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Reflexión sobre el Encuentro de Resistencias y Rebeldías: algunas partes del todo

¡Una pirámide en llamas!

Fuentes: Rebelión

Reflexión sobre el Encuentro de Resistencias y Rebeldías: Algunas Partes del Todo, 2 a 17 de agosto de 2025, Semillero Comandanta Ramona, Chiapas, México

Hace un año y medio, en el trigésimo aniversario del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional contra el olvido y, por consiguiente, contra el Estado mexicano, los zapatistas anunciaron que miles de hectáreas de tierras recuperadas durante la insurrección ya no les pertenecían a ellos ni a ninguna otra instancia, sea comunal u otra. A esas tierras las llamaron “tierras de nadie”.

Durante este año y medio, los zapatistas transformaron de manera práctica toda su estructura social, administrativa y civil. Del 2 al 17 de agosto de 2025, el EZLN fue anfitrión de un encuentro internacional. El tema de este encuentro fue compartir experiencias prácticas de colectivos, grupos y organizaciones de distintos países y regiones. Allí participaron diferentes grupos —en especial simpatizantes del zapatismo de todo el mundo y las bases de apoyo zapatistas— (800 personas externas a sus territorios y 2.748 bases de apoyo). Todos podían exponer sus actividades ante los demás participantes. En ningún caso se impusieron límites al tipo de presentación ni al contenido de las intervenciones: desde quienes invitaban a todos a unirse a Jesucristo hasta quienes criticaban duramente a los zapatistas por el consumo de carne.

El análisis de las experiencias prácticas de los grupos que habían firmado la declaración “Por la vida” es sin duda valioso y quizá necesario, pero en este escrito tenemos otro asunto en mente.

El 3 de agosto, l@s milician@s zapatistas, cada un@ portando una bandera palestina, mostraron plenamente su solidaridad con el pueblo de Palestina y, para que no quedara ninguna duda, en sus breves palabras el Subcomandante Insurgente Moisés exclamó: “¡Tod@s somos Palestina!”. Al día siguiente, en tres ocasiones distintas, los zapatistas representaron una obra teatral donde criticaban las desviaciones y debilidades de los integrantes de las Juntas de Buen Gobierno, culminando con la quema simbólica de la pirámide del poder, revelando así el inicio de una etapa desconocida en su historia.

En todos esos días, los zapatistas denunciaban que, pese a todos sus principios, habían sido testigos del crecimiento de la corrupción financiera, del abuso de poder (ya fuera ignorando la opinión de las comunidades o en la falta de rendición de cuentas) y del uso de recursos en beneficio de personas afines. Aunque estos casos no fueran mayoritarios, debían ser frenados.

Raúl Zibechi, escritor y periodista uruguayo, aborda la cuestión de la autocrítica zapatista:

«Sabemos que la autocrítica ha desaparecido de las filas de la izquierda mundial, incluso de quienes se autodenominan de izquierda radical […] Lo que más llamaba la atención de los asistentes era la puesta en escena de los errores de las Juntas de Buen Gobierno […] Esa autocrítica, hecha de forma pública, ante los grupos solidarios con los zapatistas, participantes mexicanos e internacionales, incluso en las redes sociales, fue algo inusual».1

Ahora bien, de la práctica de la autocrítica pública tenemos ejemplos también en ciertas organizaciones del Medio Oriente. Entonces, ¿qué fue lo que en este encuentro y en la audaz autocrítica de los zapatistas captó especialmente nuestra atención?

Las críticas zapatistas pueden analizarse en dos ejes:

  1. La estructura del poder, los Consejos y lo que los zapatistas llaman la pirámide.
  2. El esfuerzo por una distribución más justa de la riqueza y la prevención de la reproducción de una nueva clase acomodada.

Aclaremos que no escribimos este texto para dar lecciones a nuestr@s compañer@s zapatistas. Ell@s saben suficientemente bien cómo actuar en su propia geografía. Nuestro objetivo es comprender mejor lo que está ocurriendo y aprender de la práctica zapatista en este tiempo. En particular, la insistencia zapatista en que cada quien debe remitirse a su propia historia, nos obliga a mirar la nuestra, marcada entre otras cosas por la Revolución de Octubre. Incluso para comprender las decisiones actuales de los zapatistas, ello resulta prácticamente inevitable.

