Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
En la víspera de las elecciones presidenciales de EE.UU., una trascendental visita a Teherán del jefe del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC) ha sido ampliamente considerada en la región del Golfo Pérsico como una apertura diplomática importante hacia Teherán por parte de los gobiernos petroleros respaldados por EE.UU.
Cerca de un año después de la importante participación del presidente Mahmud Ahmadineyad en la Cumbre del GCC en Doha en diciembre de 2007, donde propuso un «nuevo capítulo de cooperación» entre Irán y los Estados del GCC – Bahrein, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos – estos últimos finalmente dejaron de lado sus diferentes recelos y decidieron retomar las proposiciones de
Ahmadineyad en los terrenos económico, político y de seguridad.
«Estamos proponiendo la conclusión de un acuerdo de seguridad,» anunció
Ahmadineyad en Doha y el secretario general del GCC Abdurrahman bin Hammad al-Attiyah, se hace eco de sus palabras, y dijo a periodistas en Teherán que «las proposiciones de Ahmadineyad sobre temas de seguridad son también prácticas y algunos comités de trabaja trabajan en ellas.»
Es un presente diplomático oportuno para Irán: la visita de al-Attiyah es también un buen presagio para el asediado régimen en Iraq, respaldado por Irán, que, hasta ahora, ha sido evitado por el bloque comercial del GCC, una posición que ya no es viable a la luz de la creciente estabilidad política del gobierno del primer ministro Nuri al-Maliki, que ha puesto el acento en la partida de las fuerzas extranjeras de Iraq como condición previa para la firma de un pacto de seguridad EE.UU.-Iraq. Maliki ha anunciado también que enviará el borrador de acuerdo sobre este pacto a los vecinos de Iraq para que lo estudien, confirmando la predicción anterior de este autor de que este tema no es simplemente un asunto interno iraquí, sino más bien regional. [1]
Después del imprudente ataque de EE.UU. dentro de Siria del pasado mes, que causó una seria baja en las relaciones entre Siria y EE.UU., el mundo árabe, incluyendo los Estados petroleros del GCC, están en un nuevo humor asertivo para enfrentar las acciones de EE.UU., percibidas como arrogantes y desestabilizadoras, incluidas las que tienen que ver con Irán.
Por lo tanto, mientras previamente el GCC ha expresado preocupaciones por la naturaleza del programa nuclear de Irán, como resultado de la transparencia nuclear de Irán y de esfuerzos diplomáticos paralelos, los Estados del GCC se sienten ahora bastante cómodos con el programa nuclear de Irán y ya no los convence la «Iranofobia» dirigida por Washington y Tel Aviv.
«Apoyamos el programa nuclear de Irán, que es totalmente pacífico,» declaró categóricamente al-Attiyah, agregando que le «sorprende» que el mundo no tome en cuenta la posesión de armas de destrucción masiva por Israel.
Tanto peor para la estrategia de políticas de alianza en Oriente Próximo de George W Bush, que coloca a los «moderados» de la región contra los Estados «bergantes» dirigidos por Irán y Siria, y trata de apartar a Siria de Irán. Ninguna parte de esa estrategia ha funcionado y, como resultado, es necesaria una estrategia totalmente nueva para Oriente Próximo del nuevo presidente de EE.UU.
Si fuera el senador demócrata Barack Obama, el antiguo veterano diplomático pro-israelí, Dennis Ross, que asesora a Obama sobre Oriente Próximo y que ha elaborado una política hacia Irán privada de toda novedad, no imposibilitaría un cambio real en la política hacia Oriente Próximo de EE.UU. Ross y casi todos los asesores de política exterior que rodean a Obama están unánimemente convencidos de la «grave amenaza» de un «Irán con armas nucleares» y, por lo tanto, debe ser una sorpresa impactante para ellos que los vecinos árabes de Irán en el Golfo Pérsico no compartan esa percepción de la amenaza.
