El pakistaní Kareem Khan probablemente temía que su esposa se desmoronara al ver el cadáver de su hijo, de apenas 18 años. Pero ella simplemente sonrío y le deseó un buen viaje al paraíso. «En el Islam, cuando una persona muere durante la guerra, va directo al cielo, y por eso no llevamos luto por […]
El pakistaní Kareem Khan probablemente temía que su esposa se desmoronara al ver el cadáver de su hijo, de apenas 18 años. Pero ella simplemente sonrío y le deseó un buen viaje al paraíso. «En el Islam, cuando una persona muere durante la guerra, va directo al cielo, y por eso no llevamos luto por su muerte», explicó Khan, y añadió que, al ser un «Hafiz», esto es, alguien que ha memorizado completamente el Corán, su hijo era «especial». «A estos, dicen, se les concede que 10 personas más se les unan en el paraíso», explicó Khan.
El 31 de diciembre de 2009, un avión no tripulado estadounidense lanzó misiles sobre el complejo de viviendas de Machikhel, en Waziristán del Norte, un área tribal fronteriza con Afganistán, en el noroeste pakistaní. Zainullah, su tío Asif Iqbal, un maestro y un obrero de la construcción murieron instantáneamente. «Ni teníamos a ningún combatiente en nuestra casa ni era un lugar de entrenamiento», dijo Khan. «Entonces, ¿por qué?».
Dirigidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, los aviones no tripulados tienen la misión de atacar a supuestos integrantes de la red radical islámica Al Qaeda y del movimiento islamista Talibán en las áreas tribales del noroeste pakistaní. Desde junio de 2004, se han lanzado unos 205 ataques de este tipo en esas zonas. Washington ha señalado que esta forma de ataque le ha permitido matar a muchos altos líderes terroristas y a sus aliados. Pero hay fuertes indicios de que estos «éxitos» han tenido un alto costo en la población civil, lo cual ha fomentado el odio hacia Estados Unidos entre los pakistaníes, algunos de los cuales sugieren que los ataques incluso han fortalecido a los combatientes islámicos.
Khan, periodista que trabaja para organizaciones de prensa como las cadenas Al Jazeera y Al Qudds, afirmó: «Esos infieles quieren acabar con los musulmanes. Nos llaman extremistas cuando todo lo que hacemos es llevar nuestras vidas de acuerdo con el Islam… dentro de los límites de nuestro hogar». Por su parte, el abogado Mirza Shahzad Akbar, indicó: «La CIA mata a miembros de las tribus y da a luz a toda una guardería de atacantes suicidas, beneficiando más a los talibanes que afectándolos».
El número exacto de muertes por los aviones no tripulados es desconocido. Pero la institución New America Foundation, con sede en Washington, estima la cifra entre 1.290 y 1.985, de los cuales sólo 32 eran «objetivos de alto valor». Akbar aseguró tener mucha evidencia para demostrar que los ataques habían causado un gran número de bajas civiles. «Las víctimas que han sido reveladas nos muestran que el título de ‘combatiente’ es usado en forma muy amplia» por Washington, afirmó. «No hay guerra entre Estados Unidos y Pakistán», señaló, «y por tanto esos ataques sólo pueden ser catalogados de ‘homicidio’ o ‘asesinato extrajudicial'».
Hace más de dos semanas, Akbar ayudó a Khan a exigirle a la CIA una compensación de 500 millones de dólares por el «asesinato ilegal» de Zainullah y Asif. En conversación telefónica con IPS desde Islamabad, la voz de Khan sonaba temblorosa y con furia. «No puedo perdonar a los estadounidenses por este asesinato ilegal… Si hubiera estado allí, lo juro, los hubiera cazado». Recientemente, Khan se unió a una decena de representantes de tribus fronterizas que viajaron a Islamabad y protestaron durante dos días frente a la sede del Parlamento.
Muhammad Faheem, de 18 años, se encontraba entre ellos. Este joven perdió su pierna izquierda y un ojo por el ataque de un avión no tripulado en 2009. Sin embargo, se considera afortunado, ya que fue el único sobreviviente de los nueve miembros de su familia. La experiencia, sin embargo, le dejó cicatrices físicas y psicológicas. «Cada vez que escucho el sonido de los aviones no tripulados, mi corazón comienza a saltar. No me puedo concentrar en mis estudios. Sigo pensando cuál será el nuevo objetivo (de los aviones). Bien podría ser yo otra vez», dijo a IPS vía telefónica desde Islamabad.
Khan continúa presionando, aunque su querella legal sigue siendo ignorada. El 13 de diciembre presentó una demanda en la estación de policía contra el jefe de la CIA en Islamabad, Jonathan Banks. Su próximo plan es llevar el caso directamente a la justicia contra Banks por los ataques con aviones no tripulados en Pakistán. «Y finalmente», dijo Akbar, «iremos a la Suprema Corte contra el gobierno (pakistaní), exigiendo saber bajo qué autoridad permiten esos ataques y por qué no protege a sus civiles». «He sido contactado por una decena de personas más que quieren ir a Islamabad a presentar una demanda», añadió. «Todos han sido afectados directamente: o han perdido a un miembro de su familia o han quedado mutilados de por vida».
De las 15 familias que conoció, él representa a 12. Aunque tiene esperanza de que se haga justicia, admitió que «esos casos toman mucho tiempo».
I.A. Rehman, de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, también cree que los afectados por los aviones no tripulados serán compensados, aunque considera poco probable que «la CIA sea llevada a la justicia» o que esas ofensivas lleguen a su fin. No obstante, señaló, «la estrategia para su uso debe ser revisada».
Islamabad condenó repetidamente los ataques, señalando que violaban su soberanía. Sin embargo, según uno de los cables diplomáticos filtrados por Wikileaks, el primer ministro Syed Yousaf Raza Gillani le habría dicho en 2008 a la ex embajadora Anne W Patterson: «Protestaremos en la Asamblea Nacional y luego los ignoraremos».