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Año 2017: lucha y rebelión contra los imperios

Fuentes: Rebelión

Cada nuevo año, la propaganda difunde el clásico mensaje hipócrita sobre los deseos de éxitos, felicidad y prosperidad. La magia de la publicidad hizo de la primera noche del 2017, un día celestial y euforia colectiva. Nadie, dijo nada de «los 250 millones de familias» que cada mañana amanecerán sin saber si se llevarán algo […]

Cada nuevo año, la propaganda difunde el clásico mensaje hipócrita sobre los deseos de éxitos, felicidad y prosperidad. La magia de la publicidad hizo de la primera noche del 2017, un día celestial y euforia colectiva. Nadie, dijo nada de «los 250 millones de familias» que cada mañana amanecerán sin saber si se llevarán algo de alimento a las bocas», dijo el medio lainformacion.com.

El estridente ruido del nuevo año encubrió por algunas horas, la dramática realidad que rodea a la gran mayoría de la población mundial, que padece hambre y miseria. La fiesta para recibir el año nuevo echó una cortina de humo sobre el drama que viven actualmente 65 millones de personas, niños, ancianos, jóvenes, mujeres y hombres, que huyen de sus países en llamas a causa de las sangrientas guerras impuestas por las potencias mundiales (Fuente ACNUR).

Nadie se refirió a las víctimas civiles colaterales de las guerras por el petróleo. Entre 2000 y 2013, más de 23.000 personas perdieron la vida mientras intentaban alcanzar el viejo continente, lo que supone una media de más de 1.700 fallecimientos documentados cada año. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) asegura que solo en el 2015 al menos 218.000 inmigrantes y refugiados cruzaron el Mediterráneo en bote. De ellos, unos 3.500 murieron en la travesía

¿En qué situación se encuentra la humanidad en el inicio del 2017?

La etapa actual es maravillosa para los ricos. Las transnacionales, los bancos, las grandes empresas, y las mafias en los gobiernos de los países ricos viven en el paraíso terrenal que prometió la biblia. Nunca ganaron tanto dinero como el periodo actual. Las transnacionales se han apoderado de los ríos, mares, océanos, montañas, tierras y hombres. Todo tiene un precio. Hasta la forma de pensar, mirar, leer, y soñar han sido privatizados.

Para los pobres el mundo es diferente. La existencia cotidiana es una trampa, un precipicio sin fin, es un túnel sin salida donde la vida misma es una tragedia que ni los griegos clásicos pudieron imaginar. Ningún ciudadano está seguro de nada. Todo lo que tiene, su empleo (si lo tiene), su casa (si lo tiene), su vaca, su tierra, su propia vida, lo puede perder de un día a otro.

El mundo actual ha devenido una propiedad privada en manos de un grupo reducido de personas y países ricos. Un feudo donde el ciudadano moderno es semi esclavo, sin ningún derecho civil ni políticos. Las leyes se redactan en beneficio del gran propietario, y solo son para proteger sus riquezas. El pobre no tiene ni siquiera derecho a ser enterrado con dignidad. Morirse le cuesta caro. Todos los «derechos» que le otorga el amo capitalista son para poder producir y consumir.

En apariencia, el ciudadano de los países pobres y ricos, tiene el derecho de votar, de elegir sus autoridades y gobernantes. En la práctica es diferente. Su derecho al voto, solo servirá para elegir uno de los candidatos que fueron seleccionados por el marketing capitalista. En cada periodo electoral, la población es llevada como carneros a votar por sus verdugos de turno.

El pobre, no tiene derecho, ni siquiera de protegerse de las bombas y balas que le arrojan los modernos colonizadores sobre sus tierras, sus casas y sus países. Si se defienden con dignidad, patriotismo y se oponen a los invasores imperialistas, se les dice terroristas, fundamentalistas, anti occidente. Se le perseguirá, será torturado y finalmente asesinado. Al contrario. Los agresores, los que arrojan bombas contra mercados, hospitales, colegios, y viviendas, son considerados «defensores de la libertad y la democracia», héroes de occidente y del mundo moderno.

Tres características de la etapa actual

Primero. Las guerras imperialistas por el petróleo.

