50.000 delegados, en su mayoría africanos, plantearon alternativas al modelo neoliberal
Del 20 al 25 de enero, Nairobi se transformó en plaza pública donde a través de más de 1.200 actividades se intercambiaron experiencias de lucha y alternativas a la guerra y el nuevo imperialismo.
Por primera vez desde que el Foro Social Mundial (FSM) comenzara su andadura en Porto Alegre, en 2001, y tras el encuentro policéntrico del año pasado (Karachi, Caracas y Bamako), la gran cita de la sociedad civil organizada se desarrolló de manera íntegra en un país africano.
Más de 50.000 delegados llegados de los cinco continentes se congregaron en Nairobi para dar a conocer sus formas de resistencia al sistema económico global, dejarse contaminar con las iniciativas de los otros y, en menor medida, establecer estrategias y tácticas colectivas de dimensión transnacional. El hecho de que la mayoría procediera del continente africano y de Kenia marcó el devenir y resultado de esta VII edición del FSM, que sirvió de plataforma para actualizar el discurso panafricano y anticolonial.
Una gran marcha multicolor desde uno de los suburbios de Nairobi hasta el parque Uhuru (de la libertad), en pleno centro comercial y administrativo de la ciudad, sirvió para abrir el FSM, donde el rechazo a las intervenciones estadounidenses en Iraq, Afganistán y Somalia fue una constante. De igual manera, la manifestación y los actos de los días sucesivos estuvieron atravesados por muestras de solidaridad con el pueblo palestino y otras naciones ocupadas como la saharaui, la última colonia del continente africano.
Tras la marcha, el programa del foro se trasladó al recinto del estadio Moi Kasarani, en las afueras de la ciudad, que fue habilitado para acoger centenares de stands de los colectivos participantes y múltiples espacios para poder desarrollar, de manera simultánea, decenas de seminarios, conciertos, exposiciones, asambleas, pequeñas manifestaciones y conferencias. En éstas, primaron los discursos anticapitalistas genéricos y poco críticos con la acción de los movimientos de resistencia, a la vez que una y otra vez se ensalzaban como paradigmas de gestión experiencias de gobierno como la venezolana, cubana, brasileña y boliviana, entre otras. Las intervenciones de altos cargos gubernamentales de estos y otros países, como Italia, no resultaron extrañas, como resultado, en parte, de la actividad de la llamada Plataforma parlamentaria del FSM, que busca afianzar los vínculos entre los movimientos sociales y los gobiernos de tendencia progresista.
LGTB y feminismo en África
Dos de los espacios más interesantes, por sus discursos innovadores y rupturistas, fueron la carpa del Movimiento LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), promovida por el potente movimiento sudafricano y las organizaciones kenianas, así como el feminista, que organizó una marcha internacional de mujeres. La violencia contra las estas últimas, que en algunos lugares de África adquiere valores próximos al feminicidio, la expansión del SIDA en el continente, así como la privatización de los recursos naturales, la dependencia alimentaria y los derechos de los migrantes resultaron algunas de las temáticas más abordadas. Con un 30% de la población afectada, Kenia ocupa el quinto lugar de extensión del VIH en África.
En términos generales, las organizaciones africanas, especialmente aquellas con menos historia y experiencia, fueron las que obtuvieron mayor rédito del macroencuentro, ya que pudieron conocer otras realidades de lucha similares, de dentro y fuera del continente, así como constituir nuevas coordinaciones de carácter panafricano. Entre estas últimas cabe destacar la Red del Agua, que aglutina a colectivos de decenas de países africanos que luchan contra la privatización de este recurso universal, así como la coordinadora de organizaciones contra los acuerdos de libre comercio entre la Unión Europea y diversas naciones africanas, que en muchos casos están hundiendo el escaso tejido agrícola, industrial y comercial de estas maltrechas economías. Siguiendo en el marco de lo propositivo, el día 24 se organizaron asambleas de 21 áreas temáticas que plantearon iniciativas internacionales de acción, las cuales se irán concretando en los próximos meses.
El FSM finalizó con un gran concierto en el Parque Uhuru y un maratón popular que recorrió algunos de los barrios más empobrecidos de la ciudad. A pesar de que Kenia se presenta como uno de los países más ricos y estables del continente, el 60% de la población vive bajo el umbral de la pobreza, con menos de un dólar al día. El año que viene el FSM volverá a ser policéntrico y se organizará en tres continentes a la vez, aunque ya son muchas las voces, dentro del propio FSM, que cuestionan la eficacia de este modelo de encuentro y abogan por foros de carácter más local o circunscritos a temas específicos. Críticas al FSM 2007
El patrocinio de grandes empresas y la financiación de los gobiernos keniano, francés, italiano, sueco y, como ocurriera en otras ediciones Brasil y Venezuela, fueron algunos de los aspectos más criticados del Foro, así como los altos precios de la inscripción para delegados africanos (4 euros) y los de la comida y bebida, lo que impidió la participación de muchas organizaciones kenianas, especialmente aquellas provenientes de las zonas mas empobrecidas del paÍs, como la combativa Kebira. Y por otro lado las propuestas libertarias y autónomas resultaron casi inexistentes en el Foro.