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China y EE.UU.: El operativo psicológico «derechos humanos en Tibet».

Fuentes: Global Research

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

El tema de los derechos humanos se ha convertido en la página central de la desinformación mediática.

China no es un modelo de derechos humanos, pero tampoco lo son EE.UU. y su indefectible aliado británico, responsables por vastos crímenes de guerra y violaciones de los derechos humanos en Iraq y en todo el mundo. EE.UU. y sus aliados, que defienden la práctica de la tortura, de asesinatos políticos y del establecimiento de campos secretos de detención, siguen siendo presentados a la opinión pública como modelos de democracia occidental a ser emulados por los países en desarrollo, en contraste con Rusia, Irán, Corea del Norte y la República Popular China.

Los «dobles raseros» en los derechos humanos

Mientras se destacan las presuntas violaciones de derechos humanos de China en relación con Tibet, no mencionan la reciente ola de asesinatos en Iraq y Palestina. Los medios de información occidentales apenas se dan por enterados del quinto «aniversario» de la «liberación» de Iraq y del balance de asesinatos patrocinados por EE.UU. y de atrocidades perpetradas contra toda una población, en nombre de la «guerra global contra el terrorismo.»

Hay más de 1,2 millones de muertes civiles iraquíes, 3 millones de heridos. La Alta Comisión para Refugiados de Naciones Unidas (UNHCR) indica una cifra de 2,2 millones de refugiados iraquíes que han huido de su país y de 2,4 millones de «personas desplazadas en el interior».

«La población de Iraq cuando ocurrió la invasión de EE.UU. en marzo de 2003 era de aproximadamente 27 millones, y ahora es de aproximadamente 23 millones. Una aritmética elemental indica que actualmente más de la mitad de la población de Iraq son o refugiados, necesitados de ayuda de emergencia, heridos, o muertos.» (Dahr Jamail, Global Research, diciembre de 2007)

El tablero de ajedrez geopolítico

Hay objetivos geopolíticos profundamente arraigados tras la campaña contra la dirigencia china.

Los planes de guerra de EE.UU.-OTAN-Israel en relación con Irán están en un estado avanzado de preparación. China tiene vínculos económicos así como un acuerdo bilateral de cooperación militar de gran alcance con Irán. Además, China es también aliada de Rusia, Kazajstán, la República Kirguisa, Tayijistán y Uzbekistán en el contexto de la Organización de Cooperación de Shangai (SCO). Desde 2005, Irán tiene estatus de miembro observador dentro de la SCO.

Por su parte, la SCO tiene lazos con la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), un acuerdo común de cooperación militar entre Rusia, Armenia, Belarús, Uzbekistán, Kazajstán, la República Kirguisa, Tayikistán.
En octubre del año pasado la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) y la Organización de Cooperación de Shangai (SCO) firmaron un Memorando de Acuerdo, estableciendo los fundamentos para la cooperación militar entre las dos organizaciones. Este acuerdo SCO-CSTO, apenas mencionado por los medios occidentales, involucra la creación de una alianza militar hecha y derecha entre China, Rusia y los Estados miembro de SCO/CSTO. Vale la pena señalar que la SCTO y la SCO realizaron ejercicios militares conjuntos en 2006, que coincidieron con los realizados por Irán. (Para más detalles vea «Russia and Central Asian Allies Conduct War Games in Response to US Threats,» de Michel Chossudovsky, Global Research, agosto de 2006)

En el contexto de los planes de guerra de EE.UU. dirigidos contra Irán, EE.UU. también se propone debilitar a los aliados de Irán, a saber Rusia y China. En el caso de China, Washington busca desestabilizar los lazos bilaterales de Beijing con Teherán, así como el acercamiento de Irán con la SCO, que tiene su central en Beijing.

China es aliada de Irán. La intención de Washington es utilizar las presuntas violaciones de los derechos humanos de Beijing como pretexto para tener en la mira a China, aliada de Irán.