Lo fundamental de esta etapa son las sangrientas guerras de nueva colonización del mundo dirigido por Estados Unidos, la Unión Europea (UE) (Francia, Inglaterra, Alemania, Bélgica, etc.), la OTAN, Rusia, China, Canadá y toda esa coalición de bandidos internacionales. Estas guerras por el petróleo y otras riquezas, constituyen el peligro principal de la exterminación masiva de la humanidad.

Por el momento los pueblos que cargan con estas brutales guerras imperialistas, son los países árabes y musulmanes, y africanos. Las pérdidas humanas en estos conflictos son gigantescas. En algunos casos son verdaderos genocidios. Solo en Siria, desde el 2011 hasta el 2016, se contabilizan más de 470.000 personas muertas de manera violenta. Y 5 millones tuvieron que huir de este país. (fuente informe del think tank Syrian Center for Policy Research).

Una investigación de la Universidad de Manitoba (Canadá), considera que a causa de la intervención militar de los Estados Unidos en Irak desde 1991 hasta el 2003, «gran parte de la población iraquí ha sido liquidada». Por consiguiente, dice el estudio de esta universidad, «sólo en el caso de Irak, la guerra de Estados Unidos contra ese país mató 1.9 millones de iraquíes, desde 1991 hasta 2003». Pero como todos conocen, la «guerra antiterrorista» no se detuvo en el 2003 y ella continúa hasta la actualidad. Como afirman diversas instituciones las victimas en este país, además de Afganistán sobrepasan los 4 millones, lo que significa un verdadero genocidio.

«El total de muertes provocadas por las intervenciones occidentales en Irak y Afganistán desde aquella década -entre las muertes provocadas directamente por la guerra y las que se deben a las privaciones provocadas a largo plazo por la guerra- podría elevarse a unos 4 millones: 2 millones de muertos en Irak entre 1990 y 2003 y 2 millones a causa de la «guerra contra el terrorismo». Si tomamos en cuenta los elevados estimados sobre el exceso de mortalidad (consecuencia de la guerra) en Afganistán, este balance podría elevarse incluso a 6 millones u 8 millones de muertos». (Estudio de Nafeez Mosaddeq Ahmed/Red Voltaire, mayo 2015).

Segundo. La pobreza y la extrema pobreza en el Mundo.

El crecimiento de la miseria, la desocupación y el hambre, tienen como contrapartida la concentración de las riquezas en pocas manos. Las estadísticas muestran para el 2016, que las grandes transnacionales (EE.UU., rusas, chinas, japonesas, inglesas, canadienses, europeas, etc.) concentran la mayor parte de las riquezas del planeta. Según un informe de OXFAM del año pasado, son 62 personas las que concentran en sus manos las riquezas de la mitad de la población. El 2015, dice Ignacio Fariza (El País) «será recordado como el primer año de la serie histórica en el que la riqueza del 1% de la población mundial alcanzó la mitad del valor del total de activos».

En el 2015, el analista Diego Caldentey que cita un estudio del Banco Mundial (BM), afirma que mil millones de personas en situación de extrema pobreza ganan 1.13 euros o menos al día. A esta cifra se agrega que 2,400 millones de personas sobreviven con 1.81 euros diarios. En suma, dice el analista, estos 3,400 millones de habitantes (más de la mitad de la población mundial) sufre necesidades materiales vitales.

Si millones de personas solo ganan un dólar al día, no es así para otros personajes. Por ejemplo, el norteamericano Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del planeta, gana cada día cerca de 2 millones de dólares (CNBC, cadena de televisión americana). El Confidencial (diario español), citando una investigación de OXFAM, ha confeccionado una lista de los 10 personajes más ricos del mundo y el tiempo que estos tendrían que vivir para agotar sus inmensas fortunas. Ellos, dice este medio, tendrían que gastar un millón de dólares cada día y vivir en promedio 150 años para poder agotar sus riquezas personales. Entre estos personajes están: Carlos Slim Helu (México), Bill Gates (EEUU, Amancio Ortega (España), Warren Buffet (EEUU), Larry Ellison (EEUU), Charles Koch (EEUU ), Liliane Bettencourt (Francia), Christy Walton (EEUU), Sheldon Adelson (EEUU), y otros.

América Latina

Ningún continente o subcontinente, se salva de la agresividad militar, económica y política de las potencias. Las poblaciones de África, Medio Oriente, América Latina, Asia están hundidas en la pobreza, miseria, desocupación y abandono. Las riquezas de estos países se trasladan a las metrópolis imperialistas o a los paraísos fiscales.

