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¿Y si los revolucionarios llegaran al poder en Rusia?

Pasado mañana

Fuentes: Forum.msk.ru

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín

Les invito a fantasear un poco. Imaginémonos un escenario optimista de un futuro cercano. Pongamos, que los partidarios de la revolución (roja, no naranja), consiguen por fin aunar sus fuerzas, desarrollar un programa de acción razonable, y llegar al poder, toda vez que la situación haya definitivamente madurado. Digamos que todo esto ocurre mañana. ¿Qué ocurrirá pasado mañana? ¿Qué se encontrarán los nuevos gobernantes de Rusia?

¡El país es nuestro! Dudoso honor verse al frente de un país, que ha sido prácticamente destruido. No es secreto para nadie, que el relativamente alto (en comparación con los 90) nivel de vida de la población, se mantiene principalmente a costa de la importación. Sin embargo, si el nuevo gobierno pone fin a la «economía de la tubería» (1) (y si no es así ¿para qué queremos un nuevo poder?), las importaciones si no se paralizan por completo, quedarán reducidas a niveles microscópicos. ¿Qué pasará entonces? ¿Qué vamos a comer?

Sería interesante conocer si alguien ha hecho cuentas: ¿Cuántas bocas podría alimentar la agricultura rusa en su estado actual? Si se ha realizado alguna investigación similar no he tenido la ocasión de conocer los resultados. Pero pienso que si llegasen a mis manos, el tono general de este artículo sería todavía más pesimista. De momento no tocaremos la industria pesada, para no acabar de desanimarnos. En lo que hace referencia a la industria ligera…Para conocer en que estado se encuentra no creo que haga falta enfrascarse en el estudio de anuarios estadísticos. Suficiente con que nos demos una vuelta por cualquier tienda de ultramarinos y nos fijemos en el origen de la mayoría de los productos que consumimos. Pues no, no son de producción rusa…

La industria alimentaria todavía existe, pero la materia prima que utiliza, es en su mayor parte traída de fuera. Imaginen que todo eso desaparece. No se olviden del pañuelo para secarse el sudor frío. Por cierto, si hay alguien a quién desagrade la palabra «revolución,» la podemos quitar sin que varíe un ápice el sentido de mi suposición. Todo lo que he enumerado es lo que cabe esperar por mucho que la izquierda llegue al poder de manera absolutamente legal.

Claro que es de suponer que después todo se acabe solucionando, confiando en que los que pongan manos a la obra sean personas, a los que preocupe algo más que su enriquecimiento personal. ¿Cuándo llegará ese «después»? ¿Viviremos para verlo? Los jóvenes y sanos imagino que lo verán. En cuanto al resto…yo no pondría la mano en el fuego.

Si lo pensamos, los actuales gobernantes de Rusia, no deberían aferrase demasiado al poder, en un país así…

Además la revolución les haría aparecer en Occidente como emigrantes políticos y no como ladrones fugados. Especialistas burgueses y todo, no le van a faltar preocupaciones al nuevo gobierno.

Está claro que habrá que resolver todos estos problemas, pero ¿quién lo va a hacer?

Es evidente que el aparato estatal actual no puede cumplir este cometido.

La pirámide funcionarial en la Rusia actual ha sido construida con otros fines, que poco tienen que ver con la reconstrucción del país.

El ejército y la policía, aunque soviéticos en su origen, han acabado por corromperse completamente durante estos años. Así que todas las estructuras estatales deberían ser reconstruidas, partiendo de cero. No valen reparaciones. ¿Quién las va a construir?

Si para la policía y el ejercito aún se podrían encontrar cuadros (aunque requerirá de no poco tiempo y grandes esfuerzos), ¿De dónde vamos a sacar los funcionarios necesarios? Vale que entre las filas de la oposición hay gente valida con experiencia, pero apenas bastarían para completar las vacantes en el aparato central del estado (y aún así habría que verlo). Pero ¿y qué pasa en el resto de administraciones regionales, locales…?

Este problema fue tocado de un modo pintoresco por Anatoli Baranov (2) en su artículo «Entre abuelas y abuelos». Ciertamente los nuevos gobernantes no tendrán la oportunidad de coger experiencia sobre la marcha. Una vez en el poder, hay que gobernar el país, no aprender a gobernarlo.» «En los albores del Poder Soviético, los bolcheviques contaron con los especialistas del antiguo régimen; era algo justificado. Pero los nuevos bolcheviques simplemente no disponen de esa reserva de profesionales de los que echar mano. No vamos a encomendar a Chubais que desarrolle un nuevo plan GOELRO» (3)-escribe Baranov.

Es una opinión discutible. Lógicamente no necesitamos a Chubais(4), pero creo que se puede encontrar en Rusia gente capaz, si buscamos bien en los órganos locales de poder. Si, ya se que los funcionarios municipales también están lejos del ideal requerido, y su experiencia de poco serviría en las nuevas condiciones. Pero, en primer lugar, esta gente ya ha tenido un presupuesto que manejar (que manejar de verdad, no simplemente dilapidar), y en segundo lugar, la podredumbre les ha alcanzado en mucha menor medida que a los altos funcionarios centrales o regionales. Así que un poco de paciencia.

No vamos a analizar aquí los problemas en política exterior que tendría que enfrentar la futura Rusia socialista. Es un tema que merece un trabajo aparte.

El mayor peligro reside en esa misma paradoja. Mientras la economía nacional se levanta de las ruinas, inicialmente el nivel de vida de la población debe descender, aunque nos gustaría pensar, que esto se pudiese evitar.

Mientras, las declaraciones contra el nuevo gobierno serán algo habitual, como quedo demostrado en 1917. Conseguimos echar a los «nuevos rusos», han llegado «los rojos», pero la vida ha empeorado…Creo que las consecuencias son del todo predecibles. Podríamos acabar envueltos en un sangriento pantano de anarquía. ¿Podremos evitarlo? Creo que Nietzsche dijo algo así como: «Los que tienen un «para qué» podrán soportar casi cualquier «como»».

Deberemos saber explicar a la gente nuestros objetivos, hacer que el pueblo crea en ellos. Nos darán un margen de confianza, igual que en su momento aguantaron el racionamiento y demás lindezas del comunismo de guerra. Entre tanto, la vida terminará por mejorar. Pero la tarea más difícil consiste en hacer que el pueblo crea en algo. Seguramente nadie ha olvidado a Yeltsin y su «el primer año y medio será difícil». Y a pesar de todo, no tenemos otra alternativa a esta «ruleta rusa». O eso o la muerte. No hay otras variantes.

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Notas de la traducción.

1. En referencia probablemente a que la economía rusa debe su «bonanza» únicamente a la exportación de combustibles fósiles (oleoductos, gaseoductos).

2. En la actualidad, redactor jefe de la pagina web oficial del PCFR.

3. El primer plan estatal, general y de perspectiva de la U.R.S.S. fue el plan leninista de electrificación de Rusia, el plan GOELRO.

4. Uno de los personajes más influyentes en Rusia. Padre de las privatizaciones, comenzó como ministro de Yeltsin. Actualmente es uno de los principales oligarcas y ejerce de presidente de la principal compañía electrica del país.