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Al final se consumó el golpe de estado en Paraguay

Fuentes: Rebelión

No ha pillado por sorpresa en absoluto el golpe de estado que la derecha paraguaya le ha dado a Fernando Lugo a los que llevamos siguiendo la situación política en el país sudamericano desde que Lugo llegó a la presidencia hace ya casi 4 años. Cuando trabajaba en Tercera Información escribí varias noticias alertando del […]

No ha pillado por sorpresa en absoluto el golpe de estado que la derecha paraguaya le ha dado a Fernando Lugo a los que llevamos siguiendo la situación política en el país sudamericano desde que Lugo llegó a la presidencia hace ya casi 4 años.

Cuando trabajaba en Tercera Información escribí varias noticias alertando del peligro de golpe de estado en Paraguay. El 7 de noviembre de 2009, ya alerté en una noticia que el presidente paraguayo Fernando Lugo había tenido que cambiar la cúpula militar para evitar un posible golpe de estado. Apenas unas semanas después de eso recogí en otra noticia que el propio vicepresidente de Paraguay, el derechista Federico Franco (¡menudo apellido para un golpista!) tildaba de traidor a Lugo y expresaba que estaba listo para asumir el poder. Toda una declaración de intenciones.

A principios de 2010 avisé de que el camino a seguir era un golpe de estado parlamentario, siguiendo el ejemplo del que se le dió a Manuel Zelaya en Honduras. En la noticia que redacté entonces se recogía que Alfredo Luis Jaeggli, senador del PRLA, apoyaba el golpe de estado en Honduras, ya que, en sus palabras, «yo soy parte de la Fundación Libertad, y la Fundación Libertad es parte de la Fundación Naumann y el Presidente hondureño, asumió la presidencia con un modelo liberal y luego traicionó y se fue al socialismo del siglo XXI. Lo que pasó en Honduras, discúlpenme, para mi es totalmente legal». En esos momentos el PRLA y sus nuevos socios de derecha ya estaban promoviendo un juicio político a Lugo.

Y todo esto estaba pasando cuando apenas había pasado un año de Gobierno con el presidente Lugo. La explicación es muy sencilla. Lugo era un obispo estudioso y defensor de la Teología de la Liberación (aquella que conjuga marxismo y cristianismo) que era muy querido por el pueblo paraguayo gracias a sus actos en favor de las clases desfavorecidas. De sus acciones surgió la idea de presentarse como candidato a la presidencia del gobierno para poner al aparato del estado al servicio de los pobres.

Por desgracia las elecciones iban a ser en pocos meses y ya casi no había tiempo para inscribirlo ni mucho menos para crear una organización política que luchase por la mayoría de escaños en el poder legislativo, con el objetivo de apoyar las inciativas del futuro presidente Lugo. Por lo que rápidamente tuvo que formalizar un acuerdo con varios partidos políticos que culminó en la llamada Alianza Por el Cambio (APC). Uno de ellos era el Partido Liberal Radical Auténtico (PRLA) -cuyo socio en el Estado Español es Convergència i Unió (CiU)- que por ser uno de los partidos tradicionales de Paraguay se llevó la mayoría de los votos de los que votaron por la APC.

Lugo ganó las elecciones pero estaba, aún contando con el apoyo del PRLA, en franca minoría con respecto a la derecha. En el senado el PRLA tenía el 33% de los asientos y en la Cámara de Diputados los partidos aliados a Lugo contaban con 30 asientos, de los cuales 29 son del PRLA y 1 del Movimiento Popular Tekojoja, lo que significa el 37%.

Fernando Lugo quería desarrollar en Paraguay un proceso socialista al estilo de los que hoy se pueden ver en Venezuela, Bolivia y Ecuador pero su mayor socio en el Gobierno, el PRLA representado por Federido Franco en la vicepresidencia no estaba de acuerdo con ello. Para ese partido bastaba con maquillar un poco el capitalismo implementando un par de programas de asistencialismo para mantener los privilegios de la oligarquía y del imperialismo estadounidense en Paraguay.

