Los índices de precios están alcanzando los niveles más altos de los últimos treinta años ante la pasividad de las instituciones que nos habían asegurado que son las únicas que podrían evitarlo, los bancos centrales.
Los índices de precios están alcanzando los niveles más altos de los últimos treinta años ante la pasividad de las instituciones que nos habían asegurado que son las únicas que podrían evitarlo, los bancos centrales.
La pandemia por el COVID19 está siendo funcional a la ofensiva del capital contra el trabajo, la naturaleza y la sociedad. En efecto, la reestructuración regresiva del orden capitalista, política esencial de la salida de la crisis de los 60/70, nominada como “neoliberalismo”, se profundiza en esta coyuntura de convergencia de crisis sanitaria y económica.
Frente a la pandemia de la Covid-19, que comenzó a fines de 2019 y comienzos del 2020, según los países, la respuesta de los gobiernos de los países que forman parte tradicionalmente de las potencias imperialistas (Europa occidental, Estados Unidos y Canadá, Japón, Australia-Nueva Zelanda) y de las grandes compañías farmacéuticas privadas ampliaron la brecha entre el Norte global y el Sur global
Las enfermedades y los traumatismos relacionados con el trabajo provocaron la muerte de 1,9 millones de personas en 2016, según las estimaciones conjuntas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT): la mayoría de las muertes se debieron a enfermedades respiratorias y cardiovasculares.