El Foro Social Mundial (FSM) goza de buena salud, se fortalece y no deja de avanzar. Organizaciones y movimientos sociales han registrado casi 2700 actividades para los dos primeros eventos descentralizados de 2006 a realizarse en enero en Caracas (Venezuela) y Bamako (Malí). Un tercero se convoca en marzo en Karachi (Pakistán). «Son más que […]
El Foro Social Mundial (FSM) goza de buena salud, se fortalece y no deja de avanzar. Organizaciones y movimientos sociales han registrado casi 2700 actividades para los dos primeros eventos descentralizados de 2006 a realizarse en enero en Caracas (Venezuela) y Bamako (Malí). Un tercero se convoca en marzo en Karachi (Pakistán).
«Son más que en el 2005 en Porto Alegre y casi el doble que en Mumbai en 2004, cuando por primera vez el FSM salió de Brasil», explica Antonio Martins, 44, periodista,uno de los fundadores de CIRANDA, agudo analista, militante de ATTAC-Brasil y participante, por esta organización, en el Comité Organizador que fundó el FSM en el 2000. Los desafíos, riesgos y potencialidades de esta confluencia altermundialista en marcha son algunos de los temas analizados en esta entrevista exclusiva.
P: ¿Qué es hoy el Foro Social Mundial?
R: El FSM continúa representando un punto de referencia enorme para los que luchan, en todo el mundo, para superar esta lógica de sociedad de mercado planetario. La nueva lógica nacida en Porto Alegre en 2001 ya ganó un espacio importante. Me refiero a la organización horizontal y no dirigista; interesada en articular unidad en la diversidad; sin sujetos sociales *principales* e impositivos. Donde no se debaten las comillas en un documento final. Y donde las decisiones comunes se basan en la adhesión espontánea y el consenso. Esta es una propuesta que se mueve y crece. Fue capaz, entre otras muchas iniciativas, por ejemplo, de promover en el 2003 las más grandes movilizaciones políticas de las historia.
TRADUCIR DISCURSOS EN ACCIONES
P: Habla de una lógica política estructurada en torno al FSM. ¿Qué significa en concreto?
El FSM rompió la concepción del pensamiento único, ya que después de Porto Alegre 2001 no era más posible afirmar que el mercado y el capitalismo eran las únicas opciones para el planeta. El chantaje seudo-intelectual de Margaret Thatcher voló por los aires. Y las mismas instituciones pro-consenso de Washington, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, empezaron a reconocer que ciertas realidades, como la pobreza, eran hechos existentes.
La segunda fase fue la de presentar la posibilidad de resistencias y alternativas generales. Esto marca Porto Alegre 2002 y 2003, cuando los Foros son el escenario de articulación, por ejemplo, de la campaña continental contra el ALCA (Acuerdo de Libre Cambio para las Américas) o se multiplican las resistencias a las iniciativas de la OMC (Organización Mundial del Comercio). Surgen definiciones, también, como que el acceso al agua es un derecho inalienable.
Y ahora es posible vislumbrar una nueva etapa en la cual esos enunciados generosos, pero a veces un tanto abstractos, se traducen en movilizaciones concretas. Anticipo el momento en que, siempre sobre la base de adhesión voluntaria y de una gran coordinación horizontal, podremos impulsar algo como un boicot contra ciertas transnacionales (como lo propusiera Arundhati Roy en Mumbai), o una campaña internacional por la reducción de la jornada de trabajo; o por el acceso gratuito a los medicamentos contra el SIDA que podrían ser financiados, por ejemplo, sobre la base de una tasa sobre el lucro aplicada a las transnacionales.
Es decir, creo posible pensar en acciones internacionales para conquistar en concreto, terreno al capital, quitándole ciertas relaciones sociales de su dominio. Esto tendría un efecto didáctico enorme, al demostrar que esta lógica social, pos-capitalista, es posible. Es necesario empujar alternativas concretas que disputen espacios de poder y que sean capaces de demostrar, a muchísima gente, la posibilidad y viabilidad de organizarse de otra manera.
«NI RECUPERACION SECTARIA NI AUTOSUFICIENCIA»
P: Ya que hablamos de potencialidades del proceso del Foro en marcha, es importante también conocer cuáles son sus principales preocupaciones sobre el futuro del FSM.
