Activistas, académicos y políticos de todas las regiones del mundo comprometidos con la paz se reunirán en Quito y Manta, Ecuador, del 5 al 9 de marzo, en el marco de la Conferencia Internacional por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras.Un 95 por ciento de las bases militares que existen en el mundo son […]
Activistas, académicos y políticos de todas las regiones del mundo comprometidos con la paz se reunirán en Quito y Manta, Ecuador, del 5 al 9 de marzo, en el marco de la Conferencia Internacional por la Abolición de las Bases Militares Extranjeras.
Un 95 por ciento de las bases militares que existen en el mundo son de Estados Unidos y el restante 5 por ciento pertenece a Francia, Reino Unido, India y otros países. Aunque el enfoque principal de este evento internacional estará centrado en la presencia militar del imperio estadounidense, el objetivo de la Conferencia es más general y amplio y analizará «el rol de las bases militares extranjeras y otras formas de presencia militar extranjera dentro de las estrategias de dominación mundial y sus impactos sobre la población y el medio ambiente».
Otro objetivo de la Conferencia, es formalizar y fortalecer la red mundial no bases integrada por 300 organizaciones civiles de todo el mundo que nació en el seno del Foro Social Mundial. «Esta es la primera vez que la red articulada a nivel electrónico se reúne físicamente para establecer planes concretos de aquí al 2010 y al 2015 sobre cómo potenciar las luchas contra las bases a nivel local y a nivel global», señala Anabel Estrella, coordinadora de la Conferencia. En un mundo globalizado, es «necesario debatir cómo una red global puede fortalecer a una red local y viceversa y cómo se puede dar la articulación de las luchas y las resistencias», agrega Estrella.
La tarea de esta red de activistas es gigantesca si se toma en cuenta que está desafiando con protestas pacíficas la política guerrerista de Estados Unidos, ese gorila de mil libras, como lo suele llamar el intelectual Noam Chomsky. En este desafío están empeñadas millones de personas de todo el mundo que han llevado a cabo multitudinarias marchas y movilizaciones contra la guerra en Irak en los últimos cinco años.
Algunos de los representantes de este movimiento anti-guerra estarán presentes en Quito y Manta, entre ellos, la activista estadounidense Cindy Sheehan, madre del soldado Casey Sheeham que perdió la vida en la guerra de Irak; el académico filipino Walden Bello; la investigadora mexicana Ana Esther Ceceña; la novelista y activista política africana Lindsey Collen; el activista australiano por la paz Hannah Middleton; la profesora de Puerto Rico Deborah Santana; el griego europarlamentario Athansios Pafilis, de la Izquierda Unida Europea.
Imperio global
Durante la conferencia se podrá vislumbrar el alcance, la complejidad, los objetivos y los impactos de esa telaraña mundial de carácter militar que ha establecido en los últimos cincuenta años Estados Unidos, la potencia que con su poderío económico y militar tiene las pretensiones de conformar un imperio mundial por primera vez en la historia de la humanidad. Algunos de los datos adelantados por los activistas de la Red No bases permiten vislumbrar la dimensión de la maquinaria de guerra estadounidense. Elsie Monge, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Ecuador, dice que en el 2005 existían 735 bases militares de Estados Unidos repartidas en los cinco continentes. Estas tienen un valor aproximado de 127.000 millones de dólares. El total del personal militar estadounidense, incluyendo las bases de Estados Unidos, es de 1’840.062, apoyado por 473.306 empleados civiles del Departamento de Defensa y 230.328 empleados locales. El Pentágono es uno de los mayores terratenientes del mundo pues sus bases ocupan 12 millones 726 mil 668 hectáreas. (1)
Pero estas 735 bases que reconoce oficialmente el Pentágono no incluyen los llamados acuerdos de acceso y cooperación (denominados Puestos Avanzados de Operaciones o Centros de Seguridad Cooperativa) firmados con gobiernos serviles que ha permitido extender la presencia militar estadounidense a más de 1000 puntos en todo el planeta. Esa presencia no consiste solamente en soldados armados, sino que se disfraza con misiones de ayuda humanitaria, misiones médicas, misiones de construcción de escuelas, etc. que buscan ganarse a la población civil, como ahora mismo está sucediendo en Guatemala y otros países.
En América Latina, hasta 1999, Estados Unidos tenía la base de Howard en Panamá, pero con los acuerdos Torrijos Carter ésta y otras se cerraron, sostiene Helga Serrano, integrante de la Coalición No Bases del Ecuador y de la Asociación Cristina de Jóvenes-YMCA. «Entonces, Estados Unidos buscó otros países para asentar sus bases o sus militares estableciendo cuatro bases: Compalapa en El Salvador, Reina Beatriz en Aruba, Hato Rey en Curazao y Manta en Ecuador. En estos cuatro casos se firmaron acuerdos similares, llamados de cooperación para el uso de instalaciones militares y se destinaron recursos del Plan Colombia para los mismas», agrega. A esto hay que añadir la base de Guantánamo en Cuba, un enclave que mantiene Estados Unidos desde comienzos del siglo XX y que ahora es utilizado como campo de detención y de tortura de prisioneros denominados «enemigos no combatientes». En Puerto Rico, tras una fuerte resistencia de la población local, se cerró Vieques pero aún se mantienen otras en su territorio. En Honduras, está la base de Soto Cano/Palmerolas. En Perú, Colombia y otros países, Estados Unidos ha instalado 17 radares.
