Se estima, que existen en el mundo 20.500 armas nucleares. Y hablo de estimaciones porque las cifras exactas suelen ser un secreto guardado bajo siete llaves, sin que los Tratados llámense START de reducción de armas entre las dos superpotencias nucleares o Conferencias sobre desarme hayan podido develar este misterio y menos aún conocer qué […]
Se estima, que existen en el mundo 20.500 armas nucleares. Y hablo de estimaciones porque las cifras exactas suelen ser un secreto guardado bajo siete llaves, sin que los Tratados llámense START de reducción de armas entre las dos superpotencias nucleares o Conferencias sobre desarme hayan podido develar este misterio y menos aún conocer qué cantidad de armas con poder nuclear tienen países como Israel, que ha declarado que ello es un invento de sus enemigos.
El club nuclear
A pesar de la negativa de los gobiernos israelíes de admitir que posee, entre 200 y 400 artefactos nucleares, esa es una realidad que no sólo científicos de ese país, como John Amorin y Mordecai Vanunu (que escapó de Israel y reveló esta información al Sunday Times inglés significándole ser secuestrado por el Mossad y trasladado a Isarel donde se le juzgo por traición) han dado a conocer, sino también informes de inteligencia filtrados tanto del Mossad como de la CIA y aliados de Israel, como son los organismos de inteligencia de Francia e Inglaterra. Todos ellos países que han aportado al desarrollo nuclear del régimen sionista. Israel ha estado desarrollando su programa nuclear para crear armas de destrucción masiva, desde el año 1958 en el Centro de Investigación Nuclear del Neguev, vecino a la ciudad de Dimona.
Del total de armas mencionadas al inicio de esta crónica, cinco mil de estos artilugios se encuentran desplegados, listos para su uso inmediato y 15.500 armas no desplegadas. Un 25% de ellas prontas a ser utilizadas apenas se activen las alarmas y se autorice el uso de esta denominadas Armas de Destrucción Masiva (ADM). Del total de cabezas nucleares 11 mil de ellas están en manos de Rusia y 8.500 en poder de Estados Unidos. Ambos países con 2.200 armas nucleares desplegadas y prestas para su uso. Francia, la otra potencia nuclear reconoce la existencia de 300 armas nucleares – 240 de ellas desplegadas en tres submarinos nucleares – seguida por China que se ha dotado de 240 ADM del tipo nuclear. El Reino Unido posee un arsenal de 250 armas – de las cuales 185 están desplegadas en cuatro submarinos – Paquistán y la India, cada uno de ellos con 110 cabezas nucleares. Israel, del cual se estima posee entre 200 a 400 de estos artefactos y que oficialmente «no existen». Por parte de Corea del Norte se cree que posee 10 armas nucleares.
Este es el exclusivo club de países equipados de un tipo de armas, que sólo ha sido utilizado en dos ocasiones en el mundo, en agosto del año 1945 cuando Estados Unidos bombardeó las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, mostrando el poder destructor y aterrador de aquellas armas, que dotadas de 20 kilotones de TNT (es decir, 20 mil kilos de TNT) se encuentran muy lejos del poder de muerte de bombas que superan los 20 megatones (20 millones de toneladas de TNT) y más, capaces de destruir el planeta varias veces y que han superado la vieja discusión respecto a si son armas nucleares tácticas o estratégicas.
Es decir, si se consideraba que esas ADM del tipo nuclear, eran para uso regular en una guerra convencional, era mejor usar las armas dotadas de un potencial explosivo medido en kilotones y se les considera armas tácticas. Si en cambio la idea era destruir al enemigo de una vez, las armas eran denominadas estratégicas. Tal distinción visto el actual poder de destrucción de estos artefactos ha hecho caer en desuso dicha terminología, pues ya todas las cabezas nucleares tienen una denominación estratégica, sean en barcos, submarinos, bombarderos o silos terrestres.
Son 20. 500 armas nucleares repartidas en 15 países distintos con la capacidad de exterminarnos varias veces, para que no quede lugar a dudas, cuando llegue el día, sobre nuestra irracional decisión. Algunas de estas armas, sobre todo en Norcorea, Paquistán e India están dotadas de mecanismos, que en pleno siglo XXI, son consideradas armas con rudimentarios mecanismos de fisión (Bombas Atómicas, a diferencia de gran parte de las unidades operativas del resto de los países que poseen armamento nuclear, con complejos mecanismos de fisión-fusión (Bombas Termonucleares, Bombas de Hidrógeno), que se dividen en dos etapas. El primario que inicia la explosión mediante la fisión nuclear de Uranio 235 o Plutonio 239 y pasando a una etapa secundaria mediante la fusión del deuterio y tritio que aumentan la potencia del artefacto de tal modo de asegurar una total destrucción. Se agrega estos dos tipos de mecanismos de destrucción la denominada Enhanced Radiation Weapon (ERW) o Bomba de Neutrones. Arma termonuclear (fisión-fusión) diseñada para liberar su energía en la forma de radiación de neutrones y no en energía explosiva.
