Recomiendo:
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Concomitante con la centralización y concentración del capital

Una aproximación a las claves del poder sionista mundial (y II)

Fuentes: Rebelión

Leer primera parte: Una aproximación a las claves del poder sionista mundial (I)

LA PENETRACIÓN DE LAS PODEROSAS FAMILIAS JUDÍO-SIONISTAS EN LOS CENTROS NEURÁLGICOS DEL PODER DE ESTADOS UNIDOS

Hadwa y Domenech (2023)[1], en quienes me baso fundamentalmente para esta segunda parte (y a quienes recomiendo encarecidamente seguir para profundizar en la información aquí seleccionada), hablan del estrecho entrelazamiento entre el papel histórico del “judío real”, la creación del poder imperial occidental y el surgimiento del sionismo. Este último como “producto de la fase imperial del capitalismo”, pero aún más protagonista en su actual decadencia y corrupción. Producto, cuya fabricación fue estimulada y respaldada por las potencias imperialistas que encontraron en esta ideología el caldo de cultivo para sus intereses hegemónicos, “apoyando incondicionalmente y de forma permanente la conversión de la entidad en el símbolo más representativo de un poder mundial, más allá de su incidencia como Nación” (2023: 83).

Desde hace siglos, el empotramiento de la burguesía judía en las redes financieras y comerciales del naciente capitalismo, especialmente por lo que toca al capital a interés usurario[2], le proporcionó una situación de relevancia estructural.

En sus primeros momentos, el sionismo fue cogiendo peso en Europa gracias a las poderosas familias judías que desde el principio estaban detrás del movimiento, para después dar un salto hacia una mayor vinculación con los poderes mundiales territoriales. Así se explica su frustrado intento de ligarse al imperio otomano entre el final del siglo XIX y principios del XX. También en esa primera década del nuevo siglo, hubo un acercamiento del movimiento sionista al imperio de los zares rusos, para luego, en la siguiente, tantear, por fin con éxito, al Imperio Británico, con el que pronto se asociaría, tras ofrecer a los judíos sionistas como agentes de Inglaterra y al futuro Estado de colonos judíos como un Estado cliente del Imperio. La decisiva importancia estratégica del Canal de Suez y el desarrollo del petróleo en la región, terminarían de inclinar la geoestrategia británica en favor del sionismo, lo cual se expresó a través de la Declaración Balfour, (2 de noviembre de 1917). En ella se anunciaba el apoyo inglés al establecimiento de un «hogar nacional» para el pueblo judío en Palestina, que entonces formaba parte del Imperio otomano. La Declaración fue incluida en una carta firmada por el ministro de Relaciones Exteriores británico, Arthur James Balfour, y dirigida nada menos que al barón Lionel Walter Rothschild, para su transmisión a la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda.

“No siendo casual que en los primeros 15 años del siglo XX, una gran potencia colonial como Gran Bretaña, cuya economía colonial manejaba la familia Rothschild, apoyara la fabricación de una entidad sionista en el corazón del Medio Oriente” (Hadwa y Domenech, pg. 58).

Por aquel entonces Inglaterra seguía la recién estrenada estrategia moderna preconizada por su geógrafo Halford Mackinder, centrada en demostrar la importancia de la geografía (el territorio) en el dominio del mundo, y de ahí la importancia de establecer el control de Europa y Asia Central (además de los territorios coloniales de Asia y África), para enfrentar a Rusia, mayor potencia territorial mundial, a la que había que doblegar y fragmentar para apropiarse de sus riquezas. Doctrina que ha no ha perdido vigencia hasta hoy mismo, y que ha tenido sucesivas actualizaciones, siendo la primera la del discípulo estadounidense de Mackinder, John Spykman, quien propuso establecer un cordón sanitario en torno a Rusia, abarcando desde el centro de Europa hasta todo el Asia fronteriza con aquel inmenso país, incluido su extremo oriental. Tal objetivo geoestratégico venía reflejado en la sentencia que formulara al respecto: “quien rija el Este de Europa comandará el Heartland (el corazón del mundo). Quien rija el Heartland comandará la Isla del Centro Mundo. Quien rija la Isla del Centro Mundo comandará el Mundo”. La Isla del Centro del Mundo no es otra que Eurasia y su “Heartland” o corazón es Rusia, el fulcro entra ambas partes de ese gran continente. Por eso, para el Eje Anglosajón (Inglaterra y después EE.UU.) y el PSM ha sido objetivo prioritario, irrenunciable, impedir la consolidación de Eurasia como entidad política coordinada. Lo que se traduce ante todo y por todos los medios, incluidas varias guerras, en separar a Europa de Rusia, y muy en concreto, a germanos de eslavos, enfrentándolos permanentemente entre sí.

