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Conflictos armados, civiles con la peor parte

Fuentes: Prensa Latina

La población civil lleva sobre sus espaldas el mayor peso de la muerte y la destrucción causadas por los conflictos armados, una situación que Naciones Unidas pide atender con urgencia. Asesinatos, secuestros, abusos sexuales, utilización de escudos humanos y el reclutamiento de niños para combatir son algunos de los peligros que enfrentan millones de personas […]

La población civil lleva sobre sus espaldas el mayor peso de la muerte y la destrucción causadas por los conflictos armados, una situación que Naciones Unidas pide atender con urgencia. Asesinatos, secuestros, abusos sexuales, utilización de escudos humanos y el reclutamiento de niños para combatir son algunos de los peligros que enfrentan millones de personas inocentes en escenarios de hostilidades en varios países. El auge del extremismo, con grupos como el Estado Islámico (EI), Al Qaeda, Boko Haram y Al Shabaab, representa una amenaza adicional en muchas zonas de crisis, sobre todo en el Medio Oriente y regiones de África.

La realidad en el terreno resulta sombría, gran número de civiles son masacrados con total desprecio por la vida humana, torturados, mutilados y raptados, mientras la violencia sexual es rampante, advirtió el subsecretario general de la ONU, Jan Eliasson.

En un debate abierto del Consejo de Seguridad, el funcionario reconoció avances en los últimos 40 años en las acciones para proteger a los inocentes en zonas de guerra, aunque resta mucho por hacer.

«Los hospitales deberían ser santuarios en tiempos de guerra. Sin embargo, recientemente hemos visto una escalada de los ataques a los centros de salud», ilustró el 19 de enero en el foro de alto nivel para abordar el tema.

De acuerdo con Eliasson, las estadísticas hablan por sí solas de la tragedia humana en escenarios de conflictos.

En 2014, el 92 por ciento de las personas que murieron o sufrieron heridas por el empleo de armas explosivas en áreas pobladas eran civiles, lamentó.

«Basta, ya es hora de detener esta carnicería», subrayó en el Consejo de Seguridad, donde decenas de intervenciones reclamaron mayores esfuerzos de ese órgano y de la comunidad internacional para prevenir los enfrentamientos armados y encontrarles de manera rápida una salida pacífica, cuando resulte imposible evitarlos.

GRAVES CONFLICTOS

Siria, Yemen, República Centroafricana, Libia, Sudán del Sur, Ucrania, Palestina y la República Democrática del Congo han vivido en los últimos años hostilidades caracterizadas por un denominador común, su devastador impacto en la población civil.

En Siria, la agresión extranjera desatada por occidente y sus aliados árabes, para imponer un cambio de régimen en Damasco, ha costado en casi cinco años más de 250 mil vidas, un millón de heridos y 11 millones de desplazados internos y refugiados, según estimaciones de la ONU.

Aunque el embajador sirio ante la organización, Bashar Jaafari, puso en duda algunas estadísticas sobre la situación en el país levantino, denunció el devastador impacto humanitario del conflicto en las mujeres, los niños y los ancianos.

Jaafari reiteró la necesidad de derrotar al terrorismo sembrado desde el exterior como principal vía para aliviar el sufrimiento de los inocentes y emprender el camino del diálogo de cara a la salida política de la crisis, sin injerencia y con pleno respeto a la soberanía nacional.

Quienes asesinan y masacran a nuestro pueblo no caen en paracaídas, pasan por aeropuertos y alguien los ayuda a cruzar las fronteras. Los mismos que nos acusan y reclaman paz son cómplices de eso, un doble rasero que debe cesar, declaró a Prensa Latina a finales de 2015.

No menos tensa para la población civil es la situación en Yemen, donde Naciones Unidas considera que alrededor del 80 por ciento de sus habitantes necesita algún tipo de ayuda, unas 21 millones de personas.

Los enfrentamientos entre las tropas gubernamentales y los rebeldes chiitas de la tribu huti escalaron a finales de marzo pasado, con el comienzo de bombardeos liderados por Arabia Saudita contra los insurgentes.

La coalición sunita que encabeza Riad es señalada por destruir con sus sistemáticas incursiones aéreas infraestructura civil en el convulso estado de la Península Arábiga.

Particular condena generaron los bombardeos a hospitales y centros de salud operados por la organización Médicos Sin Fronteras en Saada y Taiz, el más reciente de ellos el 10 de enero.

También en República Centroafricana, Libia, Sudán del Sur, Ucrania y la República Democrática del Congo los civiles sufren las mayores consecuencias de las hostilidades, traducidas en miles de muertes y millones de desplazamientos forzados.

Los ataques israelíes del verano de 2014 contra la Franja de Gaza constituyen otro ejemplo del impacto de las guerras en los seres humanos inocentes, afirmó el embajador de Venezuela, Rafael Ramírez, en el Consejo de Seguridad.

El diplomático recordó que esa agresión dejó en 51 días más de mil 500 palestinos muertos, entre ellos unos 500 niños, y medio millón sin hogar.

«Lamentablemente, en muchos de los conflictos armados contemporáneos, la pérdida de vidas civiles sobrepasa con creces la de los combatientes», denunció en el órgano de 15 miembros, presidido en enero por Uruguay.

PREVENCIûN Y RESPETO

El vicecanciller de Uruguay, José Luis Cancela, abogó en Naciones Unidas por una estrategia integral que garantice la protección de los civiles en escenarios de enfrentamientos armados.

En declaraciones a Prensa Latina tras un debate abierto del Consejo de Seguridad sobre el tema, llamó a responder al desafío que representa preservar la vida de las personas inocentes en zonas de guerra a partir de la prevención, la atención a las víctimas y una mayor coordinación de las Operaciones de Paz.

Según dijo, la existencia de mecanismos de alerta temprana resulta clave para evitar crímenes, un criterio defendido de manera recurrente por los participantes en el foro.

También consideramos importante el seguimiento a las víctimas, porque esto ayuda a la rendición de cuentas y a impedir que delitos contra la humanidad queden impunes, apostando por el poder disuasorio, subrayó.

Cancela mencionó además la necesidad de una mayor coordinación entre los países contribuidores de militares y policías a las operaciones de paz, el Consejo de Seguridad y la Secretaría de la ONU, de cara a fortalecer el mandato de protección a civiles de las misiones de cascos azules.

Asimismo, destacó el papel del cumplimiento por los actores de los conflictos de las convenciones de Ginebra y sus protocolos acerca de la protección de personas en escenarios de guerra.

«Creemos que es necesario un estricto cumplimiento de esos instrumentos internacionales, al igual que la facilitación del acceso de ayuda humanitaria a los afectados», insistió.

Por su parte, el Movimiento de Países No Alineados rechazó las continuas muertes de inocentes, los desplazamientos humanos y la pobreza derivadas de las crisis armadas.

A nombre del bloque que reúne a 120 países, el embajador iraní ante la ONU, Gholamali Khoshroo, pidió diferenciar a los civiles de los militares y evitar los ataques a escuelas, hospitales y personal humanitario.

Waldo Mendiluza. Corresponsal de Prensa Latina en Naciones Unidas.

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