A este respecto, una operación militar dirigida contra Irán sólo puede tener éxito si se daña la estructura de las alianzas militares que vinculan a Irán con China y Rusia. Es algo que el Canciller alemán Otto von Bismarck comprendió en relación con la estructura de alianzas militares rivales prevalecientes antes de la Primera Guerra Mundial. La Triple Alianza fue un acuerdo que Alemania, el Imperio Austro-Húngaro e Italia formaron en 1882. La Triple Alianza llegó a su fin en 1914, cuando Italia se retiró de ella y declaró su neutralidad, llevando al estallido de la Primera Guerra Mundial.

Cerco alrededor de China

Con la excepción de la frontera norte, que limita con la Federación Rusa, Mongolia y Kazajstán, China está rodeada por bases militares de EE.UU.

El corredor eurasiático

Desde la invasión y ocupación de Afganistán en 2001, EE.UU. tiene una presencia militar en la frontera occidental de China, en Afganistán y Pakistán. EE.UU. se propone establecer bases militares permanentes en Afganistán, que ocupa una posición estratégica que limita con las antiguas repúblicas soviéticas, China e Irán.

Además, EE.UU. y la OTAN también han establecido desde 1996, lazos militares con varias antiguas repúblicas soviéticas bajo el GUUAM (Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaiján y Moldava). En la era post 11-S, Washington ha utilizado el pretexto de la «guerra global contra el terrorismo» para desarrollar una presencia militar de EE.UU. en los países del GUUAM. Uzbekistán se retiró del GUUAM en 2002. (Ahora llaman a la organización GUAM).

China también tiene intereses petroleros en Eurasia, así como en África subsahariana, que afectan intereses petroleros anglo-estadounidenses.

Lo que está en juego es el control geopolítico sobre el corredor eurasiático.

En marzo de 1999, el Congreso de EE.UU. adoptó la Ley de Estrategia de la Ruta de la Seda, que definió los amplios intereses económicos y estratégicos de EE.UU. en una región que se extiende del Mediterráneo oriental a Asia Central. La Estrategia de la Ruta de la Seda (SRS) describe un marco para al desarrollo del imperio de los negocios de EE.UU. a lo largo de un amplio corredor geográfico.

La exitosa implementación de la SRS requiere la «militarización» concomitante de todo el corredor eurasiático como medio para asegurar el control sobre amplias reservas de petróleo y gas, así como para «proteger» rutas de conductos y corredores comerciales. Esta militarización se dirige en gran parte contra China, Rusia e Irán.

La militarización del Mar del Sur de China y del Estrecho de Taiwán forma también parte integral de esta estrategia que, en la era post 11-S, consiste en el despliegue «en varios frentes.»

Además, sigue siendo en la era post Guerra Fría un objetivo para un primer golpe nuclear de EE.UU.

En las Revisiones de la Postura Nuclear de 2002 (NPR), China y Rusia son identificados junto con una lista de «Estados canallas» como posibles objetivos para un ataque nuclear preventivo de EE.UU. China es mencionada en las NPR como «un país que podría estar involucrado en una contingencia inmediata o potencial».

Específicamente, las NPR mencionan una confrontación militar por el estatus de Taiwán como uno de los escenarios que podrían conducir a Washington a utilizar armas nucleares contra China.

China ha sido cercada. Las fuerzas armadas de EE.UU. están presentes en el Mar del Sur de China y en el Estrecho de Taiwán, en la península corana y el Mar de Japón, así como en el corazón de Asia Central y en la frontera occidental de la región autónoma Xinjiang-Uigur. Además, como parte del cerco de China, «Japón ha estado amalgamando y armonizando gradualmente sus políticas militares con aquellas de EE.UU. y la OTAN.» (Vea Mahdi Darius Nazemroaya, «Global Military Alliance: Encircling Russia and China,» Global Research, 10 de mayo de 2007)

Debilitando a China desde el interior – apoyo clandestino a movimientos secesionistas

Consecuente con su política de debilitar y terminar por despedazar la República Popular China, Washington apoya a movimientos secesionistas tanto en Tibet como en la región autónoma Xinjiang-Uigur que limita con el noreste de Pakistán y Afganistán.

