Los países de Unión Europa, no olvidemos que premiada con el Nobel de la Paz, no apoyaron el pasado 13 de junio en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, una resolución sobre la promoción del derecho a la paz patrocinada por dieciséis países miembros del Consejo. En total la propuesta fue […]
Los países de Unión Europa, no olvidemos que premiada con el Nobel de la Paz, no apoyaron el pasado 13 de junio en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, una resolución sobre la promoción del derecho a la paz patrocinada por dieciséis países miembros del Consejo.
En total la propuesta fue apoyada por treinta países, la mayoría del Tercer Mundo, mientras que las naciones europeas junto con Estados Unidos, Japón e India se abstuvieron (8) o votaron en contra (9). Entre los europeos que se abstuvieron estuvo Polonia e Italia, además de Suiza que no pertenece a la UE. España, junto con Alemania, República Checa y Austria votó No.
La resolución es una iniciativa de Cuba, posteriormente asumida por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que, en aras del mayor consenso posible, se limita a pedir que se colabore con el grupo de trabajo y un comité asesor ya existente para que, mediante consulta con los Estados miembros, la sociedad civil, el mundo académico y todos los demás actores relevantes, se prepare un proyecto de Declaración sobre el Derecho de los pueblos a la paz.
El citado Comité Asesor presentó el pasado año un proyecto de declaración que recoge la mayor parte de las sugerencias recibidas de expertos, gobiernos y sociedad civil. Este comité sugirió cambiar el término original «Derecho de los pueblos a la paz» por el abreviado «Derecho a la paz» , considerándolo más oportuno en cuanto permite incluir tanto la dimensión individual como la colectiva de ese derecho. En opinión de Micòl Savia, representante en el Consejo de Derechos Humanos de la Asociación Internacional de Juristas, «el proyecto supera la tendencia restrictiva a considerar la paz principalmente como un derecho colectivo y a relacionarla en forma exclusiva con temas como guerra y desarme. ‘El derecho a la paz es un derecho inherente a todos los seres humanos sin alguna distinción o discriminación’ (art. 1). Y la paz no es sólo ausencia de violencia: ‘toda persona tiene derecho a vivir sin temor y sin miseria’ y ‘vivir sin miseria implica el goce del derecho al desarrollo sostenible y de los derechos económicos, sociales y culturales’ (art. 2)».
Según Savia, «la Declaración se ocupa de varias cuestiones relacionadas con la paz y la seguridad internacionales (desarme, educación y capacitación para la paz, derecho a la objeción de conciencia al servicio militar, empresa militares y de seguridad privada, resistencia y oposición a la opresión, mantenimiento de la paz, etc.). Sin embargo, reconociendo que ‘la desigualdad, la exclusión y la pobreza generan violencia estructural, que es incompatible con la paz y deben ser eliminadas’, el texto incluye también estándares de paz positiva en áreas como desarrollo, medio ambiente, refugiados y migrantes, etc.».
Cuando en junio de 2012 el Comité Asesor presentó el borrador al Consejo de Derechos Humanos, la gran mayoría de los Estados y la sociedad civil reaccionaron con entusiasmo. La UE se limitó a tomar nota, reiterando su posición de no incluir el derecho a la paz en el derecho internacional.
El proyecto votado el pasado 13 de junio cuenta con el apoyo de numerosas organizaciones de la sociedad civil, encabezadas por la Fundación Paz sin fronteras que copresiden el cantante español Miguel Bosé y el colombiano Juanes. Bosé incluso asistió a un acto público organizado por los países Latinoamericanos en el Consejo. En conferencia de prensa en Ginebra afirmó no entender por qué hay naciones que se resisten a que la paz sea codificada como un derecho humano, cuando ésta es junto a la seguridad, las garantías fundamentales y el desarrollo, uno de los cuatro pilares del trabajo de Naciones Unidas.
En opinión de la Misión Permanente de Cuba en Ginebra, «en un mundo en que determinadas potencias promueven guerras e intervenciones en varias regiones, resulta imprescindible la codificación del derecho a la paz, cual constituye una condición fundamental para el disfrute de todos los derechos humanos, en particular el derecho a la vida. En virtud de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, toda persona tiene derecho a un orden en el que todos los derechos puedan ser plenamente realizables. La paz, sin lugar a dudas, es un componente esencial de ese orden».
Se espera que el grupo de trabajo, presidido por Costa Rica, concluya sus labores en 2014 para que el proyecto de declaración pueda ser aprobado en el Consejo de Derechos Humanos, y posteriormente por la Asamblea General de las Naciones Unidas.