Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La afirmación de Irán de la semana pasada del arresto de 12 espías que trabajaban para la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA) representa potencialmente un golpe importante para los esfuerzos estadounidenses de recolección de inteligencia en Irán y para los servicios de inteligencia de EE.UU. en general. Los arrestos tuvieron lugar después de la detención a fines de mayo de 30 presuntos espías de la CIA e indican una continua mejora de las capacidades de contrainteligencia de Irán.
El reciente éxito es reforzado por el descubrimiento de una red de espionaje de la CIA en el Líbano que operaba dentro de la organización de Hizbulá. Esos informes han sido confirmados a regañadientes por actuales y antiguos funcionarios del espionaje estadounidense, lo que sugiere una importante derrota de los servicios de inteligencia de EE.UU., si no un desastre hecho y derecho.
Recientes éxitos de la contrainteligencia de Hizbulá contra Israel y EE.UU. (en junio Hizbulá arrestó a dos espías de la CIA que operaban dentro de la organización) se deben por lo menos en parte a un aumento de la ayuda de Irán en la contrainteligencia.
Fuentes de Asia Times Online confirman que el Ministerio de Inteligencia y Seguridad (MOIS) de Irán ha estado más dispuesto en los últimos años a transferir know-how y técnicas confidenciales de contraespionaje a Hizbulá y a los servicios de inteligencia oficiales libaneses.
Respecto al arresto de 12 presuntos espías de la CIA por Irán se imponen, aparte de la clara señal de un aumento de las operaciones de espionaje estadounidenses, dos eminentes observaciones. Primero, la CIA opera a un nivel inferior de control de calidad en el reclutamiento y manipulación de agentes. Segundo, hay señales de que el MOIS se orienta firmemente en la dirección de convertir Irán en un espacio prohibitivo para servicios hostiles de inteligencia extranjeros.
Información de una amplia gama de medios iraníes -confirmados por fuentes de ATol en
Teherán- sugiere una actitud de ataque indiscriminado por la CIA ya que la agencia apunta virtualmente a cualquier ciudadano iraní que a su juicio puede tener el potencial de suministrar información que se ajuste al conjunto de objetivos de la CIA.
Aunque hubo informes en los medios de que algunos «administradores» del gobierno se encontraban entre los presuntos espías de la CIA arrestados en mayo, esta vez el ministro de Inteligencia de Irán, Heydar Moslehi, dijo el domingo a periodistas locales que entre los 12 presuntos espías no había funcionarios del gobierno.
Hablando al margen de la reunión semanal del gabinete, Moslehi dio claras indicaciones de que la mayoría, si no todos, los últimos presuntos espías arrestados eran jóvenes científicos iraníes o estudiantes que frecuentemente viajaban al extranjero como parte de sus estudios o un trabajo científico oficial.
Información recabada de una amplia fama de medios iraníes durante los últimos seis meses -y confirmada por fuentes de Atol en Teherán- parece indicar que aparte de objetivos de alto valor como el programa nuclear y el establishment de la defensa del país, el conjunto de objetivos de la CIA incluye el sector bancario y financiero de Irán, sus redes de logística y transporte (en particular el transporte aéreo), la planificación urbana, el sector petrolero y del gas, y la industria de software, especialmente compañías privadas que diseñan y operan software especializado para el gobierno iraní.
De un modo más específico, la CIA parece estar concentrada en cómo Irán evita sanciones internacionales y unilaterales estadounidenses y europeas; cómo y en qué medida Irán utiliza el sistema financiero internacional para hacer progresar sus proyectos críticos así como sus negocios de todos los días; las vulnerabilidades de la red de transporte y logística; el nivel de preparación de las organizaciones iraníes de emergencia y de ayuda humanitaria; y en general la resistencia de la infraestructura crítica iraní frente a un desastre importante o un período prolongado de tensión nacional, como en el caso de un conflicto militar.
Para lograr sus objetivos, el Servicio Clandestino Nacional (NCS) de la CIA ha establecido un equipo especializado de agentes y analistas que operan primordialmente desde países fronterizos con Irán, pero también desde una cierta distancia, particularmente en países con cantidades considerables de estudiantes iraníes, como ser Malasia.