No es de extrañar que el Movimiento Sionista, cada vez más consolidado como Poder Sionista Internacional, estableciera también una alianza con la Alemania nazi en la cuarta década del siglo XX, que se concretó en el ACUERDO DE HAAVARA, el 25 de agosto de 1933. Un “Acuerdo de traslado” entre las autoridades nazis y la Organización Sionista Mundial, con intermediación de la Federación Sionista de Alemania, el Banco Leumi y la Agencia Judía para Israel. Merced al mismo, se trasladaron a Palestina unos 60.000 judíos, dotados con unos 100 millones de $, mientras que los que no comulgaban con los principios sionistas de ocupación fueron abandonados al régimen nazi[3].

En compensación por su reconocimiento oficial como únicos representantes de la comunidad judía, los dirigentes sionistas se ofrecieron para romper el boicot que habían organizado todas las organizaciones judías del mundo, lideradas por las poderosas asociaciones de EE.UU. y que estaba afectando muy directamente al naciente Reich. También fueron muy activos en los Judenrat, los comités que controlaban los guetos y decidían quién debía ser deportado. Todas las cuestiones fueron negociadas por Adolf Eichmann (mismo que en 1942, en la conocida como Conferencia de Wansee, propondría, junto con Reinhard Heydrich, y tras el inicio de la derrota nazi en el frente soviético, la “solución final” para los judíos no sionistas, es decir, su exterminio), como se probaría en el juicio a que fue sometido en Jerusalén.

El polémico “acuerdo de traslado” incluía que los nazis organizaran los viajes, de modo que los judíos alemanes llegaran a Palestina en barcos que ondeaban la bandera con la esvástica. Las SA organizaron campos de entrenamiento para preparar a las juventudes sionistas en su emigración, además de imprimir su propaganda y contribuir a la difusión del proyecto y a la organización de los actos.

Pero volviendo a la alianza definitiva, consolidada hasta hoy, entre el sionismo y el Eje Anglosajón, y siendo Asia Occidental el lugar de convergencia entre Europa, Asia y África, es fácil de entender por qué Inglaterra se decidió por establecer allí la entidad sionista, lo cual nada tenía que ver con razones históricas, étnicas o bíblicas, sino puramente geoestratégicas, para disponer de un enclave de contención de cualquier amenaza procedente de Asia, máxime por si las exitosas revoluciones soviética y china pudieran extenderse al llamado “Mundo Árabe”. Se trataba de implantar una base militar (sin constitución ni fronteras definidas) para el control del territorio y de sus recursos, y al tiempo como fortaleza de vigilancia y dique de posibles sublevaciones y/o amenazas contra el Imperio. Un ente político, en suma, de ocupación y apartheid territorial, que poco a poco se convertiría en el bastión o atalaya adelantada del Sistema Capitalista y de su Imperio Occidental en Asia, permitiendo asimismo el control de África y, en el intersticio entre tres continentes y dos mares, de buena parte de los flujos mundiales.

“Las rivalidades inter-europeas y las riñas por las colonias precipitaron las guerras y revoluciones mundiales, y se transformó en la «cuestión colonial». La primera cuestión provocó que las principales figuras imperialistas propusieran la idea de crear un Estado de colonos judío y cliente en Palestina, diseñado fundamentalmente para bloquear la realización de la unidad y la independencia es esa importante zona del mundo y para servir a los intereses de sus patrocinadores. Los acontecimientos de la última parte del siglo fueron propicios para la creación de un consenso de opinión entre los imperialistas y los políticos occidentales, con la cooperación de millonarios judíos occidentales y anti-semitas de todas partes a favor del sionismo y de la emigración judía a un Estado judío en Palestina, así como a favor del establecimiento de este Estado. La interacción de los retos y la persistencia de los problemas y de las cuestiones se introdujeron en los planes imperialistas y llevó los acontecimientos a encontrar soluciones a expensas de los pueblos del tercer mundo (…) [este concepto] respondía a las nacientes necesidades occidentales en la zona tras la apertura del Canal de Suez, la ocupación británica de Egipto y la Primera Guerra Mundial. Lo esencial del pensamiento estratégico británico se formuló en un memorandum hecho por el Estado mayor en el Departamento de Guerra: «La creación en Palestina de un Estado Judío que sirva de parachoques, aunque en sí mismo este Estado sea débil, es deseable estratégicamente para Gran Bretaña”.
Abdul Wahhab Al Kayyali, en Las raíces históricas de la alianza imperialista-sionista (Rebelion).