En América Latina «hay dos áreas muy importantes para Estados Unidos: la región andina que tiene que ver con la situación de Colombia y la presencia de la guerrilla, y en el sur, la Triple Frontera, en donde están las economías más fuertes de América del Sur y la mayores reservas de agua dulce. Por ello, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en Paraguay, donde pretende instalar una nueva base», agrega Serrano.
El fin de las bases y de los llamados acuerdos de cooperación militar es proteger los intereses de Estados Unidos y sobre todo las inversiones de sus transnacionales. Pero también Estados Unidos busca no solo acceder sino controlar la biodiversidad y el petróleo, siendo que Colombia y Venezuela están entre sus mayores proveedores.
Mujeres contra las bases
El 5, 6 y 7 de marzo, la Conferencia no bases se desarrollará en Quito, pero para el 8 de marzo está previsto la realización de una Caravana de mujeres por la paz contra las bases militares, que partirá de Quito con dirección a Manta, ciudad de 200.000 habitantes situada a orillas del Océano Pacífico, con paradas en las ciudades de Santo Domingo, Chone, Portoviejo y Montecristi, donde se realizarán actos simbólicos. El viernes 9, habrá un encuentro con los movimientos sociales locales y una gran marcha hacia la base militar.
La presencia militar de Estados Unidos en Manta se remonta a 1999 cuando los gobiernos de Ecuador y Estados Unidos firmaron un acuerdo con una duración de 10 años para operaciones de monitoreo y control del tráfico aéreo de drogas. Posteriormente, este objetivo fue cambiando y Estados Unidos ha utilizado la base y el Puerto de Manta para el control migratorio y para proveer de inteligencia en tiempo real a las fuerzas militares colombianas para el combate a la guerrilla. (2)
Según las propias informaciones oficiales de Estados Unidos, unos 8.000 migrantes que han partido desde las provincias de la Costa ecuatoriana con rumbo a Centroamérica y Estados Unidos han sido detenidos por los guardacostas estadounidenses. Pese a que el convenio de la base de Manta establece que la interdicción solo será realizada por la Armada del Ecuador, los buques de Estados Unidos han hecho 45 abordajes ilegales de barcos que llevaban a migrantes o estaban en faenas de pesca. Entre el 2001 y junio del 2005 se ha causado destrozos o se ha hundido a 8 embarcaciones. (3)
«Hay una denuncia no resuelta de la desaparición de 18 pescadores del barco Jorge IV en junio de 2002 que, según los familiares, habría sido abordada por una fragata de Estados Unidos», señaló Lina Cahuasquí del Comité Andino de Servicios. Otro barco, el Daiquirí Mariu, fue destruido en busca de drogas pero no se encontró nada. Por este caso se está siguiendo un juicio en una Corte de la Florida contra el Comando Sur del ejército estadounidense.
«En el año 2000, la población mayoritariamente estaba a favor de la base de Manta porque llegó con la idea de vender progreso, seguridad, sin embargo, en el 2007 la percepción de la gente ha cambiado sustancialmente por los impactos económicos, sociales y culturales», agrega Cahuasquí. Los campesinos fueron desalojados, el puerto militarizado y los pescadores no pueden realizar sus faenas, el trabajo no llegó, el costo de la vivienda y de la vida se han disparado. Lo que si han proliferado son la prostitución infantil, la drogadicción y los negocios nocturnos.
En el 2009 vence el convenio de la base de Manta. El Presidente Rafael Correa, quien ha sido invitado para la inauguración de la Conferencia, ha señalado que no se renovará el mismo como lo desea Estados Unidos. La Coalición No Bases del Ecuador, integrada por unas 18 organizaciones, continuará vigilante para espera que esto se cumpla, pero también aspira a que la próxima Asamblea Nacional Constituyente que elaborará una nueva Constitución incluya un artículo que declare al Ecuador país de paz y prohíba la instalación de tropas extranjeras en el territorio nacional.
Notas
(1) 737 U.S. Military Bases = Global Empire, by Chalmers Johnson http://www.alternet.org/story/47998
(2) Militares de EE.UU. en Manta: Esperando que se vayan, Eduardo Tamayo G. http://alainet.org/active/15986〈=es
(3) Derechos del Pueblos, CEDHU, # 157, p. 5, Quito, febrero 2007 Eduardo Tamayo