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¿Un nuevo mapa de la guerrilla mexicana?

Fuentes: Resumen Latinoamericano

La diáspora de la guerrilla mexicana desde 1998 mermó la existencia del Ejército Popular Revolucionario (EPR) a lo largo del territorio mexicano, y volvió complejo establecer un mapa donde el grupo armado guardaba presencia. Sin embargo, sobre la actual coyuntura electoral que se viene desarrollando en distintos estados, el EPR se manifestó sobre cada uno […]

La diáspora de la guerrilla mexicana desde 1998 mermó la existencia del Ejército Popular Revolucionario (EPR) a lo largo del territorio mexicano, y volvió complejo establecer un mapa donde el grupo armado guardaba presencia. Sin embargo, sobre la actual coyuntura electoral que se viene desarrollando en distintos estados, el EPR se manifestó sobre cada uno de estos procesos, a través de sus comités estatales del Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR) y de las comandancias militares de zona del EPR, pero fundamentalmente parece marcar un nuevo tejido en la geografía donde guarda presencia y un reposicionamiento de la organización.

I

En efecto y según suscriben los eperristas en sus últimos comunicados, manifiestan una expansión desde la región donde surgieron, el sureste del Pacífico mexicano -Chiapas, Oaxaca y Guerrero-, hacia Jalisco y Michoacán, y también al estado de Veracruz.

Con excepción de los dos escritos emitidos desde Guadalajara, que se vinculan con la reunión de la Organización Mundial de Comercio, todos ellos refieren a las elecciones que se realizaron en esos lugares, junto a los comunicados de Veracruz.

Acerca de la posible presencia del EPR en Veracruz, en el año 2002 se dio a conocer un estudio de escenarios realizado por Rafael Vela Martínez, director del sitio electrónico Enfoque Veracruz, donde uno de las hipótesis refería a la existencia de la organización en el estado. El estudio fue recogido por algunos periódicos locales que daban cuenta de la hipótesis pero como un hecho consumado. De inmediato se generó una ola de desmentidas por parte de las autoridades veracruzanas, cuerpos de seguridad y hasta alcanzó para que el CISEN se movilizara para investigar la situación.

Actualmente, el EPR dio a conocer su posición política sobre las elecciones que se desarrollarán en la entidad con un comunicado fechado el 19 de agosto de 2004, donde el grupo remarca la posibilidad de un estallido social en gestación y, más allá aún, en el escrito se afirma que «los síntomas de la revolución social son perceptibles».

En ese contexto, afirman que «en el ámbito local el proceso electoral veracruzano que concluye el 5 de septiembre anuncia la inminente consumación de una elección de Estado que favorecerá inconstitucionalmente al PRI, la cual se sumará como una más de serie del presente período de los procesos electorales que se desarrollan en el ámbito nacional, donde han sido protagonistas el azul y el tricolor como consecuencia de la condición actual del Estado mexicano bicéfalo PAN-PRI».

Y a la vez que caracterizan al PRI como «partido de Estado», critican la inexistencia de una izquierda electoral y reafirman la inutilidad del voto como motor del cambio, también caracterizan a la abstención como una «actitud social y política, tomada esta sí de manera libre y voluntaria como la respuesta a unos procesos elitizados, manipulados e ilegítimos». Sin embargo, no anuncia ninguna actividad para impedir el proceso ni tampoco llama a no votar.

Otro comunicado apareció días después abrevando sobre las cuestiones electorales en la entidad, que fue dado a conocer también por Enfoque Veracruz; no obstante, éste último no tiene fecha y lugar de emisión ni tampoco se cierra como frecuentemente lo hacen los eperristas.

II También se deslindan de una presunta entrevista realizada por un medio nacional, referida a la situación de Oaxaca: «En el contexto de la lucha electoral pasada en Oaxaca, por enésima ocasión como parte de una campaña de desprestigio se nos endilgan actos ajenos totalmente a nuestra naturaleza política, de nueva cuenta insistimos en señalar que no somos delincuentes, tales afirmaciones son parte de la contrainsurgencia que pretende desacreditar a los revolucionarios recurriendo al viejo truco de acusarnos de delincuentes y una sucia maniobra de inteligencia militar y gobernación para justificar el accionar de grupos paramilitares vinculados al grupo de poder donde se mueve Diódoro Carrasco. En ese mismo marco al parecer son sorprendidos los periodistas Vivian Kerlegand y Raúl Ruiz del periódico unomásuno en una supuesta entrevista dada por un elemento de una célula de nuestro ejército en los primeros días de agosto, al respecto nuestro partido-ejército señala enfáticamente que no ha dado entrevista alguna a ningún medio periodístico, careciendo de validez todo cuanto se dice. Nosotros no nos involucramos en las pugnas interburguesas e interpartidistas».

III

En esta expansión geográfica del EPR sobre las costas del Pacífico no alcanza a los estados del norte de México, desde donde se están dando a conocer los Manifiestos de Sinaloa y los Manifiestos de la Sierra Madre Occidental, presuntamente transmitidos por la guerrilla del Norte. Esta organización, que en junio de 2003 anunciaba su presencia en «71 puntos de la región» y en el último manifiesto conocido -el décimo según sus propias palabras- daba cuenta de «98», afirma que su área de influencia se extiende sobre los estados Chihuahua, Durango, Aguascalientes, Sinaloa, Nayarit, Zacatecas, Sonora, Colima y Jalisco. Cabe destacar que en la tierra natal de Juan Rulfo, el EPR también afirma su presencia a través de comuncados. Si lo denunciado por ambas organizaciones a través de sus comunicados se condice con la realidad, puede percibirse que cada una de ellas no llega hasta las zonas de interés de la otra, con la excepción de Jalisco.

