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Acuerdo nuclear: Muestra de soberanía y dignidad iraní

Fuentes: HispanTV

Soberanía y Dignidad, son dos conceptos fundamentales que se extraen del acuerdo logrado en la ciudad de Viena, por el gobierno de Irán con el denominado G5+1 – conformado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Rusia, China, Estados Unidos, Francia, Inglaterra más Alemania. Acuerdo, que tal como lo declaró Irán no ha traspasado […]

Soberanía y Dignidad, son dos conceptos fundamentales que se extraen del acuerdo logrado en la ciudad de Viena, por el gobierno de Irán con el denominado G5+1 – conformado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad: Rusia, China, Estados Unidos, Francia, Inglaterra más Alemania.

Acuerdo, que tal como lo declaró Irán no ha traspasado las líneas rojas definidas por este país y que eleva considerablemente su estatura política y aumentando claramente sus grados de influencia.

El canciller iraní, Mohamad Yavad Zarif, y la jefa de la Diplomacia Europea, la italiana Federica Mogherini anunciaron oficialmente el fin de los diálogos nucleares entre Irán y el Grupo 5+1 y los consiguientes acuerdos, tras largos meses de conversaciones. Este 14 de julio es un día histórico para la República islámica de Irán, donde se reconoce a la nación persa el derecho a desarrollar su programa nuclear, se avanza en la eliminación absoluta de todas las sanciones que han pesado sobre ella y se devela, ante la comunidad internacional, quienes son los verdaderos enemigos de la paz, aquellos que sí poseen armas nucleares y que no permiten inspecciones, que no son firmantes del Tratado de No Proliferación Nuclear – TNP – o financian, avalan, organizan y protegen a grupos terroristas, que generan la inestabilidad que afecta a Medio Oriente.

CON IRÁN SE TIENE QUE CONTAR

Irán ha mostrado una conducta independiente, para seguir avanzando en aquellas tareas, incluyendo el uso pacífico de la energía nuclear al amparo del TNP. Soberanía que se ha impuesto como un país libre, autónomo en sus decisiones y práctica política, libre de las influencias de los sectores hegemónicos del planeta. Y dignidad, en función de no ceder a las presiones, amenazas y las férreas sanciones impuestas unilateralmente por Washington y seguidas por la Unión Europea en función de su alianza con Estados Unidos. Autoridad y orgullo al mantener una línea discursiva y práctica de absoluta coherencia y respeto a sus principios, defendidos a pesar de la fuerte campaña política y comunicacional de sus enemigos. Y esto, a pesar de sufrir embargos, sanciones económicas, financieras, de limitación en la venta de su principal recurso energético, de impedírsele el acceso a medicamentos y tecnología. De negarle la posibilidad de renovar su flota aérea o de comprar suministros esenciales para la población. A pesar de ello Irán mantuvo una línea de acción absolutamente destacable, convencida en la justeza de sus acciones y decisiones.

Irán: nación de 80 millones de habitantes, con una historia milenaria, ha mostrado al mundo que a la hegemonía de ciertos países se le puede plantar cara y sobre todo mostró la fortaleza de una sociedad orgullosa de su historia pero también de un presente con dificultades pero siempre con visión de futuro. Eso se palpa en las calles de Teherán, Shiraz, Mashhad, Isfahan o Qom. En las ciudades ribereñas del Mar Caspio, Guilan, Ardabil, Gorgan, en Tabriz , Yasuy o las costas del Golfo Pérsico. En los mercados, en los parques de este país que liberado de sanciones y presiones podrá mostrar en plenitud toda la realidad y el potencial cultural, humano, económico y político que posee. El reconocer al otro como un igual y no sometido a presiones permite trabajar por el bienestar y la paz en una zona que requiere urgentemente el concurso de Irán. No se puede pensar en la estabilidad de Medio Oriente y Asia Central sino se cuenta con un trabajo mancomunado con las autoridades y la sociedad iraní.