Por ejemplo, América Latina, exuberante en riquezas naturales, es una de las regiones más pobres del planeta. Una parte de su población se muere de hambre. ¿Latinoamérica ha girado a la izquierda? ¿Y ha dejado atrás la dominación imperialista? Nada de eso.

La realidad es brutal y habla por sí sola. América Latina sigue saqueada y explotada por las grandes transnacionales. Su población sigue hundida en el hambre y miseria. Según la CEPAL en su informe del 2014 al 2015, la pobreza va en aumento en la región. Si en el 2012 Latinoamérica tenía 161 millones de pobres, para el 2015 esta suma aumento a 175 millones (29,2% de la población que vive con casi un dólar por día). En el 2014, los indigentes, (los que no comen cada día, y no cuentan con ningún salario) sumaron 70 millones, pero para el 2015 la cifra aumento a 75 millones de habitantes. (Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe-CEPAL-, informe de 2014 a 2 015).

No hay ningún país latinoamericano que escape a la voracidad imperialista. Ni Cuba está fuera de esta regla. Es igual en los países que se han declarado de «izquierda», pero cuya realidad es semejante a cualquier otro país en manos de los imperios. Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil y Nicaragua, son países donde sigue imperando la explotación, la extrema pobreza, la desigualdad y la represión contra la población pobre. En estos países, supuestamente antiimperialistas, el capitalismo y las grandes transnacionales son las que imprimen las injustas reglas de la sociedad.

Por ejemplo en Venezuela, un estudio del 2015 revela que el 75% de la población vive en situación de pobreza y que el 49% de los hogares se encuentran en pobreza extrema. El salario promedio es de 3.42 dólar por día (CNN). (Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi 2015), realizado por las universidades Católica Andrés Bello (UCAB), Central de Venezuela (UCV) y Simón Bolívar (USB). Este estudio (encovi), precisa «que siete de cada diez venezolanos, no pueden cubrir sus necesidades básicas con los ingresos que obtienen en sus trabajos».

Pero Venezuela, como en todo el mundo controlado por el capitalismo, no todos son pobres. Hay muchos ricos y poderosos. Solo el magnate Gustavo Cisneros (líder en empresas de comunicación, tv etc.) quien se acomodó en la revolución chavista, tiene una fortuna 4.400 mil millones de dólares. A este lo sigue Juan Carlos Escotet (dueño de bancos y financieras), con 3,7 mil millones de dólares (Según la revista Forbes 2016), y a este lo sigue Lorenzo Mendoza (empresario de alimentos y bebidas), es otro de los ricos de este país. Según Fobes 2016, tiene en su cuenta 1,5 mil millones de dólares. Estos tres venezolanos están considerados en el ranking mundial de los hombres más ricos del planeta (Revista Fobes 2016).

Tercero. Ofensiva y decadencia del sistema imperialista mundial.

Las potencias mundiales y los países ricos, junto con su poderío militar y su agresividad sin límites, atraviesan una profunda crisis política, moral y de credibilidad frente a sus propios pueblos. Su discurso liberal y democrático se ha venido abajo, está en ruina. Los estados y gobiernos occidentales, han cerrado los marcos de la democracia. Dictan leyes de excepción contra todo sospechoso de «terrorismo». Persiguen a los trabajadores sin empleo, echan a la calle a miles de personas que viven de la seguridad social. Sus parlamentos son trastos viejos que no sirven para nada. Los «legisladores» son funcionarios a sueldo de los estados y de las transnacionales. El pueblo los ve con desprecio y como vividores.

Una prueba de la decadencia del sistema imperialista mundial, es la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Este personaje, inculto, vulgar, racista y fascista, que bien podría ser portero de un burdel o discoteca de cualquier puerto del mundo, es expresión de la crisis política y moral americana cuyas raíces tienen que ver con la historia de gendarme internacional de este país.

