Multiculturalidad como filosofía Contra la violencia y todo tipo de discriminación El deporte como vector pedagógico El último domingo de mayo la fiesta inundó la capital helvética. Miles de personas ocuparon la ciudad. La Bundesplatz (Plaza Federal) epicentro de las grandes movilizaciones políticas y sindicales se vistió de amarillo y negro. El día anterior, el […]
- Multiculturalidad como filosofía
- Contra la violencia y todo tipo de discriminación
- El deporte como vector pedagógico
El último domingo de mayo la fiesta inundó la capital helvética. Miles de personas ocuparon la ciudad. La Bundesplatz (Plaza Federal) epicentro de las grandes movilizaciones políticas y sindicales se vistió de amarillo y negro. El día anterior, el sábado 25 de mayo, Young Boys (YB), el equipo local -clasificado campeón nacional desde varias semanas antes-, levantó oficialmente la copa luego del último partido de la temporada con una victoria inapelable contra Lucerna por 4 a 0.
En la temporada que comenzó en julio del 2018, el equipo capitalino venció casi todos los récords de la historia futbolera suiza, país todavía subdesarrollado a nivel de la competición de clubes, pero de nivel superior en cuanto a selecciones nacionales, con su 8vo puesto en la última clasificación FIFA. Apenas detrás de Portugal, pero por delante de potencias como España, Dinamarca, Argentina y Colombia.
Young Boys fue el primer equipo de todas las ligas europeas que se clasificó campeón en esta temporada, exactamente el 14 de abril del 2019, días antes que lo hiciera la Juventus en Italia y el Paris Saint Germain, en Francia. Terminó el campeonato con 20 puntos de diferencia por delante del segundo, el Basilea, que hasta 2017 fue el gran actor futbolero de la última década, desclasado en estos dos últimos campeonatos por los capitalinos amarillo-negro.
Como nadie antes en la historia de este deporte en la Confederación Helvética, marcó 99 goles en los 36 partidos jugados. Fue el equipo con mayor diferencia (+63) entre goles a favor y en contra de toda la historia nacional.
Su golpeador estrella, Guillaume Hoarau, francés originario de la Isla de la Reunión, se coronó como máximo goleador de la liga con 24 dianas. Su cancha, el Stade de Suisse, con capacidad cercana a las 33 mil plazas, alcanzó el promedio más alto de asistencia durante la temporada, con una media de 27.751 espectadores. Lo que representó un considerable aumento del 17 % con respecto a la temporada anterior.
Todos contra el racismo y la violencia
Young Boys alcanzó también el récord de la multiculturalidad de su plantel, con casi una decena de rostros negros o mestizos en su elenco titular de 23 jugadores. El domingo de la coronación, ocho de los 14 que compitieron – 11 titulares y tres suplentes que ingresaron durante el partido- , fueron de tez oscura. Entre ellos varios de nacionalidad suiza, uno francés, y el resto, originario de diferentes países del África subsahariana, verdaderas estrellas en el fútbol helvético.
La sintonía entre el público y los jugadores de color no es una casualidad. Un intenso -y largo- trabajo de años ha puesto en el centro del club capitalino el Gemeinsam gegen Rassismus (Juntos contra el racismo) (https://www.halbzeit.ch/
Todo nació hacia 1996, cuando un grupo de hinchas decidieron oponerse a la presencia creciente de grupos racistas y neonazis en las tribunas del histórico y viejo Estadio de Wankdorf, que abucheaban incluso a jugadores extranjeros de los equipos visitantes.
Casi 25 años más tarde, el trabajo constante, pedagógico, informativo y de concientización se ha arraigado y produjo frutos. Antes de cada partido, se proyecta en las pantallas detrás de los arcos, la consigna contra el racismo y contra todo tipo de violencia y discriminación, puesta en la boca de los jugadores de YB. Una forma de recordar un principio que hace parte, ya, de la filosofía misma de Young Boys. Definición deportiva significativa en tiempos en que las expresiones ultranacionalistas y anti extrajeras ganan adeptos en esta Europa desorientada ante la creciente xenofobia.
La familia en el estadio
Multiculturalidad en el campo, combate contra el racismo como política del club, fuerte presencia de la familia- como sujeto espectador- en la tribuna. Cada partido de local el Stade de Suisse se llena de grupos familiares tanto en las plateas más caras como en las tribunas populares. Incluyendo mujeres, madres, jóvenes, niños y hasta los más pequeñitos.
Ir a la cancha, en Berna, no significa arriesgar ni la seguridad ni la vida, sino por el contrario, gozar de un espectáculo popular, organizado, tranquilo, festivo, autocontrolado. Se ganó el campeonato 2019 y ni un solo espectador invadió el terreno luego del silbato final.
Propio de un público que sabe gozar con las victorias pero que lograr convivir, sin mayores frustraciones, con las derrotas, que habían sido constantes en las últimas tres décadas. Acorde con el perfil sociológico del «bernés», al que los otros connacionales lo definen como un ser tranquilo, sin excitaciones, de andar pausado, con una fuerte raíz *campesina* que sigue todavía presente aun en los actores más urbanos de la capital institucional del país.
Dos veces por año se organiza el Kids Day, el día los niños, con entradas muy económicas para los infantes de más de 6 años que arrastran a sus padres y abuelos. Existe también un Kids Club (https://www.bscyb.ch/kids-club
Y los niños y jóvenes son también pilares de las celebraciones. Como pasó en el 2018 – luego de 32 años de no ganar ninguna competición oficial. O como sucedió estos últimos días de mayo, en los cuales la ciudad casi entera, las familias completas, con sus jugadores multiculturales, celebraron el segundo título consecutivo. Esta vez, tan repleto de marcas históricas como de desbordante sabiduría social en el feliz festejo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.