El mismo autor, un poco más adelante nos relata los presupuestos de uno de los adalides del sionismo.

“Ponencia de Herzl en el Primer Congreso Sionista: «Cada vez es mayor el interés de las naciones civilizadas y de la civilización en general en que se establezca una estación cultural en el camino más corto a Asia. Palestina es esta estación y nosotros, los judíos, somos los portadores de cultura que estamos dispuestos a dar nuestras propiedades y nuestras vidas para realizar esta creación» (…) Herzl confiaba en que las potencias imperiales europeas utilizaran la influencia judía organizada para combatir los movimientos revolucionarios y otros factores internos.”

Es por eso que el Imperio Occidental en su conjunto terminaría apoyando esos objetivos, hasta hoy. De ahí el inseparable entrelazamiento entre el sionismo y el imperialismo (que incluye, siempre que sea necesario, al fascismo global, ya que el sionismo no es sino una forma de fascismo). Todo lo cual ha llevado la cuestión judía a una dimensión impropia, que poco tiene que ver con el pueblo judío en sí. Tanto más a partir de que se empotra en la madeja del poder de la que surgiría como principal potencia mundial tras la Segunda Gran Guerra: Estados Unidos.

Este último paso vendría precedido de una intensa labor de las familias judío-sionistas desde el siglo XVIII. Aunque es a partir de 1845 que el Movimiento Sionista Mundial emprende una política de inserción en las redes de poder de EE. UU. De hecho, el poder judío será decisivo en la consolidación del capitalismo en USA, tanto como en su dominio planetario. De esta forma, su poder también se haría mundial.

Financieros y comerciantes judíos inmigrantes de Europa, comienzan a establecer en Estados Unidos en las décadas de los 40 y 50 del siglo XIX, un importante grupo de casas bancarias, sobre todo de capital alemán. Teniendo todas ellas la particularidad común de estar asociadas de una u otra manera, a la familia Rothschild, terminarían entretejiendo “una tupida red de relaciones” (Hadwa y Domenech, 2023: 88) no sólo económicas, sino también familiares.

Es la figura de August Belmont, agente de la familia Rothschild, la que terminaría de dar cohesión a esa red, a través de la firma August Belmont & Co., que se ocuparía de realizar transacciones en divisas, préstamos comerciales y privados, transacciones corporativas. ferroviarias e inmobiliarias y, lo que es aún más importante, contribuyendo a la creación del imperio económico Morgan. Desde el principio asociado a los Rothschild en la Banca británica, inició su despegue en EE. UU. mediante la venta de armas (al parecer no estaban en su mejor estado) al Norte, en la Guerra de Secesión.

Los Rothschild también apoyarían a los banqueros judíos alemanes Kuhn, Loeb y Seligman, que en su emigración a EE. UU. crearían el Banco J. & W. Seligman & Co., el cual participaría en la financiación de ferrocarriles, en la construcción del Canal de Panamá, así como en la formación de la Standard Oil y la General Motors.

Otra familia banquera judío-alemana, los Warburg, se haría socia de Kuhn, Loeb & Co., y pasaría a dirigir la Wells Fargo & Co., así como el Banco de la Compañía Manhattan.

El Kuhn, Loeb & Co se haría con el control de la Western Union y Westinghouse, además de diferentes líneas de ferrocarriles.

La familia Lehman, por su parte, crea su Banca Lehman Brothers, que a principios del siglo XX se asociaría con Goldman, Sachs & Co., reputada de elegir por su cuenta los puestos de la Secretaría del Tesoro Norteamericano.

Ya en 1913 cinco familias judío-sionistas, se hacen con el control de la Reserva Federal. Son las familias ROTHSCHILD, ROCKEFELLER, KUHN-LOEBS, GOLDAMN SACHS y LEHMAN.

La Reserva Federal (FED), el Banco de Bancos, a diferencia de los Bancos Centrales europeos y de otros lugares del mundo, es una entidad privada que presta dinero a otros Bancos, controla las tasas de interés, el acuñamiento de moneda y detenta el derecho exclusivo de la emisión de billetes. Controlar la FED, por tanto, proporciona el control de la economía de EE. UU., lo que supone detentar el auténtico poder del país (ver cuadro 4). Cuando esta formación socioestatal se fue haciendo el hegemón mundial, aquellas familias pasaron también a controlar las altas finanzas internacionales, lo que las ha dado desde entonces una enorme capacidad de control de los destinos económicos y por tanto políticos del mundo, en una colosal concentración de poder que no tenía precedentes. De esas raíces florece el Poder Sionista Mundial (PSM).