En Xinjiang-Uigur, el espionaje paquistaní (ISI), actuando en vinculación con la CIA, apoya a varias organizaciones islamistas. Estás últimas incluyen al Partido Reformista Islámico, a la Alianza de Unidad Nacional del Este de Turkestán, la Organización de Liberación Uigur y el Partido del Yihád Centroasiático Uigur. Varias de estas organizaciones islámicas han recibido apoyo y entrenamiento de al Qaeda, que es un recurso patrocinado por el espionaje de EE.UU. El objetivo declarado de esas organizaciones islámicas basadas en China es el «establecimiento de un califato islámico en la región» (Para más detalles vea «America’s War on Terrorism,» de Michel Chossudovsky, Global Research, Montreal, 2005, capítulo 2).

El califato integraría a Uzbekistán, Tayikistán, Kirguiztán (Turkestán Occidental) y la región autónoma Uigur de China (Turkestán Oriental) en una sola entidad política.

El «proyecto del califato» se entromete en la soberanía territorial china. Apoyado por varias «fundaciones» wahabíes de los Estados del Golfo, el secesionismo en la frontera occidental de China es, una vez más, consecuente con los intereses estratégicos de EE.UU. en Asia Central. Mientras tanto, un poderoso lobby basado en EE.UU. canaliza apoyo a fuerzas separatistas en Tibet.

Al promover tácticamente la secesión de la región Xinjiang-Uigur (utilizando al ISI paquistaní como «intermediario») Washington trata de provocar un proceso más amplio de desestabilización política y ruptura de la República Popular China. Aparte de estas diversas operaciones clandestinas, EE.UU. ha establecido bases militares en Afganistán y en varias ex repúblicas soviéticas, directamente en la frontera oeste de China.

La militarización del Mar del Sur de China y del Estrecho de Taiwán forma también parte integral de esta estrategia.

Las asonadas de Lhasa

Los violentos disturbios en la capital de Tibet a mediados de marzo fueron un evento cuidadosamente puesto en escena. Inmediatamente después, fue lanzada una campaña de desinformación en los medios apoyada por declaraciones políticas de dirigentes occidentales dirigidas contra China.

Existen indicios de que los servicios de inteligencia de EE.UU. jugaron un papel entre bastidores en lo que varios observadores han descrito como una operación cuidadosamente premeditada. (Vea nuestro análisis a continuación.)

Lo ocurrido en Lhasa a mediados de marzo no fue un movimiento «pacífico» de protesta espontáneo como lo describieron los medios occidentales. Los disturbios que involucraron a una banda de gángsteres fueron premeditados. Habían sido cuidadosamente planificados. Activistas tibetanos en India, asociados con el gobierno en exilio del Dalai Lama «insinuaron que ciertamente esperaban los disturbios. Pero se niegan a explicar cómo lo supieron o quiénes fueron sus colaboradores» (Guerilla News)

Las imágenes no sugieren una manifestación masiva de protesta, sino más bien una asonada dirigida por unos pocos cientos de individuos. En la asonada participaron monjes budistas. Según China Daily (31 de marzo de 2008), el Congreso de la Juventud Tibetana (TYC) basado en India, considerado por China como «una organización de la línea dura» afiliada al Dalai Lama, también tuvo que ver con la violencia. Los campos de entrenamiento del TYC son financiados por la Fundación Nacional por la Democracia (NED) de EE.UU.

