Traducido para Rebelión por Gorka Larrabeiti
Según la propaganda oficial de la OTAN y del gobierno de Karzai, reproducida diligentemente por los medios occidentales, las elecciones parlamentarias del sábado en Afganistán fueron «un éxito» como demuestra el hecho de que «el 40% de los afganos fueron a votar», es decir, «el 10% más» que en las elecciones presidenciales de 2009.
Los votos emitidos, en teoría, fueron cuatro millones: uno menos que el año pasado, cuando la afluencia anduvo en torno al 30%. ¿Cómo es posible? Muy sencillo: la Comisión electoral afgana «independiente» – sólo de nombre – estableció que el número de ciudadanos con derecho a voto fuera de unos 11 millones y medio, mientras que en 2009 eran 17 millones.
Más de cinco millones de potenciales votantes afganos desaparecieron como por arte de magia para tapar la caída previsible en la participación, que de hecho, según los datos oficiales, se ha reducido al 24% (como recogió correctamente la agencia de noticias Associated Press ).
Sin embargo, incluso este pésimo resultado está en realidad enormemente inflado. Según los testimonios de los periodistas y los observadores electorales, en muchísimos colegios electorales acudieron a votar sólo pocas decenas de personas, pero las urnas se llenaron milagrosamente de cientos y cientos de votos.
En Desht-e-Top en la provincia de Wardak, no lejos de la capital, el colegio electoral se cerró después de sólo cuatro horas cuando se habían presentado tan solo unos veinte votantes. Algunos hombres, pagados por un candidato local, Hajji Wahedullah Kalimzai luego rellenaron las urnas con cientos de votos a su favor, e impidieron el paso a los observadores.
En los distritos de Chak Saydabad, siempre en la misma región, las urnas estaban llenas ya antes de la apertura de los colegios electorales: los agentes de la policía local, que estaban de guardia la víspera en los colegios electorales, dispusieron de mucho tiempo para rellenar las urnas de papeletas en favor de Hajji Akhtar, el raís de la zona..
En la aldea de Nasajee, cerca de Kandahar, las mujeres no salen jamás de casa, pero el sábado votaron novecientas votantes: todas ellas por el mismo candidato, Amir Lalai, un hombre de Wali Karzai, hermano del presidente que domina la región. Nadie las vio entrar en el colegio, montado ilegalmente en una casa particular.
Estos casos, entre otros muchos recogidos por siete mil observadores electorales afganos pertenecientes a la Free and Fair Election Foundation of Afghanistan (Fefa) son más la regla que la excepción. Detrás de los cuatro millones de votos emitidos en papel, no hay cuatro millones de afganos, sino sólo una farsa que algunos insisten en llamar «democracia».
Fuente: http://it.peacereporter.net/articolo/24246/Afghanistan%2C+affluenza+gonfiata