Esta red especializada está excepcionalmente bien capacitada; por ejemplo todos los agentes y analistas poseen un conocimiento magistral del lenguaje persa y muestran altos niveles de competencia intercultural.
Las primeras indicaciones parecen sugerir que la CIA comenzó a desarrollar esa red especializada en 2003, y que la mayor parte de los elementos estuvieron establecidos a mediados de 2008. Esto hace que el reciente éxito de contrainteligencia del MOIS sea un logro éxito aún más sobresaliente, ya que la contrainteligencia iraní podría haber arruinado casi desde el comienzo una vasta inversión de la CIA.
Durante sus investigaciones y trabajo especializado de contraespionaje, el MOIS afirma que ha identificado a 42 agentes del NCS de la CIA que operan en varios países y recolectado información detallada sobre el alcance y la naturaleza de sus actividades.
El equipo especializado del NCS parece estar empotrado dentro de numerosas organizaciones oficiales y extraoficiales estadounidenses, incluidas embajadas, corporaciones multinacionales, organizaciones comerciales de mediano tamaño, consultorías de reclutamiento de personal, servicios de inmigración y de actividad legal más amplia, instituciones académicas y casi académicas y reputadas (es decir antiguas) así como nuevos think-tanks.
Si se ha de creer a medios iraníes en línea el enfoque hacia científicos y estudiantes iraníes puede haber sido la razón del fracaso de este equipo especializado. Se ha sugerido que las 30 redes personales desenmascaradas antes durante este año (y anunciadas a fines de mayo) fueron puestas en conocimiento del MOIS por estudiantes iraníes patriotas quienes habían sido contactados en Malasia por una institución casi académica (que ofreció becas y estipendios como un medio de atraparlos).
El MOIS pasó entonces a investigar a la institución basada en Malasia y pudo establecer un claro vínculo con la CIA, lo que por su parte amplió el alcance de la investigación y eventualmente atrapó a 30 presuntos espías.
Se ha informado que un 75% de los presuntos espías detenidos este año tenía cualificaciones de educación superior. A un cierto nivel, sugiere una innovadora actitud de la CIA para atrapar y reclutar a talentosos científicos y estudiantes iraníes a fin de recolectar información sobre el objetivo fijado en un marco de tiempo breve a mediano.
Sin embargo, la relativa ausencia de funcionarios gubernamentales -o en los hechos de cualquiera con acceso a información clasificada o confidencial- indica un grado de desesperación de la CIA y la aceptación por la agencia de que tiene que arreglárselas con reclutas de inferior calidad y dirigirlos durante un período más breve, en vista de la falta de acceso fácil de los agentes a materiales clasificados y la expectativa de que el MOIS los alcanzaría tarde o temprano.
También es una indicación de que las organizaciones iraníes más susceptibles (o por lo menos los niveles más altos de esas organizaciones) incluidos el Cuerpo de Guardias Islámicos Revolucionarios y el establishment de la defensa en general, están libres de espías estadounidenses o por lo menos más seguros que antes ante esfuerzos determinados del espionaje estadounidense.
Además, se puede argumentar que mientras la CIA amplía e intensifica sus esfuerzos de reclutamiento de agentes corre el riesgo a largo plazo de hacer que sea cada vez más difícil operar dentro de Irán, en vista de la probada habilidad del MOIS en la penetración de las redes de inteligencia estadounidenses y en el aprendizaje de los secretos cruciales al centro de esas conspiraciones en una etapa relativamente temprana.
Resumiendo, parece haber una disparidad entre la escalada del espionaje de la CIA y la creciente resistencia del contraespionaje del MOIS, en la cual este último mejora regularmente su ventaja.
Pero a pesar de claras mejoras en las habilidades del contraespionaje y de medidas de protección, Irán sigue estando lejos de que la operación dentro del país sea prohibitivamente costosa para las agencias occidentales. Por cierto, todos los principales servicios de inteligencia europeos occidentales, norteamericanos e israelíes están activos dentro de Irán o trabajan estrechamente con algunos elementos de la diáspora iraní.
A pesar de todo, existen señales evidentes de que en la guerra de inteligencia propiamente tal (contrariamente al sabotaje) Irán comienza a hacer cambiar las cosas.
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Mahan Abedin es analista de política de Medio Oriente.
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