Los Estados Unidos de América se han instalado militarmente en un club social elitista donde la clase alta de Haití, junto con algunos extranjeros, jugaba al golf antes de que el terremoto que asoló la isla caribeña destruyera sus muros. Durante los primeros días de la ocupación del campo de golf y sus instalaciones el […]
Los Estados Unidos de América se han instalado militarmente en un club social elitista donde la clase alta de Haití, junto con algunos extranjeros, jugaba al golf antes de que el terremoto que asoló la isla caribeña destruyera sus muros.
Durante los primeros días de la ocupación del campo de golf y sus instalaciones el ejército estadounidense repartio algo de comida y agua a alguno de los haitianos que ahí se encontraban, pero ahora según comenta el oficial al mando, Jeff Zabala, se encuentran protegiendo el campo de golf y sus instalaciones para impedir que los haitianos se acerquen.
Mientras tanto se puede ver cada vez una mayor cantidad maquinaria de guerra.
Son ya 14.000 soldados los que el gobierno de Barack Obama ha enviado a Haití con la justificación de ayudar a su reconstrucción, pero con acciones como esta los haitianos, que se empiezan a manifestar por la renuncia de Rene Preval y la vuelta del presidente Aristide, víctima de un golpe de estado apoyado por los EEUU en el 2004, comienzan a dudar del verdadero objetivo por el que las tropas norteamericanas se encuentran en Haití.
Varios gobiernos del mundo como Cuba, Venezuela, Francia, Brasil, Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Ecuador entre otros han protestado formalmente por este despliegue militar.
Este incremento de soldados estadounidenses que no están ayudando ni a la reconstrucción del país ni a la población afectada por el terremoto se da cuando el director del Buró de Minas de Haití, Dieusel Anglade, afirmó que es muy posible que haya una gran reserva de petróleo debajo de suelo haitiano.