Haga clic para ver vídeo de los disturbios de Lhasa [en inglés]
Las secuencias en vídeo confirman que civiles fueron apedreados, golpeados y en algunos casos asesinados. La mayoría de las víctimas fueron chinos han. Por lo menos diez personas fueron quemadas hasta la muerte como resultado de actos de incendio premeditado, según declaraciones del gobierno de Tibet. Estas declaraciones fueron confirmadas por varios testigos presenciales. Según un informe de China Daily:

«cinco dependientes de una tienda de vestimentas fueron quemados hasta la muerte antes de que tuvieran alguna posibilidad de escapar. Un hombre de 1,7 metros de alto llamado Zuo Yuancun fue quemado hasta que sólo quedaron trozos de carne y su esqueleto. A un trabajador inmigrante lo apuñalaron gángsteres en el hígado y se desangró. Una mujer fue fuertemente golpeada por los atacantes y le cortaron una oreja.» (People’s Daily, 22 de marzo de 2008)

Mientras tanto, los medios occidentales describieron a la ligera los saqueos e incendios premeditados como una «manifestación pacífica» reprimida por las autoridades chinas mediante el uso de la fuerza. No hay informes exactos (de fuentes noticiosas chinas y occidentales) sobre la naturaleza de la operación de la policía china lanzada para reprimir los disturbios. Los informes de la prensa occidental mencionan el despliegue de más de 1.000 soldados y policías en la capital tibetana.

Atacaron negocios y escuelas, incendiaron coches. Según informes chinos, hay 22 muertos y 623 heridos. «Los revoltosos incendiaron más de 300 sitios, sobre todo casas particulares, tiendas y escuelas, y destruyeron vehículos e incendiaron instalaciones públicas.»

La planificación de los disturbios fue coordinada con la campaña de desinformación en los medios, que acusó a los chinos de haber instigado los saqueos y los incendios. El Dalai Lama acusó a Beijing de «disfrazar a sus soldados de monjes» para dar la impresión de que monjes budistas estaban detrás de los disturbios. Las afirmaciones se basaron en una fotografía de hace cuatro años de soldados vistiéndose de monjes en una presentación teatral.

El periódico chino continental {People’s Daily] dijo que las fuerzas de seguridad que estaban reprimiendo los disturbios en Lhasa no podrían posiblemente haber vestido los uniformes mostrados en la fotografía porque eran uniformes de verano, inadecuados para el frío clima de marzo.

También dijo que la PAP (Policía Popular Armada) había pasado a usar nuevos uniformes en 2005, con insignias en las hombreras. Los policías armados que aparecen en la fotografía visten uniformes de antiguo estilo que fueron eliminados después de 2005… Xinhua [agencia noticiosa china] dijo que la fotografía fue tomada durante una representación de hace años, cuando los soldados emprestaron túnicas de los monjes antes de actuar en el escenario.

La afirmación del Dalai Lama de que las autoridades chinas habían instigado los disturbios, citada en los medios occidentales, se apoya en una declaración de un ex responsable del Partido Comunista, el señor Ruan Ming quien «afirma que el PCC puso cuidadosamente en escena los incidentes en Tibet para imponer la renuncia del Dalai Lama y para justificar una futura represión de los tibetanos. El señor Ruan Ming escribía discursos para el ex Secretario General de PCC Hu Yaobang.» (citado en The Epoch Times)

El papel de los servicios de inteligencia de EE.UU.

La organización de los disturbios en Lhasa forma parte de un modelo constante. Constituye un intento de provocar conflictos étnicos en China. Sirve los intereses de la política extranjera de EE.UU.

¿En qué medida jugaron los servicios de inteligencia de EE.UU. un papel oculto en la actual ola de protestas respecto a Tibet?

Considerando la naturaleza clandestina de las operaciones de inteligencia, no existe una evidencia tangible de participación directa de la CIA. Sin embargo, hay varias organizaciones tibetanas vinculadas al «gobierno en exilio» de Tibet de las que se sabe que son apoyadas por la CIA y / o por las organización de fachada civil de la CIA, la Fundación Nacional por la Democracia (NED).

