta de acusación del TPI por crímenes de guerra. Milosevic no acepta el documento.
EL 9 de mayo, Kostunica se desdice de todas sus declaraciones hasta la fecha: dice que apoyará una ley que permita la extradición de Milosevic. En su visita a Alemania, el canciller Gerhard Schroeder hace saber a Kostunica que la ayuda alemana está condicionada a la entrega de Milosevic a La Haya. El dirigente yugoeslavo responde que el próximo jueves el Parlamento puede aprobar una ley que permita las extradiciones.
El 6 de junio el abogado de Milosevic, Toma Fila, pide su libertad basándose en que no ha aparecido ninguna prueba en contra de su defendido y que éste no goza de buena salud (tiene problemas de hipertensión): «Todos los testigos fueron interrogados y ninguno de ellos confirmó las acusaciones de la fiscalía. Hasta el momento no se ha presentado prueba alguna (que lo incrimine)» (CNN 060601)
Belgrado espera 1.200 millones de dólares inicialmente y 3.000 millones más en dos años en la Conferencia de Donantes que se celebrará el próximo 29 de junio. Los EEUU condicionan su participación a «pruebas firmes» de que Milosevic y 4 de sus colaboradores más cercanos serán extraditados en breve. Sin esa condición, la Conferencia de Donantes no tendrá lugar. Para que vean que la cosa va en serio, EEUU ha votado en contra de que el FMI conceda un préstamo de 249 millones de dólares a Yugoeslavia. El viceprimer ministro, Zarkko Korac, declara que «es él o nosotros (…). Milosevic será entregado» (La Estrella Digital, Esp., 100601)
La carrera para llevar a Milosevic a La Haya antes del 29 se desata. El 16 de junio el gobierno aprueba la Ley de Cooperación con el Tribunal de La Haya, que permitirá la extradición de Milosevic. Falta la aprobación parlamentaria en las próximas semanas. Al propio tiempo, una encuesta dice que el 76% de los yugoeslavos es partidario de que los juicios de guerra se celebren en Yugoeslavia, pero ¡qué casualidad! exceptuan el caso de Milosevic, puesto que esperan ayuda económica de los países capitalistas, en unos momentos en que Yugoeslavia se ha convertido en uno de los países más caros del mundo y con unos salarios de miseria.
Djindjic insiste en la relación estrecha que hay entre la extradición de Milosevic y el «bienestar» de los yugoeslavos: la Conferencia de Donantes, a celebrar el próximo 29, ha de condonar el 65% de la deuda externa. «Si no lo logramos, el año que viene tendremos que pagar 2.000 millones de marcos alemanes (unos 800 millones de dólares), cantidad equivalente a la tercera parte de nuestro presupuesto, y en quince años tendríamos que pagar 80.000 millones (…) La tierra se abrirá bajo nuestros pies si no logramos el perdón de, al menos, un 65 por ciento de la deuda. Tenemos que solucionarlo este mes. Cualquier otra solución sería un suicidio» (La Estrella Digital, Esp., 150601), dice Djindjic
Como respuesta a las maniobras del gobierno, unas 5.000 personas (50.000 según las correcciones que venimos haciendo) se concentran delante de la cárcel donde está detenido Milosevic reclamando su libertad
Como los socios montenegrinos del gobierno de Belgrado se niegan a aprobar la ley de extradición en el Parlamento, el gobierno aprueba la extradición por decreto el 24 de junio. Los aliados montenegrinos no asisten a la reunión gubernamental, excepto uno, con lo que (¡qué casualidad!) se logra el quórum suficiente para aprobar el decreto. La medida es claramente insconstitucional. Djindjic vuelve a aclarar de qué va la cosa: : «Con la dilación hemos perdido mucho tiempo, hemos puesto en cuestión la participación en la conferencia de los países donantes»(El País, Esp., 250601)
A esta medida responde una manifestación de unas 10.000 personas (100.000 según nuestras matemáticas) en Belgrado contra la extradición de Milosevic, a la que le sigue otra de 2.000 personas (20.000 según esas matemáticas)
Joseph Biden, presidente de Comité de Relaciones Exteriores de EEUU, puntualiza: ‘Cualquier entrega de ayuda norteamericana a Yugoslavia debe estar condicionada a la extradición de Milosevic y los otros 15 procesados por el Tribunal de La Haya que están en ese país’ (El País, Esp., 280601). Por su parte, el ministro del Interior, Dusan Mihajlovic, dice que «en breve» se descubrirán nuevas fosas comunes con más kosovares asesinados por Milosevic, y la Justicia rechaza la demanda de Milosevic de recusación de los jueces y del fiscal encargados de su extradición.
El 29 de junio, cuando vencía el plazo dado por los EEUU, Milosevic es entregado al TPI. Fue trasladado en avión desde Belgrado a la prisión de Scheveningen. La acusación del TPI es por los «crímenes de guerra» cometidos en Kosovo en 1999 (8.000 muertes y 750.000 deportados) que serían la justificación del ataque de la OTAN. Milosevic es sometido a revisión médica y los médicos dicen que su estado de salud no presenta ningún problema. Gerhard Schroeder declara que «es un gran éxito para los esfuerzos internacionales en favor de la justicia» (La Jornada, Mex., 290601). El presidente yugoeslavo, Kostunica, no está de acuerdo con la manera cómo se ha hecho la extradición y dice que «pone seriamente en peligro el orden constitucional de Yugoslavia» (La Jornada, Mex., 290601).
