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Terrorismo electorero

Fuentes: Rebelión

Terrorismo electorero Una bomba humana fue lanzada contra la embajada australiana en Indonesia, el país con la mayor población islámica en el mundo. Muchos mahometanos perciben a Australia como el mayor enclave occidental en la región, la misma que ha participado en la invasión de Afganistán e Iraq, y quien amparó a Timor Este (una […]

Terrorismo electorero Una bomba humana fue lanzada contra la embajada australiana en Indonesia, el país con la mayor población islámica en el mundo. Muchos mahometanos perciben a Australia como el mayor enclave occidental en la región, la misma que ha participado en la invasión de Afganistán e Iraq, y quien amparó a Timor Este (una ex colonia portuguesa con población católica) para independizarse de Indonesia.

‘Jemaah Islamiah’ anteriormente voló una discoteca en Bali donde perecieron decenas de turistas australianos. Este movimiento, ligado a Al Qaeda, quiere crear un Estado que una a los 300 millones de musulmanes del Sudeste asiático ‘liberando’ a sus correligionarios en Tailandia o Filipinas del ‘yugo’ de estados budista o católico.
La explosión se da en la víspera del tercer aniversario del 11-S y a pocos días de dos elecciones claves. El 20 de Septiembre se define la segunda vuelta presidencial indonesia entre la actual mandataria Megawati Sukarnoputri y el general Susilo Bambang Yudhoyano, y el 9 de Octubre son los comicios australianos donde el conservador premier Howard (socio de Bush y Blair en la invasión a Iraq) busca la re-elección frente a la oposición laborista.
El ‘terrorismo islámico’ tiene su propia forma de querer participar (y con mucha incidencia) en procesos electorales. En estos no presenta candidatos pero puede lanzar bombazos para querer afectar los resultados.
Matanzas contra trenes de pasajeros fueron protagonizadas por fundamentalistas musulmanes media semana antes de las elecciones parlamentarias rusas de Diciembre y de las elecciones generales españolas de Marzo. En el primer caso éstas tendieron a acrecentar la victoria de Putin, partidario de mano fuerte contra el separatismo chechenio. En el segundo caso éstas ayudaron a que los socialistas (partidarios del retiro de Iraq) desplacen a Aznar, co-autor de la invasión a Bagdad. En Madrid los duros fueron los castigados por que la población no les percibió como sus ‘protectores’ sino como un gobierno que no les había dicho la verdad (quiso culpar al ETA) de lo hecho por Al Qaeda) y que había ‘importado’ el terror musulmán al haber ocupado un lejano país (Iraq) en contra del grueso de la opinión pública.
El segundo atentado hecho explícitamente contra la presencia australiana en Indonesia querrá ser usado por John Howard para reforzar el patriotismo y mostrar la necesidad de hacer un cuarto mandato (gobierna Australia desde 1996) sustentado en un liderazgo firme que sea parte de la cruzada mundial anti-terrorista. Mark Latham, es el joven líder del laborismo quien, siguiendo los pasos de Zapatero, plantea el retiro inmediato de Iraq. El querrá sacar provecho de ello basándose en el ejemplo de sus camaradas españoles proponiendo que su país viene siendo blanco de ataques islámicos por meterse en países y guerras que no le corresponden.
En Indonesia Bambang Yudhoyano podrá querer aprender de lo que hizo Putin en diciembre y buscar aparecer como la persona que más orden podría poner ante el ‘terrorismo’. El es un militar que estuvo en la invasión a Timor Este en 1975 ( a donde se le acusa de haber cometido crímenes de guerra), que tiene experiencia internacional en Bosnia y que propone mano dura contra el integrismo islámico. En la primera vuelta él obtuvo un tercio de los votos frente al 27% de su rival Megawati, quien llegó al gobierno colgándose del prestigio de su padre (Sukarno) quien fuera el jefe de la independencia nacional en 1945 hasta ser derrocado en 1967 por la junta anticomunista de Suharto. Las posibilidades que Megawati sea reelecta no son fuertes debido a que su administración no ha hecho mayores transformaciones y ha quedado desacreditada.
El nuevo atentado en Jakarta también incidirá en las presidenciales estadounidenses. Bush querrá mostrar que para evitar que Al Qaeda prolifere se requiere un comando mundial de intervención bajo su control. Kerry podrá incidir en que engañar a la población para lanzar guerras es algo que ha venido haciendo que el binladenismo vaya creciendo y los EEUU vayan perdiendo autoridad y aliados. Lo que pase en Australia afectará los comicios de EEUU. Una posible derrota de Howard, tal como pasó antes con Aznar, podría tener un efecto sobre muchos inversionistas o electores de EEUU en sentido de preferir buscar una alternativa frente a la re-elección presidencial.
Si en Australia el atentado contra su embajada en Indonesia ayuda a que muchos electores giren hacia la opción de buscar la paz a cambio de retirarse de empresas intervensionistas en el exterior, entonces el fundamentalismo islámico habrá mostrado cierta capacidad para volver a repetir lo acontecido en España y, con ello, incidir en EEUU.
Si ese mismo hecho genera una corriente adversa en la cual el público australiano reacciona con fervor nacionalista y clamando más intervención para vengarse, entonces el fundamentalismo islámico habrá ayudado a encender la hoguera en pro de un gobierno duro que, a su vez, acentúe el ciclo de la violencia y con ello el de producir odios y reclutas.
En ambos escenarios el integrismo musulmán habrá conseguido sus propósitos. Si pierde el oficialismo australiano mostrarán su capacidad de afectar decisiones nacionales. Si Howard se mantiene tienen el consuelo que los ‘duros’ provocarán más intervenciones con lo cual querrán cosechar más adeptos mostrándose como los defensores del Islam.

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