1- La estructura del poder, los Consejos y lo que los zapatistas llaman la pirámide

Hasta el 1 de enero de 2024 las comunidades zapatistas se organizaban de la siguiente manera:

  • El Consejo formado por l@s habitantes de cada pueblo.
  • Un conjunto de esos pueblos conformaba el Municipio Autónomo Rebelde Zapatista.
  • Un conjunto de municipios autónomos formaba una región, y esa región constituía la Junta de Buen Gobierno.
  • La estructura coordinadora de las 12 Juntas de Buen Gobierno se llamaba Interregional.

En esta estructura, l@s elegid@s de cada nivel debían impulsar, en relación con las bases, los proyectos y planes acordados; además, la iniciativa de proponer y debatir nuevos proyectos recaía en l@s responsables de los consejos.

La existencia de una estructura piramidal de abajo hacia arriba, que según la experiencia zapatista reproducía la lógica del poder, hacía posible que las personas incurrieran en corrupción económica y administrativa; y finalmente llevaba a la debilidad en la transmisión de los resultados de las propuestas y decisiones, a la ineficacia en el intercambio de experiencias y a la desigualdad en el nivel de conciencia. La creación de la nueva estructura busca impedir la reproducción de la pirámide del poder.

La nueva estructura civil zapatista puede parecerse, en apariencia, a la estructura de Consejos, pero tiene características propias:

  • En cada comunidad zapatista un Gobierno Autónomo Local (GAL) —es decir, el Consejo del pueblo— toma de manera independiente todas las decisiones relativas a su comunidad.
  • Para decidir sobre asuntos que conciernen a varios pueblos, se nombran representantes que convocan a una asamblea general de las autoridades de esas comunidades (que pueden estar a nivel de los mismos municipios). El conjunto de Gobiernos Autónomos Locales conforma el CGAZ, órgano responsable de convocar estas asambleas generales.
  • A nivel regional —el mismo que antes correspondía a las antiguas Juntas de Buen Gobierno (las 12 Juntas)— las decisiones se toman en la Asamblea de Coordinación de Gobiernos Autónomos Zapatistas (ACGAZ).
  • Existe también un órgano coordinador, aún sin nombre definido, que funciona como instancia interregional. Su tarea es convocar a una asamblea general de representantes de todas las comunidades zapatistas. En esas asambleas se discute la coordinación de todas las regiones y se adoptan las decisiones necesarias.

La diferencia fundamental de esta estructura con la anterior es que, antes, el poder de decisión quedaba en manos de l@s representantes que conformaban la Junta de Buen Gobierno: esa junta tenía poder de decisión en asuntos sociales, desde lo civil hasta lo judicial. Pero en la estructura actual, cada nivel decide de manera independiente sobre los asuntos que le conciernen, y por lo tanto es responsable.

L@s representantes que actúan en niveles distintos al de su propia comunidad son en realidad mensajer@s, cuya tarea consiste en convocar las asambleas generales en las que se reúnen l@s responsables de las comunidades para alcanzar acuerdos en los diferentes temas.

Una experiencia parecida la vimos en Europa con el movimiento de los Chalecos Amarillos: si en las primeras semanas del movimiento l@s representantes enviados más allá de su ámbito tenían cierto poder de decisión, posteriormente, para garantizar la participación colectiva, esos representantes dejaron de tener capacidad decisoria y se limitaron a transmitir a otros niveles las decisiones tomadas colectivamente.

Sabemos que los zapatistas siempre han insistido en que sus acciones no se basan en copiar textos políticos del pasado, sino en sus propias experiencias prácticas. Al mismo tiempo, han mencionado en diversas ocasiones los logros de la Travesía por la Vida, es decir, el viaje de la delegación zapatista a Europa en 2021, y el uso de las experiencias de los colectivos europeos en la decisión de transformar su estructura civil. Aunque hablaron repetidamente de estos temas en sus comunicados, en el reciente encuentro volvieron a referirse a esas experiencias y a su influencia en la decisión de cambiar la estructura.

Sabemos también que toda práctica, en sí misma, genera teoría. Y para transmitir cualquier experiencia, es necesario formularla en un lenguaje comprensible para quienes viven en otra geografía y en una realidad social distinta. No para que la copien, sino para que elijan los aspectos que puedan ser útiles a su propia práctica. Aquí es donde la mirada crítica nos ayuda a evitar los malentendidos.