Cuando la gente se entera de que se han llevado a Milosevic, 10.000 personas (ya serían 100.000…) se manifiestan en Belgrado. Días más tarde, la manifestación concentra a 15.000 personas (seguramente 150.000).
El Tribunal Constitucional del Yugoeslavia decidió suspender el decreto de extradición, pero no anularlo. El gobierno llega al extremo de desautorizar al Tribunal Constitucional por parcial e incapacitado. Djindjic lo explica claramente: «El artículo 135 de la Constitución de Serbia consiente adoptar decisiones competencia de la República de Yugoslavia cuando los órganos federales no están en condiciones de adoptar decisiones» (El Mundo, Esp., 290601). En noviembre, el Tribunal Constitucional de Yugoeslavia declara inconstitucional la extradición de Milosevic, pero ello no tiene efecto alguno.
La Conferencia de Donantes concede a Yugoeslavia 250.000 millones de pesetas. Los EEUU se comprometieron a una donación de 35.755 millones de pesetas.
MILOSEVIC COMPARECE ANTE EL TRIBUNAL: «UN FALSO JUICIO PARA JUSTIFICAR LOS CRIMENES DE GUERRA COMETIDOS POR LA OTAN»
Carla Del Ponte dice que se acusará a Milosevic de crímenes en Bosnia y Croacia, además de Kosovo: será acusado de la muerte de 500 kosovares y la deportación de 740.000. Milosevic rechaza tener abogado defensor y dice que se defenderá él mismo.
EL 4 de julio de 2001 comparece ante el TPI: rechaza la autoridad del tribunal y los cargos contra él; se niega a responder a sus preguntas. «Este es un falso juicio para justificar los crímenes de guerra cometidos por la OTAN contra Yugoslavia» (El Periodico, Esp., 040701), dijo.
MILOSEVIC: «El acta de acusación es falsa. El tribunal es ilegal porque no ha sido nombrado por la Asamblea General de la ONU. En consecuencia, no tengo necesidad de nombrar un consejero para comparecer ante un órgano ilegal».
El presidente del tribunal explica el objetivo de la comparecencia.
MAY: «La comparecencia ante el tribunal tiene los siguientes objetivos: en primer lugar, la acusación, y en segundo lugar, si usted lo desea, su declaración de culpabilidad o inocencia. El primer asunto es el acta de acusación. Como sabe, tiene derecho a que se la lea ante el tribunal antes de que usted se pronuncie. Este es un derecho al que puede renunciar. Desea que le lea los cargos?».
MILOSEVIC: «Ese es su problema».
MAY: «Señor Milosevic, comparece ante este tribunal y está bajo su jurisdicción. Podrá defenderse ante el tribunal; tendrá garantizados los derechos del acusado incluidos en la legislación internacional y la protección de la legislación internacional y el estatuto…»
Milosevic respondió en serbio y el presidente cortó el micrófono de la traducción. (…)
MILOSEVIC: «El objetivo de este tribunal es un falso juicio para justificar los crímenes de guerra cometidos por la OTAN contra Yugoslavia…»
Insistió May en si Milosevic quería responder a la acusación.
MILOSEVIC (en serbio): «Ya he respondido a su pregunta. Además, este presunto tribunal…» (el presidente cortó el micrófono).
MAY: «Las leyes establecen que si un acusado renuncia a pronunciarse, el tribunal considera en su nombre que se declara inocente (…)».
MILOSEVIC (en serbio): «El objetivo de este tribunal es justificar los crímenes cometidos en Yugoslavia. Esta es la razón de que éste sea un falso juicio, algo ilegítimo…»
(El Periodico, Esp., 040701)
Milosevic tenía preparada una intervención que no le dejaron leer. En ella decía que «No reconozco a este tribunal, porque es falso y porque la acusación es falsa. El tribunal es parte del mecanismo para el genocidio contra el pueblo serbio, de la venganza contra quienes luchan contra la esclavización de los pueblos, de los hombres y contra el nuevo colonialismo. La dirección a la que hay que acudir por los crímenes de guerra cometidos en la República Federal de Yugoslavia es la de la OTAN» (Clarín, Arg., 050701)
En respuesta a la actitud combativa de Milosevic, Carla del Ponte anuncia que los cargos serán más que los que hasta ahora le imputaban.