Para el presidente de la nación persa, Hasan Rohani, los acuerdos logrados tras 22 meses de intensas negociaciones – aunque ya desde el año 2003 se tenían encuentros donde el tema nuclear era el centro del debate – es «una muestra de compromiso constructivo. Con esta crisis innecesaria que se ha vivido y que está resuelta, emergen nuevos horizontes con un enfoque centrado en los desafíos compartidos». Por su parte el Presidente Obama señaló que en su caso vetará cualquier intento de lo sectores opositores a su gobierno de frustrar el acuerdo con Irán ya que según el mandatario estadounidense «este acuerdo fortalecerá la seguridad nacional y los intereses de Estados Unidos y nuestros aliado…sería irresponsable rechazar y cancelar este acuerdo».

El documento difundido por las partes al término de los diálogos nucleares fue elaborado a pesar de las enormes presiones de sectores belicistas interesados en hacer fracasar las conversaciones. En este grupo de destaca el régimen de Israel, la Casa al Saud y los sectores más reaccionarios de la política estadounidense, ligados al complejo militar-industrial y al Lobby sionista agrupado en el denominado Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos – Israel (AIPAC, por sus siglas en inglés). Muestra palpable de este pensamiento bélico lo encontramos en declaraciones como las efectuadas por el senador republicano por el Estado de Texas, Louis Gohmert, quien ha planteado que «la mejor manera de evitar el programa nuclear iraní es bombardearlo». Como también en los lamentos permanentes de un Benyamin Netanyahu, que no dudará en proponer acciones extremas para oponerse e la paz en la región, intensificando, por ejemplo, el apoyo a grupos extremistas que desestabilicen Oriente medio y generen una corriente de comprensión a una intervención más directa de las potencias occidentales, teniendo como objetivo los blancos permanentes para el régimen de Israel y su valedor oficial: cercar a Irán y refrenar a Rusia.

A pesar de esos deseos e incluso las exigencias del propio Gobierno de Barack Obama -fuertemente presionado por los republicanos- de condicionar la firma del acuerdo a medidas que no estaban contempladas en las conversaciones llevadas a cabo anteriormente en Viena, Ginebra o el acuerdo de abril del 2015 en Lausana, Irán se han mantenido firme en sus planteamientos. Ha mostrado, no sólo fortaleza interna sino que una clara cohesión, consecuencia y coherencia en sus planteamientos y generosidad en materias de negociar, plantándose firme donde había que hacerlo, pero también abriendo un abanico de posibilidades que dieran muestras de confianza en lo que su líder religioso y su liderazgo político han planteado insistentemente: Irán no desarrollará armamento nuclear por decisión y convicción política y religiosa.

Para la República Islámica de Irán las conversaciones llevadas a cabo, desde Viena en el 2013, pasando por Ginebra el 2015, Lausana en Suiza en abril del 2015 y finalmente en este mes de julio nuevamente en Viena, no ha sido un proceso de ganar-ganar, sino que transmitir y mostrar una nación que busca la paz, que los enemigos se encuentran no en territorio persa sino que en grupos y países que exportan desestabilización, terrorismo y desconfianza en materias de relaciones entre los pueblos. La firma de este acuerdo debe ser tomado en clave de sumar un país, que puede hacer mucho por la paz en la región de Medio Oriente y Asia Central. Cualquier solución en esa zona del mundo requiere la opinión, el concurso y la participación activa de Irán. No se puede prescindir de la nación persa, que ha mostrado en estos largos y tensos meses su disposición, no sólo a buscar acuerdos en el plano de su Programa Nuclear junto al G5+1, sino también en acercar posiciones con países con los cuales ha tenido fuertes discrepancias y combatir efectiva y no retóricamente al terrorismo takfirí allí donde este ha plantado sus banderas de muerte y terror. Y no cabe duda que esta tarea la seguirá realizando pues en ello va también su propia seguridad. Y esto es así, le guste a no le guste a los Halcones de Washington, Tel Aviv o a la Casa Al Saud.

FIN A LAS SANCIONES

El final de las conversaciones ha significado la firma del Plan Integral de Acción Conjunta, cuyo paso siguiente es ser adoptado como una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas lo que obligará, a todos los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas a respetar y poner en marcha la iniciativa, que debe ser aprobada en el marco del Artículo N° 41 del Capítulo VII de la Carta de la ONU. Las sanciones económicas y financieras por su parte serán levantadas mediante una Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el marco del artículo nº 25 de la Carta de las Organización de Naciones Unidas.