Charles Bettelheim decía: «El punto de partida de nuestro trabajo fue la invasión y ocupación de Checoslovaquia por el ejército soviético; quienes se consideran marxistas no pueden limitarse a una simple condena o lamento, deben explicar esa invasión; lamentarse o desear otra cosa solo permite a los pueblos soportar su desgracia, pero no les ayuda a comprender sus causas ni a luchar para que no se repita».2

No sabemos si los zapatistas han leído textos de ese tipo (ell@s han dicho muchas veces que no, y eso lo tomamos como base). Pero los zapatistas están haciendo exactamente lo que Bettelheim subrayaba: buscar un camino para no reproducir el pasado. En ese mismo texto citamos la pregunta de los anarcosindicalistas rusos: «La victoria de los Consejos, si llegara a producirse, no sería más que una nueva organización del poder que seguiría a continuación. ¿Significaría eso de hecho la victoria del trabajo, la victoria de las fuerzas organizadas de l@s trabajador@s y el inicio de una auténtica reconstrucción socialista?» 3

Durante los últimos treinta años, los zapatistas han hablado en diferentes momentos sobre esto. Para comprenderlos, es necesario volver a sus textos con una mirada más crítica y profunda. Pero, más importante aún que los textos, está su práctica y la construcción de la autonomía que levantan desde 1994.

Con la quema simbólica de la pirámide, responden directamente a las causas de los fracasos de las revoluciones del siglo pasado. Esa pirámide, como dijo el Subcomandante Insurgente Moisés, es la causa de la reconstrucción del capitalismo y sus consecuencias en Nicaragua y en otros países donde la revolución llegó a su primer objetivo: la toma del poder político. Basta mirar la historia de las revoluciones del siglo XX: desde la Gran Revolución de Octubre hasta China, Vietnam, Camboya y Cuba: en todas partes el cielo tuvo el mismo color. Esto nada tiene que ver con la bondad o maldad de l@s líderes revolucionari@s, ni con la traición de un@ u otr@ dirigente.

Amílcar Cabral decía que la pequeña burguesía revolucionaria, si realmente quiere caminar junto al pueblo, debe realizar un “suicidio de clase”.4 Los zapatistas han mirado la pirámide del poder con esa misma perspectiva crítica y, al eliminarla, buscan impedir que sus propias fuerzas se conviertan en nuevas pirámides de poder en los territorios autónomos.

2- El esfuerzo por una distribución justa de la riqueza y la prevención de la reproducción de una nueva clase acomodada

Quienes han visitado los territorios autónomos zapatistas desde 1994 han podido constatar la diferencia en el nivel de libertad, en particular la libertad y la participación de las mujeres en la vida social. Por otro lado, también era evidente la desigualdad en el ámbito económico.

¿Qué ha sucedido para que las mujeres de las bases de apoyo pasaran a ocupar lugares de liderazgo en este proceso? ¿Qué decisiones se proponen para garantizar una distribución justa de la riqueza en los territorios zapatistas?

Si alguien afirmara que existe una igualdad absoluta entre mujeres y hombres zapatistas, se equivocaría sin duda. Pero, ¿acaso en la historia de la humanidad los cambios sociales han dado frutos de un día para otro? La diferencia en el nivel de conciencia y de participación de las mujeres —ya sea en los asuntos sociales, en los consejos o en otras estructuras autónomas— es tan evidente que solo con intención deliberada podría ignorarse. Reconocer este proceso pone de manifiesto el balance positivo de la experiencia zapatista.

En lo que respecta a la economía de los territorios zapatistas, existen muchos textos. Hace algunas décadas, l@s zapatistas respondieron a las necesidades de la economía campesina creando diversas cooperativas.
Las cooperativas de artesanías de mujeres les permitieron, junto con su independencia económica, participar en actividades sociales y políticas. También se fundaron otras cooperativas: desde tiendas hasta comedores, desde artesanías hasta café, probablemente una de las fuentes más importantes para atender las necesidades económicas de las bases de apoyo.

