El Ecuador es un país con muchas dificultades, pero de todas aquellas de índole social o económica -que ya de por sí son graves-, como la agudización de la pobreza; la lentitud en la rehabilitación del aparato productivo; el escandaloso porcentaje del Presupuesto General del Estado para el pago de la deuda externa que con […]
El Ecuador es un país con muchas dificultades, pero de todas aquellas de índole social o económica -que ya de por sí son graves-, como la agudización de la pobreza; la lentitud en la rehabilitación del aparato productivo; el escandaloso porcentaje del Presupuesto General del Estado para el pago de la deuda externa que con Lucio Gutiérrez bordeaba hasta el 42%, hoy de «apenas» del 35%; ninguna de más complejidad como las dificultades de orden político.
En efecto han sido suficientes estos primeros 100 días del gobierno de transición del Dr. Alfredo Palacio para tener pruebas de que son las propias contradicciones políticas entre la clase dirigente la que lleva irremediablemente al Ecuador y a su golpeada institucionalidad hacia un estado de coma agudo y perpetuo. Estas contradicciones se expresan en la cerrada disputa que mantienen los dos principales partidos políticos (Partido Social Cristiano-PSC, e Izquierda Democrática-ID, en menor medida el PRIAN del bananero Alvaro Noboa ) a los que se acercan los grandes inversores capitalistas por el control de jugosos negocios como las telecomunicaciones, la minería, las concesiones viales, el suministro de electricidad, pero principalmente en la extracción y comercialización de los derivados del petróleo.
Recordemos que el alejamiento temporal de Lucio Gutiérrez de estas dos agrupaciones políticas y su acercamiento a las de Abdalá Bucaram (PRE) y Alvaro Noboa, en procura de su propia sobrevivencia política y control de estos negocios lo llevaron a cometer barbaridades como traición, nepotismo, fraude, falseamiento de la verdad, lo que finalmente precipitó su caída.
Sin embargo la experiencia de pasados derrocamientos de gobiernos que no supieron cumplir con las expectativas de solución a los complejos y graves problemas sociales y económicos de los pueblos del Ecuador, tal parecen que no preocupan, conmueven o enseñan nada a gobernantes como el actual presidente interino Alfredo Palacio. Su discurso de «Refundar la República»; su promesa de hacer del Ecuador «Un país sano y productivo»; apenas si fueron frases que formaban parte de una estrategia de consolidación de su régimen a lo interno del país, mientras con prontitud asistía a cuanto encuentro internacional se le presentaba con sus pares latinoamericanos para consolidar su gobierno.
Palacio ha llevado adelante una política ecléctica de carácter derechista que en muy poco lo diferencia de su ex compañero de formula Lucio Gutiérrez. En primer lugar cedió importantes espacios de su gabinete nombrando ministros a gente muy cercana a la ID, como Oswaldo Molestina, en Comercio Exterior, que tiene en sus manos el poder de negociar las condiciones de la firma del Tratado de Libre Comercio con los EE.UU.; También en la presidencia de la estatal Petroecuador a Carlos Pareja Yanuzzelli ( a quien el Presidente le pidió la renuncia por recomendar la rescisión del contrato con la petrolera Occidental) y en esa misma línea al Ministro de Energía Iván Rodríguez, ambos muy cercanos al PSC.
Los ministros de Economía Rafael Correa (quien renunció a su cargo el 4 de agosto) y de Relaciones Exteriores Antonio Parra gozan de cierta aureola «progresista», ambos son el contrapeso a la tendencia derechista del presidente Alfredo Palacio, pero han limitado sus ejecutorias en el caso de Correa, a negociaciones de compra de bonos con Venezuela por un monto total de US$ 300 millones y de la entrega de los créditos previstos por el Banco Interamericano de Desarrollo y Banco Mundial, que tal parece será muy difícil su entrega a menos que Palacio y su Ministro de Economía actual (que reemplaza a Correa) den un gran paso de avance a políticas de corte neoliberal y Antonio Parra, quien plantea ante un problema tan complejo como el amparo del Estado ecuatoriano a los desplazados por la guerra en Colombia, la posibilidad de crear una visa para los ciudadanos colombianos en transito hacia Ecuador.
