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«Ecuador en tiempos de cambio»

Fuentes: Alai-amlatina

El pasado 15 de enero, Rafael Correa asumió la presidencia de Ecuador parafraseando el axioma que sostiene: no estamos en «una época de cambios, sino en un cambio de época», como para remarcar la orientación de su gobierno y su promesa de superar «la larga noche neoliberal» para dar paso al «socialismo del siglo XXI». […]

El pasado 15 de enero, Rafael Correa asumió la presidencia de Ecuador parafraseando el axioma que sostiene: no estamos en «una época de cambios, sino en un cambio de época», como para remarcar la orientación de su gobierno y su promesa de superar «la larga noche neoliberal» para dar paso al «socialismo del siglo XXI».

El mandatario ecuatoriano saltó a la escena pública como ministro de Economía en el gobierno de Alfredo Palacio. En los escasos 100 días de gestión (21 abril- 4 agosto 2005) logró proyectarse como nueva figura política cuando en el ambiente corrían vientos a favor de un relevo generacional ante el generalizado descontento con la «partidocracia».

Con el auspicio de Alianza País, que se conformó en torno a su candidatura presidencial, Correa logró capitalizar precisamente el malestar del electorado con la «partidocracia» y la institucionalidad, en general, prometiendo una «revolución ciudadana» para cambiar el sistema político-económico del país vía una asamblea constituyente.

Por razones de campaña, en el segundo turno bajó el tono de estos planteamientos para dar paso a ofertas con impacto en los sectores populares, y disputar así en el propio terreno de su contendiente Álvaro Noboa -la fortuna más grande del país-. Entre otras promesas señaló: la reducción de dos puntos del IVA y de las tarifas eléctricas, microcréditos masivos, la duplicación del Bono de Desarrollo Humano, del bono de vivienda, etc.

En lo que va de su gestión, Rafael Correa ha dado particular atención al cumplimiento de las promesas de campaña, como mecanismo para reforzar el activo político más importante que tiene: la credibilidad. Factor que, justamente, ha sido clave en la confrontación que ha librado con partidos tradicionales, banqueros, medios de comunicación, grupos de poder de Guayaquil, pero también con sectores sociales movilizados, particularmente en contra de las mineras.

«Tenemos suerte», ha señalado en varias oportunidades, luego de que logró revertir un escenario político institucional adverso, particularmente en el Congreso, que parecía amenazar el camino a la constituyente. Camino que finalmente se despejó, sobre todo, por una serie de pasos en falso, abusos y torpezas de la oposición parlamentaria, y la presión y movilización social a favor de la consulta para la asamblea constituyente.

Con el contundente respaldo del 82% del electorado que se pronunció a favor de la constituyente, en la consulta realizada el 15 de abril, la oposición política prácticamente se diluyó. Con el escenario a su disposición, el mandatario ecuatoriano acentuó su línea confrontativa con un aire de triunfalismo que ha dado lugar a excesos verbales.

Es precisamente de los exabruptos que se han valido los sectores opositores para buscar mecanismos de rearticulación por vías no partidistas, contando para ello con un generalizado respaldo de los medios de difusión, que en muchos casos parecen ocupar el espacio dejado por los partidos políticos. De ahí que sus críticas se han centrado en el estilo político del presidente Correa, siendo que, por lo demás, el régimen no ha tomado medidas profundas de cambio a la espera de la realización de la constituyente.

En el plano internacional, el actual gobierno se ha destacado sobre todo por su comprometimiento con la conformación del Banco del Sur, en tanto pieza clave para la integración regional, y la afirmación de una posición soberana en las relaciones con la potencia del Norte, como es el hecho de anticipar que no renovará el acuerdo para la presencia militar estadounidense en la Base de Manta. El acercamiento a los países del ALBA se ha dado con los matices necesarios, como lo indica, por ejemplo, las relaciones fluidas abiertas con Perú y Chile.

El 13 de agosto pasado arrancó la campaña para la elección de constituyentes bajo una nueva normatividad que dificulta las proyecciones en cuanto a posibles resultados, si bien la lista oficialista parecería tener buenas opciones, dependiendo de si Correa logra mantener la credibilidad en alto hasta el 30 de septiembre, día de los comicios; pues no cuenta con una base política y social organizada. Mientras que en la tendencia la apuesta radica en esperar que la dispersión no les pase la factura.

Por la importancia de este proceso, «Ecuador en tiempos de cambio» es el tema de la entrega 423 de la revista «AMERICA LATINA en movimiento» (http://alainet.org/publica/423.html) editada por ALAI