Las condiciones de encarcelamiento no son buenas. Milosevic está bajo vigilancia de circuito cerrado de TV las 24 horas del día. Durante los primeros 5 días en encarcelamiento no pudo dormir porque las luces de la celda estaban encendidas; después de protestar, mantuvieron encendida sólo la luz del baño, pero continuó la vigilancia en TV. Uno de los abogados que colabora con el expresidente yugoeslavo, Nico Steijnen, manifiesta que sólo ha podido hablar con su cliente una vez y en presencia de guardias.Sobre las visitas de familiares y abogados, Milosevic declara que «he sido discriminado todo el tiempo, desde el primer día que llegué aquí». (Yahoo 310801). Denuncia que sus familiares, incluyendo a un nieto de dos años y medio, están bajo vigilancia policial continua. En febrero, el gobierno holandés deniega un visado a la esposa de Milosevic para que lo pueda visitar en prisión, alegando que la petición no se había hecho en tiempo suficiente. Finalmente, en marzo de 2003 la esposa de Milosevic ha de refugiarse en Moscú, pues las autoridades yugoeslavas pretenden implicarla en el asesinato del expresidente Ivan Stambolic.
Milosevic acusa en su juicio que «toda la campaña contra mi mujer y mis hijos tiene que ver con mi acusación aquí y con todo esto que no es un procedimiento legal sino mediático» (El Mundo, Esp., 310302), siendo interrumpido (le cortan el micrófono) por los jueces del TPI.
En marzo de 2002, el TPI niega la libertad provisional a Milosevic, quien había manifestado que las condiciones de encarcelación no son las mejores para preparar su defensa: dispone de un teléfono en un pasillo que sólo puede usar desde las 17.00 h de la tarde (cuando vuelve del juicio) hasta las 20,30 h en que se corta la línea, con lo que la comunicación con sus colaboradores es muy difícil.
Una nueva petición de libertad en marzo de 2004 se basa en poder preparar adecuadamente su defensa: «Les pido una vez más que me pongan en libertad. En las condiciones en las que me encuentro, me veo impedido de ejercer mi derecho a defenderme y no tengo posibilidad de comunicarme libremente y sin supervisión con mis testigos» (Colpisa 260304)
El argumento para el circuito de TV es evitar que Milosevic se suicide. «Nunca me suicidaré, porque debo luchar contra este tribunal y esta farsa de juicio. Nunca le haría esto a mi familia, ni a mis hijos» (El Periodico, Esp., 311001), aclara.
Toma cuerpo un movimiento internacional por la libertad de Milosevic, el «Comité Internacional para la Defensa de Slobodan Milosevic». Lo encabeza el abogado Christopher Black. 200 abogados, escritores e intelectuales del Comité Internacional para la Defensa de Milosevic declaran que están disuestos a ir a La Haya para asesorar a Milosevic en lo que necesite. Ramsey Clark, ex fiscal general de EE UU y contrario a la agresión de la OTAN a Yugoslavia, está entre ellos. El escritor británico Harold Pinter, uno de los más célebres dramaturgos contemporáneos, hace campaña a favor de Milosevic. Dice que si Milosevic ha de ser sometido a juicio, a su lado debe ponerse a Clinton «por haber cortado chicos en pedazos con sus bombardeos» (Clarín, Arg., 310701). En febrero de 2002, el Comité de Defensa para la Liberación de Milosevic entrega al presidente del TPI más de 120.000 firmas pidiendo la libertad de Milosevic.
Pero este movimiento no tiene reflejo en las calles. Propaganda occidental durante años presentando a Milosevic como «dictador», genocida», «corrupto», etc ha hecho mella en la opinión pública. Los libros de texto que edita el nuevo gobierno de Yugoeslavia ni mencionan a Milosevic.
La opinión pública y las organizaciones de izquierda de Yugoeslavia están muy debilitadas, después de tantas derrotas. Milosevic se hace eco de esta situación en una cinta grabada, en la que ataca duramente a varios dirigentes del Partido Socialista de Serbia por contemporizar con el poder y permitir su extradición.
En las sesiones que tienen lugar hasta febrero de 2002 (cuando comienza oficialmente el juicio) se le retira repetidamente la palabra. «Señor Milosevic, no vamos a escuchar estos argumentos políticos» (Yahoo 310801), era una de las frases favoritas de May, uno de los jueces. Y a continuación le cerraba el micrófono.
A lo largo de estos meses, Milosevic declara en el TPI que lo único que hizo fue defender a su país: «Estoy acusado porque he defendido a mi país de una agresión criminal y también del terrorismo, con el que la Administración Clinton ha cooperado de cerca» (El Mundo, Esp., 291001) y rechaza una y otra vez la legalidad del tribunal y de todo el proceso por el que se le juzga. Refiriéndose a Bin Laden y a la «extraña» permisividad yanqui con ese personaje, señala: «La anterior Administración (de EEUU) sabía que Bin Laden estaba en Albania dos años después de los ataques a sus embajadas y discutieron este hecho conmigo» (El Periodico, Esp., 311001) (se refiere a los ataques a las embajadas de Nairobi y Dar es Salam, en agosto de 1998, que causaron 224 muertos, 12 de ellos estadounidenses, y 4.000 heridos). En marzo de 2002, Milosevic presenta un informe del FBI de 2001 para asegurar que al Qaeda, con Bin Laden a la cabeza, apoyó a la UCK en Kosovo y a los combatientes musulmanes en Bosnia y Chechenia. Lo mismo que estaban haciendo los EEUU.