Por lo cual, Lugo encontraba la oposición de la derecha y ahora también de sus propios socios de gobierno a cada paso que daba. Y no era una oposición moderada, era una oposición que invocaba el golpe de estado en cada momento en el que Lugo expresaba su aspiración de concretar en hechos sus promesas electorales en favor del pueblo paraguayo. Esta oposición tan virulenta ha ido provocando que Fernando Lugo se haya ido olvidando de sus aspiraciones socialistas y bolivarianas para evitar el golpe de estado. Ha preferido mantenerse en el poder para, aunque fuera mínimamente, favorecer al pueblo antes que sufrir un golpe de estado que pusiera las cosas aún peor para sus conciudadanos.

Merece la pena saber cuáles son las iniciativas que Lugo intentó desarrollar en su gobierno pero fueron aplastadas por la derecha que estaba fuera y, por desgracia, dentro del gobierno. La consigna del PRLA desde ese momento fue «no les entregaremos a los zurdos la presidencia», que se concretó en votar en contra las iniciativas de Lugo, posicionándose en contra del mismo gobierno que integraban.

– A menos de cumplir un año en el poder, Fernando Lugo llamó a establecer una Asamblea Constituyente para redactar una nueva constitución con participación ciudadana que dejase atrás» la democracia burguesa» y le diera el poder al pueblo mediante la democracia participativa. El PRLA y la derecha aprobaron rápidamente un documento por el que se prohibía cambiar el orden constitucional del país y se llamaba a mantener a Paraguay en el libre mercado. Lugo no firmó al principio ese documento, pero las presiones golpistas hicieron que estampase su rubrica, traicionándose a sí mismo y a los sectores sociales que lo apoyaron en esa importante batalla.

– Integrar el ALBA (formada por Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua junto con algunas islas caribeñas como Dominica o Antigua y Barbuda) como manera de que su política económica exterior dejase de favorecer a las empresas multinacionales para centrarse en el trueque por potencialidades de los países integrantes y en favorecer un modelo económico cooperativista. Para integrarse en el ALBA el legislativo del país aspirante tiene que dar el visto bueno, sin embargo Lugo vio como la derecha e incluso sus socios del PRLA votaron en contra.

– Expulsión de las bases militares norteamericanas de Paraguay. Su ministro de defensa, propulsor de esta iniciativa fue depuesto por el congreso paraguayo.

– Desprivatización de la sanidad y la educación. Como apoyo a estas iniciativas se aumentó enormemente el gasto social en el borrador de los Presupuestos Generales que entregó Lugo a la Cárama de Diputados para su discusión y aprobación. Los congresistas no dieron su visto bueno hasta que recortaron enormemente el gasto social, posicionándose contra Lugo y su idea de garantizar a la población educación y sanidad gratuitas y de calidad.

– Rebajar los impuestos a las clases sociales con menos ingresos.

– Elaborar una reforma agraria para acabar con el latifundio y entregar las tierras a los campesinos.

Finalmente, Lugo no ha podido evitar, ni con toda la moderación de su discurso y sus hechos, el juicio político de parte de la derecha y los traidores del PRLA. A lo mejor Lugo no tendría que haber seguido pidiendo la entrada de Paraguay en la UNASUR ni la integración de Venezuela y Ecuador en el MERCOSUR, las únicas dos peticiones de izquierda del presidente paraguayo en los últimos años.

Sin embargo, a lo largo de su presidencia, la izquierda que sí ha estado apoyando al presidente paraguayo se ha organizado en el Frente Guasú (esta palabra es del idioma guaraní y en castellano puede ser traducida como Amplio), que ya ha llamado a masivas movilizaciones en favor de su presidente y cuenta con la organización suficiente para tomar la presidencia y, esta vez sí, el poder legislativo. Con el fin de impulsar el programa que Lugo quiso pero no pudo desarrollar por rodearse de partidos oligárquicos más pendientes de subirse al carro del ganador y obtener sus cargos, que en ejecutar un programa político favorable a la mayoría de los ciudadanos. 

Blog del autor: http://protesta36.blogspot.com.es/

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