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Universidad Schumacher

Educación para la Transformación

Fuentes: Compás

«… necesitamos una economía más noble que no tenga miedo a discutir sobre el espíritu y la consciencia, el propósito moral y el sentido de la vida, una economía que esté orientada a educar y a elevar a la gente. « E. F. Schumacher La Universidad Schumacher fue fundada en 1991, basada en la convicción […]


«… necesitamos una economía más noble que no tenga miedo a discutir sobre el espíritu y la consciencia, el propósito moral y el sentido de la vida, una economía que esté orientada a educar y a elevar a la gente. «

E. F. Schumacher

La Universidad Schumacher fue fundada en 1991, basada en la convicción de que la visión del mundo, que está dominando a la civilización actual, tiene serias limitaciones, y que una nueva visión es necesaria para la sociedad humana y su relación con la tierra. A través de los estudios interdisciplinarios, la universidad explora los fundamentos de esta nueva visión de mundo. En octubre del 2000, Sophie Style fue una de las estudiantes. En este artículo, ella describe el impacto de los cursos en la universidad y los talleres subsiguientes en los que estuvo involucrada con parteras y curanderos en Chiapas, México.

¿Cómo se vería una educación que no privilegiara el conocimiento Occidental? ¿Cómo puede la educación ayudarnos a entender mejor las raíces de las actuales crisis ecológicas y sociales y a hallar soluciones a largo plazo que sean significativas? A través de dos experiencias de cursos sobre globalización y visiones alternativas, me gustaría explorar los vínculos entre mi experiencia de aprendizaje en la Universidad Schumacher y mi trabajo con parteras y curanderos indígenas en Chiamas, México.

Universidad Schumacher

E.F. Schumacher es mejor conocido por su libro «Small is Beautiful», el título del cual se ha convertido en un amuleto contra todo lo que es deshumanizante en las sociedades industriales. Él buscó desarrollar alternativas positivos en una escala humana, combinando lo espiritual y lo práctica. Llamada en honor a él, e inspirándose en sus valores, la universidad es una de las pocas instituciones del mundo que entreteje el cuestionamiento intelectual, el trabajo compartido, la meditación, visitas de campo y vida comunitaria – todo en el contexto del pensamiento y la vida ecológica. Esto se refleja en el enfoque de los cursos cortos que varían desde la economía ecológica y las cuestiones de desarrollo, hasta explorar los vínculos entre la filosofía, la psicología y ecología, y la emergente visión mundial fundada en las nuevas visiones de la ciencia. Desde 1998, la universidad ha ofrecido un MSc de un año en Ciencia Holística.

La riqueza de los cursos en la Universidad Schumacher viene, en su mayor parte, del diverso rango de nacionalidades y antecedentes de los estudiantes y profesores. En un curso típico, que tiene entre 15 y 25 participantes, diez países distintos pueden estar representados; las edades pueden variar entre 20 a 70, y las profesiones pueden incluir a artistas, trabajadores de salud, activistas, estudiantes universitarios, consultores y hombres y mujeres de negocios. Mientras que más de la mitad viene de Gran Bretaña y los Estados Unidos, los cursos se hacen más accesibles a los que aplican de los países del sur, quienes pueden recibir becas completas. Pareciera que las personas muchas veces van a Schumacher cuando están en un punto crucial de sus vidas, buscando un tiempo de reflexión o inspiración de docentes, que son pensadores claves, escritores y activistas en el movimiento verde.

Devon y Chiapas

Me enteré de la Universidad Schumacher por primera vez en la revista ‘Resurgence’, mientras participaba en un programa de maestría en Estudios de Desarrollo en la Universidad de Manchester. Yo me estaba desilusionando cada vez más a lo largo del curso con el pensamiento convencional de desarrollo, que todavía sigue tan profundamente enraizado en ideas y prácticas coloniales. Mi interés particular, entonces, creció en torno a los movimientos indígenas en México, donde crecí como niña, especialmente los Zapatistas en Chiapas y su lucha por la autonomía. Al enterarme del pensamiento alternativo en estas cuestiones, hallé que muchos de ellos enseñaban, de rato en rato, en la Universidad Schumacher. En particular, tres escritores que me inspiraron mucho todos coincidieron en el curso de octubre del 2000. Ellos eran Wendel Berry, Vandana Shiva y Helena Norberg-Hodge, que estaban viendo el tema de «Comunidad, sostenibilidad y globalización».