Cuadro 4. Las familias que controlan EE. UU.

Fuente: elaboración propia a partir de Hadwa y Domenech (op. cit.).

“La creación de la Reserva Federal fusionó el poder de las familias que la dominaban con la fuerza militar y diplomática del gobierno de Estados Unidos. Si sus préstamos en el extranjero no eran pagados, los oligarcas ahora podían desplegar marines estadounidenses para cobrar las deudas” (Hadwa y Domenech, 2023: 93).

La expansión imperial de EE. UU. proporcionaría las bases de acoplamiento de otros “imperios económicos”, como el de los Du Pont (mientras que los Rothschild se calcula que tuvieron más de 100 mil millones de $ de ganancias en la Primera Guerra Mundial). La extensión de la esfera financiera y la transformación del dinero convertible en oro en simple papel, en los años 30 del siglo XX, acrecentaría aún más tal poder.

En adelante, esas familias estarían también detrás de la elección de funcionarios clave del gobierno e incluso de presidentes, así como de los órganos de control de la política monetaria e instituciones crediticias locales y globales (titulares del Tesoro, Secretaría de Comercio, directores del Banco Mundial y del FMI, de la OCDE…). Su poder es determinante en las megaempresas transnacionales a su vez más poderosas del mundo, en el G7, el Foro Económico Mundial o Foro de Davos, que perfilan la política mundial y dan las directrices a seguir a la mayor parte de gobiernos del mundo, así como a las instituciones de corte global, sean públicas o privadas.

Otros pilares de su poder, como dicen Hadwa y Domenech, son los consorcios petroleros y tecnológicos, además de los armamentísticos, “a través de infinitas redes y vasos comunicantes, cuya expresión máxima de desarrollo se concentra en el Complejo Militar Industrial de EE. UU.” (pg. 98). Tienen influencia decisiva en los conglomerados mediáticos y de entretenimiento, pues están en la cúspide de su centralización según ya vimos en la primera parte, en la industria cultural y artística en general, en las organizaciones sociales, empresariales y profesionales, en las fundaciones y ONGs (ver cuadro 5), cuya influencia, a su vez, se expande por el mundo entero.

En suma, esas familias son buena parte de la fuerza militar, económica, sociocultural y diplomática de EE. UU. Son el poder acreedor del mundo y controlan en buena medida la circulación monetaria del mismo.

Cuadro 5. Redes de poder en EE.UU. de las familias judío-sionistas

Fuente: elaboración propia a partir de Hadwa y Domenech (op. cit.) y de Petras: Las bases locales y estatales del poder sionista en EE.UU. – Rebelion

“El poder sionista es entonces, ciertamente, una extensa y compleja red de individuos y organizaciones intervinculadas e interactuantes entre sí, destinadas a influir de forma directa y sistemática en la política exterior de los principales países imperialistas para apoyar a la entidad sionista, y particularmente en la de Estados Unidos” (Hadwa y Domenech, 2023: 100).

Bastantes de los grandes magnates corporativos de EE.UU. están detrás de ese Poder Mundial Sionista, como donantes o financiadores directos. También muchos cargos del Congreso, del Senado y en posiciones estratégicas claves, como los Departamentos del Tesoro y del Estado, el Pentágono, el Consejo de Seguridad Nacional y la misma Casa Blanca.
Algunas de las Organizaciones sionistas de EE.UU.:
B’nai B’rith (1843; sólo para población judía)
B’nai B’rith Women (1909)
B’nai B’rith Youth Organization (1944)
Jewish Women International (1995)
Liga Anti-Difamación contra el anti-sionismo (1914; que tendría su réplica años más tarde -1927- en la Liga Internacional contra el Racismo y el Antisemitismo, en Francia).
Organización Sionista de América (1897; filial de la Organización Sionista Mundial hasta 1993 cuando se crea oficialmente el Movimiento Sionista Americano)
Movimiento Sionista Americano (1993)
Congreso Judío Estadounidense (1918)
Consejo Sionista Americano

Comité de Asuntos Públicos EE. UU. – Israel (1959; mantiene por lo general un apoyo directo al Likud. A su comité ejecutivo pertenecen todos los miembros de la Conferencia de Presidentes).

