El paro de empleados petroleros subcontratados de la Amazonía y nuevas amenazas de huelga en otros territorios del Ecuador denotan hoy la profunda crisis económica que agobia a este país andino. Las medidas de presión asumidas por varios sectores generarán una situación compleja con impredecibles consecuencias económicas, reconoció el Banco Central, lo cual afectará la […]
El paro de empleados petroleros subcontratados de la Amazonía y nuevas amenazas de huelga en otros territorios del Ecuador denotan hoy la profunda crisis económica que agobia a este país andino.
Las medidas de presión asumidas por varios sectores generarán una situación compleja con impredecibles consecuencias económicas, reconoció el Banco Central, lo cual afectará la reducida capacidad de gestión del Gobierno.
La falta de fondos para cubrir las necesidades de las provincias fue admitida ya por el presidente Alfredo Palacio y constituye la principal causa de las protestas de los últimos meses.
Precisamente, el impago de tres meses de sueldos trajo consigo un paro por parte de los trabajadores petroleros subcontratados, que podría desencadenar una explosión social, ante la actitud represiva asumida por la administración del presidente Alfredo Palacio.
Tal situación motivó la toma de cinco campos de crudo y la consecuente interrupción del bombeo de combustible de unos 300 pozos de las provincias de Orellana y Sucumbíos.
La producción de petróleo cayó esta semana en un 73 por ciento y las pérdidas ascienden a más de 15 millones de dólares, según informes difundidos por la empresa estatal Petroecuador.
Con la declaratoria del estado de emergencia en esa zona amazónica y la militarización de las instalaciones de crudo, la extracción de petróleo subió a 145 mil barriles diarios.
Sin embargo, directivos de esta compañía reconocen que durará algún tiempo alcanzar los 200 mil barriles que anteriormente se extraían diariamente.
A esta situación se suma que el Gobierno no ha transferido los fondos prometidos a Orellana, cuya población se levantó en febrero pasado en contra el mandatario y paralizó el traslado de crudo por uno de las tuberías de esa región.
Palacio ha respondido que «frente a un paro no habrá ningún diálogo», pero la posibilidad de que ese territorio y otros como Sucumbíos, Cotopaxi, Chimborazo, Tungurahua, Pastaza y Bolívar se declaren en huelga podría desarmar la estrategia gubernamental.
Los prefectos de esas provincias se quejan de la falta de seriedad del Gobierno y recuerdan que se firmaron acuerdos y actas compromiso, pero hasta ahora no se concreta ninguna.
Los últimos cinco territorios demandan la entrega de un total de 105 millones de dólares para atender sus demandas, desde el año pasado.
Empero, el presupuesto de este 2006, reajustado para evitar una creciente alza de la inflación, que actualmente supera el cinco por ciento anual, no incluye esos reclamos.
Medios políticos de izquierda advierten que con decretos de estado de emergencias y represión, el gobierno no solucionará estos problemas, que son consecuencia de la profundización de la crisis económica y el fracasado modelo neoliberal que ahoga al Ecuador.
Para estas fuentes, la jefatura de Palacio corre peligro, pero los partidos políticos no desean su salida en este año electoral; más bien desean que intente apaciguar estas crisis, a la espera de que llegue un nuevo presidente en enero próximo al Palacio de Gobierno.