Un joven holandés de 20 años declaró en Londres, durante el Foro Social Europeo del año pasado, que estaban ahí para combatir la economía neoliberal. Pero, añadió, «lo que más nos falta es una alternativa a lo que denunciamos y una estrategia para luchar». Y sí, en efecto, eso falta. El próximo Foro Social Mundial, […]
Un joven holandés de 20 años declaró en Londres, durante el Foro Social Europeo del año pasado, que estaban ahí para combatir la economía neoliberal. Pero, añadió, «lo que más nos falta es una alternativa a lo que denunciamos y una estrategia para luchar». Y sí, en efecto, eso falta.
El próximo Foro Social Mundial, en la última semana de este mes que apenas comienza, será de nuevo en Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, Brasil. Por quinta vez se discutirá lo mismo, pero se ha ideado una nueva metodología con el ánimo de evitar repeticiones. Una vez más se intenta identificar propuestas y formas de lucha para los diversos problemas que serán tratados en once grandes «espacios temáticos» que ya se han precisado. En el anterior FSM de Mumbay, quizá porque los indios (de la India) están menos contagiados de ideologías occidentales de moda, se insistió más que en Porto Alegre en la elaboración de propuestas alternativas a lo que se ha criticado desde hace varios años. Allá se hizo énfasis en la necesidad de una construcción teórica y política de objetivos distintos a los de la globalización neoliberal y no sólo paliativos para ésta. Hubo oposición, por supuesto, pues hay mucha gente que está convencida de que la precisión de objetivos, de estrategias y de formas organizadas para la acción terminaría con la pluralidad del movimiento y con su ampliación.
Mis amigos optimistas me han señalado repetidas veces que lo importante, por ahora, es lo que se ha estado haciendo: debatir mundialmente, en continentes específicos, en países y ciudades, sobre los problemas que nos ha planteado el capitalismo en su expresión actual. Con esto, se me dice, se va cobrando conciencia de que los efectos de la globalización neoliberal nos afecta incluso a nivel de barrio y hasta como individuos, independientemente del tipo de actividad que realicemos (siempre y cuando no seamos beneficiados por esta forma de capitalismo). No dudo que esta necesaria toma de conciencia pueda llevarse a cabo de esta manera: saber que a otros, en países muy distintos o en ciudades con grandes diferencias de desarrollo, les ocurre lo mismo y se les niegan las mismas posibilidades de realización humana, puede consolidar una conciencia de pertenencia social (conciencia de sí y para sí, diría el olvidado Hegel), importantísima para la acción. (Estoy descartando, obviamente, el dicho popular que dice «mal de muchos consuelo de tontos», que es otra interpretación diferente a la de Hegel.)
Hasta aquí no parece haber problema, casi estoy convencido. Donde sí veo el problema (o puede haberlo) es cuando se trate de establecer qué tipo de acción y para lograr qué objetivos. En los cuatro anteriores Foros mundiales no se ha llegado a esta precisión. Para la quinta edición del FSM se han preparado temas de debate que, en su mayoría, son por sí mismos esbozos de propuestas. Menciono algunos a título de ejemplo: la afirmación y la defensa de los bienes comunes de los pueblos como alternativa a la mercantilización y al control de las trasnacionales; defensa de las diversidades y de las identidades con base en criterios de pluralidad; derechos humanos y defensa de la dignidad de las personas y de los grupos sociales en una lógica de justicia e igualitarismo; soberanía económica ejercida por el pueblo para el pueblo; desmilitarización, paz mundial y no pago de la deuda.
Se han ideado tres ejes llamados transversales, a saber: emancipación social y dimensión política de las luchas, lucha contra el capitalismo patriarcal (¿?) y lucha contra el racismo. De estos tres ejes el más provocador es el primero, pues de inmediato surge la duda: ¿qué se quiere decir con emancipación social?, ¿cómo luchar por ella?, ¿qué se quiere decir con la dimensión política de las luchas? Y menciono uno de los puntos más controvertidos de las anteriores ediciones del FSM, porque los demás son más fáciles de aceptar, lo que no quiere decir que sean fáciles de lograr.
Si en la próxima reunión de Porto Alegre se aceptan los temas enunciados más otros que omití, habrá un importante avance. Faltará, de todos modos, la propuesta de cómo lograr los objetivos implícitos en cada tema, y esto no es asunto pequeño. Pondré sólo un ejemplo: ¿cómo conquistar la soberanía económica ejercida por el pueblo y para el pueblo? Unos dirán que sin tomar el poder, otros que habrá que tomar el poder, unos propondrán el modelo zapatista o el de Holloway, otros el de Cuba o el actual de Venezuela con Chávez, para sólo plantearlo en términos opuestos. Otros más, que suelen molestarse cuando los menciono, propondrán romper los emblemas del capitalismo neoliberal y trasnacional. Pero estas opciones tendrán que ser definidas en algún momento. Sólo esperemos que no sea en la edición 47 del FSM, si para entonces todavía asiste alguien.