Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.
Cosas sorprendentes con firma india. Unas gotas repartidas vigorosamente con un rodillo durante varios minutos en una placa de hierro son suficientes para ocho juegos de huellas dactilares y dos juegos de huellas de manos en cuatro tablas antiguas de doble cara, y son los métodos de la policía india para la toma de huellas dactilares. En cambio la ficha policial se tomó con una cámara digital. Después de eso, se emitió una orden de deportación oficial, que he firmado para acusar recibo. Mi pasaporte permaneció bajo custodia policial hasta que llegué al puesto de seguridad en el aeropuerto, allí me lo devolvieron.
¿Cuál fue mi crimen? Hablar ante un público de 22.000 jóvenes en una conferencia de la Organización Estudiantil Islámica en el estado de Kerala sin tener una visa que autoriza a hablar en público o participar en conferencias. India es tal vez la única «democracia» donde la libertad de expresión de los extranjeros depende de la visa que portan. De hecho, es probablemente el único país que no tiene en absoluto la categoría de visa de visita y que cuenta con uno de los procedimientos de aplicación de visa más complejos, burocráticos e invasivos fuera de Corea del Norte.
Las restricciones del visado no siempre se hacen cumplir. Sin embargo, la variedad de normas y procedimientos («de protección pública») permiten que el aparato de seguridad controle a las personas y los acontecimientos a su discreción sin tener que citar las verdaderas razones de su aplicación. Cada Estado policial aplica con eficacia sus sistemas de control.
En mi caso he usado una visa de turista, ya que visa para la conferencia es un procedimiento verdaderamente oneroso a menos que sea un evento patrocinado por el Estado. De hecho, es el único tipo de participación permitido en alguna conferencia, ya que incluso los grupos privados buscan el patrocinio del Estado con el fin de traer oradores de fuera. En la India actual, sin embargo, el patrocinio estatal es apenas un procedimiento de rutina burocrática.
No debería haber sido de esta manera. Se suponía que la India debía ser el modelo de sociedades de tolerancia multiétnicas, multilingüísticas y multiconfesionales. Y cuando la India era líder del Movimiento de Países No Alineados, equilibrando cuidadosamente sus relaciones entre las grandes potencias y las pequeñas y apoyando a aquéllos que de otra manera podrían ser un simple peón en los asuntos mundiales, esta promesa parecía plausible.
Lamentablemente la India se ha convertido en un particular Raj, elige a sus socios y fomenta la discordia entre los intereses en conflicto como medio de gobierno y control, en las mejores tradiciones de su pasado colonial. Así, por ejemplo, los clérigos conservadores salafistas son bienvenidos cuando asisten a conferencias sobre visas de turistas, mientras que los oradores sobre derechos humanos como David Barsamian, John Esposito, Ridley Yvonne, Langthaler Wilhelm y yo no somos bien recibidos y se nos niega el visado o nos expulsan y procesan a nuestros anfitriones.
El tratamiento salafista es parte de una fórmula maquiavélica tramada por la India con su nuevo aliado, Israel. Los salafistas merecen la libertad de expresión tanto como cualquiera, pero la razón por la cual la India les concede más libertades se debe al asesoramiento de Israel. Israel promueve la islamofobia como parte de su estrategia de demonización de los palestinos y los árabes, la mayoría de los cuales son musulmanes, y la marca salafista del Islam encaja con la agenda de Israel de retratar al Islam como una ideología extremista. Esto aviva las llamas de los grupos hindúes más nacionalistas y extremistas de la India y juega también con los temores de muchos otros grupos no musulmanes. Desde que Pakistán es un enemigo musulmán externo, tal demonización ayuda a unificar a la India no musulmana y aumenta la tolerancia popular de mayor control gubernamental, así como la invasión de las fuerzas de seguridad en materia de derechos civiles y privacidad.
De hecho, la India tiene su propia versión de la Ley Patriota de EE.UU., para poner freno a los derechos de su pueblo. Se llama Ley de Prevención de Actividades Ilegales (UAPA) y mientras que el título es más honesto que «Patriot», también da un poco de miedo. Esto implica que las personas pueden ser arrebatadas de la orilla de la acera, con el pretexto de que tenían la intención de cruzar la calle imprudentemente. No hay necesidad de que la infracción ocurra primero [1]. UAPA es una ilustración del grado en el que los derechos humanos se han marginado en la tierra de M.K. Gandhi y Khan Abdulghaffar.
No es que India carezca de preocupaciones de seguridad reales. La lucha comunal es tan antigua como la propia India y en ocasiones ha llegado al nivel de genocidio, lo que llevó a la secesión de Pakistán en 1947. Sin embargo, una cosa es utilizar la ley para prevenir peleas y otra muy distinta usarla para abrir una brecha entre las comunidades con miras a jugar con ellas para enfrentar unas contra otras.