Como muchos estudiantes, dejé Schumacher entusiasmada con ideas nuevas y acercamientos frescos para aplicar en mi trabajo. Viajé de regreso a México tres semanas luego del curso, quedándome cuatro meses, donde pasé parte el tiempo trabajando con un grupo de curanderos y parteras tradicionales en Chiapas. Una serie de talleres estaban siendo sostenidas con el grupo, tocando el tema de los impactos de la globalización en sus comunidades. El objetivo era proporcionarles un entendimiento más claro de las instituciones y corporaciones globales que estaban detrás de la apropiación de recursos naturales en sus territorios y, como resultado, la erosión de sus tradiciones culturales. Estos talleres, como los cursos en Schumacher, tenían un fuerte enfoque en cómo los participantes podían hacer una diferencia en sus comunidades locales -en este caso, para ayudar a salvaguardar la biodiversidad y el conocimiento tradicional en Chiapas.

Conectándose a la tierra

Durante la primera semana del curso Schumacher, Wendel Berry -poeta, granjero y filósofo de Kentucky en los EEUU- revivió la importancia de tener una conexión más profunda a nuestro paisaje local, conociendo sus contornos, su historia y plenitud como el resultado de ‘veranear e invernar con la tierra’. Este sentido de pertenecer y tener raíces fue, para muchos de nosotros, participantes urbanizados e itinerantes, más una añoranza que una realidad. Pero con un mejor entendimiento de los procesos que han catalizado la erosión de la vida comunal, como el colonialismo, la centralización y mecanización, nos sentimos más capaces e inspirados a hallar formas de revitalizar nuestras economías, conocimiento y culturas locales. A nivel personal, hallé que mi sentido de conexión a la Tierra se expandía a través de caminar con Wendell y el grupo por la campiña de Devon -y comenzaba a ver la tierra de una nueva forma-.

Durante los talleres en Chiapas, parte del tiempo se dedicaba a escuchar las historias orales de las parteras y los curanderos indígenas que habían viajado hasta casi ocho horas hasta San Cristóbal de las Casas de sus distintas comunidades. Doña Alicia compartió su conocimiento de plantas y animales locales y sus propiedades medicinales para el parto y bebés recién nacidos, conocimiento le que había sido transmitido desde su abuela y madre, ambas también parteras. Don Juan nos contó de rituales celebrados a lo largo del año, que se relacionaban a la cosecha, al agua, al nacimiento y la muerte, y don Arturo explicó las prácticas de conservación intrínsecas a sus culturas. Una vez más, estaba claro que estas personas estaban firmemente enraizadas en sus comunidades y verdaderamente estaban enriquecidos por su herencia.

Entendiendo la biopiratería

Durante la segunda semana en la Universidad Schumacher, Vandana Shiva, una activista y ecologista de la India, recalcó cómo el colonialismo continuó primero como ‘desarrollo’ y ahora como globalización. Ella esquematizó las formas en las que la humanidad, el medio ambiente y la democracia están siendo redefinidos en una economía cada vez más globalizada. Los humanos son vistos como ‘consumidores’ motivados por la avaricia; la biodiversidad se está convirtiendo cada vez más en un artículo de lujo y se está colonizando a través de patentes en formas de vidas y el derecho de las corporaciones de producir lo que quieren donde quieren tiene esta misma implicación. Sin embargo, están creciendo contramovimientos en todos lados. Vandana hizo énfasis en la creciente resistencia internacional a las patentes sobre la vida, y compartió algunas historias de esperanza que hablaban de pequeñas victorias. Una de ellas era el retiro que realizó la Oficina Europea de Patentes de una patente de seis años hecha por W.R. Grace, como resultado de un caso contra ellos iniciado por la gente de la campaña de Green Party con Vandana. La compañía había declarado que inventó las propiedades fungicidas del árbol Neem, que había sido usado durante siglos por los pueblos de la India.

Una cuestión clave para las parteras y los curanderos tradicionales, con su riqueza de conocimiento sobre las propiedades medicinales de la flora y fauna local, es el patentado de este conocimiento y de estas formas de vida por empresas farmacéuticas occidentales. Dado que Chiapas es una de las regiones con mayor biodiversidad en el mundo, la amenaza de la biopiratería está creciendo a medida que gigantes genéticos como Monsanto, Syngenta, Glaxo y otros arrasan el globo en busca de ‘oro verde’. Muchas comunidades indígenas en las tierras altas de Chiapas ya han sido forzados a enfrentarse a la cuestión de patentes sobre la vida como el resultado de un proyecto de 2.5 millones de libras, ‘Descubrimiento de drogas y biodiversidad entre los Maya de México’. Los investigadores que trabajaban en la región redactaron tratos con casi cincuenta comunidades, pero, en muchos casos, con reportes de soborno e información falsa o engañosa sobre las condiciones del acuerdo. En este contexto, uno de los enfoques importantes de nuestro taller era clarificar y explicar conceptos tales como ‘genes’, ‘biotecnología’, ‘patentes ‘ y otras palabras usadas por gente de afuera, que se aprovechan de la falta de conocimientos sobre estas causas por poblaciones indígenas. Tal conocimiento podría proporcionarles una posición más fuerte para oponerse de forma colectiva a proyectos similares en el futuro, si es que decidieran hacer esto. (foto. Schumacher vandana Shiva ) Vandana Shiva

