Bangladesh suele ser considerado un ejemplo en lo que respecta a logros en pos de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio (ODM), pero en los últimos tiempos parece haber retrocedido en poner un freno a la violencia contra la mujer. Estadísticas de la policía y análisis de organizaciones no gubernamentales […]
Bangladesh suele ser considerado un ejemplo en lo que respecta a logros en pos de los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio (ODM), pero en los últimos tiempos parece haber retrocedido en poner un freno a la violencia contra la mujer.
Estadísticas de la policía y análisis de organizaciones no gubernamentales muestran un aumento en la cantidad de casos denunciados.
Hubo 2.981 casos de violencia vinculados a la dote en 2004, según cifras de la policía, muy por debajo de los 4.563 registrados en los primeros nueve meses de este año.
Además, hasta agosto de 2012 se registraron 2.868 denuncias de violación, en comparación con los 2.901 casos verificados en 2004.
Farida Akhtar, activista de derechos humanos, dijo a IPS que un aspecto perturbador de esta tendencia es que «adopta formas engañosas que exceden las estadísticas».
«Al estar mejor informadas de sus derechos debido a una educación, las mujeres quieren defenderlos y son víctimas de violencia», explicó Akhtar, quien fundó la organización no gubernamental (ONG) Ubinig, acrónimo bengalí de Investigación Política para Alternativas de Desarrollo.
Con una escolarización de 95 por ciento, Bangladesh está bien encaminado para lograr la equidad de género en la enseñanza, uno de los ocho ODM con metas a cumplir en 2015. Pero la igualdad de género y el empoderamiento femenino son mucho más que eso.
«Por desgracia, la tortura psicológica no puede cuantificarse ni suele ser denunciada. Pero el hecho de que el suicidio sea la mayor causa de muerte entre las mujeres es revelador», se lamentó Akhtar.
Defensoras de los derechos femeninos sostienen que muchas atrocidades no son denunciadas por temor al hostigamiento de autoridades religiosas y políticas. Además, una gran cantidad de los casos denunciados son desestimados por considerarlos falsas acusaciones.
Datos de la policía indican que hubo 109.621 denuncias de varias formas de violencia entre 2010 y agosto de 2012, de las cuales se tomó conocimiento de 18.484, pero solo 6.875 fueron consideradas «legítimas» para ser procesadas.
Mohammad Munirul Islam, inspector general de la policía y responsable de delitos de violencia contra la mujer en la sede de esta fuerza, dijo a IPS: «En muchas ocasiones nuestras investigaciones concluyen que la ley fue utilizada para hostigar al acusado. Parece que no todas las denuncias son legítimas».
Por su parte, Afroza Parvin, directora ejecutiva de la ONG Nari Unnayan Shakti, dijo a IPS: «Gracias a una mayor conciencia de la situación, las víctimas aprendieron a alzar la voz, pero no llegan a buscar ayuda de la policía. En los 20 años que tenemos de experiencia hemos visto cómo la policía no suele cooperar con las víctimas y favorece al acusado».
La activista Shireen Huq explicó que lo más difícil es establecer «la presunción de hecho por falta de testigos, pruebas, etc., por lo cual el acusado es absuelto fácilmente y los casos quedan registrados como falsos».
Huq, también fundadora de Naripokkho, dijo a IPS que «sin importar el delito o la forma de violencia, policía y abogados consideran conveniente archivar la denuncia como ‘tortura por dote’, y como este es un delito que no admite fianza solemos escuchar que los padres mayores del acusado terminan detenidos».
El no cumplimiento de las obligaciones de la dote es una de las principales causas de la violencia contra la mujer en Bangladesh, con unas 5.000 denuncias al año. En 2010, la policía registró 5.331 casos, y al año siguiente se dispararon a 7.079.
Las estadísticas oficiales muestran que la violencia contra la mujer no disminuye y que muchas denuncias se desechan sin que haya justicia. Datos de la Asociación de Abogadas Bangladesíes muestran que de los 420 casos de violación registrados en 2011, solo 286 fueron procesados.
Salma Ali, directora ejecutiva de BNWLA, dijo a IPS que una de las dificultades para defender los derechos de las mujeres es que la sociedad bangladesí es fuertemente patriarcal.
«Es decir que las mujeres sufren discriminación en lo que respecta a los derechos matrimoniales, la custodia de los hijos y la herencia, a menudo a través de directivas y órdenes religiosas», indicó Ali, conocida abogada local.
Hameeda Hossain, presidenta de la ONG Ain-o-Shalish Kendra, dijo a IPS que si «las mujeres siguen sufriendo social, cultural y políticamente» es debido a «la aceptación de su subordinación, a las leyes discriminatorias y a la falta de cumplimiento de la ley».
«Los delitos contra la mujer en el seno familiar suelen ignorarse y ellas son silenciadas», indicó. «La violencia doméstica se tolera socialmente y las intervenciones son limitadas», apuntó.
El gobierno ha adoptado una serie de medidas legales para mejorar la situación de las mujeres con la Ley para la Eliminación de la Violencia contra Mujeres y Niños en 2000.
En 2009 se aprobó la Ley Nacional de Derechos Humanos y al año siguiente la Ley de Violencia Doméstica.
Además, Bangladesh es signatario de convenciones y tratados internacionales que protegen los derechos de las mujeres.