En agosto de 2001, el TPI anuncia que juzgará a Milosevic por genocidio en Bosnia y Croacia, un grado más alto en las acusaciones que hasta ahora le hacían. Milosevic aclara ante el TPI: «La responsabilidad de la guerra en Bosnia es de las fuerzas que desmembraron Yugoslavia y no de los serbios» (El Mundo, Esp., 111201), a lo que el juez responde quitándole la palabra. «Las falsas inculpaciones de Bosnia y Croacia tienen como objetivo ocultar el terrorismo que se produjo en Kosovo y la colaboración de la Administración de Clinton con terroristas asociados a la organización de Bin Laden» (El Periodico, Esp., 121201), declaró en otro momento.
Basándose en datos y citas de la prensa internacional, Milosevic argumenta que «fuerzas externas que proveyeron de armas a los secesionistas» fueron el «detonador del conflicto en Yugoslavia», y que fueron el Vaticano, Alemania, otros países europeos y Estados Unidos los culpables de «haber hecho estallar Yugoslavia» (La Vanguardia, Esp., 010904).
En septiembre, la justicia holandesa falla en contra del recurso de los abogados de Milosevic para que sea liberado debido a la ilegalidad del TPI y su ilegal traslado de Belgrado a Holanda. A final de año, Milosevic presenta una denuncia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra su detención por el TPI.
A las preocupaciones del expresidente se añade el proceso contra su hija. Está siendo juzgada en Belgrado por tenencia ilícita de armas en los incidentes que tuvieron lugar en la detención de su padre en Belgrado, en los que ella hizo algunos disparos. ‘Disparé hacia el cielo, que era de color morado. Disparé las cinco balas que caben en el Smith and Weson. Disparé por disgusto. Si se puede disparar por felicidad, se puede disparar también por disgusto’, declaró (El País, Esp., 291201)
El juicio ha de comenzar el 12 de febrero de 2002. Dos días antes, una manifestación de miles de personas por la libertad de Milosevic tiene lugar delante de Parlamento de Belgrado.
El TPI ha unificado todas las acusaciones de forma que se realiza un juicio único contra Milosevic. Carla del Ponte dice que Milosevic es responsable de los peores crímenes conocidos por la Humanidad. «Algunos incidentes reflejaron una barbarie casi medieval y una crueldad calculada que fue mucho más allá de los límites de guerra convencional» (Yahoo 130202), dice.
Después de las acusaciones, le toca el turno a Milosevic. Fueron los bombardeos de la OTAN los que provocaron el éxodo de Kosovo y no las tropas yugoeslavas. Señaló que la guerra en Bosnia no la desataron los serbios: «el conflicto comenzó con el asesinato de serbios, y no al revés» (La Estrella Digital, Esp., 140202), señaló. Dirigiéndose a Carla Del Ponte, le increpó que «sus jefes destrozaron Yugoslavia, y ahora quieren que dos o tres personas paguen la factura para mantener la verdadera responsabilidad lo más alejada posible» (La Estrella Digital, Esp., 140202). Presenta un video con imágenes de la televisión alemana sobre una masacre de serbios en Kosovo en 1999 y todo un despliegue audiovisual, que contrarrestaba el que el día anterior había presentado la fiscalía. «Podría estar diez días exhibiendo fotos» (El País, Esp., 150202), añade. Los ataques de la OTAN en 1999 sobre Serbia y Kosovo fueron «una acción preconcebida, que causó la muerte de civiles inocentes y fue respaldada por los medios de comunicación occidentales» (El País, Esp., 150202), «me pregunto si habrá una corte que juzgue alguna vez los 79 días de bombardeos. El pueblo serbio nunca perdonará esos crímenes» (El País, Esp., 150202)
«La policía y el Ejército yugoslavo nunca han atacado a la población civil, defendían el país con honor» (El Periodico, Esp., 150202), declaró Milosevic, aunque «individuos o grupos pudieron haber cometido crímenes, como ocurre en el resto del mundo» (El Periodico, Esp., 150202). «Cuando Milosevic fue informado sobre los crímenes cometidos por los reservistas de la policía, asociados con la milicia de Slobodan Medic «Boca», se puso furioso. Preguntó cómo era posible que la milicia de los Escorpiones estuviese activa en Kosovo y exigió que se persiguiese a los culpables y que no se repitiese.» (declararía el general Farkas, jefe de seguridad del Ejército Yugoslavo en 1999). Por parte yugoeslava, «no digo que no se hayan cometido crímenes por parte de individuos, pero no los han cometido ni el Ejército ni la Policía», señala Milosevic (La Estrella Digital, Esp., 150202).
En esta sesión de febrero de 2002, Milosevic presenta nuevo material audiovisual sobre los bombardeos de la OTAN y sus efectos sobre la población y las infraestructuras del país: «Los crímenes de la OTAN nunca quedarán legalizados por más que nos condenen a mí y a mi pueblo» (El Periodico, Esp., 150202), dijo. «La OTAN destruyó más escuelas que tanques», sentenció.