La participación de la CIA en la canalización del apoyo clandestino para el movimiento secesionista tibetano se origina a mediados de los años cincuenta. El Dalai Lama estuvo en la nómina de la CIA desde fines de 1950 hasta 1974.

La CIA realizó una gran campaña de acción encubierta contra los comunistas chinos en Tibet desde 1956. Esto llevó a un desastroso levantamiento sangriento en 1959, que dejó a decenas de miles de tibetanos muertos, mientras el Dalai Lama y unos 100.000 de sus seguidores se vieron obligados a huir por los traicioneros pasos de los Himalaya hacia India y Nepal.

La CIA estableció un campo secreto de entrenamiento militar para los combatientes de la resistencia del Dalai Lama en Camp Hale cerca de Leadville, Colorado, en EE.UU. Las guerrillas tibetanas fueron entrenadas y equipadas por la CIA para la guerra de guerrillas y operaciones de sabotaje contra China comunista.

Las guerrillas entrenadas por EE.UU. realizaron regularmente ataques en Tibet, dirigidos a veces por mercenarios contratados por la CIA y apoyadas por aviones de la CIA. El programa original de entrenamiento terminó en diciembre de 1961, aunque el campo en Colorado parece haber permanecido abierto hasta por lo menos 1966.

La Fuerza de Tareas Tibetana de la CIA creada por Roger E McCarthy, junto al ejército de guerrilla tibetano, continuó la operación bajo el nombre de código «ST CIRCUS» para acosar a las fuerzas de ocupación chinas durante otros 15 años hasta 1974, cuando cesó la participación oficialmente reconocida.

McCarthy, quien también sirvió como jefe de la Fuerza de Tareas Tibet en el clímax de sus actividades desde 1959 hasta 1961, pasó posteriormente a dirigir operaciones similares en Vietnam y Laos.

A mediados de los años sesenta, la CIA cambió su estrategia de lanzar en paracaídas a guerrilleros y agentes de inteligencia dentro de Tibet a establecer el Chusi Gangdruk, un ejército de guerrilla de unos 2.000 combatientes de etnia Khamba en bases como ser Mustang en Nepal.

Esa base fue recién cerrada en 1974 por el gobierno nepalés después de ser sometido a una tremenda presión de Beijing.

Después de la Guerra de Indochina de 1962, la CIA desarrolló una estrecha relación con los servicios indios de inteligencia en el entrenamiento y en el suministro de agentes en Tibet- (Richard Bennett, «Tibet, the ‘great game’ and the CIA,» Global Research, marzo de 2008)

La Fundación Nacional por la Democracia (NED)

La Fundación Nacional por la Democracia (NED), que canaliza apoyo financiero a grupos de oposición favorables a EE.UU. en todo el mundo ha jugado un papel significativo provocando «revoluciones de terciopelo» que sirven los intereses geopolíticos y económicos de Washington.

La NED, aunque formalmente no es parte de la CIA, realiza una importante función de inteligencia dentro de la arena de los partidos políticos civiles y las ONGs. Fue creada en 1983, cuando la CIA estaba siendo acusada de sobornar clandestinamente a políticos y de establecer ficticias organizaciones fachada de la sociedad civil. Según Allen Weinstein, quien fue responsable de establecer la NED durante el gobierno de Reagan: «Gran parte de lo que hacemos actualmente fue hecho en forma clandestina hace 25 años por la CIA.» (‘Washington Post’, 21 de septiembre de 1991).

La NED suministró fondos a organizaciones de la «sociedad civil» en Venezuela, que iniciaron un intento de golpe contra el presidente Hugo Chávez. En Haití, la NED apoyó a grupos de oposición que organizaron la insurrección armada que contribuyó al derrocamiento del presidente Bertrand Aristide en febrero de 2004. El golpe de Estado en Haití fue el resultado de una operación militar y de inteligencia cuidadosamente preparada. (Vea Michel Chossudovsky: «The Destabilization of Haiti,» Global Research, febrero de 2004)

La NED financia a una serie de organizaciones tibetanas tanto dentro de China como en el extranjero. La organización más destacada por la independencia de Tibet favorable al Dalai Lama financiada por la NED es la Campaña Internacional por Tibet (ICT), fundada en Washington en 1988. La ICT tiene oficinas en Washington, Amsterdam, Berlín y Bruselas. A diferencia de otras organizaciones tibetanas financiadas por la NED, la ICT tiene una relación estrecha, cómoda e «imbricada» con la NED y el Departamento de Estado de EE.UU.

