UNOEn el número 98 de Tintají señalaba que en un país como Ecuador en el que el 80 por ciento de la población es pobre, ese sector social sería el que definiría las elecciones nacionales del 15 de octubre como ha ocurrido en comicios anteriores. Teniendo en cuenta que el crecimiento de Rafael Correa se […]
UNO
En el número 98 de Tintají señalaba que en un país como Ecuador en el que el 80 por ciento de la población es pobre, ese sector social sería el que definiría las elecciones nacionales del 15 de octubre como ha ocurrido en comicios anteriores.
Teniendo en cuenta que el crecimiento de Rafael Correa se daba en perjuicio de León Roldós, y que su votación salía de una franja de población que está entre sectores de clase media y media alta, mientras solo un bajo porcentaje provenía de los sectores pobres, parecía evidente que sería muy difícil para Correa llegar a un techo electoral que lo colocara triunfando ampliamente en la primera vuelta electoral.
Los resultados electorales (26.8% Alvaro Noboa, 22.8% Rafael Correa, 17.4% Gilmar Gutiérrez, 14.8% León Roldós, 9.5% Cynthia Viteri, 2.5% Luis Macas) confirman ese análisis y evidencian la mayor interrogante hacia la segunda vuelta electoral: ¿Cómo hará Correa para llegar a los pobres?
En 2002, Lucio Gutiérrez pasó primero a la segunda vuelta, y ganó las elecciones gracias a su alianza con Pachakutik, porque representaba simbólicamente la unidad indígena- militar que se dio en enero de 2000 y porque llegaba a los pobres. Pero lo más importante para ganar las elecciones no fue que su candidatura representara una imagen supuestamente «antisistema», lo fundamental fue que una parte muy importante de los pobres del campo y de la ciudad se vieron representados en él. El 80 por ciento de su votación surgió de los pobres.
DOS
Para Correa el apoyo del movimiento indígena -el mayor y más importante movimiento social del país más allá del resultado electoral-, en este momento no solo representaría simbólicamente en la gente el sustento social que le falta, sino que ayudaría a cambiarle en parte esa imagen de «aniñado» que perciben los habitantes de los barrios pobres de Quito y Guayaquil y de las comunidades indígenas y campesinas.
Aunque parezca que el 2.5 por ciento de la votación de Luis Macas es muy bajo, cuenta más el hecho simbólico de lo que representa ese porcentaje en proyección, en el sentido que esa base social puede ser muy importante como puerta de entrada de Correa a sectores pobres del campo en perspectiva de la segunda vuelta, ya que son bases populares consientes. Gracias a eso, eligen diputados en Zamora Chinchipe, Morona Santiago, Cotopaxi, Bolívar, Chimborazo y Cañar; y hasta el cierre de esta edición de Tintají (miércoles 18 en la tarde) todavía pelean la posibilidad de tener legisladores en Pichincha, Sucumbíos, Orellana y Napo.
Pero la alianza con el movimiento indígena no sería suficiente, es fundamental para Correa atar alianzas con ligas barriales, con grupos cristianos de base más comprometidos, con organizaciones de vendedores ambulantes, que abran la puerta para que Correa pueda entrar en esos sectores. Y con partidos y organizaciones políticas progresistas y de izquierda.
TRES
También es necesario que Correa asuma por lo menos algunos códigos de los sectores pobres para poder comunicarse, dejando de lado su marcada procedencia. Además que se presente ante ellos con propuestas concretas, no con la demagogia de Alvaro Noboa que es una especie de desprecio a esos sectores, sino con propuestas posibles como el aumento del bono solidario, como la implementación de un seguro para discapacitados, vendedores ambulantes, amas de casa que están bajo la línea de pobreza y trabajadoras sexuales, por ejemplo. Además asumir una propuesta similar a la del «Hambre Cero» en Brasil o el «Plan de Emergencia» en Uruguay, que han logrado llevar primero la alimentación fundamental a los pobres. Y también pensar propuestas similares a las misiones que se desarrollan en Venezuela pero pensadas desde Ecuador con mirada y contenido de acuerdo a la idiosincrasia ecuatoriana. Además debe profundizar sus recorridos por los sectores populares, priorizando una comunicación y vinculación más directa, más estrecha para que no lo vean como un personaje lejano.