Miosevic aseguró que las Fuerzas Armadas yugoeslavas tenían órdenes tajantes de castigar cualquier abuso contra la población civil y de tratar a los prisioneros de guerra conforme a las leyes internacionales. «¿Qué clase de tribunal es éste que se llama así mismo tribunal de crímenes de guerra y se niega a perseguir a los verdaderos criminales, juzgando en su lugar a los que se defendían en su propio territorio?» (El Mundo, Esp., 160202), se preguntó.
Sobre la guerra de Bosnia, acusó a Occidente de empujar a los bosnios a la guerra civil para luego culpar a los serbios. «Serbia siempre estuvo a favor de una solución política para Bosnia y Croacia. (…) Los serbios no estamos en el origen de la guerra, somos las víctimas.» ¿De quién? «De una estrategia occidental para devastar Yugoslavia (…). Se trataba de provocar una guerra, y por eso el interés consistía en fomentar el nacionalismo, el odio y, finalmente, la guerra.» (La Vanguardia, Esp., 190202) «»Las guerras civiles en Croacia -entre serbios y croatas- y en Bosnia -entre serbios, croatas y musulmanes- son la consecuencia de las llamas que se atizaron fuera de las fronteras de Yugoslavia» (La Jornada, Mex., 190202)
Sobre la participación alemana: «Alemania instigó la desintegración y EE UU encendió la llama» (El País, Esp., 160202). Acusó a Klaus Kinkel , ex ministro de Exteriores de Alemania, de financiar a la UCK a través de los servicios secretos alemanes.
Milosevic añade que quiere traer a su juicio como testigos al ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton; el secretario general de la ONU, Kofi Annan; la ex secretaria de Estado Madeleine Albright, el ex canciller alemán Helmut Kohl, el actual canciller germano Gerhard Schröder y el equipo de negociadores americanos en la conferencia de Dayton. En 2004 Milosevic presenta su lista de testigos, que abarca a 1.631 personas, más de cinco veces la lista de testigos de la acusación.
Explica y da ejemplos de cómo la OTAN bombardeaba a los kosovares que querían volver a sus hogares. Describió a la KFOR como «fuerza de ocupación» que colaboró con la UCK en los asesinatos a serbios en Kosovo. «¿Cómo es posible que 50.000 soldados en un lugar tan pequeño no se dieran cuenta de nada?» (El Mundo, Esp., 160202), dijo. Después de los bombardeos de la OTAN, 3.000 serbios fueron asesinados en Kosovo y 360.000 tuvieron que abandonar sus casas. Bin Laden, el «gran terrorista mundial», colaboraba con los yanquis en el apoyo al UCK. Como resultado, Kosovo se ha convertido en un el centro logístico de las mafias albaneas de las drogas, armas y personas.
Con el bombardeo de la embajada china en Belgrado, Bill Clinton «quería entrar en la historia como el primer hombre en bombardear territorio chino; por eso hizo atacar la Embajada» (Clarín, Arg., 160202).
LA «MATANZA» DE RACAK FUE UN MONTAJE DE OCCIDENTE
Milosevic presenta en febrero 2002 un documental alemán que recoge el montaje de la «matanza» de Racak. EEUU presentó estos hechos como una matanza de civiles albanokosovares, encontrados en una fosa común, y por eso la OTAN atacó a continuación para evitar el exterminio de los albanokosovares de Kosovo. El documental alemán muestra que los cuerpos de 45 guerrilleros de la UCK fueron colocados en una fosa común para simular un fusilamiento de civiles kosovares. Los guerrilleros habían muerto el día anterior en enfrentamientos con las tropas regulares de Yugoeslavia.
También Milosevic presenta una colección de fotografías en las que no se aprecian restos de sangre en la pretendida fosa común, señal de que los cadáveres han sido trasladados desde otro lugar.
El papel real de la OTAN es muy diferente al que nos han querido hacer ver. En el éxodo de Kosovo que provocó el bombardeo brutal de la OTAN (y no las tropas serbias), se produjo el caso de Djacovica, cuando un convoy de refugiados kosovares fue destrozado por los aviones de la OTAN. . «Interceptamos una conversación entre el piloto y el mando de operaciones. El piloto dijo que se trataba de un convoy de civiles. Le contestaron que la orden era eliminar el objetivo», afirmó Milosevic. «Todas estas acciones son un ejemplo de la bestialidad de los ataques de la OTAN. Es la OTAN y no yo quien debe ser acusada de genocidio» (El País, Esp., 160202), dijo.
Lo único que pudo hacer el tribunal fue presentar al testigo William Walker diciendo, sin prueba alguna, que Milosevic miente. William Walker había sido representante diplomático de los EEUU en Yugoeslavia y organizador de los batallones de la muerte en El Salvador y Centroamérica.
SBRENICA: LA RESPONSABILIDAD DE LAS FUERZAS DE LA OTAN
El 11 de abril de 2002 se presenta el informe que el gobierno holandés encargó al Instituto Holandés para la Documentación de Guerra (NIOD), elaborado a lo largo de 6 años de trabajo. El informe concluye que la matanza de Sbrenica, donde fueron asesinados 7.000 musulmanes, es responsabilidad del comandante serbobosnio Ratko Mladic, pero la responsabilidad de las tropas holandesas destacadas en la zona es inapelable, pues no hicieron nada por impedirlo. Por otra parte, no hay pruebas que «sugieran que las autoridades serbias en Belgrado estuvieran involucradas», con lo que se exculpa a Milosevic de una de las mayores acusaciones que se le hacen.