Algunos de los directores de la ICT son también miembros integrantes de los círculos gobernantes «promotores de la democracia», e incluyen a Bette Bao Lord (quien es presidenta de Freedom House [Casa de la Libertad], y directora de Freedom Forum [Foro de la Libertad]), Gare A. Smith (quien sirvió previamente como el principal vice-secretario adjunto del Buró de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado de EE.UU., Julia Taft (que es ex directora del NED, ex Vicesecretaria de Estado y Coordinadora Especial para Temas Tibetanos de EE.UU., ha trabajado para USAID, y también sirvió como Presidenta y directora ejecutiva de InterAction y, finalmente, Mark Handelman (quien es también director de la Coalición Nacional por los Derechos Haitianos, una organización cuyo trabajo está vinculado ideológicamente a las intervenciones de larga duración de la NED en Haití).

El consejo de asesores de la ICT también presenta a dos individuos que están estrechamente ligados a la NED, Harry Wu, y Qiang Xiao (quien es ex director ejecutivo de Derechos Humanos en China, financiada por la NED).

Como su consejo de directores, el consejo internacional de asesores de la ICT incluye a numerosos notables ‘democráticos’ como ser Vaclav Havel, Fang Lizhi (quien era en 1995 – por lo menos – miembro del consejo de Derechos Humanos en China), José Ramos-Horta (quien sirve en el consejo asesor internacional para el Proyecto de Coalición Democracia), Kerry Kennedy (quien es director del Centro Información China financiado por la NED), Vytautas Landsbergis (quien es un patrono internacional de la neoconservadora Henry Jackson Society basada en Gran Bretaña) y, hasta su reciente muerte, la «partera de los neoconservadores» Jeane J. Kirkpatrick (quien también estuvo vinculada a grupos ‘democráticos’ como Freedom House y la Fundación para la Defensa de Democracias). (Michael Barker, «Democratic Imperialism»: Tibet, China, and the National Endowment for Democracy» Global Research, 13 de agosto de 2007)

Otras organizaciones para Tibet financiadas por la NED incluyen a Estudiantes por un Tibet Libre (SFT). a la que nos referimos anteriormente. La SFT fue fundada en 1994 en la Ciudad de Nueva York «como un proyecto del Comité Tibet de EE.UU., y de la Campaña Internacional por Tibet (ICT) financiada por la NED. La SFT es conocida sobre todo por el despliegue de una pancarta de 138 metros sobre la Gran Muralla en China; pidiendo un Tibet libre. (F. William Engdahl, «Risky Geopolitical Game: Washington Plays ‘Tibet Roulette’ with China,» Global Research, abril de 2008

La SFT junto con cinco otras organizaciones por Tibet proclamaron en enero pasado «el inicio de un ‘levantamiento del pueblo tibetano’… y cofundaron una oficina temporal a cargo de coordinación y financiamiento.» (Ibíd.)

«La NED también financia el Centro Multimedia Tibet para ‘diseminación de información que aborda la lucha por derechos humanos y democracia en Tibet,» también basada en Dharamsala. Y la NED financia el Centro Tibetano por Derechos Humanos y Democracia. (Ibíd.)

Existe una división de tareas entre la CIA y la NED. Mientras la CIA provee apoyo clandestino a grupos rebeldes paramilitares armados y a organizaciones terroristas, la NED financia a partidos políticos «civiles» y a organizaciones no gubernamentales a fin de instalar la «democracia» estadounidense en todo el mundo.