Todas ellas se constituyen como grupos de presión, comités de acción política, think tanks y grupos de vigilancia de los medios de comunicación (una lista más exhaustiva puede verse en el Anexo II del Apéndice, mientras que el cuadro 6 ofrece algunas de las interconexiones sionistas de EE.UU.).

Cuadro 6. Interconexiones de los grandes poderes sionistas en EE.UU.

Fuente: elaboración propia a partir de Hadwa y Domenech (op. cit.).

A todo ello hay que añadir el sionismo evangélico (cristiano), como:
• Mayoría Moral (1979)
• Embajada Cristiana Internacional de Jerusalén (1980)
• Fraternidad de Cristianos y Judíos (1983)
• Consejo de Investigación Familiar
• Coalición de Unidad Nacional para Israel (1991)
• Amigos Cristianos de las Comunidades Israelíes (1995). Especialmente posicionado contra los Acuerdos de Oslo
• Cristianos Unidos por Israel (2006)

En la Cumbre judía – evangélica de Jerusalén (2003) se vincularon una vez más los principales líderes de la extrema derecha israelí y de la extrema derecha religiosa y militar de EE.UU. …“para coordinar su política común”.

Entre los principales “THINK TANKS” sionistas:
Pilgrims Society (1903), rama estadounidense de la sociedad creada en Inglaterra un año antes. Recibirá sustanciosas aportaciones de los trusts familiares Morgan, Rockefeller, Carnegie y Lazard Brothers.
Round Table (1909)
Royal Institute of International Affaires (1920) – Londres
Council of Foreign Relations (1921)
Aspen Institute (1949)
Foreing Policy Research Institute (1955)
Hudson Institute (1961)
Washington Institute for Near Est Policy (1985)
Center for Security Policy (1988)
Gatestone Institute (2008)

En el cuadro 7 podemos ver los más grandes entre los grandes del sionismo.

Fuente: elaboración propia a partir de Hadwa y Domenech (op. cit.).

Con todos estos antecedentes, ahora sí, volvemos a la pregunta con la que acabábamos la primera parte de este texto: ¿de qué clase de “democracia”, de “derechos” y de “libre mercado” hablamos en el mundo capitalista? Y conectado a ello, yendo a lo concreto del tema que nos ocupa, ¿puede a alguien extrañar que la política de EE. UU., y por tanto del conjunto del Imperio Occidental, esté directamente implicada en el sostenimiento de su entidad sionista-colonial en Asia, su delegación imperial? ¿Podemos ahora entender claramente por qué ésta goza de impunidad absoluta para, entre otras cuestiones, no cumplir ni una sola resolución de la ONU (ver cuadro 8), para ocupar territorios, practicar apartheid, asesinar en masa, cometer crímenes de guerra (en estos momentos 3 reconocidos por la ONU: de genocidio, de limpieza étnica y de castigo colectivo)?
Este puesto avanzado del Imperio en Asia tiene bula para todo ello, porque las instituciones globales, sean económicas, diplomáticas o jurídicas, están bajo control del Imperio, y dentro de él, del Poder Sionista Mundial.

Cuadro 8

Algunas de las más importantes resoluciones de la ONU nunca cumplidas por la entidad sionista
1948: Resolución 194 de la Asamblea General, por la que se reconoce el derecho al retorno de los refugiados y desplazados árabes.
1967: Resolución 242 del Consejo de Seguridad. Reclama la retirada israelí de los territorios ocupados.
1967: Resolución 2.253 de la Asamblea General, en la que exige a Israel que desista de “adoptar cualquier acción que pueda alterar el estatuto de Jerusalén”.
1974: Resolución 3.236 de la Asamblea General, por la que reconoce los derechos inalienables del pueblo palestino y reclama el retorno de los refugiados a sus hogares.
1975: Resolución 3.379 de la Asamblea General de la ONU, que describe al sionismo como una forma de racismo.
1978: la ONU declara el 29 de octubre día internacional de solidaridad con el pueblo palestino.
1979: Resolución 446 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exige a Israel el desmantelamiento de sus asentamientos sobre los Territorios Ocupados.
1980: Resolución 478 del Consejo de Seguridad, en la que se declara que cualquier intento de modificar el estatuto de Jerusalén por parte de Israel, sería considerado “nulo e inválido”.
1992: Resolución 726 del Consejo de Seguridad, por la que se condena a Israel por deportar a 12 palestinos de los territorios ocupados. (Al tiempo que esta medida viola también la Convención de Ginebra).
El derecho al retorno de los refugiados y desplazados (70% de la población palestina) es reconocido, asimismo, por las resoluciones 2.252, 2.452, 2.535, 2.672, 2.792, 2.963, 3089, 3.331 y 3.419 de la Asamblea General. Mientras que las resoluciones 242, 338, y 425 del Consejo de Seguridad reclaman la retirada israelí de los Territorios Ocupados.