Milosevic acusa también a los servicios secretos franceses. La matanza fue realizada «por una unidad de mercenarios que actuaban a las órdenes de los servicios secretos franceses» (El Mundo, Esp., 270902). Los autores formaban parte del ejército serbio, pero estaban a las órdenes de Francia. Milosevic relata una reunión en julio de 1995 entre el francés Bernard Janvier, entonces jefe de las tropas de la ONU, y representantes del gobierno musulmán de Bosnia; se trataba de entregar Sbrenica a los serbios. La zona quedó bajo la protección de unos cientos de cascos azules holandeses.
EL TESTIMONIO DE RADE MARKOVIC
Rade Markovic, ex jefe de los servicios secretos serbios, había declarado que Milosevic era responsable de la limpieza étnica contra los albanokosovares. Era el «testigo clave» de la acusación. Interrogado por Milosevic, no puede mantener tales tesis y pasa a defendar la posición de Milosevic, llegando a afirmar que la labor del expresidente había sido «preservar la seguridad de los civiles en Kosovo, tanto serbios como albaneses» (El Mundo, Esp., 277002), que los serbios no habían cometido crímenes de guerra en Kosovo, que no había un plan de Belgrado de expulsar a los albanokosovares de su tierra, que Milosevic había dado orden tajante a sus tropas para que respetasen las leyes de la guerra y que no había un plan para hacer desaparecer los cuerpos de las víctimas. El éxodo de la población albanesa no lo provocó el ejército yugoeslavo sino los guerrilleros de la UCK, amparados en los bombardeos de la OTAN, que necesitaban la huída de la población albanokosovar para engañar a la opinión pública occidental y justificar la agresión de la OTAN.
«¿Recibió alguna vez algún tipo de informe,» le preguntó Milosevic, «o oyó alguna vez hablar de una orden, de expulsar a los albaneses de Kosovo?» «No, nunca oí algo semejante. Jamás nadie ordenó que se expulsara a los albaneses de Kosovo,» replicó Markovic. «¿Recibió alguna información sobre algún plan, sugerencia o influencia de facto de que había que expulsar a los albaneses?» preguntó Milosevic. Respuesta: «No, nunca escuché una sugerencia semejante, de que se expulsara a los albaneses de Kosovo.» «En las reuniones en las que participó, ¿es verdad que se dijo exactamente lo contrario, es decir que siempre insistimos en que había que proteger a los civiles, y que no debían ser afectados en el proceso de las operaciones antiterroristas?» «Por cierto,» dijo el testigo, «la tarea no era sólo la protección de los serbios, sino también de los civiles albaneses.» «¿No es cierto que tratamos de persuadir a los refugiados de que se quedaran, y de que el ejército y la policía los protegerían?» preguntó el antiguo presidente. «Sí, fue la instrucción que recibimos y fueron ésas las tareas.» «¿Sabe que el Ejército de Liberación de Kosovo le dijo a la gente que se fuera, y que organizaran un éxodo?» «Sí,» dijo Markovic. «Estoy al tanto de ese hecho.»
Markovic declaró que había sido torturado por las nuevas autoridades de Belgrado y que le habían prometido que sería liberado si declaraba contra Milosevic y luego le darían una nueva identidad en otro país. Añadió que los propios fiscales del TPI habían falsificado la declaración escrita que había presentado.
El juez May trató de abortar la declaración de Markovic cuando estaba claro que favorecía a Milosevic. Cuando Markovic estaba relatando las torturas a que le sometió el nuevo gobierno yugoeslavo, May le obligó a callar y dijo a Milosevic que «esto no parece tener nada que ver con la evidencia que el testigo ha dado aquí. No vamos a litigar aquí sobre lo que le sucedió (a Markovic) en Yugoslavia cuando fue arrestado.» (Rebelión, Esp., 110902). Cuando Milosevic estaba denunciando que el propio TPI había falisificado la declaración escrita de Markovic, May le interrumpió de nuevo diciendo que «Ése no es un comentario apropiado de su parte.» (Rebelión, Esp., 110902).
EL TESTIMONIO DE LORD OWEN
En noviembre de 2003 comparece lord Owen, ex mediador de la UE durante las guerras de Croacia y Bosnia, como testigo de la acusación. Para sorpresa de los jueces, declara que Milosevic «no era un purista étnico» ni «un fundamnetalista racista (…) No era de aquellos que quería expulsar a todos los musulmanes fuera de Serbia ni de la República Sprska (la entidad serbia de Bosnia)». (El Mundo., Esp., 031103). Sobre Sbrenica, declara que «se necesitaban unos 35.000 soldados que los países no se habían comprometido a conceder», por lo que consideró que «ellos son, en parte, responsables de la terrible masacre (de Srebrenica)» (El Mundo., Esp., 031103). Cuando Milosevic afirmó que «fuimos unos quijotes aprobando un plan de paz que sabíamos que contaba con la oposición de parte de la comunidad internacional y que se pretendía dinamitar» (El Mundo., Esp., 031103), lord Owen añadió que «hay mucho de cierto». Lord Owen también criticó a la comunidad internacional de reconocer «demasiado pronto» la independencia de Eslovenia, Croacia y Bosnia.