Por su parte Yukina Amano, Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) resaltó la importancia de este acuerdo y reiteró aquellas apreciaciones dadas a conocer tras la firma del acuerdo preliminar en Lausana «se ha contado con la gran voluntad política entre el G5+1 e Irán para llegar a ese acuerdo final y donde la AIEA puede jugar un papel de primer orden para la implementación del acuerdo firmado». Las palabras del alto funcionario internacional dan cuenta también de la necesidad de concretar en Oriente Medio una zona libre de armas atómicas, lo que implicará exigir al régimen israelí: el único país en la región que posee armamento nuclear, que cumpla con el derecho internacional en estas materias. Y eso será materia de intensas y largas conversaciones donde el mundo será testigo su Estados Unidos y las potencias occidental o el G5+1 se atreverán a imponer sanciones, embargos y restricciones al régimen de Tel Aviv para conseguir que detenga su programa nuclear destinado a la fabricación de armamento nuclear.

Irán está cumpliendo el papel que su condición de potencia regional le exige y lo podrá hacer con toda la fuerza y la legitimidad a partir del fin de las sanciones injustas impuestas por estados unidos y sus aliados y además bajo un marco de absoluta legitimidad tras la firma de un acuerdo con el G5+1. . Esa realidad de un país con un enorme peso regional, que es más que una constatación causa escozor en occidente porque Irán no es un país que pueda ser tratado como Occidente lo hace con Turquía, Arabia Saudita, Jordania, Israel o las Monarquías del Golfo. En Irán los conceptos de soberanía y dignidad son parte de su ADN. Por ello, a pesar que la clase política y gobernante en Riad y Tel Aviv, que suelen hablar al oído de los moradores de la Casa Blanca y el nutrido grupo de asesores, para que esta se enfrasque en una lucha directa contra la nación persa, no han tenido resultados y no lo tendrán mientras Irán siga mostrando las cartas de la manera en que lo ha hecho.

El peligro que se presenta tras la firma de los acuerdos de Viena es con que los sectores guerristas estadounidenses comiencen a torpedear el acuerdo, presionados por el lobby judío y un régimen paranoico, fuera de control y racista, que posee cientos de bombas atómicas y dispuesto a ejecutar acciones que pongan en peligro la implementación del acuerdo. Algo de eso ya se ha visto con la invasión a Yemen por parte de Arabia Saudí apoyado por los regímenes monárquicos del Golfo Pérsico y el régimen de Israel. O como se ha tratado, en los medios estadounidenses de reflotar el tema del atentado a la AMIA en Buenos Aires. A ello se unirá la presión de un partido republicano que quiere hacerle la vida imposible al último año y medio de mandato de Obama y las presiones que vendrán del AIPAC, cuyo objetivo no desconoce: derribar a irán en el marco de mantener la hegemonía israelí en una zona que llama a gritos a la paz.

Irán es una potencia que exige respeto, que muestra sus cartas políticas y militares, que también sabe exhibir su fuerza cuando la situación así lo merece. Un Irán que ha defendido sus posiciones en las mesas de negociación nuclear, que salvaguarda en terreno la navegación en el Golfo Pérsico, buscando nuevos mercados si le cierran algunos y combatiendo en forma efectiva y concreta a Daesh, allí donde otros lanzan bombas por medio de una Coalición que ha mostrado su fracaso. Un Irán aliviado de sanciones tras los acuerdo de Viena será, significativamente, un actor relevante y con el que habrá que contar, sí o sí, en los nuevos equilibrios geopolíticos en la zona.

PUNTOS RELEVANTES DEL PLAN DE ACCIÓN INTEGRAL CONJUNTA LOGRADO EN VIENA

Pablo Jofré Leal. Periodista y escritor chileno. Analista internacional, Master en Relaciones internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. Especialista en temas principalmente de Latinoamericanos, Oriente Medio y el Magreb. Es colaborador de varias cadenas de noticias internacionales. Creador de página WEB de análisis internacional ANÁLISIS GLOCAL www.analisisglocal.cl

Fuente: http://www.hispantv.ir/newsdetail/OPINIoN/39139/Acuerdo-nuclear-Muestra-de-soberania-y-dignidad-irani