Fuente: elaboración propia

Ya en 1918, el presidente de EE. UU., Woodrow Wilson, presentó al Congreso 12 puntos para la creación del ente sionista en Palestina, aceptando más tarde la Declaración de Balfour. En 1922 ambas cámaras del Congreso aprobaron la Resolución Lodge-Fish, que preconizaba la creación en Palestina del “Hogar Nacional Judío”. Eso llevaría a firmar con Gran Bretaña en 1925 un Tratado encaminado a “considerar que cualquier intento de negar el derecho del pueblo judío a Palestina (Eretz Israel) y negarles el acceso y el control en el área designada para el pueblo judío por la Liga de Naciones es una infracción procesable tanto por el derecho internacional como por la Cláusula de Supremacía [de Estados Unidos]…” (Hadwa y Domenech, 2023:119).
En 1924 se aprueba en EE.UU. la Ley Johnson-Reed o Acta de Orígenes Nacionales, para limitar la entrada de originarios del sur y este de Europa, que era de donde provenía más población judía proletaria, uno, para asegurar y “clarear” la predominancia del componente anglosajón en la población estadounidense (europea trasplantada), y dos, para incentivar de rebote la emigración judía hacia Palestina. Hoover, en 1931, restringiría aún más esas entradas (lo que muestra, de paso, que el interés de la mayoría de judíos, como se evidenciaría más tarde con el ya visto Acuerdo de Haavara en la Alemania nazi, no era ir a Palestina, sino en todo caso, al nuevo centro del mundo capitalista).
En 1948, Truman fue el primer presidente en reconocer, sólo 11 minutos después de su proclamación como entidad estatal independiente, al ente sionista. El cual, entre 1949 y 1965, recibió del Impero 7.000 millones de dólares. De 1966 a 1970 serían 63 millones anuales. En 1971 esa suma subiría a 634,5 millones $ (el 85% para asistencia militar), multiplicándose por más de 5 tras la guerra del Yom Kipur, en 1973. El régimen sionista es el mayor receptor acumulativo de la ayuda exterior de EE. UU. desde la II Guerra Mundial. En los años 90 la entidad sionista recibió unos 92.000 millones $, más de 2/3 provenientes de EE. UU., y luego de Alemania y del Poder Sionista Mundial. Tiene, además, el privilegio de recibir préstamos de la Banca comercial mundial a intereses por debajo del resto del mundo.
Asesoramiento, tecnología militar, acceso a secretos de la OTAN, protección diplomática contra todo lo que haga, son algunas de las “transferencias” o “apoyos” que la primera potencia imperial también facilita al ente sionista.
Este es, en realidad, de hecho, una entidad asistida, inviable por sí misma, una auténtica base militar en la que el Imperio Occidental gasta enormes recursos económicos, energéticos y diplomáticos, para que pueda seguir existiendo pese a todas sus atrocidades.
Sin embargo, el relato del victimismo judío para poder perpetrar toda clase de crímenes, el “capital moral” que se utilizó para intentar justificar este engendro, a costa de los millones de judíos no sionistas que fueron sacrificados por el nazismo (y el propio sionismo), se está agotando a pasos agigantados, según el horror de lo que hace ese ente autodenominado “Israel” supera todos los límites y rebasa todas las líneas rojas de decencia, degradando más y más a la humanidad entera en el pozo de la ignominia y la barbarie.
Y esto no es algo que empezara el pasado 7 de octubre, cuando la resistencia palestina atacó a los invasores de su propio territorio (sus ataques se centraron en el territorio acordado como palestino por la ONU, en 1948), ocupado ilegalmente por la entidad sionista y sus colonos armados. La expropiación, masacre y explotación del pueblo palestino tiene siglos de preparación y de perpetración de la agresión y expolio, que se agudiza al menos a partir de 1948, dado que desde entonces la población palestina padece ocupación ilegal de cada vez más partes de su territorio, demolición de viviendas, sustracción o destrucción de tierras de cultivo, asesinatos de decenas de miles de personas y prisión arbitraria de miles más, entre ellas muchos menores (sí, menores encarcelados sin cargos -a quienes, unas y otros, nuestros media convenientemente orientados por el PSM no consideran “rehenes”-), confinamientos a voluntad del invasor, muros en sus propias localidades, separación forzada de familias, obstaculización del acceso al agua… y un largo etcétera. 

