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Victoria de Modi en India: oportunidad de renovación para la izquierda

Fuentes: Rebelión

El aplastante auge del nacionalismo hinduista en la India, bajo la bandera del Partido Bharatiya Janata (BJP), luego de las elecciones más grandes de la historia -en la que votaron más de 500 millones de electores- ha desconcertado tanto a sectores de izquierda en todo el mundo como a la Casa Blanca. No se había […]

El aplastante auge del nacionalismo hinduista en la India, bajo la bandera del Partido Bharatiya Janata (BJP), luego de las elecciones más grandes de la historia -en la que votaron más de 500 millones de electores- ha desconcertado tanto a sectores de izquierda en todo el mundo como a la Casa Blanca. No se había visto una mayoría absoluta de un partido en el parlamento desde hace más de 30 años; haciendo del partido del Congreso Nacional Indio el gran perdedor de estos comicios, en vista de su asociación con la corrupción y una creciente desigualdad social.

Como indica el respetado analista de izquierda, Vijay Prashad, en un reciente artículo, Modi supo modular con habilidad su mensaje populista de derecha durante la campaña, «al sugerir que no es el neoliberalismo que causa la desigualdad, sino su síntoma, es decir la corrupción«. De este modo, blindó el apoyo que le ofrecen los grandes sectores empresariales y a la vez aprovechó el desencanto popular con la vieja casta política. El hecho de que más del 80% de la población sea de religión hinduista también le brinda una base de apoyo natural a la propuesta de nacionalismo hinduista del BJP.

A Modi se le acusa de haber propiciado por omisión los disturbios contra la minoría musulmana en el año 2002, que dejaron sin vida a más de 1.000 personas en el estado de Guyarat, en el que entonces era gobernador. Aunque la Corte Suprema de India concluyera que el caso no procedía, al «no contar con pruebas suficientes» que vincularan a Modi directamente con la violencia, los señalamientos motivaron a los EEUU a vetarle la entrada, negándole la visa, hasta que tras su victoria Obama lo invitara a realizar una visita oficial a Washington.

Todo lo anterior nos llama a contextualizar un poco más el triunfo de Modi y ver más allá de las habituales críticas liberales contra todo nacionalismo (pues son las mismas que tildan al presidente Maduro de ‘fascista’, etc.). Vijay Prashad revela la hipocresía de dichas críticas al recordar la masacre de 3.000 Sikhs, bajo el mandato de Indira Gandhi -hija del independentista Jawaharlal Nehru y figura emblemática del partido saliente- en 1984, cuyo posterior asesinato por sus propios guardaespaldas Sikh, además de significar la muerte de otros 8.000 Sikhs en represalia, produjo sin embargo una ola de simpatía nacional hacia el Partido del Congreso que resultó en la ultima victoria electoral comparable a la de Modi en el presente.

Al contrario de la ya rancia dinastía de los Gandhi (que se instaló cómodamente en la estructura de Estado colonial que los británicos dejaron vacante y que -dicho sea de paso- no posee vínculos familiares con Mahatma Gandhi, a pesar del apellido en común), Modi proviene de un origen humilde como vendedor de té en una estación de tren. Por eso ha logrado calar en el imaginario popular: una especie de ‘arañero de Sabaneta’, pero de derechas.

La izquierda de la India, conformada por una alianza ‘chiripera’, necesita analizar profundamente por qué no ha logrado avanzar de modo significativo. Quizás se asemeja algo al MAS (Movimiento Al Socialismo) en Venezuela durante la Cuarta República, pues ha efectuado alianzas con el saliente Partido del Congreso, equivalente de cierto modo al partido AD (Acción Democrática) de la India.

Por otra parte, el sector obrero clásico es minoritario en India, donde existe más bien -en un contexto de economía tradicional e informal- una gran heterogeneidad difusa de emprendimientos pequeños y familiares, a veces con relaciones semi feudales, que han sufrido con la creciente liberalización, pero que generalmente tienden a ser más conservadores.

Sin embargo, la izquierda tradicional en India sigue aferrada a dogmas que le impiden descolonizarse y abrazar las contradicciones propias de la India; con un apego excesivo al laicisismo en un país sumanente religioso, por ejemplo.

El desafío de la izquierda en la India es poder aglutinar estos sectores atomizados, maltratados por la liberalización económica, junto con las castas más castigadas, bajo una consigna popular amplia que desplace a una vieja izquierda miope, fragmentada, asociada a un orden cansado y limitada por regionalismos.

En cuanto a Modi, éste se piensa neoliberal, pero no se harán esperar las tensiones entre la gran industria nacional que lo respalda, los capitales extranjeros y su base de apoyo popular.

George Azariah-Moreno. Antropólogo político, asesor en territorio humano y analista internacional de origen indo-venezolano

@marxupial

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.