Si Trump es el reflejo de la crisis moral americana, hay otros personajes que hacen parte del mismo fenómeno de carácter internacional. Putin, megalómano y ambicioso, capaz de incendiar el mundo para proteger los intereses de las mafias capitalistas de Rusia, es también reflejo de la debacle imperialista mundial. La Rusia actual, «el país de las oligarquías, donde el 1% más rico posee el 71% de la riqueza». (David Karvala, Rebelión 2015). En este cuadro de crisis mundial, no se quedan atrás, los gobernantes chinos que dirigen este país al estilo de los mandarines chino del siglo XVII. En China, desde 1985 cuando Deng Xiaoping, fundador del «socialismo con características chinas», desencadenó el capitalismo salvaje, no ha dejado de crecer la concentración de las riquezas de este país en pocas manos. Diversas publicaciones han señalado que en el 2016, china es el «país con más multimillonarios del mundo. El 1% de la población acumula las riquezas de un tercio de las riquezas del país.

Los países de la Unión Europea (UE), atraviesan el mismo fenómeno de descomposición imperialista. La mayoría de los países de la UE, ya no pueden jactarse de su sistema «democrático y de libertad». En la mayoría de estos países la extrema derecha fascista reemplaza o cogobierna con los partidos liberales, democráticos, cristianos y falsos socialistas.

Como parte de este fenómeno, aquella izquierda que utilizaba demagógicamente un discurso encendido y antisistema, ha cambiado de libreto. Ahora abiertamente declara su filiación con el imperialismo de su propio país. Sostiene las guerras y el saqueo que los ejércitos imperialistas ejecutan en diferentes países pobres. Esta «izquierda» se ha reciclado cómodamente y ahora hace parte de los partidos políticos oficiales del Estado imperialista. Su único objetivo es participar en el sistema electoral y acomodarse en los inútiles parlamentos.

La crisis política en Europa, es reflejo de la crisis económica que cada vez es mayor. Se estima que en abril del 2016, había más de 21 millones de trabajadores europeos en desocupación. De esta cantidad más de 4 millones son jóvenes de menos de 25 años. Solo en España, la desocupación fue para el año que paso de 4′ 596 millones. Y en Francia subió a más de 3 millones. (Eurostat: estadísticas oficiales de la Unión Europea). Según Eurostat, existe 122,3 millones de personas en Europa «en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que en porcentaje significa el 24,4% de la población total de los 28 países miembros de la UE».

Hay que señalar que los años que se avecinan deben perfilar con más claridad una verdadera lucha internacional antiimperialista. Es fundamental tener claro, que luchar contra un bloque imperialista y dejar manos libres otros imperios, configura una nefasta tergiversación del contenido ideológico y político antiimperialista.

Los enemigos actuales de los pobres, no son solamente las clases políticas de los Estados Unidos y sus transnacionales. Son también las mafias enquistadas en el gobierno de la Unión Europea (UE), de Rusia, China, Canadá, Japón y otros. En la etapa actual una conducta política de verdadero antiimperialismo tiene que expresarse en lucha frontal contra todas estas potencias que mediante guerras sangrientas están repartiéndose el mundo.

Se equivocan quienes piensan que las potencias imperialistas pueden dividirse entre bueno y malos. Nada de eso. Ninguna potencia imperialista es favorable a la independencia y libertad de un pueblo. La experiencia histórica, muestra que los conflictos entre potencias mundiales, aparte de ser un peligro para la paz mundial, solo trae, desdichas, muertes, pobreza y desesperación a los pueblos oprimidos.

Es tan brutal y sanguinaria una intervención militar de Estados Unidos, como lo es también la intervención Rusa, europea y cualquier otra potencia. Las guerras imperialistas actuales en los países árabes musulmanes y africanos, muestran la agresividad sin límites de las potencias para saquear y apoderarse de los países pobres.

Como conclusión, hay que señalar que el 2017 marque un punto de partida en la lucha imperialista. Ninguna receta de «humanizar» el capitalismo servirá para salvar a la humanidad de los estragos de las guerras y brutalidades contra los pueblos. La violencia contra los oprimidos hace parte de esencia del imperialismo. Rechazar el «antiimperialismo» burgués y pequeño burgués, que toma partido por tal o cual imperio bajo el objetivo de lograr prebendas económicas y políticas. La lucha antiimperialista en la época actual se relaciona a la lucha contra los gobiernos corrompidos y aquellos que se dicen de izquierda, pero que siguen de sirvientes de las transnacionales. La perspectiva de la lucha antiimperialista, debe ser la contienda por conquistar el socialismo y eliminar para siempre el sistema capitalista-imperialista mundial.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.