El pueblo de Haití juega una batalla crítica en estos momentos, luchando por su soberanía y el derecho a su autodeterminación. Se enfrenta cada vez más unido y decidido al gobierno de Michel Martelly que sigue intentando imponer en contra de la voluntad popular, una apariencia de elecciones democráticas según le vienen reclamando los mismos […]
El pueblo de Haití juega una batalla crítica en estos momentos, luchando por su soberanía y el derecho a su autodeterminación. Se enfrenta cada vez más unido y decidido al gobierno de Michel Martelly que sigue intentando imponer en contra de la voluntad popular, una apariencia de elecciones democráticas según le vienen reclamando los mismos poderes centrales – los que se han dado en llamar la «comunidad internacional» – que hace cinco años hicieron lo mismo para instalar en la presidencia a Martelly.
EE.UU., la OEA, la Unión Europea, cada uno con su letra pero todos juntos demostrando como en la mejor época colonial, su desprecio total hacia el pueblo de Haití, su injerencia flagrante en los asuntos internos del país, su desconocimiento absoluto de los mismos principios, valores y derechos de los cuales se autoproclaman portadores y en cuyo nombre le niegan al pueblo haitiano toda posibilidad de decidir por si mismo, cómo y hacia dónde dirigir su nación.
Según las informaciones recibidas de numerosas organizaciones haitianas y disponibles en gran cantidad de canales de comunicación masiva, lo que realmente se vive en el país, sobre todo en las principales ciudades, es una creciente ola de manifestaciones populares que claman por su soberanía, por la anulación de las fraudulentas elecciones, el fin de la injerencia de esa comunidad colonial imperialista internacional y el inicio de una transición por fuera del control de EE.UU., la OEA, la UE, la MINUSTAH.
El pueblo aspira a un proceso de refundación como nación, y en tal escenario las elecciones cuestionadas solo legitiman el modelo de dominación y ocupación que la misma comunidad internacional viene propiciando con la permanencia de la MINUSTAH y sus tropas.
Esos poderes que buscan preservar para sus intereses y empresas, el control territorial de Haití, la explotación de la mano de obra más abaratada del continente y el saqueo de los abundantes bienes naturales allí concentrados. A ese fin no solo se muestra dispuesta a no escatimar fuerzas para imponer su voluntad, desdeñando incluso las denuncias de irregularidades y fraude comprobadas por la propia «Comisión de evaluación electoral independiente» creada por el propio presidente Martelly, sino también a seguir descontando racista y arrogantemente, la capacidad de reacción de un pueblo que no está preparado para entregar su honor y dignidad.
Ante este escenario, expresamos nuevamente nuestra más enérgica solidaridad con el pueblo de Haití y su enorme diversidad de movimientos y organizaciones populares en su lucha. Hacemos nuestros sus aspiraciones y demandas, y llamamos a las fuerzas populares de toda nuestra América a expresarse en similar sentido.
Reclamamos, en especial:
– Respeto a la voluntad del pueblo de Haití incluyendo sus demandas de anulación del viciado proceso electoral en curso, construcción de una transición libre y democrática y eliminación de todos los decretos ilegales adoptados por el gobierno saliente en ausencia del control parlamentario;
– El fin de toda injerencia extranjera en los asuntos internos del pueblo haitiano;
– El cese de la represión contra la movilización popular;
– Apoyo a la demanda de creación de una Comisión de Auditoría, Verdad, Justicia y Reparación para investigar las denuncias de malversación, despilfarro y corrupción contra el gobierno saliente;
– Apoyo a los esfuerzos populares haitianos para encaminar un debate nacional que contribuye a recuperar su soberanía después de 100 años de ocupación y definir el camino de un proceso verdadero de reconstrucción nacional;
– El retiro de la MINUSTAH y la disponibilidad de los recursos hasta ahora destinados a su mantenimiento para la provisión de agua y sanitación para toda la población;
– El reconocimiento de parte de Naciones Unidas de su responsabilidad criminal en la epidemia del cólera y justicia y reparación para las víctimas.
Asimismo instamos, a los gobiernos de América latina y el Caribe en especial, a un cambio profundo en la política hacia Haití, incluyendo tanto el fin de la indignante y vergonzante participación en la ocupación de un país hermano, prócer de la independencia de toda nuestra región y de la proclamación de nuestros derechos como personas y como pueblos, como también la adopción de una política de cooperación solidaria con esos derechos y las necesidades y alternativas que identifican el pueblo haitiano.
¡¡ Viva Haití libre y soberano !!
¡¡Viva la solidaridad entre los pueblos !!
¡¡Abajo la farsa electoral y la ocupación centenaria!!
¡¡Fuera la MINUSTAH de Haití!!
Comité argentino de solidaridad por el retiro de las tropas y el fin de la ocupación de Haití
Diálogo 2000 – Jubileo Sur Argentina
Central de Trabajadores Argentinos – Autónoma
Resumen Latinoamericano
Unidad Popular
Movimiento Popular Patria Grande