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Paraguay

Golpe de Estado e instauración de un proyecto entreguista y antipopular

Fuentes: Rebelión

El 22 de junio del 2012 en Paraguay se perpetró un golpe de Estado impulsado por la oligarquía y el imperialismo a través de sus representantes en el Congreso Nacional, los medios masivos de comunicación, la cúpula de la iglesia, el ejército y la embajada norteamericana. El golpe que tumbó al gobierno constitucional de Fernando […]

El 22 de junio del 2012 en Paraguay se perpetró un golpe de Estado impulsado por la oligarquía y el imperialismo a través de sus representantes en el Congreso Nacional, los medios masivos de comunicación, la cúpula de la iglesia, el ejército y la embajada norteamericana.

El golpe que tumbó al gobierno constitucional de Fernando Lugo, instalando un gobierno de facto encabezado por el ex vicepresidente, Federico Franco, no fue más que una acción defensiva de la clase dominante, frente al ascenso de la lucha y movilización popular en el país.

En ella se aliaron los partidos políticos de la oligarquía y la burguesía -la Asociación Nacional Republicana, el Partido Liberal Radical Auténtico, el Partido Unión Nacional de Ciudadanos Éticos, el Partido Patria Querida y el Partido Democrático Progresista-, con el objetivo de frenar el proceso de ascenso de la lucha del movimiento popular en el país y cortar el proceso de integración regional, de manera a buscar asegurar la dependencia y subordinación del Paraguay a las potencias imperialistas -principalmente norteamericana- y sub imperialista -brasilera- como proveedora de tierra, energía, recursos naturales y mano de obra barata.

Frente al avance antiimperialista e independentista en el continente, el golpe forma parte de un plan continental del imperialismo norteamericano que busca debilitar a las fuerzas populares, en el marco de la desesperación de las clases dominantes por la crisis estructural en la cual se encuentran.

Este es un nuevo tipo de golpe de estado -«golpe suave»- que en vez de producirse por medio de las armas, ahora se realiza con una fachada legal y constitucional. El ejemplo más claro de esta ola golpista en el continente es Honduras, donde igual que en Paraguay, el parlamento tomó juramento a un presidente usurpador en el 2009. Los intentos de golpe en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina durante los últimos años son todos ejemplos palpables de esta avanzada.

El 21 de abril del 2013, con la farsa electoral de las elecciones generales, en Paraguay se consumó el golpe de Estado que se desarrolló en tres actos: la matanza de campesinos luchadores en Curuguaty, la destitución ilegal e ilegítima de un presidente democrático y, finalmente, la farsa eleccionaria.

Golpe de Estado en tres actos: matanza de Curuguaty, destitución del Presidente y farsa eleccionaria

Los sectores más reaccionarios del país, los representantes del capital brasileño y norteamericano, así como los grandes latifundistas y comerciantes, dieron el golpe de Estado buscando frenar el ascenso de las luchas populares. Con las grandes movilizaciones en torno a la recuperación de las tierras mal habidas, las ocupaciones de Ñacunday y de Marina Cue, entre otras, estos sectores sintieron que al gobierno de Lugo se le iba de las manos el control de las luchas populares, tuvieron miedo de que se produjera un levantamiento general, y por ello dieron un golpe de Estado.

La matanza de Curuguaty del 15 de junio del 2012 fue el escenario montado para dar el golpe. La oligarquía -a través de los poderes de la policía y fiscalía a su servicio- montó una masacre sobre la resistencia de campesinas y campesinos luchadores por la tierra quienes se encontraban ocupando las tierras de Marina Cue, tierras del Estado usurpadas por la empresa del político de la ANR Blas N. Riquelme en el distrito de Curuguaty, al norte del país.

A partir del ilegal intento de allanamiento de la policía nacional, se desató la masacre, dejado un saldo de 17 asesinados -6 policías y 11 campesinos, de los cuales se comprobó que 7 campesinos fueron ejecutados extrajudicialmente-, varios heridos, torturados, 12 presos políticos y más de 50 imputados buscados para ser encarcelados.

Tras la masacre, en una semana se montó el juicio político, violando todo debido proceso. Con esta forma de «golpe suave» utilizada en Paraguay a través de la alianza de los partidos latifundistas -con mayoría en el Parlamento Nacional- se destituyó así el viernes 22 de junio en menos de un día al presidente constitucional Fernando Lugo.

Las elecciones generales del 21 de abril de este año consumaron el golpe de Estado a través de la farsa eleccionaria, montando un maquillaje electoral que violó toda base democrática y de soberanía popular. La misma se dio en el marco de un gobierno de facto instalado a través del golpe de Estado, con el control del aparato electoral en manos de los partidos latifundistas y con una masiva compra y manipulación de votos, entre otros.

Así, la farsa eleccionaria impuso los intereses imperialistas y los de la clase dominante del Paraguay -terratenientes, comerciantes y representantes del capital extranjero-, dando como «ganador» al candidato del partido colorado (ANR), como parte del plan golpista orquestado con los demás partidos como cómplices -PLRA, PDP, Patria Querida y UNACE.

La lucha y resistencia de Curuguaty

Una vez cumplido el objetivo de la masacre montada en Curuguaty de tumbar el gobierno, para intentar cerrar el caso y dejar impune a los verdaderos responsables de la masacre, la fiscalía al servicio de la oligarquía acusó a 12 campesinos de ser los responsables de las muertes de los 6 policías muertos el 15 de junio, apresándolos sin tener sustento ni prueba alguna, llevando ya casi un año de injusto encarcelamiento.