EL TESTIMONIO DE SESELJ
En agosto de 2004, Vojislav Seselj mantiene en una declaración que dura varios días que el único en defender la idea de la «Gran Serbia» es su propio partido, el Partido Radical Serbio, y que Milosevic y el Partido Socialista se oponían a ella.
Particularmente relevantes son los testimonios de varios testigos de la acusación:
a) Mahmud Bakali, ex dirigente de los comunistas yugoeslavos en Kosovo. En el interrogatorio a que le sometió Milosevic, Mahmud Bakali tuvo que reconocer que era la minoría serbia de Kosovo la que había sufrido la agresión étnica, y no la mayoría albanokosovar; que en Kosovo hay tráfico de armas y que en época de Milosevic los albanokosovares no habían sido despedidos de sus puestos de trabajo y de los organismos oficiales.
b) Kevin Curtis, investigador jefe de la Fiscalía, aportaba las declaraciones de «cientos de víctimas de Kosovo». Vista la suerte que había corrido Mahmud Bakali, el TPI no se atrevió a presentar su testimonio.
c) Agim Zeqiri, albanokosovar, abandona la sala antes de acabar su testimonio «porque se encuentral mal» y así Milosevic no puede terminar su interrogatorio, que estaba demostrando que Zeqiri era miembro de la terrorista UCK.
d) Halit Barani presenta una lista de 66 nombres elaborada por la policía serbia como gente que había que fusilar; el documento se llama «Albaneses que deben ser sumariamente ejecutados». Milosevic demuestra que el documento es falso, pues está lleno de errores gramaticales y ortográficos que sólo pueden haber sido cometidos «por extranjeros, especialmente albaneses» (Yahoo 010302).
e) Richard Ciaglinski, oficial británico, quien dice que le ha dicho un responsable yugoeslavo, cuyo nombre no puede decir, que había un plan de limpieza étnico de los albanokosovares en Kosovo. Sin comentarios.
f) Rugova, dirigente de Kosovo. El interrogatorio de Milosevic no puede continuar después del primer día porque los jueces consideran que hace preguntas «irrelevantes».
g) Radomir Tanic pretendía en su declaración que había estado presente cuando Milosevic había dado la orden de genocidio. Milosevic le hizo confesar que era un agente de los servicios secretos occidentales y que no tenía relación directa ninguna con los gobernantes de Belgrado como para testificar nada.
h) El TPI da a conocer un informe en el que se dice que Milosevic mantenía una red financiera clandestina en 50 países. De esta forma, compraba material militar fuera del control parlamentario y, posteriormente, enriquecerse. El informe no aporta prueba alguna. La esposa de Milosevic declaró días después que «si alguien nos encuentra un solo dólar, se lo regalaré, le haré una donación encantada» (El País, Esp., 250802). A fecha de hoy, nadie ha podido demostrar que Milosevic o su familia tuviesen un solo céntimo en alguna cuenta en el extranjero.
LOS INTENTOS DE TPI PARA QUE MILOSEVIC NO SE REPRESENTE A SI MISMO
Los problemas de salud de Milosevic eran el argumento para que el TPI le designe un abogado, Milosevic renuncie a su autodefensa y así el juicio transcurra «normalmente».
En 2004, el TPI anuncia que revisará «radicalmente» el juicio, tras un nuevo aplazamiento por enfermedad de Milosevic: quieren que sea asistido por un grupo de abogados, de forma que el juicio no se interrumpa. Milosevic acusa al tribunal de su empeoramiento de salud, al no haberle concedido el descanso recomendado por los médicos y presionarle para respetar las fechas de entrega de los documentos.
Milosevic había solicitado una prórroga de 90 días para preparar su defensa ya que, debido a su estado de salud, sólo podía trabajar tres días a la semana; también necesitaba más de los 150 días previstos para interrogar a los testigos y pidió igualdad con la fiscalía, que dispuso de 300 días. Los jueces sólo le han concedido 4 horas, en lugar de dos, para presentar su defensa. Como no podrán comparecer todos los testigos, el TPI decide que los que no lo hagan presenten su declaración por escrito.
En septiembre de 2004, el TPI impone dos abogados defensores a Milosevic. El TPI se basa en el informe médico de un especialista belga sobre la salud de Milosevic; sin embargo, «durante tres años, el mismo equipo de médicos me ha considerado capaz y en buena condición y ahora un médico independiente de Bélgica, la sede de la OTAN, lo pone en duda» (La Estrella Digital, Esp., 020904). Milosevic manifiesta que está tomando otra medicación que no la aconsejada por el equipo médico, porque ésta le producía somnolencia y no le permitía trabajar: «La otra medicación me la recetó el médico que me trata los últimos diez años y tiene el visto bueno del equipo médico de la unidad de detención» (La Estrella Digital, Esp., 020904).