Es evidente que este proceso no puede equipararse con la política económica de la Unión Soviética. Ni por la forma de funcionamiento ni por su magnitud. Sin embargo, al final el resultado era el mismo: la aparición de un sector de personas con ingresos superiores al del resto.

La eliminación de la pirámide significa también la eliminación de esa diferencia de ingresos.

En otras palabras: en las críticas zapatistas puede verse claramente el rumbo hacia la abolición de la política de fomento de la economía individual, una economía en la que podía vislumbrarse algo semejante a la “NEP” (Nueva Política Económica), incluso si l@s zapatistas no fueran conscientes de esa similitud.

Un punto digno de reflexión

En la madrugada del 1 de enero de 2023, los zapatistas anunciaron que una parte de las tierras recuperadas durante el levantamiento de 1994, que aún permanecen bajo su control, serían entregadas a personas dispuestas a trabajar en ellas. Establecieron algunas condiciones iniciales:

  • No puede cultivarse ningún tipo de droga.
  • Estas tierras se entregan únicamente para su uso, pero no pasan a ser propiedad de quienes las trabajan.
  • Personas no zapatistas, independientemente de su color de piel, lengua, religión o pertenencia (o no) a partidos políticos, pueden participar en este proyecto, siempre que defiendan esas tierras y no las entreguen a empresas transnacionales ni a otros intereses.
  • Todas las personas que trabajen colectivamente en esas tierras recibirán una parte proporcional de lo producido, y solo ell@s decidirán qué hacer con ella.
  • La parte de cada persona será exactamente igual a la de l@s demás participantes, sin relación alguna con afiliaciones organizativas, religiosas, etc.
  • Quedan excluidos de este uso quienes hayan vendido sus propias tierras y l@s dirigentes de grupos paramilitares.

Los zapatistas llaman a estas tierras “tierra de nadie”. Según la autora de este texto, el uso colectivo de esas tierras (que no incluye las parcelas familiares de l@s habitantes de la región) no solo puede ser un paso contra la migración de indígenas sin tierra hacia las ciudades —donde se convierten en mano de obra barata—, sino también una alternativa frente a su incorporación a grupos criminales y paramilitares. Naturalmente, en las condiciones actuales, llevar a la práctica una política así requiere tiempo y la experimentación concreta de cómo impulsarla. Sin embargo, la decisión misma revela la visión zapatista acerca de la distribución de la riqueza y de la relación directa entre las personas.

Es evidente que el trabajo colectivo genera además un espacio adecuado de aprendizaje y de debate entre quienes participan en él. Todavía es pronto para ver los resultados, pero ya puede observarse claramente la audacia zapatista al poner a prueba esta idea. La eliminación de intermediarios en la relación con l@s pobladores indígenas hace posible una influencia recíproca mucho más directa.

Los zapatistas no se han limitado a este aspecto: también han ampliado sus vínculos con sus redes solidarias en Europa —y probablemente en otros países—, lo que significa que no quieren relacionarse con sus apoyos a través de intermediarios. Estos, con sus interpretaciones, podrían actuar en contra del proceso.

L@s compañer@s zapatistas reconocieron varias veces, en el mismo encuentro, que el destino de este movimiento es incierto. Lo que sabemos es que los esfuerzos realizados hasta ahora han terminado reconstruyendo un orden que se suponía debía ser superado. Solo a través de la experiencia se podrá verificar la validez o invalidez de este nuevo paso.

Acompañemos y apoyemos con responsabilidad y generosidad a nuestr@s compañer@s zapatistas en este camino lleno de desafíos.

Notas:

1 En: https://desinformemonos.org/la-autocritica-zapatista/, 11 de agosto de 2025

2 Charles Bettelheim: „La lucha de clases en la Unión Soviética“.

3 „¿Acaso es éste el fin de camino?“ en: Golos truda (Голос труда) [„La voz del Trabajo“], Nr. 11, 20.10.1917.

4 Amílcar Cabral, “Arma de clase”, charla en la Conferencia Tricontinental, La Habana, 1966. También en: Amílcar Cabral; Peter Meyns; Wolfgang Schwiedrzick (1968). Die Theorie als Waffe, Der revolutionäre Befreiungskampf in den portugiesischen Kolonien Afrikas. Berlín: Oberbaumpresse.

Publicado en Farsi: Naghd (la Critica)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.