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Un mundo imperfecto

Fuentes: Centro de Colaboraciones Solidarias

Una veintena de conflictos armados, más tensiones de alto riesgo, aumento del gasto en armamento y defensa, vulneraciones graves de los derechos humanos y falta de compromiso político es lo que nos dejó el año 2005 según el Informe Alerta 2006 realizado por la Escuela de Cultura de Paz (ECP) y Médicos Sin Fronteras (MSF). […]

Una veintena de conflictos armados, más tensiones de alto riesgo, aumento del gasto en armamento y defensa, vulneraciones graves de los derechos humanos y falta de compromiso político es lo que nos dejó el año 2005 según el Informe Alerta 2006 realizado por la Escuela de Cultura de Paz (ECP) y Médicos Sin Fronteras (MSF).

En 2005, eran 22 las guerras abiertas en el mundo. Diez menos que en 1990 y cuatro menos que en el año 2004. El continente asiático ha mejorado ligeramente y muchos de sus conflictos armados se encuentran estancados o en procesos abiertos de paz. Sin embargo, es África donde, en número absolutos, han finalizado más guerras: Sudán, Liberia, Nigeria… Pero el informe advierte que no podemos descuidarnos ya que el número de situaciones de tensión aumentó y se ha dejado notar en 56 escenarios a escala mundial. África es, también, el continente con más contextos de tensión con situaciones de especial violencia.

Tampoco los procesos de paz parecen sufrir grandes cambios. A pesar de que en dos de cada tres conflictos armados existen negociaciones, la realidad es que la violencia continúa. En 2005, según Alerta 2006, había 30 procesos de negociación en marcha y cerca del 70% se puede decir que iban mal o con muchas dificultades. Los principales motivos de crisis en este tipo de procesos suele venir por el rechazo o desacuerdo en las personas o instituciones que median, las disidencias internas de los grupos en conflicto, las dificultades a la hora de participar en procesos electorales, los retrasos en la desmovilización o las violaciones del alto el fuego. No obstante, la mayoría de los conflictos armados han conseguido resolverse por medio de procesos de paz y no por una victoria militar.

El informe pone de manifiesto que tras los tentados terroristas de Nueva York, Madrid y Londres, la lucha antiterrorista global y la gestión de las listas de grupos terroristas de la UE y la Administración Bush están obstaculizando las negociaciones de paz. Además, esta lucha contra el «Eje del Mal» ha provocado que el gasto militar mundial supere el billón de dólares y se sitúe en los mismos niveles de la Guerra Fría. Así, lejos de controlarse el comercio de armas, la tendencia es la contraria. Basta recordar que los países con procesos de paz han comprado armas pesadas por un valor de 18.000 millones de dólares en los últimos cinco años, lo que supone el 21% de todo el comercio mundial de armas en este periodo. Este «esperpéntico» gasto en armas tiene su envés en las ayudas al desarrollo y la erradicación de la pobreza. Así, las desigualdades tanto internas como a nivel global siguen aumentando, cuando el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) está al alcance de nuestra mano ya que contamos con recursos, conocimientos y tecnología suficiente. Como siempre, falta la voluntad política.

Los Derechos Humanos tampoco están en sus mejores épocas. Acciones adoptadas por determinados gobiernos occidentales, como la tortura o la detención secreta, son una grave amenaza al sistema de derechos humanos construido hace 60 años por Naciones Unidas, explica el informe. La comunidad internacional se enfrenta a una grave crisis si los países con mayor capacidad de acción exterior, como Estados Unidos o la Unión Europea, no cumplen sus compromisos adquiridos en 1948 con la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Flaco favor y mal ejemplo estarían dando estas dos grandes potencias que se alzan como adalides de la libertad, la justicia y la solidaridad. Así, una vez más, en 2005, el debate sobre la protección y garantía de los derechos humanos volvió a abrirse.

Darfur, el tsunami, el Katrina… crisis humanas que, según el informe, tampoco han recibido la atención suficiente. Rafael Vilasanjuán, director general de MSF, se lamenta de que la respuesta de ayuda no supere los primeros días del desastre o cuando la desolación deja de ser noticia. «Las crisis no terminan cuando acaban las hostilidades, la vulnerabilidad en la población civil continúa».

La comunidad internacional sigue sin mostrar un verdadero compromiso con la construcción de la paz y la resolución de las crisis humanas. Y somos nosotros, la sociedad civil comprometida, quienes tenemos que exigir a los gobiernos y sociedades un compromiso con una agenda común para avanzar en la paz, la justicia y la solidaridad entre los pueblos.