Respecto al futuro de las relaciones entre Irán y el GCC, de modo muy similar a la anterior visita en agosto a Teherán del emir qatarí Jeque Hamad bin Khalifa al-Thani, al-Attiyah se concentró primordialmente en la expansión de la cooperación económica con Irán, como condición previa para una cooperación más amplia. El libre comercio de Irán con algunos Estados del GCC, como ser los Emiratos Árabes Unidos, está prosperando y ahora se concentran en llevar esto al nivel siguiente creando los fundamentos para el libre comercio regional.
Evidentemente, los Estados del GCC están impresionados por los otros esfuerzos regionales de Irán, como ser respecto a la cooperación con los Estados miembro de la Organización de Cooperación de Shanghai, que ha enlistado a Irán como observador, aunque la semana pasada el primer ministro ruso Vladimir Putin dijo al primer vicepresidente de Irán, Parviz Davoodi, que Rusia apoya la idea de una plena pertenencia de Irán, así como también en la Organización de Cooperación Económica. [2]
El efecto demostrativo de tales esfuerzos de estabilidad regional de Irán tenía que influir tarde o temprano en la conducta del GCC hacia ese país. Ahora, después de mucho va y viene en esa conducta, los Estados del GCC han llegado a una firma nueva conclusión sobre la necesidad de forjar más relaciones orgánicas con su firme vecino iraní, y la mayoría, si no todos, de los dirigentes del GCC están, tal vez, cautelosamente, de acuerdo con la declaración de Putin de que un «poderoso Irán es beneficioso para la región.»
Internamente, la evidente mejora arriba mencionada en las relaciones de Irán con los Estados del GCC será considerada una oportuna ventaja para Ahmadineyad y sus visiones y programas para las relaciones externas de Irán, contribuyendo así a su probable candidatura para la reelección en el verano próximo. Combinando el poder y la flexibilidad, la política exterior de Ahmadineyad podrá haber sido a veces demasiado controvertida o incluso confrontacional, pero después de que el tabú del diálogo directo con EE.UU. fue roto por su persona, ha hecho mucho por llenar el aciago vacío de liderazgo en el Tercer Mundo en un momento crítico para la política global.
No puede sorprender que otros dirigentes asertivos de las naciones en desarrollo acepten a Ahmadineyad, entre ellos el líder populista de Brasil, Lula da Silva, quien es esperado en Teherán dentro de poco para la muy esperada cumbre Irán-Brasil.
De todas maneras, la economía sigue siendo la preocupación esencial de los votantes iraníes, como es el acaso hoy con los votantes de EE.UU. y la gran pregunta es si
Ahmadineyad logrará condensar el progreso diplomático con los Estados del GCC hacia beneficios económicos significativos, considerando la intención de EE.UU. de «reforzar las sanciones contra Irán.»
Afortunadamente para Irán, la legitimidad de sanciones en su contra ha sido muy debilitada debido a la cooperación de Irán con la Agencia Internacional de Energía Atómica, y de por sí la visita del secretario general del GCC es una indicación del fracaso del régimen de sanciones.
Notas
- Vea, entrevista con Kaveh L Afrasiabi, ex asesor del Equipo Negociador Nuclear de Irán – Ataque través de la frontera contra Siria provoca preocupación en el iraní en el Consejo de Relaciones Exteriores, 30 de octubre de 2008-
- Para más sobre la ECO, vea www.ecosecretariat.org.
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Kaveh L Afrasiabi, PhD, es autor de «After Khomeini: New Directions in Iran’s Foreign Policy» (Westview Press) y co-autor de «Negotiating Iran’s Nuclear Populism», Brown Journal of World Affairs, Volume XII, Issue 2, Summer 2005, con Mustafa Kibaroglu. También escribió: «Keeping Iran’s nuclear potential latent», Harvard International Review, y es autor de «Iran’s Nuclear Program: Debating Facts Versus Fiction.» Su último libro «Reading In Iran Foreign Policy After September 11» (BookSurge Publishing) , ha sido publicado.
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