Admitamos que se tratan de medidas «diferentes», que intentan plasmar una «cierta autonomía» de la tutela estadounidense que bochornosamente exhibieron tanto el Canciller como el Ministro de Economía de Lucio Gutiérrez. Pero si por este lado actúa de esta manera, en otras como en la cuestión de la rescisión del contrato con la petrolera norteamericana Occidental Exploration and Production Company, el Presidente actúa con una sospechosa y condescendiente demora.
El anuncio del ex Ministro Rafael Correa de llevar el petróleo ecuatoriano a las refinerías venezolanas, terminando con el millonario negocio de poderosos intermediarios que en nombre del Ecuador importaban productos refinados y gas licuado, finalmente presionaron de tal manera que lograron que el Presidente cardiólogo le acepte la renuncia. ¿Esto es hablar de soberanía?
La oferta de Palacio (en medio de la caída de Gutiérrez) de revisar el acuerdo de cesión de la Base Aérea de Manta a los norteamericanos, firmado por el ex canciller Moeller (socialcristiano) sin conocimiento del Congreso y por ello inconstitucional, se fue diluyendo poco a poco a tal punto que paladinamente hoy sostiene que tales acuerdos firmados, su gobierno les respetará irrestrictamente.
De poco sirve a los pobres del Ecuador tener un petróleo con un precio record de US$ 49, la educación y la salud permanecen postergadas, mientras el país corre con los gastos de mantener desplegada una fuerza militar formada por ocho mil soldados ecuatorianos en la frontera con Colombia, que más beneficia al gobierno de Uribe que al pueblo del Ecuador, mientras este mantiene sin ceder su política de fumigaciones que afecta indiscriminadamente los cultivos para alimentación, como las plantaciones de coca de los narcotraficantes y con enfermedades, especialmente a los niños ecuatorianos y colombianos de la frontera común.
Alfredo Palacio, un cardiólogo con muy poca experiencia política se ha ganado así el rechazo, de aquel movimiento que ayudó a derrocar a Lucio Gutiérrez, autodenominado «Forajido», hoy disperso y debilitado que sin embargo de esto ya le está diciendo «un Presidente sin correa (en alusión al ex Ministro de Economía) se le cae el pantalón», también va concentrando, poco a poco, la oposición de las más importantes organizaciones sociales, sindicales y populares.
Este gobierno atraviesa por un período de gran incertidumbre y apenas si se recupera de una auto generada crisis política, al desconocer el presidente Palacio de un plumazo las funciones del vicepresidente Alfredo Serrano que tenía el encargo de procesar miles de propuestas que los ecuatorianos hicieron llegar como propuestas para una posible reforma política. Aparte, debe resignarse a devolver a los trabajadores unos US$ 734 millones en lo que se conoce como Fondos de Reserva, que el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social-IESS, entregaba cada tres años y que Alfredo Palacio proponía se entregue el 50% a los trabajadores y el otro 50% para el usufructo de Administradoras Privadas de Fondos.
De haber prosperado esta propuesta, muy mal recibida por los trabajadores, la crisis habría tomado otros impredecibles caminos. Pero en este tema no está resuelta la mora patronal de más de 16 000 empresas en todo el país, cuyo aporte es el principal componente de este Fondo, que suman unos US$ 16 millones. ¿Qué hará el régimen para evitar una escalada de conflictos laborales?
El gobierno de Alfredo Palacio se debilita paulatinamente por sus erradas como antipopulares iniciativas; por la presencia de conocidos cuadros de los partidos de derecha en puestos claves de la administración del Estado y de sus diputados que bloquearán cualquier iniciativa suya obligándolo a ceder ante sus exigencias.
La rapidez con la que Palacio ha olvidado su discurso de ejercicio de soberanía nacional y democracia para el pueblo que sostuvo cuando estaba cercado y a punto de ser linchado por el pueblo que exigía se vayan todos, muestra con claridad la alternativa que ha escogido para su gobierno. Gobernar para la derecha en estos 15 meses que le restan y sin afectar los intereses y objetivos del imperialismo con respecto al Plan Colombia y TLC. Las protestas callejeras comienzan a tomar cuerpo, el ambiente es de conflicto, vigilancia y expectativa. Lejos está el Ecuador de alcanzar la paz como consecuencia de la existencia de justicia social.