Aquí un mapa del proceso de invasión-ocupación llevado a cabo por la entidad sionista.

Acciones que no pueden justificarse en ningún caso, salvo por el pensamiento más aberrante, alegando un pretendido “derecho a la defensa de Israel”, ya que la ONU no reconoce ese derecho a la potencia invasora que ocupa ilegalmente un territorio, como es el caso sionista, mientras que en cambio la resolución 3070 de la ONU sí reconoce el derecho de la población ocupada a defenderse por todos los medios.

APÉNDICE

Anexo 1
Concentración y centralización mediática en el Reino de España
En el ámbito televisivo, los dos grandes conglomerados privados –Mediaset y Atresmedia– seleccionan lo que ve el 58% de la audiencia. En el caso de la radio, son el grupo Prisa (Cadena SER), la Iglesia católica (COPE), Planeta (Onda Cero) y el grupo Godó (RAC1) quienes deciden lo que escucha el 80% de la audiencia total de la radio española, y controlan el 97% del mercado. Antena 3 (ahora en la órbita de Planeta y, anteriormente, controlada por la empresa expública Telefónica), Tele 5 (vinculada con el empresariado italiano), y Canal Plus [un canal de pago inicialmente con apoyo francés y del Grupo Prisa, a su vez con gran parte de su accionariado controlado por capital anglosajón. De hecho, el principal accionista del Grupo PRISA es la firma estadounidense-británica Amber Capital, con un 29,8% de participación. A continuación, se sitúa Vivendi como segundo accionista con un 9,9%. Telefónica es el tercer accionista con un 9%, y Rucandio ocupa el cuarto lugar con un 7,6%]. 
Otro ejemplo, Mediaset España, se constituyó en los años 2010 y 2011, una vez que la compañía Gestevision Telecinco se fusionó mediante absorción con Sogecuatro, dueñas respectivamente de Telecinco y Cuatro. 
Principales grupos de medios de comunicación en el Reino de España

Fuente: Principales medios de comunicación: de quién son. Mapa (opcions.org)

Esto significa que las grandes corporaciones sostienen medios de comunicación que responden a casi todo el arco ideológico, no sólo para asegurarse clientela o negocio con el conjunto de la sociedad, sino para “persuadirla” o “informarla” en su práctica totalidad.

Anexo 2
Conferencia de presidentes de las principales organizaciones judías de EE.UU.
Organizaciones miembro

  1. Ameinu
  2. American Friends of Likud
  3. American Gathering/Federation of Jewish Holocaust Survivors
  4. America-Israel Friendship League
  5. American Israel Public Affairs Committee
  6. American Jewish Committee
  7. American Jewish Congress
  8. American Jewish Joint Distribution Committee
  9. American Sephardi Federation
  10. American Zionist Movement
  11. Americans for Peace Now
  12. AMIT
  13. Anti-Defamation League
  14. Association of Reform Zionists of America
  15. B’nai B’rith International
  16. Bnai Zion
  17. Central Conference of American Rabbis
  18. Committee for Accuracy in Middle East Reporting in America
  19. Development Corporation for Israel/State of Israel Bonds
  20. Emunah of America
  21. Friends of Israel Defense Forces
  22. Hadassah, Women’s Zionist Organization of America
  23. Hebrew Immigrant Aid Society
  24. Hillel: The Foundation for Jewish Campus Life
  25. Jewish Community Centers Association
  26. Jewish Council for Public Affairs
  27. The Jewish Federations of North America
  28. Jewish Institute for National Security Affairs
  29. Jewish Labor Committee
  30. Jewish National Fund
  31. Jewish Reconstructionist Federation
  32. Jewish War Veterans of the USA
  33. Jewish Women International
  34. MERCAZ USA, Zionist Organization of the Conservative Movement
  35. NA’AMAT USA
  36. MCSK» Advocates on behalf of Jews in Russia, Ukraine, the Baltic States & Eurasia
  37. National Council of Jewish Women
  38. National Council of Young Israel
  39. ORT America
  40. Rabbinical Assembly
  41. Rabbinical Council of America
  42. Religious Zionists of America
  43. Union for Reform Judaism
  44. Union of Orthodox Jewish Congregations of America
  45. United Synagogue of Conservative Judaism
  46. WIZO
  47. Women’s League for Conservative Judaism
  48. Women of Reform Judaism
  49. Workmen’s Circle
  50. World ORT
  51. World Zionist Executive, US
  52. Zionist Organization of America