Este hecho no es nuevo entre las organizaciones político-militares. Como ejemplos anteriores resulta de las críticas epistolares del líder del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el subcomandante Marcos, por las acciones de los eperristas llevadas a cabo en Chiapas al momento de su campaña militar en distintos puntos de la república mexicanca en 1996. También pudo verse a Marcos solicitando autorización a otras organizaciones armadas -EPR, Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) y Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP)- en ocasión del paso de la marcha indígena en su discurso de Iguala, estado de Guerrero, hacia el Congreso de la Unión en 2001.

Pero esta situación se ha modificado, particularmente desde la dispersión eperrista. Cuando se produjo la ruptura del proyecto original, el ERPI anunció la salida de la mayoría de los cuadros político-militares del estado de Guerrero; sin embargo, el EPR también tiene presencia en ese estado, al igual que otras organizaciones armadas desprendidas del EPR y, también, el Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres-Comando Justiciero 28 de Junio (CJ-28), desprendimiento del ERPI.

Sobre este aspecto, el último comunicado del CJ-28 aborda esta circunstancia y trasluce el nivel de enfrentamiento que se produce entre organizaciones, lo cual se vuelve particularmente aclarador.

Afirman en su escrito que «otro fenómeno más contribuye al actuar contrainsurgente por parte del Estado; de tal manera que, bajo el contexto de la problemática suscitada dentro del movimiento revolucionario, muchos aprovechan el río revuelto para bajo posiciones aparentemente revolucionarias impulsar grupos con fachada revolucionaria, con careta de impulsar la lucha armada; bajo tal pretexto intentan mediante esfuerzos a veces honestos, la mayoría de las veces no tan honestos o revolucionarios construir o arrebatar proyectos clandestinos o de masas los cuales históricamente han forjado la construcción del poder popular bajo claros principios y métodos que nos heredaron los clásicos del marxismo. Tales actitudes protagónicas y de ambición de poder los han llevado a intentar corporativizar esfuerzos organizativos o estructuras de masas las cuales; ni políticamente, ni ideológicamente coinciden en lo más remoto con sus posicio nes. Cabe mencionar que su afán protagónico e ideología pequeño burguesa ocasionó en gran parte la crisis de un proyecto con grandes perspectivas; no les importó lo anterior, ya que siempre antepusieron sus intereses personales a los de la lucha revolucionaria. Estos personajes que hoy dirigen pseudo proyectos, al ver truncados sus deseos de seguir siendo jefes y perder sus posiciones acomodadas; decidieron fracturar el proyecto original sin importarles la opinión de las bases y mandos medios; al mismo tiempo que hacían grandes esfuerzos por arrebatar nombres y estructuras de todo cuanto se les paraba enfrente en una actitud de franco pragmatismo. Afortunadamente su incapacidad política y militar, su falta de arraigo en las bases y su actitud personal impidieron tales objetivos. Pero, ¿a qué viene todo esto?; pues resulta que hoy en la actualidad, ante las condiciones que viven, ante su nulo desarrollo y poca capacidad política; han intentado en diversas regiones y estados mediante muchas formas y maniobras apoderarse de diversos sectores de masas, utilizando desde el apapacho, la calumnia y en últimas fechas la amenaza y la violencia contrarrevolucionaria hacia las bases que no aceptan sus falsas propuestas. Esto es muy grave, porque estábamos acostumbrados a luchar solamente contra las fuerzas del Estado (ejército, diferentes policías y guardias blancas); pero nunca habíamos tenido necesidad de hacerlo contra grupos supuestamente revolucionarios. Hablamos de esto, porque es necesario que el pueblo lo sepa, que conozca que clase de individuos y estructuras son, que realmente sepa cual es su verdadera esencia. Ante tan lamentables conductas y hechos, nuestro deber es actuar acorde a nuestros principios y metodología de trabajo; defendiendo siempre los intereses de los más desprotegidos, de los que hoy luchan por construir una sociedad más justa. La lucha en la actualidad ya no es solo contra el enemigo de clase, también tenemos que combatir a los falsos revolucionarios y mercenarios de la revolución. Llamamos al pueblo consciente, a las organizaciones verdaderamente revolucionarias, a las personalidades y organismos de derechos humanos a estar pendientes de los acontecimientos venideros».

IV El complejo mapa que se dibuja en torno a la guerrilla mexicana sumado al proceso de rupturas que, aunque no se cristalizan necesariamente en nuevos grupos armados, no concluye por superarse, y la aparición de nuevas organizaciones, como el Comando Jaramillista Morelense 23 de Mayo en Morelos, presenta una realidad donde la lucha armada no sólo no está descartada como vía de intervención política sino que se empecina en mostrar como un fenómeno que resurge en distintos estados y con mayor dificultad para su comprensión.

Para sumar a la presente confusión, no resulta viable entender esta realidad como fue presentada por el CISEN en ocasión de las detonaciones de las FARP, en 2001, donde se indicaba que la aparición y expansión de grupos armados no era tal sino que formaba parte de una estrategia del EPR. La existencia de grupos armados, distintos al EPR, se presenta como un hecho concreto que no puede desconocerse, y aunque no son todos los que dicen ser, tampoco puede subestimarse su presencia y actividad, como el reflejo profundo de una situación económica, política y social no resuelta por el Estado Mexicano.

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