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Juicio contra Jens Ammaser

El abofeteador ejemplar

Fuentes: Junge Welt

Hace unas semanas alguien, se llama Jens Ammaser, le dio al canciller alemán Schröder una bofetada en pleno público, en una conferencia de elecciones. Ahora a Jens Ammaser le someten a un juicio y fue el juez que se negó hacerlo en forma de juicio sumario para darle más tiempo para preparar su defensa. ¿Quién es Jens Ammaser y qué pasó?

Traducido para Rebelión por Matthias Apitz
Jens Ammaser hizo lo que a miles también les hubiera gustado hacer, pero que no se atrevieron a realizarlo. Le dio un bofetón al canciller Schröder, en señal de protesta contra el paro y porque Schröder es responsable por esto. Ammaser le tiene a Schröder por «el más miserable, más ineficaz y más ignorante canciller que jamás hemos tenido». No existe terreno en el que el gobierno de Schröder no hubiera hecho más tonterías que el último gobierno. Empieza ya con el hecho que Schröder fue elegido por su promesa de reducir el sinnúmero de los que están en paro por medio millón en la misma legislatura. Ammaser lo había tomado en serio y dice: Esto es la culpa histórica de Gerhard Schröder, llegar al cargo con promesas, pero no cumplirlas.

No se puede negarle a Ammaser una cierta ingenuidad, ya que dice la experiencia que las promesas de elecciones sólo sirven para que nadie del gobierno más tarde se acuerde de ellas. Sin embargo, es parte del ritual democrático, tomar en serio este juego. Nadie se presenta diciendo: ¡Oíd!, en realidad lo que os contamos son tonterías y cuando estemos en el poder haremos de todas maneras lo que nos de la gana, pero, sin embargo, participar en las elecciones es vuestra sagrada obligación. Si alguien lo dijese, lo declararían loco. El ‘Spiegel’ (una revista política semanal alemana), que compró los derechos exclusivos de entrevistar por primera vez a Ammaser, hace exactamente ésto. La indicación de Ammaser, quien dice que estaba decepcionado porque Schröder no había cumplido su promesa de elección, la entrevista comenta así: «Él recuerda casi cada palabra de Schröder y espera que las cumpla.» Esto es asombroso, porque así el ‘Spiegel’ se burla de la costumbre democrática. Lo que dice de veras es: ¿Cómo se puede ser tan tonto y creer las sandeces de Schröder? Lo que mueve al ‘Spiegel’ es presentar a Ammaser como un psicópata. Pero, él es lo contrario, es un buen mozo democrático, un tipo del catálogo de modelo para «valiente democracia llena de vida», en el sentido que tenía la frase antes de que los palabreros la convirtieron en un cuerpo hueco.

Ammaser tiene un currículum vitae perfecto. Estudió Germanística, Historia y Matemática, pero no obtiene, después de haber completado su periodo de práctica de profesorado, un puesto de trabajo fijo. Cuando otros, que hoy en día ocupan puestecitos en el gobierno, ya se acomodaban en la, por entonces todavía intacta, hamaca social, Ammaser intenta hacerse buen miembro de la sociedad. Cuida a madres cuyos niños están ingresados en clínicas de alergia, después de la ‘Wende’ (el traductor: ‘Wende’ es una palabra alemana, significa ‘cambio’ y se usa para nombrar la anexión de la RDA por Alemania) da clases para los funcionarios de la antigua RDA, toma clases él mismo para cambiar de profesión, pero siempre acaba en el paro. Finalmente, en 1995 se da cuenta de que todos sus molestias están en vano. Se retira al campo, vende su coche y economiza sus necesidades. Sus ilusiones en cuanto a su valor para la sociedad han desaparecido, lo que no ha desaparecido es su indignación por las condiciones, una indignación que no todos son capaces de tragar ‘razonable’ y ‘racionalmente’. Y ésto es lo tenebroso. Con ésto la prensa no puede apañarse.

Schröder recibe su bofetón, porque él, siendo el canciller, es responsable por la situación y porque finge que viviríamos en el mundo más bueno de todos los mundos. Por ello, lo más normal es dar esa bofetada, y no aguantar como una oveja el lío en que nos ha metido la política roja-verde (el traductor: ‘rojo’ es sinónimo para el partido social-democrático, ‘verde’ para los ecologistas, ambos forman el gobierno actual de Schröder en Alemania). Como todo esto queda tan claro, Ammaser debe ser desacreditado. Para ‘Bild’ (el traductor: periódico sensacionalista alemán) él es un ‘tipo raro’, porque: «No fuma, no bebe alcohol, raras veces come carne», atributos con los cuales los lectores de ‘Bild’ no deberían de estar a gusto. Para la profesional esposa de canciller, la señora Schröder-Köpf, todo esto no es lo suficiente, para ella ese tipo está ‘perturbado’. ¿Está perturbado alguien que se siente como ciudadano y actúa como tal, o alguien que, como un fantasma de bulimia, presenta en ‘Bild am Sonntag’ (el traductor: ‘Bild’ semanal de los domingos) el plan de dieta de su marido y canciller alemán? Una pregunta, lo admitimos, que no es tan difícil para responder.