Desde el 10 de julio miles de campesinos llegaron hasta Asunción, acampan en las plazas frente al Congreso Nacional y realizan constantes movilizaciones solicitando que las autoridades escuchen su reclamos y puedan disponer de mecanismos que les permitan salir de la crisis económica en que se encuentran, donde el telón de fondo es que la […]
Desde el 10 de julio miles de campesinos llegaron hasta Asunción, acampan en las plazas frente al Congreso Nacional y realizan constantes movilizaciones solicitando que las autoridades escuchen su reclamos y puedan disponer de mecanismos que les permitan salir de la crisis económica en que se encuentran, donde el telón de fondo es que la agricultura campesina corre serio riesgo de seguir disminuyendo o en el peor de los casos extinguirse.
En contrapartida el avance de los agronegocios con el rubro de la soja goza de buena salud y apoyo gubernamental absoluto. Según los datos revelados por el investigador Guillermo Ortega, en un periodo de 12 años hubo una reducción del 51% tierras destinadas a la agricultura campesina, mientras que el agronegocio se expandió en 130%.
A esto se puede sumar la grave situación que los aqueja en el campo, sin caminos, sin servicios de salud, con escasa o nula presencia social del Estado, el pago a sus productos son irrisorios, no obstante, el capital financiero siempre al asecho con créditos vacíos de sentido social y la latente amenaza de perder sus tierras, es decir, perderlo todo,
Las organizaciones campesinas se nuclearon en un espacio denominado Coordinación Nacional Intersectorial (CNI), desde donde pacientemente, pero con determinación vienen exigiendo que el Estado se involucre para un plan de salvatage a la agricultura familiar campesina. Así han elaborado una propuesta de ley que han presentado a la cámara de Senadores para su estudio correspondiente.
Al fervor de la lucha y la presión ejercida en la capital paraguaya, los campesinos lograron torcer la fría política que se ejerce desde ese lugar llamado Parlamento, y con varios días de movilizaciones consiguieron la aprobación en la Cámara de Senadores y Diputados. Demostrando una vez más el alto grado organizativo y de conciencia que caracteriza al campesinado paraguayo.
Cartes se encargó que la victoria campesina dure poco y en menos de 48 horas rechazó el proyecto. Todo vuelve a iniciar, el largo, tedioso y burocrático proceso es una carga pesada para las organizaciones campesinas, que deberán conseguir que las cámaras legislativas vuelvan a tratar el proyecto y rechazar el veto presidencial. Los próximos días serán cruciales para que las protestas se impongan ante la negativa gubernamental y puedan levantarse con una conquista, se entra en una etapa definitoria para los problemas del campesinado.
A la vez, durante el tiempo que transcurren las movilizaciones campesinas, desde el poder político, económico y mediático se extiende una verdadera guerra contra los humildes agricultores, situándolos como ese «cuerpo extraño» insertado en el microcentro de la ciudad y hay que convercer al imaginario social de la necesidad de extirpar a los violentos, haraganes y sucios que mantienen rehenes a «la ciudadanía«. Quizás hallando el camino para una posible salida violenta a la crisis campesina, es decir legitimar una futura represión sobre los manifestantes (esto lo veremos con el transcurrir de los días). Los trabajos de Vigarello expresan con suficientes argumentos esta lógica de pensamiento impulsada desde las élites, la ideología de lo limpio, compenetra con la ideología de la propiedad, de la gobernabilidad neoliberal para legitimar la represión social.
La respuesta adversa por parte del gobierno a campesinos movilizados, permite entender en la práctica que los movimientos populares no tienen espacios ni están representados en los gobiernos de extrema derecha, que son tiempos difíciles, en que las solidaridad de clase y la unidad son componentes indispensables para arrebatar alguna conquista a los gobiernos que someten sus políticas a los capitales extranjeros, en combinación con mafias locales y regionales.