La NED constituye, por así decir, el «brazo civil» de la CIA. Las intervenciones de CIA-NED en diferentes partes del mundo se caracterizan por un modelo coherente, que es aplicado en numerosos países.

Operación psicológica: Desacreditar a la dirigencia china

El objetivo a breve plazo es desacreditar a la dirigencia china en los meses anteriores a los Juegos Olímpicos de Beijung, mientras también se utiliza la campaña por Tibet para distraer la opinión pública de la guerra en Oriente Próximo y de los crímenes de guerra cometidos por EE.UU., la OTAN, e Israel.

Las presuntas violaciones de derechos humanos de China son destacadas como una distracción, para prestar una cara humana a la guerra dirigida por EE.UU. en Oriente Próximo.

Los planes de guerra patrocinados por EE.UU. contra Irán son ahora aceptados y justificados como resultantes de un incumplimiento de Teherán con las exigencias de la «comunidad internacional».

Mientras Tibet ocupa los titulares, la verdadera crisis humanitaria en Oriente Próximo no justifica una noticia de primera plana.

De un modo más general, el tema de los derechos humanos es deformado: las realidades son puestas cabeza abajo, los vastos crímenes cometidos por EE.UU. y sus socios de la coalición son ocultados o justificados como un medio de proteger a la sociedad contra terroristas.

Se ha instalado un «doble rasero» en la evaluación de las violaciones de derechos humanos. En Oriente Próximo, la matanza de civiles es categorizada como daño colateral. Es justificada como parte de la «guerra global contra el terrorismo.» Se dice que las víctimas son responsables por sus propias muertes.

La antorcha olímpica

Han movilizado manifestaciones cuidadosamente cronometradas en las capitales occidentales por las violaciones de derechos humanos en China.

Un boicot parcial de los juegos olímpicos parece estar en vías de ejecución. El Ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner (fuerte protagonista de los derechos de EE.UU, relacionado con los Bilderbergs), ha llamado a un boicot de las ceremonias de apertura de la Olimpíada. Kouchner dijo que la idea debería ser discutida en una reunión de los ministros de exteriores de la UE.

La antorcha olímpica fue encendida en una ceremonia en Grecia, que fue perturbada por «activistas pro-Tibet» auspiciados por «Reporteros sin Fronteras», una organización de la que se sabe que tiene vínculos con los servicios de inteligencia de EE.UU. (Vea, Diana Barahona, «Reporters Without Borders Unmasked,» mayo de 2005). «Reporteros Sin Fronteras» también recibe apoyo de la Fundación Nacional por la Democracia (NED).

La antorcha olímpica es simbólica. La operación psicológica (PsyOp) consiste en apuntar a la antorcha olímpica en los meses antes de la Olimpíada de Beijing.

En cada fase de este proceso, la dirigencia china es denigrada por los medios occidentales.

Implicaciones económicas globales

La campaña por Tibet dirigida contra la dirigencia china podría resultar ser un tiro por la culata.

Estamos en la encrucijada de la crisis económica y financiera más seria de la historia moderna. La crisis económica que se desarrolla tiene una relación directa con la aventura militar patrocinada por EE.UU. en Oriente Próximo y Asia Central.

China juega un papel estratégico ante el expansionismo militar de EE.UU. Hasta ahora no ha utilizado su poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidos en relación con las diversas resoluciones del Consejo de Seguridad patrocinadas por EE.UU. dirigidas contra Irán.

China también tiene un papel central en el sistema económico y financiero global.