Intercambio intercultural

La tercera y última semana del curso en Devon fue dirigida por Helena Norberg-Hodge, activista y lingüista sueca que tuvo la experiencia única de ver por sí misma los impactos de más de 25 años de desarrollo y turismo en la cultura Ladakh, del norte de la India, un pueblo que alguna vez era autodependiente. El enfoque en esta semana era tratar sobre los efectos psicológicos más profundos de la globalización, que ella describe como la ‘monocultura de la mente’. El antídoto más fuerte a este colonialismo interno, argumentó ella, es una educación holística, interdisciplinaria, tal y como se lleva a cabo en la Universidad Schumacher. A lo largo de estas tres semanas en Schumacher, tomamos en cuenta cuestiones como economía, ciencia, filosofía, ecología y psicología, poesía y arte. Pasamos tiempo en la naturaleza explorando distintos ecosistemas. Meditamos en pequeños grupos, también cocinamos e hicimos la limpieza juntos. Todos nosotros, estudiantes y maestros de once países distintos, profundizamos nuestra comprensión de nosotros mismos, de cuestiones actuales comunes a todos nosotros y de la diversidad de acercamientos que representábamos.

Este rico intercambio intercultural también estuvo presente durante nuestras reuniones en Chiapas. Éstas incluyeron chiapanecos indígenas, mestizos mexicanos y activistas norteamericanos y europeos. A medida que cada uno de nosotros compartía historias de resistencia, ya sea en contra de diques, cultivos modificados genéticamente, la Organización Mundial del Comercio o grandes terratenientes. Yo tuve la fuerte impresión de que estábamos redefiniendo la idea de ‘desarrollo’. Ya no es un proceso unilateral entre aquellas personas que tienen y entre aquellas que no tienen, o entre quienes saben y quienes no saben. En vez de ello, es un viaje común entre personas tanto del norte como del sur en los que todos y cada uno de nosotros nos podemos librar del legado del colonialismo. Helena describe esto como un proceso de ‘contra-desarrollo’, en el que el pueblo tiene los medios de realizar decisiones plenamente informadas sobre su propio futuro. Parte de esto implica corregir las imágenes incompletas y utópicas del sistema industrial que está impulsando al mundo hacia la descomposición social y ecológica. El contra-desarrollo también trata sobre compartir la diversidad de prácticas locales y cosmovisiones que refuerzan y revitalizan la diversidad cultural y biológica.

Respuestas y nuevas preguntas

Las dos experiencias en Devon y Chiapas, aunque muy distintas la una de la otra, me estimularon a comenzar a pensar más sobre la forma de entornos de aprendizaje que creamos, particularmente a reflexionar sobre si éstos pueden ir más allá de los sistemas de conocimientos occidentales. Los talleres en Chiapas, por ejemplo, me hicieron formular una pregunta específica: «cómo podemos explorar conceptos únicos a la visión de mundo científica occidental, como genes, ADN e ingeniería genética, con amigos de culturas no occidentales, sin, en el proceso, validar esta visión de mundo dominante como ‘la verdad’, devaluando, de esta forma, otros sistemas de conocimiento? Como Jordi Pigem, que enseña filosofía en la Universidad Schumacher lo plantea: «los genes nunca han sido descubiertos; ellos fueron inventados por una visión extremadamente reduccionista y descontextualizada de la vida. Una vez que adquieres esa visión, los organismos están listos para ser convertidos en objetos de venta y manipulados con ingeniería, haciendo que desaparezca toda la reverencia que se tiene para la vida. En una futura sociedad más sana, la gente se reirá del concepto que muchos de nuestros contemporáneos no veían a la vida más que como ‘genes’.»

La Universidad Shumacher es un ejemplo único de un centro educativo que está tratando de avanzar hacia un acercamiento más holístico del aprendizaje, uno que es más pluralista y contextual, más abierto a lo intuitivo, a lo espiritual y lo local. Asimismo, es un lugar que trata de comprometer a los estudiantes en tratar de entender las raíces de las crisis ecológicas y sociales actuales. Cada curso de la universidad involucra al menos una sesión sobre las ideas filosóficas que surgieron durante la Revolución Científica que hayan llevado a nuestra visión que es muy mecanicista y reduccionista. Esta perspectiva parece ser fundamental si es que vamos a hallar soluciones significativas de largo plazo a las crisis actuales. Parte de este proceso seguramente implica un cambio más profundo en los valores, acercándose hacia un sentido de lo sagrado e integral, hacia la realización de la interconexión e interdependencia de toda la vida. Si una visión de mundo ecológica se halla en el centro de la educación, no solamente como un accesorio agregado a último momento, entonces podemos acercarnos hacia un entorno de aprendizaje que efectúe más transformaciones y sea más culturalmente diverso.