Esta información puede encontrarse en James Petras, Las bases locales y estatales del poder sionista en EE.UU. – Rebelion. De este texto, entre otras muchas consideraciones, entresaco estas palabras de Petras:

“Hay por lo menos 52 importantes organizaciones judías estadounidenses involucradas activamente en la promoción del orden del día de la política exterior, la economía y la tecnología de Israel en EE.UU. Los miembros de base varían entre varios cientos de miles de militantes en las Federaciones Judías de Norteamérica (JFNA, por sus siglas en inglés) y cien mil acaudalados donantes, activistas y traficantes de influencias en el Comité EE.UU.-Israel de Asuntos Públicos (AIPAC). Además numerosas fábricas de propaganda, denominadas think tanks, han sido establecidas con subsidios de millones de dólares de sionistas multimillonarios, incluidos el Brookings Institute (Haim Saban) y el Hudson Institute entre otros. Numerosos comités de acción política (PAC) financiados por los sionistas han intervenido en todas las elecciones nacionales y regionales, controlando candidaturas e influenciando los resultados de las elecciones. Fanáticos sionistas se han apoderado literalmente de editoriales, incluidas prensas universitarias; el ejemplo más indignante es Yale University, que publica los folletos más tendenciosos que repiten como loros parodias sionistas de la historia judía (sección de crítica literaria del Financial Times 28/29 de agosto de 2010). Nuevos proyectos sionistas con considerable financiamiento, hechos para capturar a jóvenes judíos y convertirlos en instrumentos de la política exterior israelí incluyen «Taglit-Birthright» que ha gastado más de 250 millones de dólares durante la última década enviando a más de un cuarto de millón de judíos (entre 18 y 26 años) a Israel durante 10 días de intenso lavado de cerebro (Boston Globe 26 de agosto de 2010). Multimillonarios judíos y el Estado israelí pagan la cuenta. Se somete a los estudiantes a una fuerte dosis de militarismo al estilo israelí ya que son acompañados por soldados israelíes como parte de su adoctrinamiento; en ningún momento visitan Cisjordania, Gaza o Jerusalén Este (Boston Globe, 26 de agosto de 2010). Se les insta a convertirse en ciudadanos de doble nacionalidad e incluso se les alienta a servir en las fuerzas armadas israelíes. En resumen, las 52 organizaciones miembros de las Principales Organizaciones Judías Estadounidenses en cuestión constituyen sólo la punta del iceberg de la Configuración Sionista del Poder: tomadas en conjunto con los PAC, las fábricas de propaganda, las editoriales comerciales y universitarias y los medios de masas, nos vemos ante una estructura de poder para comprender la tremenda influencia que tienen en la política exterior e interior de EE.UU. en la medida en que afectan a Israel y al sionismo estadounidense (…) El Archivo del Lobby de Israel publicó recientemente documentos desclasificados del Consejo Sionista Estadounidense (AZC) obtenidos por emplazamiento legal durante una investigación del Senado de EE.UU. entre 1962 y 1963. Los documentos revelan cómo el Estado israelí a través de sus conductos judíos estadounidenses -las organizaciones sionistas dominantes- penetró los medios de masas de EE.UU. y propagó su línea política, sin conocimiento del público estadounidense.”

Notas:

[1] Nicola Hadwa y Silvia Domenech (2023). El proceso de penetración, ocupación y destrucción de Palestina. Fundamentos, etapas y perspectivas.

Agradezco a Adrián Ramírez, presidente de la Liga Mexicana de Derechos Humanos, que me motivara a escribir este texto. A Fermín Santxez por toda la información aportada.

[2] En la poderosa Corona de Castilla desde bien pronto se ocuparon del préstamo del dinero (algo que luego aplicarían a otras Coronas e Imperios europeos), así como de la recaudación de las rentas reales, además del alto pago de impuestos.

[3] De interés conocer el libro, El otro lado: la relación secreta entre el nazismo y el sionismo, de M. Abbas. En él se da cuenta del asesinato de judíos, o la complicidad con el mismo, por parte del sionismo, para fomentar la emigración judía a Palestina. Tesis completada en la Universidad Patrice Lumumba de la URSS, en 1982.

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