Los abogados ingleses Stephen Kay y Gillian Higgins, designados como defensores de Milosevic por el TPI, informan al tribunal que Milosevic se ha negado a recibirlos. Estos abogados están trabajando en el juicio por cuenta del TPI, lo que hace dudar de la imparcialidad de la decisión del TPI. Finalmente, los abogados impuestos a Milosevic se confiesan incapaces de defenderlo, por la nula colaboración de su «cliente». La mitad de los testigos con los que han contactado se niegan a presentarse si no es Milosevic quien los interroga. El TPI decide que Milosevic puede interrogar a sus testigos, pero no retira a los abogados que le habían nombrado.
SUSPENSIONES DEL JUICIO POR PROBLEMAS DE SALUD
Se produjeron más de 20 interrupciones del juicio a Milosevic por problemas de salud del acusado, en los 5 años que duró. Las pésimas condiciones en que organizaba su defensa, sus problemas de hipertensión, la mala atención médica y el acoso a su familia fueron determinantes.
Los médicos del TPI también trabajaban al dictado de los EEUU. La medicación le provocaba somnolencia a Milosevic, por lo que en más de una ocasión rehusaba tomársela para poder continuar su defensa. La consecuencia era una crisis de salud unas semanas más tarde.
Los problemas de salud fueron el motivo de solicitar de nuevo su liberación en noviembre de 2002, pero Carla del Ponte se opuso diciendo que «debe permanecer en prisión donde puede tener todos los cuidados necesarios» (Colpisa 211102). El informe postmortem del facultativo ruso Leo Bokera, denuncia que la negligencia médica con que fue atendido Milosevic le condujo a la muerte (nos referimos a este informe al final de este artículo).
MARZO 2006: MILOSEVIC MUERE DE UN INFARTO INDUCIDO
«Sería mejor que Milosevic se muriese en prisión, porque si el proceso siguiese su curso, podría suceder que únicamente fuese condenado por cargos menores’. Esto fue advertido por James Gow, ‘experto en crímenes de guerra’ y partidario del Tribunal de La Haya, en una entrevista para Channel en abril de 2004.
En febrero de 2006, se solicita formalmente la comparecencia como testigo de Bill Clinton. Estaba previsto que las alegaciones de la defensa terminaran en mes de marzo y que el juicio finalizase hacia mediados de año.
A estas alturas, el TPI no tenía ninguna prueba contra Milosevic y, además, con el interrogatorio a Cllinton, Blair y otros líderes de Occidente, el expresidente yugoeslavo iba a conseguir una gran repercusión mediática que podía desenmascarar ante el mundo el genocidio de la OTAN. No lo podían permitir.
El 6 de marzo aparece muerto en su celda, se dice que suicidado, Milan Babic, ex lider serbio en Croacia, que había sido condenado a 13 años por el TPI. Unas semanas más tarde, se da conocer una carta de Milán Babic en la que denuncia al TPI de inducción al suicidio.
El 12 de marzo Milosevic es encontrado muerto en su celda. El abogado de Milosevic, Tomanovic, plantea una autopsia en Moscú, a lo que el TPI se niega.
La autopsia a Milosevic hecha por médicos holandeses, en presencia de dos serbios, concluye que murió de infarto. Pero falta el examen toxicológico, que puede revelar que fue un infarto inducido. Unicamente los médicos del TPI tendrán posibilidad de hacer este tipo de examen; la falta de un examen toxicológico realizado por otros profesionales (y, en general, la negativa reiterada del TPI a una autopsia en Moscú) hace pensar que Milosevic fue asesinado, que su infarto fue provocado.
Zdenko Tomanovic declaró en rueda de prensa que Milosevic envió una carta a la embajada rusa en Holanda en la que denunciaba que creía que le estaban envenenando. En efecto, por análisis de sangre hechos semanas antes de su muerte, se demuestra que le estaban suministrando medicación para la lepra y tuberculosis, sustancias anulan el efecto de la medicación contra la hipertensión.
Finalmente, Tomanovic, en nombre de la familia, pide que no se haga nueva autopsia a Milosevic, si no es en Moscú: «La postura de la familia es que cualquier procedimiento sobre el cuerpo de Milosevic es una profanación y, si la autopsia no puede efectuarse en Moscú, ellos desean que no se efectúe en absoluto» (El Tiempo, Col., 150306). La petición de autopsia en Moscú es reiteramente denegada por el TPI.
La esposa de Milosevic y su hermano, que residen en Rusia, acusan al TPI de la muerte de estadista, al negarle en febrero pasado que fuera trasladado a una clínica moscovita para ser tratado de su enfermedad cardiovascular. El informe del doctor ruso Leo Bokera, del Centro de Investigaciones de Cirugía Cardiovascular Bakulev, dado a conocer a finales de marzo, señala que los médicos que atendían a Milosevic había cometido el error de no haber realizado un diagnóstico completo; de haber recibido un tratamiento correcto, Milosevic podría haber vivido aún muchos años, dice el facultativo ruso.
En una ceremonia en Belgrado de despedida a Milosevic asisten 80.000 personas (¿fueron 800.000?) llegadas de todo el país.