De 1.300.000 personas que se quedaron sin casa tras el terremoto, más de la mitad requiere todavía un lugar para vivir. En Puerto Príncipe ya se puede circular, aunque con dificultad. El plan «Dinero por trabajo» del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que ha contratado a 70.610 haitianos para que remuevan […]
De 1.300.000 personas que se quedaron sin casa tras el terremoto, más de la mitad requiere todavía un lugar para vivir.
En Puerto Príncipe ya se puede circular, aunque con dificultad. El plan «Dinero por trabajo» del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que ha contratado a 70.610 haitianos para que remuevan los escombros tras el terremoto de 7,3 grados que azotó el país, ha ayudado a que las calles queden despejadas.
Este proyecto, que en total requiere una inversión de 80’2 millones de dólares, fluye, a la vez que las personas reciben un sueldo de cinco dólares diarios por seis horas laboradas. El 40% de los trabajadores es integrado por mujeres.
Sin embargo, existe ahora una prioridad para el país, que se ha convertido en un desafío, y es brindarles un techo a los haitianos.
Especialistas que coordinan la ayuda humanitaria a la nación caribeña confirman a El Telégrafo que la falta de vivienda es un grave problema. El 60% de 1.300.000 personas que se quedó sin casas tras el sismo del 12 de enero, no tienen todavía un lugar para refugiarse, según las Naciones Unidas. Las agencias humanitarias están por ello a la expectativa de los resultados de la reunión de donantes que se realizará en Nueva York, el próximo 31 de marzo.
Pablo Ruiz, especialista en prevención y recuperación de crisis para América Latina y Caribe de las Naciones Unidas, explica desde Panamá que para reconstruir Haití se necesitarán aproximadamente 11.500 millones de dólares, cifra que se prevé sea presentada en el encuentro de donantes en Estados Unidos. «Es el coste de una reconstrucción de una magnitud impresionante. El desastre de Haití es sin precedentes», añade.
El representante de la ONU señala que en cuestiones humanitarias se han dado algunos progresos importantes, como en la distribución de agua o alimentos, pero aún hay un «trabajo enorme por hacer».
En estos momentos, el desafío más importante para el organismo es la entrega de tiendas para los damnificados. El objetivo para cubrir esta emergencia -recalca- es que a finales de abril, mes que marca la llegada de las lluvias, «el ciento por ciento» de las personas tengan un lugar donde albergarse.
Sin embargo, Ruiz explica hasta dónde podrá llegar la ayuda. La meta es poder conseguir que 120 mil familias -que son aproximadamente más de 400.000 personas- puedan acceder a alguna vivienda temporal mejorada, es decir que tenga estructura reforzada.
«No hay capacidad en estos momentos de llegar más allá del objetivo», precisa. El resto estaría viviendo en casas de acogida, familiares o en tiendas de campaña.
Desde Puerto Príncipe, Jean-Pierre Taschereau, coordinador de respuesta y de los proyectos de albergue de la Cruz Roja Internacional, recalca que la situación actual de Haití es difícil, no solo por la llegada de lluvias sino por la temporada de huracanes (junio a noviembre) que se avecina.
Taschereau coincide con Ruiz en que la primera fase, que consiste en que los damnificados reciban agua y comida, asistencia médica y una infraestructura para los hospitales, está encaminada.
Según las últimas cifras de la Cruz Roja, profesionales del organismo han atendido en cuidados de salud básica a más de 20.000 personas, mientras que más de 14.000 han sido vacunadas. Además, más de 320.000 personas han recibido agua potable.
El representante de la Cruz Roja resalta que Haití se encuentra en una carrera contra el tiempo. La prioridad es la distribución de albergues más resistentes a las lluvias y al viento, entonces se debe distribuir material, como toldos de plásticos y kits para mejorar los albergues temporales y carpas. Pero esto es solo una parte.
También cuando se montan muchos albergues -detalla el especialista de la Cruz Roja- éstos deben ser acompañados por un buen sistema de tratamientos de aguas usadas y saneamiento, porque caso contrario los campos se llenan de aguas grises y se podría generar un problema de salud pública.
Sin embargo, según un comunicado de Intermón Oxfam (Oxford Commitee for Famine Relief ) organización internacional de promoción del desarrollo y lucha contra la hambruna, la reconstrucción de Haití no debe limitarse a las infraestructuras y las construcciones. La Organización No Gubernamental (ONG) resaltó que la reconstrucción del empobrecido país caribeño debe contribuir a erradicar las desigualdades sociales que ya existían antes del terremoto, que dejó 222.570 fallecidos.
De acuerdo con datos suministrados por la ONG, el 80% de la población total haitiana (10.033.000 habitantes) vive con menos de dos dólares al día, mientras que cerca del 60% de la población está desnutrida y uno de cada cuatro menores presenta problemas en su desarrollo debido a este hecho.