La Federación Nacional Campesina (FNC) anunció la realización de movilizaciones de sus miles de afiliados en protesta por la aprobación -por parte del gobierno- del uso de semillas transgénicas para la siembra de maíz y algodón. La autorización para ese tipo de producción la dió personalmente Federico Franco- quien ocupa la Presidencia de la República […]
La Federación Nacional Campesina (FNC) anunció la realización de movilizaciones de sus miles de afiliados en protesta por la aprobación -por parte del gobierno- del uso de semillas transgénicas para la siembra de maíz y algodón.
La autorización para ese tipo de producción la dió personalmente Federico Franco- quien ocupa la Presidencia de la República tras la destitución del mandatario Fernando Lugo- durante una reunión con los grandes empresarios del sector y la firma posterior de un decreto.
El Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas inscribió el 7 de julio en el Registro Nacional de Cultivares Comerciales la variedad de algodón transgénico de la multinacional Monsanto, del tipo «BT», se informó oficialmente.
La utilización de esas semillas, reclamada también por las multinacionales que acaparan la producción y exportación y venden además a Paraguay los productos químicos para el proceso agrícola, fue rechazada por los labriegos.
Además de la FNC, un total de 28 centrales campesinas e indígenas, junto a instituciones ambientalistas y de defensa de los derechos humanos, exigieron al Ministerio de Salud y a la Secretaria del Ambiente publicar los argumentos utilizados para liberar el maíz transgénico.
Igualmente, dejaron claro la responsabilidad del gobierno en la garantía de que estas semillas no impacten de manera negativa en los cultivos y alimentos, así como en el terreno.
Los trabajadores rurales denuncian que, tanto los herbicidas vendidos por las mencionadas transnacionales, como el uso de tales semillas, es incluso nocivo a la salud de los agricultores y sus familias y dañan fuertemente las tierras inutilizándolas para otros cultivos.
El reclamo de las organizaciones incluye la demanda a las multinacionales y grandes empresarios nacionales de exhibir estudios completos y contundentes sobre la inocuidad alimentaria y el impacto en el medioambiente de estos cultivos ahora autorizados por el Ejecutivo.
Según sostienen, muchos análisis científicos de todo el mundo prueban los efectos negativos del maíz transgénico en la salud humana, las consecuencias nocivas sobre el equilibrio ambiental y la contaminación genética de las especies locales.