Este tipo de armas son las que se desea, por gran parte de la humanidad, el eliminarlas, sacarlas de circulación. El pasado 8 y 9 de diciembre del año 2014 se celebró en Viena, la capital de Austria, la denominada «Vienna Conference on the Humanitarian Impact of Nuclear Weapons». Allí, se hicieron presente, representantes de 150 países y, por primera vez, asistieron delegados de cuatro de los nueve Estados poseedores de armas nucleares: EEUU, Reino Unido, India y Pakistán. En Viena, miembros de organizaciones internacionales dedicadas al tema nuclear, estudiosos y académicos pero también representantes de la sociedad civil debatieron sobre los impactos en la humanidad de una explosión o prueba nuclear, sea esta de carácter intencional o accidental. Las miradas fueron diversas: sanitarias, económicas, sobre sus efectos en el medio ambiente, la ética y el derecho internacional. Pero, todo ello con una idea transversal: el uso de las armas de destrucción masiva en su vertiente nuclear trae aparejada la destrucción de la humanidad.
Israel: amenaza a la paz mundial
Preocupó también en los coloquios de la mencionada Conferencia, y ha sido tema de discusión en el seno de las Naciones Unidas y de los países árabes, la negativa israelí para ceñirse a los controles internacionales, como suele exigirse a otros países, a los cuales incluso se le imponen sanciones políticas y económicas. Como ha sido el caso de Irán, al cual se le persigue y sanciona por desarrollar un programa nuclear al amparo del derecho que el propio Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN) permite. El TNPN se firmó el año 1970 y se extendió de forma indefinida en 1995, con el requisito de celebrar cada cinco años conferencias de revisión.
Es un tratado cuyo principal objetivo es limitar la posesión de armas nucleares a las cinco potencias: China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia, que sintomáticamente son los miembross del Consejo de Seguridad permanente y dotado de poder de veto. Como también impedir que otros Estados la posean armas nucleares. En total, 190 países han firmado el tratado, del que se mantienen al margen India, Pakistán, Israel y Corea del Norte. El régimen israelí, gracias al apoyo sostenido e irrestricto de Estados Unidos, no sólo posee un abundante arsenal nuclear, sino que se desconoce todo lo relacionado con ello pues se niega permanentemente a firmar el TNPN o permitir el ingreso de Inspectores de la Organización Internacional de Energía Atómica OIEA. Ante la posibilidad de exigencias mayores, Washington corre presto para salvaguardar esta conducta violatoria del derecho internacional.
La Conferencia desarrollada en la otrora capital imperial austro-húngaro, es la lógica continuadora de las Conferencias de Oslo, celebrada en la capital noruega en marzo del año 2013 y de la convocada en Nayarit, México de febrero del año 2014. Se cierra así un ciclo de conferencias sobre el impacto de las armas nucleares en la humanidad, como anticipo a la Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación que se llevará a cabo en junio de este año 2015. El objetivo del encuentro en Viena era sentar las bases para iniciar primero un proceso diplomático, aupado por la acción de la sociedad civil, con la clara misión de concretar un nuevo tratado, que avance hacia la definitiva abolición de las armas nucleares.
Medio centenar de países de los que asistieron a Viena se comprometieron a trabajar en pro de un tratado para el desarme nuclear, donde el país anfitrión expresó la necesidad de esfuerzo de toda la comunidad internacional para llenar el vacío legal y lograr su prohibición y eliminación. La visión y ánimo presente en esta Conferencia puede ser resumida por las certeras palabras de Akira Kawasaki de la organización no gubernamental japonesa Peaceboat quien señaló: «Las consecuencias de cualquier uso de armas nucleares serían devastadoras, de larga duración, e inaceptables. Los gobiernos simplemente no pueden escuchar esta evidencia y estas historias humanas sin actuar. La única solución es prohibir y eliminar las armas nucleares y tenemos que empezar ahora», concluyó Kawasaki.
Algunos días antes del encuentro en Austria, el 2 de diciembre del año 2014, por una abrumadora mayoría, la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución presentada por Egipto, titulada «El Riesgo de Proliferación Nuclear en Medio Oriente», que refuerza una moción presentada por los países árabes en septiembre del 2014, que no logró ser aprobada en el seno de la OIUEA. En esta ocasión se insta a Israel «a ingresar al TNPN lo antes posible para no desarrollar, probar o adquirir armas nucleares, para renunciar a la posesión de armas nucleares y para poner todas sus instalaciones bajo control de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA) de la ONU».
La resolución de las Naciones Unidas llega en un momento en el que Israel sufre una intensa presión externa por el reconocimiento de Palestina como Estado independiente. Recordemos que el pasado mes de octubre del año 2014, Suecia se unió a países como Bulgaria, Rumania, Polonia, República Checa y Hungría para reconocer a Palestina como Estado. Lo propio realizaron parlamentos de países como España e Irlanda e incluso el Reino Unido discutirá el tema y proponer así el reconocimiento del Estado Palestino. El Parlamento Europeo, a su vez ha declarado su intención de hacer lo mismo en el transcurso del año 2015.