La exigencia de libertad a las y los presos políticos de Curuguaty, la inmediata recuperación de las tierras públicas de Marina Cue, el esclarecimiento del caso y el castigo a los verdaderos criminales se volvió una causa nacional e internacional, uniendo a los diversos sectores sociales y políticos, tanto urbanos y como rurales, quienes desde el 15 de junio del 2012 vienen realizando movilizaciones y acciones bajo la consigna de «Qué pasó en Curuguaty?», hasta lograr el esclarecimiento, la justicia y libertad.

Las torturas y muertes de los 11 campesinos el 15 de junio no han sido investigadas, así como tampoco lo fue el asesinato de Vidal Vega, uno de los dirigentes y testigos claves del caso que fue asesinado por sicarios el 01 de diciembre del 2012. Asimismo, la titularidad de las tierras de Marina Cue no ha sido aclarada aún. Las movilizaciones continúan.

El proyecto entreguista y anti popular y la lucha del pueblo paraguayo

El candidato nombrado ganador en las elecciones, Horacio Cartes, no es más que el intento de lavado de cara de los partidos latifundistas para buscar vender una nueva imagen renovada y modernizada de la clase dominante en el país y la región.

El proyecto impulsado por Cartes y su gobierno representa la profundización de la entrega y el sometimiento del pueblo paraguayo al capital extranjero, por lo que no le será fácil gobernar, dado que el pueblo paraguayo está cada día más consciente y se va organizando para superar la situación de pobreza y opresión.

El gobierno de facto de Federico Franco generó el marco en el cual Cartes buscará profundizar este proyecto: avanzó en la entrega de los principales recursos naturales -energía, petróleo y minerales- al capital extranjero con acuerdos y concesiones, flexibilizó la legislación laboral, aplicó por primera vez la ley anti terrorista, liberó nuevas semillas transgénicas, se aisló de los procesos de integración regional latinoamericanistas y fortaleció su relación con el bloque imperialista -marcado por Estados Unidos y la Alianza del Pacífico-, despidió a más de 3.000 trabajadores/as públicos/as pertenecientes a organizaciones populares no vinculadas a los partidos latifundistas, censuró a los medios públicos alineándolos al gobierno de facto, re privatizó la salud pública, sentó las bases para las llamadas alianzas público-privadas y frenó la investigación independiente del caso Curuguaty, entre otros.

Asimismo, la oligarquía en el marco del gobierno de facto recrudeció la persecución y criminalización al movimiento popular, utilizando el mecanismo de asesinatos selectivos para buscar silenciar a dirigentes, con 20 asesinatos desde el inicio del golpe de Estado hasta la fecha: 11 campesinos y 6 policías en Curuguaty el 15 de junio; el dirigente Sixto Pérez, en proceso de organización de una cooperativa campesina para la explotación de diamantes en la región norte del país, asesinado por sicarios el 01 de setiembre del 2012; Vidal Vega, dirigente de la Comisión Sin Tierra y testigo clave de la Masacre de Curuguaty, asesinado por sicarios el 01 de diciembre; y Benjamín Lezcano, dirigente campesino luchador contra el monocultivo transgénico de soja en la zona, asesinado asimismo por sicarios el 19 de febrero del 2013.

Con la consumación del golpe de Estado tras las elecciones generales de abril, Cartes buscará fortalecer el proyecto de entrega del país al capital extranjero a través de la privatización de los servicios públicos -en formato de «alianza público privada»-, la instalación de nuevas maquilas que sobre explotan la fuerza de trabajo paraguaya, el acuerdo con la canadiense Río Tinto Alcán para la utilización de la energía paraguaya, las concesiones de explotaciones mineras a empresas extranjeras y el blanqueo de las tierras mal habidas usurpadas tanto por paraguayos como extranjeros -principalmente brasileros-, entre otros.

Lucha del pueblo por su emancipación: venceremos!

El golpe de Estado en el país no fue más que la reacción desesperada de la oligarquía ante el avance de la lucha del pueblo por su emancipación. La clase trabajadora en Paraguay día a día va sintiendo y dándose cuenta de la miseria en la cual la clase dominante la quiere mantener, sacrificando la vida de una gran mayoría para mantener los beneficios e intereses de una pequeña minoría.

Esta situación tiene su fecha de vencimiento, porque el pueblo organizado va avanzando, construyendo el camino de su liberación.

Las elecciones demostraron que este sistema de maquillaje representativo no funciona y que las propuestas políticas actuales no convencen al pueblo. Es así que más de 200 mil votos fueron nulos y blancos, y 1 millón de personas no asistieron siquiera a votar.

Asimismo, los resultados de las organizaciones de izquierda que vienen de las luchas sociales -principalmente sindicales, campesinas y estudiantiles- fueron cuantitativamente mayores que en otras épocas, demostrando que una gran parte del pueblo está dispuesta a apoyar proyectos más desafiantes, y que cada vez más paraguayos y paraguayas están conscientes de que se necesita un cambio importante: hacer una revolución agraria, recuperar la soberanía y desarrollo productivo nacional, y más.

En ese sentido, el periodo que se abre está marcado por una gran esperanza, ya que mientras más fuertes son los ataques de la oligarquía y el imperialismo, significa que con más fuerza el pueblo está avanzando en su liberación, en la construcción de un futuro libre, soberano y justo.

El desafío está en avanzar en el reagrupamiento y la unidad de todas las fuerzas populares y democráticas en torno a un proyecto político que plantee al pueblo las cosas en forma clara, que supere el oportunismo y el fatalismo, y que apunte realmente a la transformación profunda del Paraguay, desde la raíz.

Con la fuerza del pueblo, la victoria es segura. ¡Adelante!

Cecilia Vuyk. Movimiento 15 de junio – Paraguay

[email protected]

Artículo basado en el documento del Movimiento 15 de junio «Elecciones en Paraguay: Consumación del golpe de Estado e instauración de un proyecto entreguista y antipopular», de abril del 2013.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.