Hasta ahora Alianza País se integra alrededor de la figura de Rafael Correa, personas que dicen representar a movimientos «ciudadanos» más vinculados con sectores de clase media y media alta, o con fundaciones «sociales» y ONGs. sin capacidad de movilización por temas fundamentales. Pero sobre todo sin capacidad de tender puentes con sectores pobres.
CUATRO
Quienes se sorprenden con la votación de Gilmar Gutiérrez, es porque no entienden su propio país, y todavía no se dieron cuenta que el fenómeno de abril de 2005 fue en su mayoría un acontecimiento protagonizado por la clase media y media alta de Quito, y que en el resto del país Lucio Gutiérrez no solo mantenía cierta simpatía en sectores medios bajos y pobres, sino bases sociales que había logrado construir mediante redes clientelares y su alianza con algunos sectores populares como los indígena evangélicos. Pero además logró mantener en el imaginario de ciertos sectores que él se enfrentó a León Febres Cordero, que las oligarquías le dieron un golpe de Estado, regresó para estar preso, que es un perseguido político, e incluso que no le permitieron ser candidato presidencial en esta ocasión. A todo eso, se suma el desprestigio del gobierno que le sucedió.
Para quienes recorren el Ecuador profundo no es sorpresa el resultado de Gilmar Gutiérrez en todo el país, porque incluso en Azuay tuvo muy buena votación y en Pichincha llega al 10 por ciento. A una parte muy importante de los ecuatorianos y ecuatorianas que votaron por Gutiérrez no les llega la televisión con las creativas publicidades de Correa (música de El Padrino incluida), les llega quien se acerca hasta su pobreza sin miedo, sin tener vergüenza, y se compromete a jugarse junto a ellos.
CINCO
Tal vez lo único que puede llamar la atención, es la votación tan alta de Gutiérrez en provincias como Cotopaxi donde no hizo prácticamente campaña, y ahí surge la duda sobre posibles irregularidades en la votación presidencial en perjuicio de Luis Macas, ya que no cierran las cifras entre su votación y la votación mucho más alta alcanzada para diputados y parlamentario andino. En todo caso, gastando menos de 4.000 dólares en publicidad en la campaña, contra gastos millonarios (500.000 de Gilmar Gutiérrez, 662.400 de Fernando Rosero, 1.100 000 de Cynthia Viteri, 1.236.867 dólares de León Roldós, 1.754.599 de Rafael Correa, 2.475.562 de Álvaro Noboa,100.000 de otros candidatos que están por debajo) y enfrentando diversos problemas internos de Pachakutik, alguno que otro boicot, la candidatura de Macas, a pesar de la baja votación, ha servido estratégicamente para consolidar la unidad de las organizaciones indígenas y su capacidad de movilización hacia futuro. Eso se vio expresado en los grandes actos de campaña en las provincias con población india (8.000 personas en Riobamba, 5.000 dos veces en Guaranda, 6.000 dos veces en Latacunga, 5.000 en el cierre en Quito, multitudes en Cayambe, Orellana, Colta, Loja, Macas, Zamora, Puyo, Saraguro, Azuay), en la votación consiente en varias zonas con población indígena, en la importante votación a nivel de diputados, concejales y consejeros en el país. Todo eso logrado con un candidato propio que ayudó a fortalecer una identidad popular, cultural y de izquierda.
SEIS
Correa se juega una parada muy difícil ante Noboa en la segunda vuelta. Sus primeras reacciones al conocer los resultados que evidenciaban la ingenuidad de pensar que podía ganar en una primera vuelta lo mostraron desencajado, falto de experiencia para enfrentar momentos difíciles. De cara a la segunda vuelta, él y sus asesores cercanos deberían darse un baño de humildad, apostar al juego colectivo abriendo la cancha tocando la pelota con la más amplia diversidad de actores e incluso haciendo algunos cambios, y poniendo en el congelador alguno que otro allegado. Si juegan cuidando el empate pueden terminar perdiendo.
Es hora de conformar un gran Frente Social y Político de apoyo a Rafael Correa y por los cambios que Ecuador necesita urgente.
El problema no es que Correa pierda, y que algunos personajes de sus círculos cercano, mediano o lejano pierdan un futuro trabajo público. El problema es que el país se encuentra en una encrucijada: entre la consolidación de un modelo excluyente en lo económico y autoritario en lo político con Alvaro Noboa -quien además con algunas alianzas puede tener mayoría en el Congreso Nacional- y la posibilidad de comenzar un camino de cambios profundos con un gobierno de Rafael Correa, en el que se sienten las bases para una transformación social, política y económica del país.