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Aristide vuelve a Haití siete años después

Fuentes: Agencias

El expresidente haitiano Jean Bertrand Aristide vuelve al país caribeño en vísperas de unas elecciones cruciales, siete años después de verse obligado al exilio por grandes protestas sociales y la pérdida del apoyo internacional. La casa de Aristide, que fue el primer presidente democrático de Haití, está ya adornada con pequeñas banderas del país, uno […]

El expresidente haitiano Jean Bertrand Aristide vuelve al país caribeño en vísperas de unas elecciones cruciales, siete años después de verse obligado al exilio por grandes protestas sociales y la pérdida del apoyo internacional.

La casa de Aristide, que fue el primer presidente democrático de Haití, está ya adornada con pequeñas banderas del país, uno de los detalles con los que sus partidarios de Familia Lavalás, fuerza excluida del proceso electoral por razones formales, quieren darle una cálida bienvenida.

Lejos quedan los difíciles momentos que este antiguo sacerdote salesiano de 57 años vivió en 2003, que culminaron con su marcha el 29 de febrero de 2004, en medio de protestas generalizadas y de una insurrección. Aristide, que fue presidente dos mandatos, parecía entonces la única opción democrática a las continuas crisis de este país caribeño antigua colonia de Francia y el más pobre de América.

Nacido en Port-Salut, sur de Haití, el 15 de julio de 1953, Aristide llegó por primera vez a la Presidencia el 7 de febrero de 1991 tras ganar unas elecciones que ponían fin a tres décadas de la dictadura de la familia Duvalier (1957-86) y varios gobiernos inestables que le sucedieron en la década de 1980. Había ejercido el sacerdocio en Cité Soleil, el mayor y más pobre de los barrios de Puerto Príncipe, donde desarrolló una intensa labor social. Simpatizante de la Teología de la Liberación, fue acusado de fomentar el odio y la violencia entre clases y expulsado de la Iglesia católica en 1988. Desde entonces, dedicó todos sus esfuerzos a la política.

Una gestión llena de sobresaltos

En las elecciones de 1990 consiguió el 67% de los votos como candidato por el Frente Nacional para el Cambio y la Democracia. Pero su gestión comenzó con sobresaltos, cuando un mes antes de la investidura el exministro de Interior y Defensa Roger Lafontant intentó encabezar un golpe militar que fue sofocado. El nuevo presidente no logró acallar el malestar en el Ejército y siete meses después de acceder al poder fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el general Raoul Cedras.

Aristide se exilió en Venezuela y en Washington. Tras intensas gestiones internacionales, volvió a Haití acompañado de una tropa multinacional encabezada por Estados Unidos y ocupó de nuevo la Presidencia en octubre de 1994. Un año más tarde disolvió el Ejército y formó un cuerpo de policía que cuenta actualmente con más de 9.000 agentes.

René Préval, amigo y colaborador de Aristide, le sucedió en la Presidencia al ganar las elecciones de diciembre de 1995 y permaneció en el poder hasta 2001, año que dejó de nuevo el poder al exsacerdote. Las elecciones de 2000 dieron a Aristide un triunfo abrumador (91,69% de los votos) y el control total de Haití. Pero las denuncias de fraude motivaron la retirada del apoyo de la comunidad internacional al comenzar su segundo mandato, que debía concluir en 2006.

La oposición, perseguida por Aristide, fue recuperando fuerzas y logró agruparse en la Convergencia Democrática, cuyos dirigentes rechazaron cualquier diálogo con el gobernante. La Organización de Estados Americanos (OEA) envió 23 misiones a Haití para mediar en la crisis y lograr la aplicación de la resolución 822 que establece, entre otras medidas, la formación de un consejo electoral en el que estarían representadas todas las fuerzas políticas y que debería preparar elecciones libres y democráticas. La oposición rechazó entonces cualquier diálogo con el poder al considerar que no se daban las circunstancias de transparencia y libertad que podrían hacer posible la consulta.

Frente a la oleada de violentas protestas que hubo en 2003 y una insurrección al inicio de 2004, que dejaron más de medio centenar de muertos y varias ciudades en manos de los grupos sublevados, Aristide no cesó de reiterar que no abandonaría el poder. «Sólo abandonaré el Palacio (Nacional) el 7 de febrero de 2006», repetía en referencia a la fecha en la que expiraba su mandato constitucional. Sin embargo, tuvo que dejar la Presidencia el 29 de febrero de 2004 y se refugió en la República Centroafricana para después trasladarse a Sudáfrica, desde donde ayer regresó a su país.