La negativa israelí fue acompañada con fuerza por dos aliados de este país: Estados Unido y Canadá, quienes rechazaron el documento, se abstuvieron 18 países y a favor de la Resolución se pronunciaron 161 países. Para Estados Unidos este lógico apoyo a Israel, visto los mutuos intereses geopolíticos que ambos poseen en la zona y el inmenso poder del Lobby Judío en Washington (AIPAC) se explica «porque el texto no logra cumplir con los estándares fundamentales de justicia y equilibrio. Se limita a expresiones de preocupación por las actividades de un sólo país», según señaló el Embajador de Estados Unidos en la ONU, Robert Wood. No sabemos de qué justicia ni que equilibrio son a los cuales se refiere a no ser la justicia del poder hegemónico y el equilibrio de una balanza cargada ostensiblemente a un lado.
Al gobierno israelí de Benjamín Netanyahu, como todos los gobiernos de este país desde el año 1948 a la fecha, lo que piensen 161 países y lo que determine la Asamblea General de las Naciones Unidas, la OIEA, los países árabes, los parlamentos europeos le da, exactamente, lo mismo. Sin embargo, para esa conducta contumaz, para la proliferación de su armamento nuclear, a contrapelo de lo que determinan los organismos internacionales, no existen sanciones, no se bloquean sus fondos en el exterior, sus diplomáticos, técnicos nucleares, militares y políticos entran y salen de Estados Unidos y países europeos. No se les prohíbe el acceso a tecnología nuclear, no tienen problemas en acceder a medicamentos y productos básicos.
Para el analista Adrian Salbuchi, «Desde hace más de una década, las potencias occidentales y sus poderosos medios de prensa hacen sonar ruidosas alarmas acusando a Irán de estar desarrollando armas nucleares, diciendo que se lo debe detener para que no peligre la «paz» (?) Mundial. De esta manera baten tambores de guerra contra Irán en nombre de la «comunidad internacional» donde, como siempre, la «pequeña Israel» es responsable de buena parte del griterío… «. Para Salbuchi, «…Los líderes israelíes parecieran manejar la política exterior de su país en base a un escenario de conflicto extremo: ¿Qué pasaría si el conjunto formidable de enemigos musulmanes de Israel en Medio Oriente decidieran acorralarlo algún día? Si ello ocurriera, pareciera que los planificadores militares y políticos de Tel Aviv tienen una última carta «comodín» en la manga a la que apropiadamente han dado en llamar la Opción Sansón… En la moderna jerga israelí de defensa basada en el «ser o no ser», si algún día Israel se viera confrontado con su segura aniquilación por sus enemigos, pareciera que capitular no es una opción; sí lo es, en cambio, el suicidio. Aquí es donde entra en escena el arsenal nuclear israelí: pues ante la posibilidad de aniquilación, Israel podrá decidir usar su arsenal nuclear para devastar a todo Medio Oriente. Peor aún, algunos rumores hablan de la existencia de elementos paranoicos en la ultra-derecha israelí que, no confiando en nadie, habrían decidido también apuntar algunas de sus ojivas nucleares contra ciertas ciudades europeas. Por las dudas… De ser esto así, significa que la Opción Sansón propinaría un golpe muy, muy fuerte».
La comunidad internacional, a través de sus organismos políticos y técnicos conoce esta situación, está en los informes de inteligencia de las agencias de Estados Unidos, Francia, Rusia, Inglaterra, entre otros. Lo ha alertado Irán, los países árabes y algunos europeos. Latinoamérica ha dado el ejemplo y transita hacia una zona de desarme nuclear permanente. La OIEA maneja las cifras del total de armas y la potencia que posee el arsenal nuclear sionista y sin embargo, no hacen nada, prefieren desviar la vista, acusar a otros, no exigir que Israel se ciña las leyes internacionales. La manipulación mediática pretende hacer creer que Irán es un peligro para la paz mundial, que su programa nuclear de carácter legítimo, tal como lo establece el TNPN, amenaza a las sociedades occidentales y se le imponen sanciones, que Israel no conoce a pesar que es una país que tiene el historial de mayor violencia en Medio Oriente. Es Israel y su real existencia de armas nucleares, una política expansionista y decidida a exterminar a todo aquel que se oponga a sus sueños del gran Israel bíblico.
Más allá de las crisis económicas que suelen fragilizar a aquellas sociedades menos capaces de enfrentar la voracidad de las multinacionales, o de aquellas crisis medioambientales, que han elevado los niveles de contaminación de nuestra atmosfera, nuestros océanos y en general de nuestro frágil ecosistema, el holocausto nuclear es la amenaza mayor a la que nos enfrentamos como humanidad y no se encuentra en la Península coreana o en la frontera entre Paquistán y la India, sino que en las instalaciones del Neguev, prestas a usar si la locura de los halcones israelitas deciden hacerlo. El destacado físico Albert Einstein, al ser interrogado, visto el bombardeo mortal sobre Hiroshima y Nagasaki, sobre las armas que se utilizarían en una Tercera Guerra Mundial respondió «en la Tercera no sé, pero en la cuarta, sin duda serán palos y piedras». Por ello se hace indispensable en pensar o al menos soñar con un mundo sin armas nucleares.
Artículo del Autor cedido por Hispantv
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.