Un ejemplo de ello es el papel que Israel está jugando. El autoproclamado Estado judío se vende a la India como un aliado valioso con la premisa de que es, a) un líder experimentado y eficaz en la lucha contra el extremismo islamista y el terrorismo, b) un proveedor de armas y de inteligencia de alta tecnología, y c) un medio de acceso al apoyo y la cooperación de los EE.UU. En efecto, Israel está diciendo que ambos Estados tienen amigos y enemigos comunes y que Israel está en condiciones de ofrecer lo que la India necesita.
Parece que la India compra los argumentos de Israel y actualmente es el mayor cliente de sistemas de armas y servicios militares israelíes. No importa que los caros sistemas Iron Dome sean efectivos en menos del 50% de las veces contra los misiles lanzados desde Gaza, que utiliza tecnología del siglo XVI. Como la mayoría de los gobiernos, la India ha sido seducida por la promesa de los sistemas de vigilancia omnisciente y la posibilidad de ganar batallas en lugar de prevenirlas.
Este es obviamente un pacto con el diablo. Fiel a la naturaleza de los mismos, sin embargo, las sorpresas esperan a los incautos. Es instructivo recordar que una vez los agentes israelíes colocaron bombas en sinagogas de Bagdad para alentar la emigración de los judíos iraquíes a Israel. (Funcionó y alentó a los matones iraquíes hacia la violencia, también.)
Desde entonces, Israel ha robado a los EE.UU la tecnología de armas nucleares y de armas de material fisionable y llevó a cabo la operación más masiva de espionaje en la historia de ese país contra su «aliado». Protagonizó numerosos asesinatos y «operaciones encubiertas» fuera de sus fronteras, incluidos los países amigos. Actualmente rodean algunas preguntas sobre el asesinato de turistas israelíes en Bulgaria y el intento de asesinato putativo de diplomáticos israelíes en India. Israel culpó de ambas acciones a Irán sobre la base de pruebas endebles, posiblemente fabricadas en colaboración con sus aliados, los violentos Mujahedin-e-Khalq, grupo de exiliados iraníes.
La India haría bien en ser más circunspecta con amigos como este. Vilipendiar a Irán es una prioridad en la agenda actual de Israel, y supuestamente proporciona «evidencias» y empujó al gobierno indio a ejecutar el caso. El resultado fue la detención del periodista Syed Mohammed Ahmed Kazmi, que dirige un programa de noticias de Asia occidental ofreciendo visiones alternativas de los acontecimientos en la región. Su abierta defensa de mejorar las relaciones con Irán y sus contactos iraníes fueron suficientes para que sea un objetivo de Israel y sospechoso para la India. Después de siete meses de prisión, sin embargo, el gobierno de la India tuvo que dejarle en libertad por falta de pruebas.
Kazmi y yo compartimos el podio en la conferencia de SIO en Kerala y tuve la oportunidad de conversar con él en privado justo antes del evento. Es un hombre valiente, dispuesto a aceptar el riesgo de hablar en público tan pronto salió en libertad, y no parece tener ningún resentimiento. La disidencia pacífica de este tipo es necesario fomentarla en la India, y está bien prestar atención a la advertencia de John F. Kennedy cuando dijo «Los que hacen imposible la revolución pacífica harán inevitable la revolución violenta».
Lamentablemente, Israel considera las revoluciones violentas extranjeras de su interés nacional, en el marco del «divide y vencerás». Sin embargo, se podría pensar que el interés de la India es lo contrario si quiere seguir siendo una nación unificada exitosa con una población muy diversa que busca garantías de que todas las voces se escuchen en un consenso nacional. Además, la India no necesita hacerse los mismos enemigos que Israel. Pueden ser los intereses que Israel necesita, pero, ¿son los mismos para la India?
Mis días en Kerala son una visión inspiradora de lo que es posible. Vi a miles de jóvenes musulmanes de la India cuya misión religiosa y social es beneficiar a toda la humanidad, aliviar los males sociales de los musulmanes y no musulmanes por igual, promover la cooperación entre religiones y crear un paraguas que incluya a todos.
Aunque se trataba de un evento musulmán, muchos de los que asistieron no eran musulmanes y fueron invitados directamente por sus vecinos musulmanes. Me invitaron a que fuera el orador principal, aunque soy musulmán y hablo en general de los derechos humanos y el problema palestino, que no es específicamente musulmán o hindú. Aproximadamente el 40% de los asistentes eran mujeres jóvenes, en una sociedad que no siempre es reconocida por su éxito en la promoción de los derechos de las mujeres.
Estos jóvenes eran políticamente conscientes, comprometidos, bien organizados y motivados. Se supone que la sociedad crea modelos para los jóvenes, pero en este caso son los jóvenes quienes crean un modelo para la sociedad.
Nota
[I] Para un tratamiento ficticio que ilustra el absurdo de esta proposición, ver la película Minority Report (2002).
El doctor Paul Larudee es un defensor de los derechos humanos y uno de los cofundadores del movimiento para romper el asedio de Gaza por mar. Fue expulsado de la India el 31 de diciembre de 2012.
Fuente: http://www.counterpunch.org/2013/01/08/when-did-india-become-part-of-israels-stable/