R: Los riesgos para el FSM siguen siendo los mismos, según mi percepción. El primero, la tentativa o el riesgo de recuperación sectaria. El FSM es la expresión de una nueva forma de hacer política. La gente, tanto los más jóvenes como muchos de los luchadores históricos que siguen en la brecha, cada vez son más conscientes que la política va mucho más allá que la simple representación partidaria o parlamentaria. Quieren involucrarse en la transformación de su realidad y del mundo todos los días, y no de vez en cuando al momento de las elecciones. Pienso que la izquierda partidaria, debería comprender esta lógica como una tendencia positiva, de emancipación. Sin embargo hay resistencias. No faltan los que siguen apostando a monopolizar la representación e intentan controlar el Foro.
El otro gran riesgo, es la autosuficiencia. El quedarse en el festejo de lo que se hizo hasta ahora olvidando que hay muchísimo más por hacer para que estas nuevas formas de ver el mundo y la política se encuentren, se articulen, se conviertan en acción a favor de una nueva sociedad.
P: Todo indica que Caracas concentrará la principal participación… ¿No se corre el riesgo de un FSM a dos velocidades: una rápida en Latinoamérica y otra más lenta en otros continentes?
R: No pienso que se pueda aspirar, por el momento, al desarrollo homogéneo de las luchas sociales en el mundo, ni creo que eso pudiera ser ventajoso. La dinámica de los movimientos sociales y las luchas ciudadanas están aún muy relacionadas a las agendas locales o nacionales. No pienso que Latinoamérica sea hoy una especie de *vanguardia* de las luchas sociales. Hay fenómenos importantes. ¿Pero qué decir de Europa, donde se han hecho movilizaciones tan masivas contra la guerra? ¿O de Asia donde ha habido protestas de cientos de miles de personas?
Sergio Ferrari Colaboración E-CHANGER ONG de cooperación solidaria promotora del Foro Social Suizo
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AFRICA 2007
De cara al FSM 2007, nuevamente único y centralizado a realizarse en Kenia, Africa, Antonio Martins anticipa enormes expectativas. «Lo veo como un enorme desafío pero, al mismo tiempo, como una oportunidad para un nuevo paso adelante. Africa es la víctima principal de la globalización capitalista. Las condiciones materiales, políticas y sociales son incomparablemente más difíciles. La abrumadora mayoría de los países vive bajo los «ajustes» dictados por el FMI. No hay, en casi ninguna parte, siquiera democracia formal o libertades civiles básicas. El SIDA y otras pandemias han hecho que la expectativa de vida se sitúe alrededor de 40 años en muchas partes.
Al mismo tiempo, más de 20 países han realizado Foros Sociales nacionales; y África es capaz de despertar, como ninguna otra región, la solidaridad de los que luchan por un mundo nuevo. ¿Eso será suficiente para garantizar Nairobi 2007? Pienso que es posible pero que, para hacerlo, el FSM tendrá que cambiarse a si mismo otra vez. Nairobi no puede ser un paseo turístico. Para despertar la movilización de las sociedades civiles africanas y la solidaridad internacional va a ser necesario presentar propuestas de acciones trasformadoras y posibles. Como siempre, eso no deberá ser hecho por la «organización» del Foro, pero por los que participan. Me imagino, por ejemplo, que una coalición de redes ligadas a la afirmación por el derecho al agua podría hacer estudios sobre lo que sería necesario para garantizar, digamos en 10 años, el acceso de todos los habitantes de África a fuentes limpias. Lo mismo para la distribución gratuita de medicamentos (como en Brasil) a los que padecen del SIDA. Paralelamente, los que trabajamos con el concepto de finanzas públicas mundiales podríamos calcular cómo financiar estas acciones, por ejemplo, por medio de un tributo sobre las ganancias de las trasnacionales.
Veo en esta posible sinergia de esfuerzos la manera de construir Nairobi 2007. Siempre con base en la auto-organización, del no-dirigismo. Cada vez más convencidos en que este método es el que nos permitirá superar el capitalismo y construir un mundo nuevo».