Como resultado de un superávit comercial acumulado con EE.UU., China posee ahora 1,5 billones de dólares en instrumentos de la deuda de EE.UU. (incluyendo bonos del Tesoro de EE.UU.) Tiene la capacidad de desestabilizar significativamente los mercados monetarios internacionales. El dólar de EE.UU. caería a niveles aún más bajos, si China vendiera sus tenencias de títulos denominadas en dólares. (Para más detalles vea: F. William Engdahl, obra citada)

Además, China es el mayor productor de una vasta gama de bienes manufacturados que constituyen, para Occidente, una parte importante del consumo mensual doméstico. Los gigantes del comercio minorista occidental se basan en el continuo a ininterrumpido flujo de mercaderías industriales de bajo coste laboral desde China.

Para los países occidentales, la inserción de China en las estructuras del comercio, de las inversiones, de las finanzas y de los derechos de propiedad intelectual globales bajo la Organización Mundial de Comercio (OMC) es absolutamente crucial. Si Beijing decidiera reducir sus exportaciones manufacturadas «Made in China» a EE.UU. La frágil y decadente base manufacturera de EE.UU. no sería capaz de colmar la brecha, por lo menos a corto plazo.

Además, EE.UU. y sus socios de la coalición, incluyendo al Reino Unido, Alemania, Francia y Japón tienen importantes intereses de inversión en China. En 2001, EE.UU. y China firmaron un acuerdo comercial bilateral anterior al acceso de China a la OMC. Este acuerdo permite que inversionistas de EE.UU., incluyendo las principales instituciones financieras de Wall Street, se posicionen en el sistema financiero y comercial de Shangai así como en el mercado bancario interior de China.

Aunque China es, en algunos aspectos, la «colonia de mano de obra industrial barata» de Occidente, la relación de China con el sistema comercial global no está en absoluto a toda prueba.

La relación de China con el capitalismo global tiene sus raíces en la «Política de puertas abiertas» formulada inicialmente en 1979. (Michel Chossudovsky: «Towards Capitalist Restoration. Chinese Socialism after Mao,» Macmillian, Londres, 1986, capítulos 7 y 8)

Desde los años ochenta, China se ha convertido en el principal proveedor de bienes industriales a los mercados occidentales. Cualquier amenaza contra China, y / o toda empresa militar dirigida contra los aliados eurasiáticos de China, incluyendo a Irán, podría desestabilizar potencialmente el vasto comercio de China en bienes manufacturados.

La base industrial orientada hacia la exportación de China es la fuente de una tremenda acumulación de riqueza en las economías capitalistas avanzadas. ¿Dónde se origina la riqueza de la familia Walton, propietarios de Walmart? Walmart no produce nada. Importa mercancías producidas con mano de obra barata «Made in China» y las revende en el mercado minorista de EE.UU. a hasta diez veces su precio de fábrica.

Este proceso de «desarrollo guiado por la importación» ha permitido que los países «industrializados» de Occidente cierren una buena parte de sus centros manufactureros. Por su parte, las fábricas con salarios bajos generan beneficios multimillonarios para las corporaciones occidentales, incluyendo a los gigantes del comercio minorista, que compran y / o subcontratan su producción a China.

Cualquier amenaza de naturaleza militar dirigida contra China podría tener consecuencias económicas devastadoras, que van mucho más allá de la familiar espiral ascendente en el precio del petróleo crudo.

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Michel Chossudovsky es autor del éxito de ventas internacional «The Globalization of Poverty», publicado en once idiomas. Es Profesor de Economía en la Universidad de Ottawa y director del Centro de Investigación de la Globalización, en www.globalresearch.ca. También es colaborador de la Enciclopedia Británica. Su libro más reciente es: «America’s ‘War on Terrorism», Global Research, 2005. Sus escritos han sido traducidos a más de 20 idiomas.

También es autor del primer estudio exhaustivo sobre la restauración del capitalismo en China, publicado hace más de veinte años. Michel Chossudovsky: «Towards Capitalist Restoration. Chinese Socialism after Mao,» Macmillian, Londres, 1986. Recientemente volvió de un viaje a China. Estuvo en Shangai y Beijing en marzo de 2008.

Michel Chossudovsky, America’s «War on Terrorism», Global Research, Montreal 2005

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