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Incluso siendo imperial, la porcelana sigue siendo muy frágil

Un accidente de trabajo postmoderno

Fuentes: Basta

Traducido del francés por Guillermo F. Parodi

La Manufactura Imperial de Porcelana de San Petersburgo, fundada en 1744 por la emperatriz Isabel II, hija de Pedro el Grande, es motivo de orgullo nacional para los rusos. Recobró su prestigioso nombre después de haberse llamado, de 1925 a 1993, Fábrica de Porcelana del Estado Mihail Lomonossov (el nombre del fundador de la Academia Rusa de Ciencias). Su privatización ha estado en el centro de una tempestad político-judicial.

Flash-back: en 1992 el trío en el poder, Yeltsin-Chubáis-Gaidar, malvende a inversores privados 70 000 empresas del Estado. Los compradores suelen ser los anteriores directores «rojos» de tales empresas. El precio, unas migajas de pan. Esta privatización salvaje, que dará lugar a la aparición de los llamados oligarcas, suscita reacciones violentas de los nacionalistas, de los patriotas y de los comunistas, que dicen: «Yeltsin ha vendido la nación a unos bandidos». Una nueva palabra aparece en el vocabulario ruso: deprivatizatsia, desprivatización.

La fábrica de porcelana Lomonossov interesa a inversores de Estados Unidos, que bien querrían recuperar el museo de la porcelana adyacente a la fábrica. En 1998, la empresa U.S.-Russia Investment Fund y Kohlberg Kravis Roberts, un corsario de Wall Street, toma el control de la manufactura con el 54% de sus acciones a cambio de la moderada suma de 4,5 millones de dólares. Pero en octubre de 1999 el Tribunal de arbitraje de San Petersburgo determina que esta privatización fue ilegal. La prensa proclama una gran victoria de la nación rusa.

El Museo de porcelana pasa a depender del museo de l’Ermitage y la fábrica cae en manos de un oligarca, veterano de laNikolai Tsvetkov guerra de Afganistán, el ex teniente coronel de aviación Nikolai Tsvetkov, nacido en 1959, y de su grupo financiero Nikoil Financial.

Con una fortuna estimada en 8,4 mil millones de dólares en 2007, Tsvetkov figura en la 83ª posición en la lista de los hombres más ricos del mundo que publica cada año la revista Forbes. Una vez vuelta a comprar la Manufactura Imperial, Tsvetkov crea un grupo con el pomposo nombre de Imperial Porcelain Holding (en inglés en el original, NdT.). De ahí en adelante se lanza a la conquista de los mercados emergentes (Asia, en particular China) y toma el control de una serie de empresas en Italia, Alemania, España; Inglaterra, Austria y… Francia.

En 2002, Tsvetkov «se lanza al rescate» de la fábrica Deshoulières de Chauvigny (Vienne), a 30 km de Poitiers; más tarde, en 2007, hace lo propio con la fábrica Foëcy, en le Cher, superando al competidor usamericano Haviland.

Deshoulières es una empresa familiar creada en 1826 que posee 4 fábricas en cuatro sitios de producción y emplea en total 470 asalariados: Chauvigny, Foëcy, Porcelaines de Sologne en Lamotte-Beuvron, Porcelaines de Limoges (PDL) y Dorelaine en Doras, en Haute-Vienne. Es el grupo de fabricantes de porcelana más importante de Francia.

Pero, a partir de 2004, el grupo no obtiene buenos resultados y acumula un déficit de 30 millones de euros en 3 años.

En octubre de 2008, los rusos despiden al director, Yann Deshoulières, lo reemplazan por la dupla Cyrille Roze y Gérard Zinck y anuncian uno de sus famosos «planes sociales», que de hecho significa la supresión de 82 empleos, casi la mitad de los asalariados, en Chauvigny. La lucha comienza.

Philippe Widdershoven está a la cabeza de esa lucha. Este hombre de 56 años, director de informática de la fábrica, es el delegado de la CGT (Confederación General de los Trabajadores, NdT.) de la fábrica. Se sitúa en la primera línea en todas las acciones de los asalariados para intentar salvaguardar sus empleos. Es a este luchador a quien los nuevos patrones toman como cabeza de turco. En noviembre de 2008, emiten un comunicado en el que lo acusan de ser el responsable de las dificultades de la empresa.

El martes 24 de marzo de 2009, el cuerpo de Philippe Widdershoven fue encontrado en el estanque de Morthemer, son lugar de residencia. En el local del sindicato, su predecesor como delegado sindical encontró la fotocopia de una carta de Philippe, en la que éste dice que  «ellos me han matado». Pidiendo perdón a su familia (deja esposa y una hija veinteañera), explica su gesto como debido a una fuerte presión profesional y solicita que su suicidio sea considerado como un accidente de trabajo. Sus camaradas sindicalistas al instante iniciaron los trámites para que su suicidio sea reconocido como accidente de trabajo, lo cual sentaría una jurisprudencia muy a la imagen de la época insensata en que vivimos.


Philippe Widdershoven en acción

La emoción suscitada por la trágica desaparición de Philippe Widdershoven fue muy fuerte. Ségolène Royal, Presidenta de la Región Poitou-Charentes, le rindió homenaje. Una senadora comunista hizo observar un minuto de silencio en el Senado.

Philippe Widdershoven, hombre de porcelana pisoteado por el elefante ruso, se incorpora a la cohorte cada vez más larga de los mártires de la globalización capitalista.


N. Danko. Marino con bandera, 1919. Producto de la Fábrica de Porcelana del Estado de la época revolucionaria, cuando San Petersburgo se llamaba Petrogrado antes de cambiar su nombre por el de Leningrado.

Fuente: Basta! Journal de marche zapatiste

Artículo original publicado el 28/3/2009

Fausto Giudice es redactor de Basta! y miembro de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística.

Guillermo F. Parodi es miembro de Rebelión y de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor, al revisor y la fuente.